𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗢𝗺𝗻𝗶𝘀𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲

El teléfono se calló de la mano y golpeó la alfombra con un ruido seco, y pese a que aquella voz seguía saliendo del pequeño aparato, el único ruido perceptible para los oídos de la chica era un largo y monótono pitido que se apoderó de la estancia como forma de bloquearla de todo y dejarla así procesar la noticia que acababa de recibir de la forma menos empática posible cuando se trataba de hablar del suicidio de la persona que durante toda su vida había considerado un hermano al que proteger y ayudar ante cualquier tipo de peligro, y el cual se acababa de convertir en un recuerdo del pasado.

-Mikey... Michael... -Fueron las únicas palabras que pudo murmurar en aquel momento en busca de algo que le pudiera dar una respuesta lógica a lo que estaba pasando, pese a que sabía que ahora estaba sola-

-Dasha? Me escuchas Dasha? -La voz de Natalie regresó a su campo de sonido, aunque aún no se encontraba con fuerzas para recuperar el aparato electrónico- 

Tuvieron que pasar unos pocos segundos para que volviera al mismo universo que todos, y fue gracias al sabor salado de las lágrimas que parecían no parar de salir de sus ojos y decidió dejarse caer para poder buscar a ciegas su teléfono y volverlo a poner en su oreja.

-Si, estoy aquí, l-la conexión me iba mal -Intentó evitar cualquier tipo de tartamudeo en su voz a la vez que secaba sus lágrimas de forma casi compulsiva-

-Hemos decidido que haremos una pequeña celebración este sábado... Vienen solo unos pocos, los amigos de Michael y tú estás en la lista que hizo -Explicó brevemente mientras escuchaba transpirar a la chica al otro lado del teléfono-

-Hizo una lista...? Si, claro, allí estaré, envíame la dirección o dime donde es -Notó como a poco su respiración volvía a la normalidad y por ende se volvió a incorporar-

-Será en mi casa, ya sabes donde es, Richard te puede llevar, o mejor tú a él -La chica al otro de la línea dijo antes de cortar la llamada y volviendo a sumar a la morena a aquel silencio en su apartamento que ahora se notaba más vacío-

Por suerte aquel estado no duró mucho, pues veía inútil quedarse allí llorando y pensando en su amigo cuando se habían hecho la promesa de mandar todas las cosas malas a la mierda y a su pesar eso incluía la muerte de uno de ellos, ya que sobre pensar no causaría el regreso de Michael, por lo que solo se le ocurrió una forma de honrarle desde su soledad y sin ponerse a ella misma en mucho peligro.

-Y pensar que me había acostumbrado a la comida a domicilio -Abrió su nevera en busca de los ingredientes para aquel plato que su amigo y ella se habían acostumbrado a preparar cada vez que cenaban juntos como una especie de tradición-

Aquel plato parecía ser bastante simple, pero había algo en la forma de aquel dúo de prepararlo que era inconfundible una vez que lo preparaban, y según muchos era que tardaban más tiempo de lo requerido en prepararlo o que le ponían "especias más exóticas", pero sin duda nadie se perdía la oportunidad de ir a una cena en la que ellos cocinaban y probar una vez su pollo a la boloñesa, que pese a que estaba muy influido por la cultura de los antepasados de Mike, la chica se encargaba de dejar también su marca en el plato.

-Eres un imbécil Mickey, que lo sepas -Se sentó en su encimera mirando de reojo a la fotografía que se encontraba en aquella misma superficie y donde se podía ver a ambos con el hermano pequeño de Michael, a quien hacía años que ni veía- Como esto no vuelva a salir bien te juro que tiro tus mierdas por la ventana -Se auto prometió pese a que sabía que no habría nada que la hiciera deshacerse de todos esos recuerdos materiales-

Justo en ese momento el temporizador la hizo mirar de nuevo la sartén y comprobó que el tiempo de cocción ya había pasado, por lo que tras poner poca abajo la foto que estaba observando para bajarse de la encimera e ir a por un plato para emplatar la comida y pasarse la tarde frente a la televisión inversa en su mundo.

-Es aceptable, supongo -Comentó en voz alta tras sacar el tenedor de su boca con un poco de la salsa en la comisura de sus labios- Y ahora quien coño es? -Su teléfono fijo empezó a sonar, por lo que apagó el fuego antes de ir a descolgarlo- Diga?

-Estás haciendo algo ahora mismo Dashi? -Identificó la voz del mejor amigo de Mike al otro lado, por lo que no pudo evitar sonreír levemente ante aquel apodo que solo usaban en ella unas pocas personas-

-Acabo de terminar de cocinar, hay suficiente para dos personas -Respondió sabiendo que en ese momento ninguno de los dos quería pasar tiempo a solas pero no iban a saber como expresarlo como una persona normal, pero por suerte se conocían lo suficiente como para interpretar al otro-

-Te veo en diez minutos, llevaré cerveza -Agregó antes de cortar la llamada, haciendo que la chica volviera a por otro plato y para empezar de una vez a servir la comida antes de que el mayor llegase a su apartamento- Está abierta! -Gritó tras escuchar unos golpes en su puerta, creyendo saber quien se encontraba detrás de ella-

La morena estaba dada la vuelta aún colocando la comida, y no era nada extraño que casi siempre su puerta estuviera abierta puesto que no solo conocía a todas las personas de su edificio, si no que era bastante respetada y querida por todas las personas de este, además de que solo estaba abierta cuando ella estaba en casa, para ser una ayuda para cualquiera que necesitara un lugar seguro para cualquier tipo de emergencia.

-Dash? -Aquella voz llegó a sus oídos como si un cubo de hielo estuviera bajando lentamente por su espalda, pues no solo hacía años que no la escuchaba, si no que pensaba que ese tiempo seguiría aumentando- Siento haber venido sin avisar, Sugar me acaba de llamar y me ha contado lo que ha pasado