CAPÍTULO VEINTIDÓS: PRE-CELO
Después de ponerse un poco de contorno en sus ojeras y labial para hidratar sus labios, Ha-ri terminó su pequeño retoque y guardó sus pertenencias para después irse de su habitación e ir a desayunar. Luego de su cita con su jefe la anoche anterior, se durmió en un santiamén, ya que en la tarde volverían a Seúl para seguir con sus trabajos diarios. Las vacaciones se pasaron volando.
— Buenos días — sonrió una vez que llegó a la mesa, donde se encontraban sus compañeros comiendo. Se sentó al lado del alfa, a quien le dió un movimiento de cabeza como saludo— buenos días, señor Lee.
Lee Know la miró un poco antes de volver sus ojos a su plato de comida y sonrió disimuladamente metiendo otro bocado a su boca. Se podía llamar un fetiche pero le encanta tener que disimular frente a los demás que él y Ha-ri jamás se han tocado ni un pelo. Le causa cierta satisfacción de adrenalina que en algún momento puedan descubrirlos porque, si ninguno de ellos fuese tan descuidado, se darían cuenta fácilmente por la manera en que la mira.
— Señor Lee, tengo una pregunta. Cuando lleguemos a Seúl ¿tenemos que ir directamente a trabajar? A decir verdad... Solo quiero llegar a mi casa y tomarme un té para dormir — preguntó Christopher.
— Estás de suerte. Estoy de buen humor, así que cuando lleguemos, pueden tomarse el resto del día libre. Lleguen mañana temprano a la misma hora de siempre— anunció, alegrando a sus empleados— excepto tú, Ha-ri. Te llamaré porque hay unos papeles pendientes que no pueden esperar.
— De acuerdo, señor.
— ¿Cómo fue su cita ayer? — cuestionó Ye-ji sonriente. Chung-ho los miró esperando la respuesta — Oh, perdón señor Lee. La palabra "cita" suena muy romántico entre un jefe y una secretaria, diría... ¿Reunión?
— Cenamos y ya.
— La cena estuvo deliciosa. Sentí como si hubiese comido en un restaurante muy caro. Me hubiese gustado que nos acompañaran. — dijo la omega.
— No te preocupes, Ha-ri. Estoy segura de que para Lee Know, el hecho de que hayas disfrutado esa cena con él y no con alguien más, fue una dicha— aseguró Hye-yeon ayudando a su amigo.
El alfa menor rodó sus ojos e iba a tomar jugo de naranja, pero sin querer, tropezó sus cubiertos tirándolos al suelo. Se agachó bajo la manta de la mesa a buscarlo y se distrajo al ver a Lee Know acariciar la pierna de Ha-ri con brusquedad. Alcanzó a sentir el olor peculiar que soltaba esa mañana, obviamente el mayor también lo sentía. Le indicaba que su amiga muy pronto iba a entrar en celo y... ya sabemos lo que pasa.
Bufó un tanto estresado y salió de su escondite, volviendo a comer. Al terminar, fue el primero en levantarse e irse. Estar cerca de una omega que va a entrar en su época no es muy cómodo que digamos. La pelinegra se fue también a su habitación para organizar un poco sus cosas para irse.
Se suponía que Minho iría a la entrada del hotel a esperar a Changbin, debido a que lo hizo venir hasta Jeju por una falla en la maquinaria y debía saber de la situación cuanto antes, sin embargo, él es muy impaciente, así que cuando pasaron cinco minutos y aún no llegaba, decidió que darse un receso no sería dañino.
— Oh, señor Lee ¿se le ofrece al...? — el alfa cerró la puerta una vez que Ha-ri le abrió y se quedó a su frente, con su mirada confundida ante él — Minho ¿pasa algo?
— ¿Por qué sabe así? — soltó. Ella ladeó su cabeza sin entender su pregunta. Él olfateó en el aire y soltó un suspiro profundo — hueles muy bien.
— Ah... Ya entiendo, bueno... Como le dije hace unas semanas, en unos días es mi celo, así que antes de eso empiezo a soltar olores diferentes. Ya sabe. Es normal. Solo debo mantenerme alerta.
— Esos olores me gustan — murmuró avanzando hacia ella. La pelinegra retrocedió, en ese momento no le había dado importancia, hasta que vió las pupilas de Lee Know más grandes que nunca y se veía ansioso. Más que de costumbre.
— Minho... No creo que sea apropiado ahora. Estamos en un hotel y en cualquier momento puede venir alguno de los chicos.
— Ellos están ocupados. Podemos hacerlo rápido — pasó sus manos por su cintura, pegándola a él, dejando besos en su mandíbula — Mierda, Ha-ri, hueles estupendo... No creo que pueda aguantar.
Ella no supo qué decirle ¿debía negarse o aceptarlo? Es su alfa, sí, pero las circunstancias no son las correctas y puede ser peligroso, pero su omega le dice que debe seguir. Cuando iba a hablar, la sentó en la cama y se dirigió a cerrar las persianas, dejando la habitación un tanto oscura a pesar de la luz del sol.
— ¿Puedes quitarte esa falda tan linda para mí, cariño? ¿O voy a tener que hacerte el amor con ella puesta? — exclamó con un tono profundo. Se tumbó sobre ella, besándola con pasión y tocando cada centímetro de su cuerpo cubierto.
— Minho...— jadeó.
— ¿Me vas a hacer rogar, Ha-ri? ¿Rogar para que me dejes tomarte? ¿Qué quieres que haga, mmm? — habló sobre su boca. Se acercó a su oído, susurrando con lentitud — si me quitas los pantalones, tal vez descubras el cielo.
La omega quedó sin respiración. Realmente estaba asombrada. Lee Know se veía tan desesperado por ella que no podía creerlo.
— No hagas mucho ruido — advirtió dispuesta a intentarlo, ganándose una sonrisa satisfecha de parte de su alfa.
En medio de otro beso fogoso, sus manos bajaron a sus jeans, desabotonando estos con facilidad. Al mismo tiempo que Minho abría sus muslos y bajaba su ropa interior lo más rápido que podía.
— Carajo, Ha-ri... Hueles tan bien, cariño— atacó su cuello. La omega subía sus manos dentro de su camisa, tocando su torso trabajado, sacándole unos cuantos suspiros.
— ¡Ha-ri! ¿Puedes abrirme? — la voz de Ye-ji sonó al otro lado de la puerta, sacándola de su hipnosis. Empujó a Minho, tirándolo al otro lado de la cama y se levantó arreglando sus prendas — ¡Changbin está aquí y busca al señor Lee! ¡Solo quiero saber si lo has visto porque no lo encontramos!
— Dile que sí. Inventa algo rápido— el alfa se pegó a su espalda, tomándola de la cadera.
La pelinegra asintió y caminó a la puerta, mientras su jefe se escondía en el baño. Abrió la puerta e intentó parecer calmada.
— ¿El señor Lee? Lo ví por las piscinas, deberían ir a buscarlo por ahí. Sabes que ama tomar el sol y leer revistas allí.
Changbin entre cerró sus ojos no muy convencido. No es idiota. Claramente sintió el olor del alfa dentro de ese cuarto, pero decidió quedarse callado y seguir a la pelirroja para "ir a buscar a su jefe" al cual ya había hallado.
— Perdón, Minho, pero debes irte de inmediato. Si alguien te ve salir de aquí, pueden pensar lo peor— lo agarró del brazo, llevándolo a la salida una vez que pasaron unos minutos a que sus compañeros se fueran. Sin embargo, antes de sacarlo, dejó un beso en su mejilla como disculpa.
— ¡Oye, Ha-ri! — le cerró la puerta en la cara. Se golpeó la frente con la madera, frustrado y con miles de emociones revueltas. Apretó los puños yéndose — Maldito Changbin, me las va a pagar.
(—🍓—)
Ha-ri se encontraba transcribiendo un par de documentos que Minho le había enviado. Ya había regresado a Seúl, durante el resto del viaje, intentó mantenerse lejos de él. Tanto por su bien como el suyo. No puede andar tocándola o besándola cada vez que la tiene cerca, sería una escena del crimen fácil de resolver. Por eso, aunque se molestase con ella, mantuvo distancia hasta que se separaron en el aeropuerto.
Rascó sus ojos con cansancio, siendo ya la una de la madrugada. Quería dormir, temprano tiene trabajo, así que con más razón debe descansar pero no puede ir a la oficina mañana sin haber terminado su deber a menos que quiera ver al alfa aún más irritado. El sonido de su celular la sacó de su concentración y contestó luego de ver que era su jefe.
— ¿Ya terminaste? Que no se te olvide que cuando lo hagas, debes imprimirlos, ponerlos en una carpeta y sellarlos— Ha-ri hizo una expresión de miedo, aún así, emitió un sonido de afirmación para no oírse tan mal — abre otro documento, te debo dictar otra hoja más. Se me pasó una.
Lee Know tomó una galleta y la comió, dándole un poco a sus mascotas mientras trabajaba. Dictó durante unos cinco minutos, de pronto, no escuchó el movimiento del teclado.
— Ha-ri ¿sigues ahí?
— ¡Sí, sí, señor! — fue fácil reconocer su voz somnolienta, además de que ella no es muy buena mintiendo.
— Te estás durmiendo ¿verdad? — soltó una risita y supo la respuesta cuando se quedó en silencio — a mí tampoco me gusta ponerte a trabajar así, pero fue de último minuto y lo necesito urgentemente. Prometo compensarte.
— Bien. Gracias.
— ¿Cómo sigues con tu... condición? — inquirió con bastante curiosidad. Sí, aún sigue muy enojado con ella por haberlo echado así en la mañana, pero despreocuparse por el bienestar de su omega es muy grosero —Perdóname por haber sido tan precipitado.
— No te preocupes. No es tu culpa. Controlarse es muy complicado.
— Mi alfa te extraña mucho ¿lo sabes? — pausó unos segundos, esperando que ella dijera algo, pero no lo hizo durante un buen rato — ¿Qué? ¿Te tomó por sorpresa?
— Mi omega también te extraña mucho, Minho...
Él no supo cómo reaccionar. Esa frase la había gustado, sonaba demasiado bien viniendo de ella. Le gustaba cómo se escuchaba. Sonrió y apoyó su sien en su mano.
— Ha-ri... ¿Te he dicho que eres la omega más adorable que he visto?
Escuchó un ronquido que lo hizo dejar de hablar y frunció su ceño ¿ya se había dormido? ¿tan rápido? Puso los ojos en blanco con diversión y alzó el volumen del altavoz para oírla, al mismo tiempo que entraba a la carpeta que ambos compartían y seguía con el trabajo que ella había dejado a la mitad.
— Dulces sueños, señorita Jung.
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