5. ➷ ❝25 Nᴏᴄʜᴇs❞
❝25 Nᴏᴄʜᴇs❞ –
MYA / Abraham Mateo.
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Pᴀʀᴇᴊᴀ: Waldore.
Dᴇᴅɪᴄᴀᴅᴏ ᴀ: SOFIA33v
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☆ Aclaración: Pareja LGBT+, si no te gusta no leas, pero por favor respeto ★
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P̺or los blancos pasillos de la Academia se escuchaban las risas de los estudiantes, quienes disfrutaban del drama que estaba haciendo Walter Maximoff al negarse a soltar a su novio, incluso si eso significaba que estaba siendo arrastrado por el camino mientras le abrazaba.
— Wal, sabes que...
— No quiero.
Theodore Danvers suspiró ruidosamente, continuando su caminata sin problema aunque llevara el peso del joven mutante y de su equipaje en la mano.
El rubio siempre había sido más fuerte por su sangre Kree y estaba haciendo uso de ello mientras fingía estar irritado con él, aunque sus pensamientos lo traicionaran, como Walter bien podía percibir; le parecía un poco tierna su forma de reaccionar ante la situación, claro que eso no quitaba el hecho de que tenía que irse.
El mayor de los Maximoff se negaba a escuchar cualquier otro pensamiento que no fuera el de su novio, intentando buscar el momento en el que su determinación por abandonar la instalación se esfumara y cambiara por quedarse con él.
Sin embargo, cuando las mentes eran de conocidos era inevitable para el castaño captar sus pensamientos y gruñó inconscientemente al comprender que Francis Barton y su prima, Luna Maximoff, estaban allí, divirtiéndose con su sufrimiento.
— ¿Por qué no lo metes en tu maleta? —iba diciendo Luna a Theo, antes de detenerse en el final del pasillo, junto a la puerta de cristal que daba al jardín—. Estoy segura de que él se haría pequeño sólo para ir contigo.
— Puedo pedirle a Henry que me encoja, sólo dame unos minutos —apoyó Walter, sabiendo que el más alto se reiría y por supuesto sintió la vibración de su pecho al estarlo abrazando, pero no escuchó el sonido porque el rubio lo reprimió todo lo que pudo.
— A mamá no le haría gracia que te encuentre de polizón en la nave, Wal. Además tú no rompes las reglas, no si puedes evitarlo.
— Por ti, estoy dispuesto a saltarme cualquier ley.
Luna exclamó enternecida por sus palabras, mientras Francis se burlaba entre sus pensamientos, sabiendo que sólo Walter lo escucharía. Lo ignoró mientras intentaba converse a Theo de quedarse, quizás fue su error no prestarle más atención a lo que tramaba el joven arquero.
— Hola, Capitana Danvers —escuchó que saludaba Barton, haciendo al joven Maximoff saltar del susto lejos de su novio.
Balbuceó torpemente que no estaba haciendo nada, hasta que se dio cuenta que el peliblanco reía cruelmente de su propia broma.
Se hubiera lanzado sobre él, puesto que sabía lo nervioso que se volvía con la presencia de Carol, pero allí estaba Theo, acercándose a Walter con rapidez para besarle la mejilla.
— Voy a volver, Wal. Te quiero, pero ya voy tarde y mamá se enojara.
El rubio prácticamente salió corriendo hacia la puerta, sin darle tiempo al mutante de volver a apresarlo entre sus brazos.
Lo hubiera seguido a través del jardín hasta llegar al hangar, pero Luna se interpuso en el camino bloqueando la puerta y lo distrajo también la risa de Francis, por lo que se llevó su atención y su disgusto.
— ¿Tú qué? Ni siquiera te agrada Theo.
— Esto va directo a la Red —comentó el peliblanco, señalando su teléfono.
El joven Barton se encogió de hombros y antes de que Walter intentara quitárselo con sus poderes, Luna se llevó al muchacho con súper velocidad, dejándolo solo y maldiciéndolo entre dientes por el vídeo con el que lo iban a molestar por un tiempo.
— Eres tan lindo, hermano.
Saltó del susto mientras se daba la vuelta en dirección a la voz, no había notado en el lado contrario del pasillo a su hermana menor, Altaír Maximoff, que lo miraba con su sonrisa aniñada habitual y a Rosalie Lokisdottir con su aire travieso de siempre.
— ¿Desde hace cuánto están allí?
— El suficiente para saber que eres súper exagerado —aseguró la azabache, ganándose la risita de Altaír.
Walter se dio la vuelta, ignorando a la asgardiana, no estaba de humor para enfrentarse con la amiga de su hermanita, además observó por la puerta de cristal el momento preciso en que, a lo lejos, la nave de los Danvers salía del hangar, se elevaba por el aire y se iba al espacio, llevándose a su novio por un tiempo indefinido.
Le fue inevitable hacer un mohín triste, aunque eso divirtiera a Rosalie a sus espaldas.
No debía sorprenderle que hubiera aceptado ir a la misión con su madre, de por si Theodore no era como los demás en la Academia y tenía otras responsabilidades antes de venir a la tierra, cosas que cumplía junto a la Capitana Marvel en el espacio, pero le dolía mucho cada vez que se iba, aunque le prometiera volver en cuanto todo terminara, esa vez ni siquiera le había besado como debía ser para despedirse.
— Sobrevivirás —comentó Altaír, riendo de forma infantil detrás de él—. Serán sólo unos días.
El mayor tardo un momento en comprender que no era uno de sus comentarios positivos, era una afirmación sin dudas, pero cuando se volvió ambas chicas ya se alejaban por el pasillo riendo por alguna broma privada y no pudo preguntarle a su hermana si había tenido alguna de sus visiones del futuro.
Aunque sospechaba que no le diría nada sin importar que le insistiera, desde que se juntaba con la hija de Loki, Altaír era más cuidadosa con lo que decía del futuro, sin dejar de lado su despiste ni su aire infantil.
Suspiró, derrotado, tenía que encontrar algo con lo que distraerse para no pensar en la ausencia de su pareja.
L̺os primeros días habían sido sorpresivamente fáciles, pero como el tiempo avanzada su impaciencia crecía, y no, no era que pasaran todo el rato uno con el otro, ambos tenían horarios diferentes en las clases y entrenamientos, pero hacían los deberes, repasaban lo visto en clases y estaban parte de las horas libres juntos, por ello le era difícil ignorar que Theo no estaba allí.
Se mantuvo entretenido para no pensar en el tiempo que pasaba sin ninguna señal de que Theo volvería. Además sus compañeros, aunque les era difícil entender su situación, no lo dejaron tan abandonado como hubiera esperado.
Inicio por concentrarse en sus clases, mejorado incluso en varios de los idiomas que enseñaban en la Academia, terminando por comprender alemán casi sin esforzarse, todo gracias a Zelig Wagner y Adam McCoy con los que podía mantener una conversación sin problemas.
Y por pasar tiempo con los mutantes, acabó de alguna forma en la cocina de la Academia haciendo postres junto a una Laura Logan dispuesta a enseñarlo a cocinar y a un William Wilson que no paraba de robar los dulces que hacían.
— Es tierno que aprendas esto —comentaba el moreno, mientras Walter decoraba un par de cupcakes como si fuera un experto—. Así le regalas a Theo un picnic con postes.
— Will —llamó Laura, amenazando a su novio con un tenedor—, deja de comerte las galletas.
— Pero estoy aquí sentado ¿Cómo voy a llegar hasta la encimera del otro lado, Lau?
Walter se volvió a mirar la bandeja de galletas de chocolate que se enfriaban al otro lado de donde los tres estaban, justo en el momento en que una mano tanteaba la superficie un poco lejos de su objetivo dulce.
Laura no espero ni un segundo para clavar el tenedor en la mano intrusa, sacándole un grito a Connor Wilson antes de disimular apoyándose sobre la encimera que lo oculto, tomar una galleta con la mano sana y sonreírle a la chica que le gruñía sonoramente.
— ¿Cómo estás, Lobita? ¿Todo bien?
— Eres hombre muerto, Connor.
El hijo de Deadpool retrocedió con habilidad al zarpazo que la joven Logan le dio y simplemente huyó con la mano llena de galletas y el tenedor aún clavado.
Ambos terminaron persiguiéndose por toda la cocina, derrumbando cosas que eran salvadas por los poderes de Walter, incluso ayudó a que Will no terminara en el suelo tras ser empujado por Connor, pero no vio el tazón de harina y el glaseado de los cupcakes que volaron por el aire hasta que le cayó encima.
Los dos revoltosos ni se enteraron de nada, salieron de la cocina demasiado concentrados en ellos como para notar algo más. Walter por su parte quedo completamente de blanco y verde escuchando una risita bastante conocida.
— Ustedes no nos vieron aquí —comentó Aria Parker, tomando la bandeja de cupcakes junto a Altaír, quien simplemente le sonrió.
Rosalie tomó una foto de Walter con su celular antes de ayudar a las otras dos menores y desaparecer por la puerta como si nada hubiera pasado.
Walter maldijo entre dientes, todas sus desgracias terminaban de alguna forma subidas a la Red y él sólo quería olvidar cuanto extrañaba a su novio.
— Te queda bien el blanco y el verde —comentó William, intentando subirle un poco el ánimo, claro que eso no le hacía olvidarse de su situación o de que se estaba volviendo inevitablemente una víctima del tiempo.
En ese instante lo que necesitaba era un baño, buscar algo más con lo que entretenerse y no recordar nunca más ese desastre.
Q̺uince días, habían pasado apenas quince días y para el castaño parecía que la misión de su novio nunca terminaría.
Después de su catástrofe en la cocina intentó alejarse de las cosas domésticas, en las que era terriblemente malo, y prefirió pasar a algo con más esfuerzo como lo era entrenar con sus poderes y practicar un par de combates mano a mano, aunque luchar contra Jeanine Barnes y Margaret Rogers no resultó tan bien como esperaba.
En resumen, termino adolorido en el suelo del salón de enteramientos mientras las chicas intentaban subirle el ánimo, Jeanine más amable que Maggy obviamente. Era algo que tampoco quería recordar demasiado, pero al menos en esa ocasión nadie lo había grabado, ni subido a la Red.
Sin saber que más hacer, el mayor de los Maximoff dio vueltas en su cuarto compartido, sin tener ni una sola idea más que arreglar su usualmente desastroso lado de la habitación.
Era un tanto desordenado, tenía que admitirlo, encontró zapatos en el armario, una camiseta bajo la cama y hasta unas fotos de cuando recién iniciaba su relación con el rubio.
Sintió un nudo en la garganta al tener la fotografía en la mano, quería tenerlo junto a él, saber que todo estaba bien para no sentirse tan inquieto.
— ¡Oh por las telarañas!
Walter saltó del susto. No había escuchado la puerta abrirse, pero allí estaba su compañero de habitación, quien le sonrió apenado por haberlo sobresaltado.
— Arreglaste la habitación.
— Que gracioso, Drew.
Jeffrey Drew se disculpó otra vez mientras iba al armario que le pertenecía para cambiarse la ropa de entrenamiento.
Walter en tanto, se dejó caer en su cama, sin importarle que la desordenara después de haberla tendido, se hizo un ovillo abrazándose a su almohada y a la foto de él y Theo. Estaba oficialmente deprimido.
— De verdad lo extrañas ¿Eh? —inquirió Jeff, una vez ya arreglado. Walter sólo gruño como respuesta, ni siquiera quería despegar la cara de la almohada—. Es tierno, un poco preocupante, pero tierno que lo aprecies tanto. ¿Quieres hacer algo? No sé, lo que te haga sentir mejor. No me gusta verte así.
— Gracias, pero ¿No tienes una cita a la cual ir?
— No es una cita. —Walter apenas le miró, y el muchacho de cabello oscuro le sonrió apenado, a veces la gente olvidaba que podía leer pensamientos—. No le digas nada a Michael, por favor.
El Maximoff rio un poco, y aunque le costó convencer a Jeff de que estaría bien en un rato, finalmente lo dejó solo con el sentimiento de inquietud que tanto había intentado no tener.
Lo cierto era que si podía estar sin Theo, lo extrañaba aunque entendía porque se había ido, su verdadero problema era que no sabía cómo estaba. Walter no podía estar bien sin saber lo que le ocurría durante su misión y no tenía forma alguna de llamarlo por la distancia.
En ese instante en el que se imaginaba miles de situaciones peligrosas para su chico, sólo podía disgustarse consigo mismo por haberse enamorado de alguien que pasaba parte de su tiempo en el lejano espacio.
Se sentó en la cama de golpe, pensar negativo no le ayudaría en nada. Como el propio Danvers siempre le recordaba; era mejor concentrarse en lo positivo, aunque en ese momento el castaño no veía nada positivo en la situación.
Para callar sus propias ideas, tomó los audífonos abandonados en su escritorio tras dejar la foto en el cajón.
Nada le ayudaba a no desear a Theo junto a él, pero si la música lo hacía perder la cuenta de los días, tenía que intentarlo, tenía que imaginar que todo acabaría tarde o temprano.
Y suplicaba para que fuera temprano.
F̺inalmente había perdido la cuenta de los días, tal vez ya llevaba veinte o más, no tenía idea.
Habiendo acabado con las ideas de distracción, y con todas las tareas de una semana más rápido de lo que le hubiera gustado, optó por empezar a leer todo tipo de libros que se encontraban en la biblioteca, aunque él no fuera muy amante de la lectura al principio.
Se instaló en uno de los sofás de la sala de descanso de la Academia, con los audífonos puestos y leyendo un libro para matar el tiempo, irónicamente le había empezado a gustar la literatura tras acabar un libro tras otro. Además concentrarse en eso le hacía no prestar atención a las parejas felices de los demás estudiantes, que únicamente lo hacían sentirse más solo y más preocupado.
Alguien le quitó uno de los audífonos sin aviso, interrumpiendo la canción favorita de Theo que Walter no había dejado de escuchar en modo replay desde hacía unas horas. Cuando levantó la vista del libro, Altaír volvía a sonreírle con su aire aniñado mientras jugaba con uno de sus mechones teñidos de un llamativo naranja.
— Si estás aburrido puedo cambiarte el look. Siempre quise teñirte el cabello.
— No estoy tan aburrido, Estrella.
Le hizo gracia verle hacer un puchero suplicante, pero por más que su hermanita le encantara dañarse el cabello con tintes, él no iba a hacer eso, prefería seguir siendo simplemente castaño.
— Sólo han pasado veinticinco días, no es… —decía Rosalie, limándose las uñas para que fueran un tanto puntiagudas, pero Walter se desconectó de la realidad.
Veinticinco noches sin él, pensó melancólicamente.
Extrañaba esas noches en las que se quedaban hasta tarde en la sala de descanso o en la biblioteca de la Academia, donde el mutante solía quedarse dormido la mayor parte de las veces por lo tarde que se hacía y Theo lo despertaba besándolo en la mejilla o en la frente, para después reírse de él mientras se levantaba bostezando.
Se mordió el labio con el recuerdo, también extrañaba besarlo.
— ¿Sigues aquí? —Luna se aproximó a los sofás a paso normal, bajo la mirada extrañada de sus dos primos y la asgardiana azabache—. La nave de los Danvers aterrizó hace unos diez minutos. Ya deben estar en el vestíbulo. Creí que tú…
Sin esperar a que terminara de hablar, Walter se levantó del sofá de un saltó y salió corriendo para internarse en los pasillos de la Academia, dejando el libro y los audífonos abandonados con las chicas. Su teléfono no, jamás abandonaría su teléfono.
Los demás en la sala de descanso rieron al verlo, pero le restaron importancia, ya todos se imaginaban que pasaba para hacerlo reaccionar de esa forma.
— Wiccan es incorregible —comentó Luna, rodando los ojos.
— Yo quería teñirle el cabello —masculló Altaír, inflando las mejillas en un tierno puchero.
Rosalie le dio unas palmadas en la cabeza, con cariño.
— Algún día lo lograras, Estrella. Algún día.
Mientras, el mayor de los Maximoff había logrado recorrer el camino hasta el vestíbulo de la Academia con una velocidad asombrosa, pasando al lado de estudiantes y guardias sin derribar a nadie de milagro, y al divisar al rubio le llamó de inmediato con toda la alegría que estaba conteniendo.
Theo apenas había podido volverse cuando Walter lo envolvió entre sus brazos, tan repentinamente que por poco perdían el equilibrio ambos, si no fuera porque la pared estaba detrás hubieran caído al suelo, aun así el joven Danvers rio por la bienvenida. ¡Cómo había extrañado el sonido de su risa!
— Volviste.
— Hola a ti tam…
Sin dejarlo terminar, Walter tomó el rostro del otro chico para besarlo. Le costó un segundo al rubio corresponderle, le había sorprendido, usualmente no era tan impulsivo, pero había querido estar cerca de su boca cuando volviera que no le importaba en lo absoluto, siempre y cuando tampoco molestara a su novio, y por las manos que se aferraron a su cintura sabía que no le disgustaba.
Dejó descansar su frente contra la de Theo al terminar el beso, disfrutando de la sensación de tenerlo otra vez entre sus brazos, sin ningún rasguño, herida o moretón. Todo había salido bien en la misión y ya estaba de vuelta. Todos esos días que habían pasado separados ya no parecían importar si volvía a estar con él sano y salvo.
— No iba a poder con veintiséis. —Theo se apartó un poco con las palabras de Walter, sus ojos marrones le miraron interrogantes—. Pase veinticinco noches sin ti.
La sonrisa del rubio no se hizo esperar, casi al mismo tiempo que alguien se aclaraba la garganta cerca de ellos.
Walter saltó lejos del más alto, para esconder las manos tras su espalda al enfrentar la mirada azulada de Carol Danvers.
— No es como si durmiéramos juntos, Capitana Danvers.
— Haré como que les creo.
— Mamá, no juegues de esa forma con él.
Sonrojado a más no poder Walter tartamudeo para aclarar las cosas, aunque la risa de Carol no se hizo esperar.
A la adulta solía gustarle molestar al Maximoff un poco, aunque si le agradaba y aceptada su relación sin problemas, así que tras decirle que todo estaba bien los dejó allí con la excusa de que aún tenía que hablar con Fury tras su regreso, pero Theo finalmente era libre y lo primero que hizo fue tomar de la mano al mutante cuando su madre desapareció de la vista por el pasillo, después de recoger su equipaje del suelo tras ser casi derribado por el castaño.
— Así que llevas la cuenta de los días cuando yo no estoy. —Aún sonrojado Walter se encogió, si lo decía así parecía tonto—. Te lo compensare.
No encontró palabras para responderle. Se dejó llevar al interior de la Academia tras recibir un beso rápido en la mejilla.
— A propósito ¿Por qué hay una foto tuya en la Red cubierto de harina? Te entretuviste bastante sin mí ¿Cierto?
El castaño sólo pudo reír nerviosamente antes de explicarle que la culpa había sido de Laura y Connor, además pensaba en vengarse de Rosalie de alguna manera por publicar eso, pero al menos ahora lo tenía junto a él, para decirle que a pensar de esas veinticinco noches sin verlo, todo estaba bien mientras Theo estuviera bien.
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Fin del quinto One Shot 🙈
Han pasado 84 años desde que publique, mil perdones, pero entre mi computadora que le pega la gana de borrarme documentos, el internet que falla cuando más lo necesito y mi inconformidad con varios escritos, pues sólo puedo suplicar su paciencia y su amor en comentarios.
😖😔💓
Sé que me fui por las nubes con la canción, primero habla más de cuarentena, o al menos eso es lo que yo entendí con la letra, pero de verdad no quería escribir de este tema, así que opte por esta idea un poco acomodada y más cómica, no quería hacerlo tan depresivo como el anterior One Shot, no sé si quedo mejor.
Ustedes que dicen. ¿Les gusto?
😎✨
Yo estoy conforme.
Ya estoy haciendo el especial para 'Red de Héroes' por eso el capítulo se atrasa un poco 😢
Pero no quería dejarlos sin alguna actualización esta semana.
😅🤗
No tengo idea de cuál One Shot publicar... ¿Sugerencias?
Hasta la próxima, bye bye 😘
༺♡Mel♡༻
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