CAPÍTULO TRES: CENA DE BIENVENIDA


— Un brindis por nuestra nueva compañera de trabajo — anima Ye-ji alzando su vaso para después chocarlo con sus compañeros.

Ha-ri aprovechó que salió una hora antes de trabajar, por lo que aceptó sin dudas la propuesta del pecoso con emoción. Al ser una omega, los únicos que se le acercan son los alfas para "convivir" Sabe que no es así. Podrá ser inocente pero no tonta. Los betas no son de interesarse mucho en ella, es muy raro que eso pase.

— ¡Dios! ya hacía falta otra mujer en la oficina, no es por ofender, chicos— exclama la pelirroja. Mira a su nueva amiga con una sonrisa gigante — parecía un cementerio. Nadie hablaba y mucho menos habían aromas tan agradables.

— ¿Desde cuándo trabajan con el señor Lee? — cuestiona con curiosidad observando a todos.

— Hace más o menos unos cuatro años.

— Cuando su padre murió, decidió renovar todo su personal porque no quería tener nada que ver con él. Nosotros fuimos de los pocos que pasamos la entrevista esa vez— le explica Hyunjin.

— ¿Y por qué le interesa tanto que no tengamos alguna unión matrimonial o algo así?

— Es muy estricto en ese lado. Siempre nos repite que debemos aprender a separar nuestra vida laboral de la personal. También cree que tener una relación es una distracción, por eso no tiene una relación y quiere que nosotros tengamos ese mismo pensamiento — responde Felix comiendo pollo.

— Supongo que ustedes no le hacen caso ¿o sí?

— Hay algunas personas que tienen secretos — Jeongin ríe señalando con sus ojos a Chris.

— ¿Tienes una novia a escondidas?

— ¿Quién dijo que es una chica?  — contesta alzando una ceja. El menor sonríe sonrojándose.

— Qué cool — Ha-ri los mira a ambos con felicidad.

— En fin, dejemos de hablar de ese hombre tan malhumorado y enfoquémonos en lo que realmente importa; Vinimos a celebrar ¿pedimos más cerveza? — ofrece Ye-ji interrumpiendo la conversación.

— ¿Creen que sea buena idea? Escuché que el señor Lee odia que lleguemos trasnochados a trabajar.

— ¡Tonterías! Él no puede manipular nuestra vida entera sólo por ser nuestro jefe y un alfa. Aunque... Tú sí deberías tenerle miedo— advierte, la pelinegra frunce su ceño — él es un alfa, tú una omega, tengo entendido que eres la única en el piso, por lo tanto... Quizás te dejes llevar un poquito.

— ¿Estás insinuando que podría tener algo con el señor Lee? ¡claro que no! — sus mejillas se encendieron.

— ¿Por qué no? El hecho de que seas una omega trabajando día y noche con un alfa, es lo peor. Podría pasar algo. Ni hablar de cuando tengas tu época de celo, parecerá un tigre enjaulado y quién sabe si se aguanta o no.

— Te recomendamos que mantengas la distancia. Lee Know es alguien bastante discreto y reservado, aún así, es diferente cuando tiene una omega cerca. Se comporta más... Estricto — advierte el gemelo.

— ¿Ustedes cómo saben eso? — abre su boca — ¿había otra omega antes de que yo llegara a la empresa?

— Mmm... Algo así.

Se distraen con cualquier cosa para evitar el tema. Ha-ri hace una mueca pensativa. Hay algo que no sabe acerca del señor Lee y su reacción con los omegas. Le parece extraño que le estén contando tantas cosas sólo por el hecho de ser una. Igualmente se mantendrá alejada para no distraer tanto a su jefe ya que podría costarle su puesto.

Después de un par de bebidas y bromas, el grupo acabó su noche de tragos de manera unida. Aunque Ha-ri siempre ha sido de las que no tienen mucha resistencia alcohólica.

— Por favor, el señor Lee no debe ser tan malo como se ve. Seguramente ya tuvo muchas novias y lo conocen a profundidad — habla sin tapujos saliendo del restaurante.

— Créenos, jamás lo hemos visto en ese plan de novio ¿te imaginas al señor Lee llevándole flores o yendo a cenar con su pareja? ¡qué risa! — Ye-ji ríe.

— No sean así con él, chicas... Tal vez sólo necesita un poco de amor y ya para suavizarse.

— ¿"Un poco"? ¡necesita un tanque completo! El hecho de que sea un alfa no significa que deba ser tan reservado y aburrido — Ha-ri mira al grupo.

— ¿A qué te refieres?

— Soy una omega, nunca he estado con un alfa de manera oficial pero les puedo asegurar que la mayoría son más amables que ese tipo ¿No creen que se siente la gran cosa sólo por eso? ¿Acaso nunca le han reclamado que sea más considerado con ustedes?

— Oye, Ha-ri...

— Además, no creo que me haga nada. Ni siquiera debo ser su tipo. Soy una simple omega ¿por le atraería a un hombre tan malhumorado, serio y cascarrabias como él? si me contrató es porque confía en mis habilidades.

— Oh, oh...

— ¿Qué? Es la verdad... No se preocupen, me mantendré lejos para no caer en tentaciones. Conservaré mi lugar como su secretaria. Él un alfa y yo una omega ¡No debe ser tan difícil!

Ha-ri se gira, sin embargo, se choca con otro cuerpo y se tambalea a punto de caerse. Lee Know la toma de los hombros sosteniéndola.

El olor a fresa entra en sus fosas nasales de manera inmediata. También a chocolate. Lo más extraño es que sintió un tercer olor. Vainilla. Eso lo espantó y al mismo tiempo lo embriagó. Un omega jamás se le había acercado en tantos años, mucho menos haber percibido tantos aromas al mismo tiempo. La mujer movió su nariz con incomodidad al sentir su olor a cigarrillo. Bastante fuerte y enloquecedor.

Ha-ri se separó con susto y juntó sus manos haciendo muchas reverencias.

— ¡Lo siento mucho, señor Lee! ¡perdóneme! — se disculpa sin parar.

— Deje eso, sólo fue un tropiezo— habla de mala gana. Le extiende su bolso — para la próxima no tenga el afán de irse tan rápido. Tuve que venir hasta aquí.

— Lo siento mucho.

— ¡Jefe! ¿Qué hace aquí a esta hora? Pensé que estaba en la oficina. O mejor dicho... ¿Como sabía que estaríamos aquí? — pregunta Christopher.

— ¿Acaso te importa? — dirige su mirada a su secretaria — la quiero mañana temprano sin excusas. Hay mucho trabajo y no debería andar bebiendo.

El hombre parece molesto y se va sin más.

— Ay ¿Qué le pasó? Se puso más grosero de lo usual.

Lee Know cierra la puerta de su camioneta con fuerza, soltando un suspiro enojado. Observa a sus empleados por el vidrio, en especial a su secretaria. Aparta la mirada estresado y echa aromatizante en el aire al sentir el olor de la fruta regresando a su nariz. Arranca yéndose de una vez.

— ¿Qué le pasaría? ¿Acaso huelo feo y lo hice vomitar? — pregunta la chica. Felix se acerca olfateando.

— Yo sólo huelo fresas.

Los demás asienten dándole la razón. Ha-ri hace una mueca incómoda, ya que el olor a tabaco se sentía más fuerte de lo que pensaba en su blusa.

— Gracias por la invitación y discúlpenme si les causé algún problema con el señor Lee, de verdad, qué vergüenza— pide perdón rascando su nariz.

— No te preocupes, Ha-ri, no pasa nada. Ya estamos acostumbrados a que nos regañe por cualquier detalle mínimo. Mañana te darás cuenta — Jeongin ríe bajo dándole un beso en la mejilla para después tomar la mano de Chris e irse— adiós a todos.

— ¿Te dejamos en tu apartamento? — ofrece Hyunjin.

— No, descuida, me iré en bus.

— Ya son casi las diez y puede pasarte algo, anda, ven con nosotros — insiste la pelirroja llevándola al coche.

En el camino, los Hwang se comportaron más alborotadores de lo que parecen. Se pelean y después vuelven a hablarse como si nada. Típicas interacciones entre hermanos. Ha-ri es hija única por lo que jamás ha vivido ese tipo de experiencias.

Entró a casa, encontrándola tan callada como siempre, oyendo el sonido de la televisión donde transmiten el programa de cocina de todos los días a la misma hora. Pasa a la sala hallando a su abuela en su mecedora.

— Hola abuela, he llegado — anuncia acercándose y dándole un beso cariñoso como saludo.

— Hola hija ¿cómo te fue con tu nuevo jefe? ¿Se portó bien contigo? — pregunta con interés, la pelinegra hace una mueca recordando todo el trabajo que hizo y la tonta escena con su mandatario — hubieron altos y bajos ¿cierto?

— Algo así pero no debes preocuparte, es mi culpa por ser tan distraída... — recoge la taza de café en la mesa y el resto de platos llevándolos a la cocina— ¿Qué hiciste de cenar?

— Bowl de huevo y kimchi. Tus platos favoritos — la señora se levanta y camina hacia ella con su bastón — mi niña... te noto algo apagada ¿te encuentras bien?

— Abuela... Por lo general ¿los alfas huelen tan fuerte?

Su abuela es una beta. Estudió etología cuando era joven, se jubiló a los setenta años y ahora vive con una pensión aceptable. Es experta en saber todo sobre los alfas, betas y omegas.

— Sí, cariño, eso es lo que les caracteriza... Seguramente te muestras confundida ya que es tu primera vez conviviendo con un alfa durante tanto tiempo ¿no es así?

— Es que... El señor Lee es un hombre muy extraño ¿entiendes? No se comporta como los demás. Ni siquiera se da cuenta de que existo y eso que soy la única omega en el trabajo. Si fuese otro tipo de alfa, ya me habría marcado o quién sabe qué otra cosa.

— Tiene auto control. Muchos lo tienen, sin embargo, la verdadera personalidad de un alfa se conoce cuando está en celo.

— ¿Qué les pasa cuando lo están? — la mira curiosa.

— Se muestran más agresivos de lo normal y buscan a un omega para aparearse y marcarlo, por lo general buscan a su omega ya que se considera que es la única persona que puede calmar sus ansias. Se vuelven muy tóxicos y ansiosos.

— ¿El abuelo era así? — sonríe con gracia.

— No estamos hablando de él — se niega a responder soltando una risa al final. Deja los trapos de la cocina en el mesón — ¿Qué te parece si mañana temprano preparo unas galletas para que tu jefe se porte mejor contigo, mmm?

— Ay, abuela, no creo que sea buena idea ¿y si no le gustan?

— ¡A todos les gustan mis galletas! Iré a dormir para levantarme y hacerlas. Cariño, apaga las luces y hazlo también. Mañana debes madrugar para ir a la oficina.

— Bien, buenas noches. Descansa.

Le da un abrazo despidiéndose y la mayor se retira a su habitación. Ha-ri suspira oyendo los sonidos del exterior, los búhos, grillos y llantas de los coches eran abrumadores. Y, como siempre, ella comía sola en medio de un cuarto solitario. Sin nadie quien la acompañase.


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