Ella esta llamando a mi puerta, tan
hermosa que parece irreal

MI DULCE BENDICIÓN, OH AMADO TORMENTO QUE nutre mi avaricia y el lamento de mi alma. Baila niña en las fuentes de la plaza sin que te importe nada. Tienta a los lujuriosos con tu cuerpo, a los artistas con tu colorido contoneo y a los soñadores con tu libertad.

— Lo hiciste bien — dijo su fiel compañero cuando la danza del invierno terminó y las personas reunidas en la fuente se empezaban a disipar — Pero ahora hace un poco de frío por aquí, tienes suerte de que no lo notarán.

— Perdón, mi culpa — la rubia sacó la lengua de manera infantil. Las danzas de las estaciones, un 'arte' que había aprendido de primera mano de su creadora, Amara, la madre de Timothee.

Al verla, Amara la tomo como aquella anhelada hija que los dioses no le permitieron tener, y fue en ese momento que la acogió en su familia y le enseñó aquel extraño uso del mana mediante el movimiento corporal.

— ¿Tienes hambre? No has desayunado — dijo el — Vamos, en la pozada seguro nos enteramos de todo lo que pasará al caer la noche.

Brenna asintió frenética, pues su corazón le indicaba que sería un buen día.

Era injusto, demasiado. El había invitado a la princesa Ariana a la celebración para que lo acompañará, solo ellos, sin ninguna otra joya.

Pero ahí estaba, apartado de la princesa por la presencia del duque Phantom, el chico de Marloe y el zorro de Galdeon. Todo para que otra joya de la oscuridad llegara a robarle aún más la atención de su amada Tetalizia. Inaceptable.

— Parece algo distraído príncipe Efrit — musito la joven sirvienta que acompañaba a la princesa en lugar de su dama, Chelsey — ¿Esta todo bien?

El príncipe rojo sonrió por cortesía. Aquella sirvienta estaba en un lugar que no le correspondía, con responsabilidades que posiblemente no sabría manejar y podría arruinar por completo la experiencia de su amada y el tiempo que pasarían juntos, inaceptable.

— ¿Te encuentras bien Efrit? — la voz de su amada llegó a sus oídos como el canto más dulce de toda la tierra y le hizo olvidar su disgusto con la presencia de la ojiverde.

— Princesa... — lloriqueo para llamar su atención — La verdad es que me encuentro un poco decepcionado de que no podamos pasar tanto tiempo juntos como yo esperaba...

El corazón de la joven albina se acelero con violencia ante la imagen del príncipe rojo tan vulnerable y sensual. Como amaba las cosas hermosas.

— Te prometo que cuando el banquete termine y tenga al príncipe Zerix en mi bolsillo seré toda tuya — la ojivioleta se acercó al príncipe y se recostó en sus abdominales con aire sensual, esos que tanto amaba.

Efrit sonrió y abrazo a su diosa bajo la mirada de los demás. Marina y Eris solo se limitaron a observar, una emocionada y la otra un tanto incómoda por las ideas de la princesa. El duque no parecía encontrar aquello más interesante que su libro sobre la historia de Ancage y Raymond Amber no dejada de pasar ese extraño medallon de serpiente de dos cabezas entre sus dedos, como si un misterio lo consumiera por dentro.

— No será tan fácil princesa — dijo Jade matando el momento que tenía con su Tetalizia — La familia Falaxe no dejara ir tan fácilmente al príncipe Zerix, menos después de lo que pasó.

— No te preocupes por eso Jade — Ariana se acurrucó en los brazos del que por el momento era su único príncipe — Esta noche tendré a la familia Falaxe en la palma de mi mano.

— No será fácil — repitió el peliazul — No como esta acostumbrada, los Falaxe no son manipulables y gracias a la falta de un heredero a la casa De Cléveris la relación actual con Arbezela es algo tensa. No dejaran ir al bocero de la muerte tan fácil.

— Escúche que el emperador Hannet y tu padre tienen unos cuantos defectos en común Jade — canturreo Ariana ignorandolo sin imaginar la repercusión política de sus futuros actos precipitados y sonriendo con suficiencia.

Efrit se permitió aspirar el aroma dulce de la princesa mientras su mirada vagaba en sus finos rasgos y hermoso escote. Una diosa hecha sólo para el, y si tenía que tratar con un plebeyo de Darhan y un príncipe miserable que escuchaba voces como un demente lo haría sin dudar.

Era hermoso. Las flamas alumbrando cada rincón de la plaza con la gente conviviendo alegre en cada rincón mientras reían y bailaran en honor a su difunto y amado príncipe, simplemente maravilloso.

— ¡Venga Bre, vamos a bailar! — la rubia río con ganas, pues Timothee no tenía buena resistencia al alcohol y eso era algo para reírse un buen tiempo.

— Esta bien hermano, lo que tu digas — Brenna empezó su movimiento suave y delicado entre la multitud, emparejado sus caderas con las flamas traviesas a su espalda.

La joyería hacía ritmo extraño y atrayente que te obligaba a mirarla, con ese movimiento mágico y el calor que emanaba la danza de verano para traer consigo el deseo y el júbilo de lo nuevo y exótico. Brenna contoneo sus caderas a la par que sus pies daban suaves y atrevidos pasos en la fuente, con las personas a su alrededor tan sumergidas en sus movimientos como si fueran ellos los que los hicieran.

Si al príncipe Efrit le hubieran dicho que escaparía del palacio de los Dandelios para visitar la plaza por un recuerdo que le solicito su Tetalizia el simplemente habría aceptado sin imaginar el descubrir que removerá algo corazón.

Aquella hada bailarina en medio de la fuente tenía a todos hipnotizados con su bella sonrisa y aires de libertad que uno podría usar para desplegar las alas y volar en cualquier momento, dejando todo dolor atrás.

Oh, como deseaba volar libre son su Tetalizia.

Los sonidos desaparecieron, las personas se esfumaron como hojas de otoño arrastradas en el viento cuando finalmente los ojos de la hermosa aparición se posaron sobre el.

Y por un momento, Efrit Karsia se olvido de su Tetalizia.

Holo

Perdón la tardanza, me entretuve con mi criatura desaparecida, pero ya volvió.

Saludos ✌🏻