due.
La mañana era gris y lluviosa, el sonido de las gotas golpeando el vidrio de la ventana llenaba el silencio en la pequeña habitación. Jimin estaba acurrucada en la cama, envuelto en varias mantas y con la cabeza ligeramente asomada sobre la almohada. La fiebre de su resfriado había empezado a bajar, pero el cansancio se sumaba al malestar que su dolor estomacal traía consigo, dejándolo con una sensación de pesadez y debilidad que apenas le permitía moverse.
Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue a Jungkook, quien estaba de pie junto a la cama, sosteniendo una bandeja con una taza de té caliente, algunos chocolates y una pequeña bolsa de agua caliente. El alfa, aunque agotado por el trabajo, lo miraba con una sonrisa suave y llena de ternura, como si no existiera nadie más en el mundo.
─Buenos días, mi dormilón ─susurró Jungkook, dejando la bandeja en la mesita de noche y acercándose para acariciar el cabello desordenado de Jimin─. ¿Cómo te sientes?
Jimin intentó sonreír, aunque el esfuerzo se sintió pesado. Su cuerpo estaba exhausto, y, sin embargo, el simple hecho de ver a Jungkook a su lado, preocupándose por él, le dio un poco de energía. Le encantaba cómo Jungkook siempre encontraba tiempo para cuidarlo, a pesar de sus largas jornadas de trabajo y las constantes horas extra.
─Un poco mejor, creo... aunque me siento pesado y cansado ─respondió en un murmullo.
Jungkook asintió con comprensión, y, sin decir nada más, se sentó junto a él, deslizando una mano por su mejilla y dejando un suave beso en su frente. Jimin cerró los ojos, permitiendo que el toque cálido de su alfa lo envolviera. El cansancio que pesaba en sus hombros se desvaneció un poco, y en ese momento sintió una profunda gratitud hacia Jungkook.
─Sabes que estoy aquí para ti, ¿verdad? -susurró Jungkook─. Hoy no tienes que preocuparte por nada. Yo me encargaré de todo.
Con movimientos delicados, Jungkook ayudó a Jimin a sentarse con la espalda apoyada en la cabecera de la cama y le acercó la taza de té caliente. Jimin tomó un sorbo, sintiendo el calor reconfortante que le calmaba un poco el malestar en el cuerpo. Miró de reojo a su alfa, admirando cómo Jungkook lo observaba con esa expresión de cariño que tanto amaba. Sabía cuánto esfuerzo y cansancio le costaba encontrar tiempo para cuidarlo, y eso hacía que su presencia a su lado fuera aún más especial.
─No tenías que hacer todo esto, Jungkook... sé que trabajaste hasta tarde anoche ─murmuró Jimin, sintiéndose un poco culpable al pensar en las largas horas de trabajo de Jungkook.
Jungkook negó suavemente, como si esa idea fuera absurda.
─Eres mi omega, Jimin. No hay nada que no haría por ti. Además, me gusta mimarte, especialmente cuando no te sientes bien ─respondió con una sonrisa, mientras tomaba una pequeña caja de chocolates de la bandeja y se la ofrecía─. Pensé que estos te harían sentir un poquito mejor.
Jimin no pudo evitar reír suavemente, una risa débil pero sincera. Aceptó el chocolate, saboreando el dulzor que le alegraba el momento, y miró a Jungkook con una mezcla de agradecimiento y amor. Los chocolates siempre habían sido su debilidad, y Jungkook parecía recordarlo cada vez que llegaba un dolor malestar estomacal su humor se volvía más sensible y su cuerpo más frágil.
─Gracias, Jungkook ─susurró Jimin, tomando la mano de la alfa entre las suyas y apretándola con suavidad─. No sé qué haría sin ti. En serio, eres increíble.
Jungkook sonrió y, en lugar de responder, se inclinó y dejó un beso en la frente de Jimin, luego en su mejilla, y finalmente en la punta de su nariz, provocando que el rostro de Jimin se sonrojara levemente. Sabía que Jungkook tenía un trabajo agotador, uno que muchas veces lo dejaba exhausto, pero siempre lograba apartar ese cansancio cuando se trataba de cuidarlo.
─No tienes que agradecerme nada, tontito ─respondió Jungkook, acomodando mejor la manta alrededor de Jimin─. Yo también soy afortunado de tenerte. Siempre quiero que te sientas bien, y si puedo hacer algo para mejorar tu día, lo haré sin pensarlo dos veces.
El tiempo parecía detenerse mientras Jungkook le hacía pequeños mimos, acariciando su cabello, asegurándose de que Jimin estuviera cómodo y cálido. La lluvia afuera continuaba, pero el suave sonido se mezclaba con la tranquilidad que Jungkook le ofrecía, creando un ambiente acogedor y seguro. En algún momento, Jungkook se levantó y se dirigió a la cocina, regresando al rato con una sopa caliente, perfecta para levantarle el ánimo.
─Quiero que comas algo ─dijo Jungkook, colocando la bandeja frente a Jimin─. Y no acepto un "no" por respuesta. Sabes que no descansaré hasta que comas algo que te dé fuerzas.
Jimin suspiró, pero en su interior, el corazón le latía rápido, inundado de amor por el pelinegro, Jungkook era implacable cuando se trataba de cuidarlo, y él no podría pedir a nadie mejor. Después de unos momentos, comenzó a comer la sopa, sabiendo que Jungkook estaba observándolo atentamente, satisfecho de que su omega estuviera recuperando energía.
Mientras terminaba, Jimin se sentía cada vez más cómodo, como si el cansancio y el malestar fueran reemplazados por una suave calidez que le llenaba el pecho. Sabía que Jungkook no siempre tenía tiempo, que sus días estaban llenos de responsabilidades, pero que aún así lograba encontrar momentos para estar a su lado, cuidándolo, mimándolo.
─¿Puedo pedirte algo, Cariño? ─preguntó Jimin, con una voz baja y tímida.
Jungkook asintió, acercándose y tomando una de las manos de Jimin entre las suyas.
─Claro que sí, amor. Lo que quieras.
Jimin bajó la mirada, sintiéndose un poco avergonzado, pero al mismo tiempo sabiendo que Jungkook siempre le entendería.
─¿Podrías... quedarte conmigo un rato más? ─pidió en un susurro─. Es que... siento que si te vas, todo esto se volverá frío otra vez.
Jungkook sonrió, entendiendo el sentimiento detrás de las palabras de Jimin. Sin dudarlo, se acomodó en la cama junto a él, abrazándolo con suavidad y asegurándose de que ambos estuvieran cubiertos por la manta.
─No me voy a ir a ningún lado ─dijo Jungkook, acariciándole el cabello con ternura─. Me quedaré aquí contigo todo el tiempo que necesites, ¿sí? Hoy soy solo tuyo.
Jimin se acurrucó contra el pecho del mayor, cerrando los ojos mientras el calor de Jungkook lo envolvía. Podía sentir el latido tranquilo del corazón de Jungkook bajo su oreja, y esa tranquilidad lo ayudó a relajarse, a olvidar la fiebre, el dolor, y a recordar solo el amor que Jungkook le brindaba incondicionalmente.
─Eres el mejor, Jungkook ─susurró Jimin, medio dormido, con una sonrisa débil─. Te quiero mucho.
Jungkook le besó suavemente la cabeza, acomodando su propio cuerpo para que Jimin estuviera lo más cómodo posible.
─Yo también te quiero, Jimin─respondió, dejando que el sonido de la respiración tranquila del omega llenara la habitación─. Siempre estaré aquí para cuidarte, sin importar qué tan ocupado esté. Eres mi omega, la persona más importante para mí.
Y así, acurrucados juntos bajo la manta, en un pequeño mundo que compartían solo ellos, Jungkook y Jimin dejaron que el tiempo pasara lentamente, disfrutando de la calidez de su amor en medio de la lluvia que caía afuera.
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