CAPÍTULO VEINTICINCO: GENTE QUE NO CONOCES

Ha-ri esperaba a Lee Know en una banca a las afueras del asilo. Su jefe le había indicado que tenía una reunión urgente antes de su encuentro, por lo que tuvo que quedarse una media hora, en una banca, viendo cómo los ancianos salían y entraban. De vez en cuando los saludaba, ya que algunos la conocían por su abuela.

Vió el auto del alfa estacionarse no muy lejos y de este salir él, con uno de sus trajes caros y cara de pocos amigos, como siempre, pero nunca dejaba de verse atractivo. Alzó la mano llamando su atención y, apenas la divisó, se acercó con rapidez a su omega.

— Lo siento, tardó más de lo que pensaba. Yo llevo esto —se disculpó, quitándole la canasta que llevaba en sus manos con flores, para que así estuviese más cómoda.

— No te preocupes, igualmente, si no fuese por mí, habrías perdido esa reunión. — tranquilizó con una sonrisa— entremos.

El castaño asintió y la siguió a la entrada. Mientras caminaban, le dió un vistazo de espaldas, se veía muy bonita: con un vestido muy femenino color rojo, botas altas y sin faltar su largo cabello oscuro. Ese era uno de los detalles favoritos de Lee Know, el segundo, para ser mas exactos, su pelo. Ya que el primero era el labial que siempre se pone.

—¡Ha-ri! —Seungmin se acercó a ellos con emoción de ver a su amigo, sin embargo, apenas vió que el alfa le tiró una mirada de "ni lo pienses", retrocedió y se guardó su abrazo para después. No quería tener el olor de ese chico en su omega —¿Por qué siempre vienes con él? Me está dando mucho miedo que me mire así.

— Deja de ser un gallina, no te odia, solamente siente rencor por haber fingido que eras mi novio —trató de explicar para calmar las aguas.

—Si tú lo dices... En fin, tu abuela está en su habitación, acabamos de asearla. Disfruten su visita.

La pelinegra le agradeció viéndolo irse, pero antes, Lee Know le gruñó molesto cuando le pasó al lado asustándolo. Nunca iba a perdonarlo por haberlo hecho enojar tanto, aunque en una pequeña parte le agradece por lo que pasó más tarde esa noche con Ha-ri.

— ¡Abuela! — exclamó feliz al ver a la mayor, corriendo a abrazarla en su cama. El alfa dejó la canasta en su mesita de noche.

— Oh, no esperaba su visita, debieron avisarme. Menos mal me pude arreglar a tiempo — sonrió.

—¿Cómo se siente, señora Jung?

— Bien. Las pastillas para dormir que me recomendó me funcionan, gracias por eso otra vez. Ah, y también les hice un regalo en su ausencia —se acercó a su escritorio, dándoles dos bolsas a cada uno—les agradecería mucho si las abrieran cuando estén solos, me da mucha vergüenza que lo hagan en mi presencia.

— Muchas gracias, lo aprecio mucho.

— Abuela... En realidad, el señor Lee viene a darte un regalo a tí—exclamó Ha-ri sentándose a su lado, ella alzó sus cejas y miró al empresario expectante— te juro que al principio me negué, pero sabes que es muy terco y no pude hacerlo cambiar de opinión. Por favor, acepta su ayuda, la necesitas.

— Ascenderé a Ha-ri, pasará a ser asistente de presidencia ¿le parece bien?

—¿De verdad? ¡qué felicidad de noticia! — se mostró más que contenta.

— Esa era la noticia menos importante — Ha-ri rodó sus ojos divertida— verá... Estuve pensándolo, y creo que las condiciones en la que la cuidan en este asilo no son las mejores. Su nieta no puede cubrir todo el pago mensual porque es muy caro, y sé lo mucho que se esfuerza en el trabajo, por lo que decidí hacerme cargo de usted.

La abuela miró a la chica con los ojos abiertos y regresó su mirada hacia él — ¿a qué se refiere, señor Lee?

— Voy a pagar su mensualidad, también, tendrá a los mejores doctores de Seúl para que la atiendan en caso de emergencias. No solo eso, ayudaré a Ha-ri con sus gastos e igualmente a Seungmin, ya que lo contrataré como su cuidador personal y su paga será el triple de lo que se gana cuidando a todos los ancianos en el asilo. ¿Qué...?

Se escuchó un estruendo cerca, por lo que los tres voltearon, hallando a Seungmin con la boca abierta, quien les venía a ofrecer un poco de café.

—¡Lo siento, lo siento, no pude evitarlo! ¿Es verdad todo lo que está diciendo? - lo señaló viendo a Ha-ri. Ella le asintió con emoción— ¡No puede ser, perdóneme, señor Lee, jamás volveré a dudar de usted!

— ¿Qué le parece, señora Jung? — la miró, esperando una respuesta positiva. Se notaba algo perdida o incluso apenada—¿Le gusta la idea?

—No puedo dejar de pensar en todo el dinero que se va a gastar...

— Sabe que gano bastante, eso solo es el 5% de mis ganancias. No tiene de qué preocuparse.

—Es muy amable de su parte, señor Lee, de verdad no sé cómo agradecerle — él se acercó y tomó sus manos, los ojos de la mayor se cristalizaron— prometo darle las gracias con lo más preciado que tengo, usted es un ángel.

Lee Know sentía que había hecho una buena acción entre tantos pecados que ha cometido. Ayudar a alguien que lo necesitara de verdad, ya que nadie lo había ayudado a él.

Pasadas las ocho de la noche, la lluvia no tardó mucho en caer. Las radios habían pronosticado una tormenta, sin embargo, Ha-ri no les había prestado atención ya que el 90% de las veces no aciertan en sus predicciones climáticas. Extendió su mano al cielo, con las gotas frías cayendo en la palma y la brisa fría chocando contra su cuerpo. El único día  que decidió no usar chaqueta. Su suerte es increíble.

— Deberíamos esperar que se la lluvia cese un poco. Ya cerraron el asilo así qué lo mejor será quedarnos aquí — recomendó volteando a ver a su jefe, quien estaba a su lado. Lo notó un poco inquieto, y confirmó ese pensamiento cuando cayó un trueno y él se hizo para atrás — ¿sucede algo, Minho?

— No me agradan las tormentas. Me traen malos recuerdos.

— Oh, entiendo... — pensó un poco, tratando de encontrar una solución— ¿Crees que estés bien? Duraremos un rato aquí.

— Sí, no importa — La pelinegra hizo una mueca, se supone que los alfas no le tienen miedo a nada, aún así, no siempre se es valiente — mi padre me castigaba cuando tenía doce años, me dejaba en el patio de nuestra casa, lloviendo, tenía que cubrirme como pudiera hasta la media noche. Siempre terminaba resfriado o con fiebre.

— Eso es horrible, Minho... Lo lamento.

— Mamá era la única que me quería porque papá decía que no era bueno en nada, a diferencia de Seung. Él siempre fue ambicioso, por eso papá lo adoraba, pero tanta ambición lo llevó a la ruina.

Ha-ri observó a su alrededor, no había nadie, ya era tarde por lo que nadie pasaba por allí. No dudó en acercarse a él y acurrucarse en su pecho, para que su miedo disminuyera o se sintiese más seguro. Minho se quedó pasmado unos segundos, los abrazos no son muy comunes en su vida diaria. Tiene años sin recibir uno. A pesar de su timidez, agarró los lados de su chaqueta, abrazándola con estas y así disminuir su frío.

— Ha-ri— hizo un sonido con su garganta — ¿Alguna vez te he dicho que me siento afortunado de haberte conocido? — la omega sonrió y se inclinó hacia atrás para verlo.

— No sé cómo agradecerle por todo lo que ha hecho por mí y mi abuela.

— Me debes muchos favores— ella rió levemente— sé cómo puedes pagarme una parte.

Tomó su rostro con delicadeza y unió sus labios de forma profunda, expresándose lo mucho que les gustaba besarse e incluso hacer otras cosas. Minho mordió su carne, gustándole el sabor a fresa que su boca le proporcionaba y el exquisito aroma a vainilla que desprendía su cuerpo pegado al suyo.

— Aléjate de mí antes de que te lleve a otro lugar más privado — exclamó tratando de controlarse. Ha-ri volvió a reír y lo abrazó con fuerza. Jamás dejaba de ser tan serio y poco empático.

Por primera vez, el corazón de Minho comenzó a latir con fuerza, más de la normal. Le gustaba tenerla cerca de él.

Por suerte, el mal clima se detuvo unos minutos después, dejándolo solo una lluvia inofensiva. Lee Know detuvo el coche frente a la casa de Ha-ri una vez que llegaron y la miró con curiosidad.

— ¿Estás segura de que no quieres ir a comer conmigo? Podemos cenar lo que quieras.

— No, gracias. Estoy un poco cansada, prefiero prepararme un ramen o algo sencillo. Fue un día largo— tranquilizó.

El alfa se mostró ansioso con su respuesta, por lo que sacó su billetera, dándole un papel rectangular — es un cupón de un restaurante indio, puedes pedir ahí si quieres. Sabes que no me gusta mucho esa comida.

— Gracias— le sonrió guardando el bono en la bolsa que su abuela le había dado— supongo que nos veremos mañana en la oficina.

Minho asintió estando de acuerdo, pero sabía que no podía dejarla ir así como así, por lo que la atrajo hacia él dándole otro beso. Las manos de su omega acariciaron su nuca y cabello, haciéndolo tener una descarga nerviosa en su espalda que le indicaba que amaba esa sensación.

La luz de un coche los cegó, haciéndolos separar. Lee Know frunció su ceño viendo al frente ¿Quién había sido tan idiota como para interrumpir su momento? Nada más y nada menos que su hermano Seung.

— Quédate aquí — indicó a su omega para después bajarse de su Lamborghini.

— ¡Hermano! Teníamos mucho tiempo sin vernos ¿en qué andas, eh? — habló con una sonrisa egocéntrica. El empresario se quedó callado y él supo de inmediato de lo que se trataba — ¿Estás con tu amiga la omega? Ha-ri ¿cierto? Es muy bonita ¿me dejas saludar?

— Déjala en paz — lo echó para atrás cuando intentó caminar— ¿Qué mierda quieres, Seung? ¿Cuándo vas a parar de seguirme o joder mi vida?

— No vine a eso. En realidad, me preguntaba si ya decidiste dejarme Kats, ya sabes. Ahora que conseguiste a tu omega, deberías darte unas vacaciones ¿no crees? — puso su mano en su hombro, no obstante, Minho lo tomó de la muñeca con fuerza

— Si me lo preguntas mil veces, mil veces te diré que no— respondió duro— no mereces llamarte presidente, eres una basura que se alimenta de las sobras que le echan y no se conforma con nada.

Seung le dió una sonrisa de lado y dió un paso adelante, quedándose cerca de su cara, amenazando su territorio.

— Estuve siendo amable contigo porque eres mi hermano y mamá siempre nos quiso por igual, pero, de ahora en adelante, voy a mover mis cartas — movió sus ojos al coche, mirando a Ha-ri por el cristal — aunque digas que no, descubrí qué es lo que más te importa.

— No te tengo miedo. Sabes que nunca me arrodillaré por un rey que ganó su  corona de manera injusta. Acostúmbrate a vivir bajo mi sombra, Seung, porque siempre vas a estar allí.

El alfa menor apretó su mandíbula y le dió una última mirada antes de dirigirse a su automóvil e irse. Ha-ri se acercó a Minho una vez que se alejó y no habían peligro.

— ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? — preguntó preocupada.

— Sí, no te preocupes — calmó dando un vistazo por precaución — será mejor que vayas, ya es tarde, cierra bien la puerta.

Ella asintió confiando en su palabra y subió las escaleras hasta el segundo piso, donde Lee Know se cercioró que hubiese entrado a su apartamento. Tenía que buscar un plan porque sabía que su hermano sería capaz de todo, incluso matar al amor de su vida para hacerlo sufrir.

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