CAPÍTULO TREINTA Y TRES: FIESTAS Y AMORÍOS

— Dijiste que iríamos a comer pollo — reclamó Lee Know al notar el club nocturno que tenía al frente, estando lleno a pesar de ser un día en medio de la semana.

— ¡Adentro venden! — Se excusó Jeongin. El alfa puso los ojos en blanco.

Desde el día en que se embriagó no ha querido saber más de alcohol, por lo que se prometió a sí mismo que se controlaría y no bebería demasiado para no seguir en ridículo con Ha-ri. Ahora, lo que más quería era hacerla sentir orgullosa, y no quedar como un tonto frente a su novia. Se moriría de vergüenza. Por octava vez.

Ha-ri le dió una sonrisa calmada, sin importarle mucho que estén allí, ya que le gusta distraerse de vez en cuando de sus problemas. Se agarró del brazo de Minho y ambos caminaron, siguiendo a sus amigos hasta una mesa en medio de la gente que bailaba y bebía sin parar.

— ¡Bienvenidos! ¿Qué van a tomar? — un mesero se acercó animado, tratando de que lo escucharan a pesar de la música fuerte.

— ¡El trago más fuerte que tenga, por favor! — pidió Ye-ji, dispuesta a hacer que la celebración de noviazgo de su jefe sea un éxito total. Una vez hizo el pedido, se movió en el sofá, aproximándose a su amiga — ¡tenías muy bien escondido tu secreto, Ha-ri, la verdad nunca me lo esperé!

— ¿No estás molesta?

— ¡Ya te dije que no! ¡Es increíble! ¡Por fin alguien podrá controlarlo en la oficina para que deje de ser un perro gruñón y grosero! — rieron dándole un vistazo a Minho, quien estaba en silencio, viendo a su alrededor con curiosidad. No estaba acostumbrado a ir a sitios así, siempre eran bares o clubes de alto rango que no implican todo ese desastre.

— ¿Te sientes bien? — le preguntó, llamando su atención. Él asintió para no preocuparla, ya que no quería arruinarle su diversión, solo que se sintiese contenta de estar ahí juntos. Por fin como pareja— Si te incomoda podemos ir a otro lugar.

— No te preocupes— la botella de Vodka llegó a su mesa y la pelirroja comenzó a repartir los vasos e iba a darle otro más a su jefe, pero este le puso su mano en frente — ¡No quiero más!

— ¡Ay, Lee Know, no seas así! ¿Puedo llamarte así? ¿Cierto? Después de todo, no estamos en la oficina y, ahora que eres novio de mi amiga, deberíamos tratarnos como amigos ¡somos panas! — él rodó sus ojos sin prestarle atención a sus ocurrencias— ¡Vamos a bailar!

Ye-ji saltó emocionada y se fue con Jeongin y Christopher a la pista. Ha-ri tomó otro vaso con calma y se les quedó mirando ansiosa, acción que Minho notó enseguida.

— Puedes ir si quieres — ofreció.

— ¿En serio? ¿Estarás bien? Puedes llamarme si necesitas algo — él asintió sonriendo sin mostrar sus dientes. Antes de irse, la omega dejó un beso en su mejilla y la vió irse con sus amigos, disfrutando la música.

Lee Know decidió tomar un poco más, de muy pequeñas cantidades para no sobrepasarse. Veía a Felix y Hyunjin jugando entre sí como una parejita feliz ¿Cómo no se había dado cuenta de eso antes? Definitivamente hay veces en que sus empleados lo pasan por alto. Siguió vigilando a Ha-ri, cuidando que nadie se sobrepasara con ella mientras bailaba.

A Minho no le agradaban mucho ese tipo de lugares, como casi todas las cosas en su vida, le recuerda a su pasado. Cuando, en sus tiempos de adolescencia, su padre llegaba a altas horas de la noche y peleaba con su mamá porque ella le reclamaba por la hora, sin embargo, él siempre supo que se veía con otras mujeres en discotecas o clubes y Seung le cubría por el simple hecho de ser su hijo en cuna de oro. Mientras que él, seguía siendo su cero a la izquierda, a pesar de ser el hijo mayor.

Sacudió levemente su cabeza olvidando esos pensamientos que le dolían por dentro y bebió otro sorbo, aliviando su cabeza con el sabor amargo de su bebida, la cual decidió dejar ya a un lado. Porque él nunca sería como su padre, no cometería el mismo error. Ahogarse en alcohol hasta la muerte.

— ¡Hey! — Ha-ri volvió, tomando su mano con suavidad — no lo sé, Minho... Siento que esto no es buena idea. Estás muy raro ¿te parece si vamos a casa y te preparo algo de comer?

— En realidad, quería pedir algo. Podemos quedarnos más tiempo ¿Qué quieres? — ella sonrió y miró la carta.

— Mmm... Unas papas fritas con cheddar estarían bien. Gracias.

Minho le dió el dinero al mesero y este trajo su pedido. La omega comió con ganas, aún así, al parecer eso le abrió más el apetito, pero no exactamente por comida.

— ¿Soy yo o esto sabe mejor después de comer? — habló, para después beberse otro vaso de Vodka— ¡Ye-ji! ¿Puedes servirme más, por favor?

— Ha-ri, más despacio ¿sí? — advirtió el alfa al notar que bebía y bebía sin parar, un vaso tras otro, sin preocuparse del nivel— ya deberíamos irnos ¿no crees?

— ¡Voy al baño!

— ¿Te acompaño?

— ¡No, no, gracias! — se negó levantándose y caminando con dificultad por sus tacones, los cuales se quitó cuando se dió cuenta que no los necesitaba mucho — ¡ya vuelvo, no sigan sin mí!

Se dirigió a su objetivo, donde hizo fila unos minutos, esperando a que desocuparan. Lavó sus manos y rostro, en donde sus mejillas estaban rojas y sus ojos pequeños, por estar ebria. Abrió la puerta, saliendo una vez que se sintió mejor del mareo que tenía, dándose cuenta que ya era la única en ese pasillo.

— ¡Hey! — una voz la llamó y se giró hallando a un hombre, no muy lejos de su edad.

— ¡Hola! ¿Quién eres? ¡soy Ha-ri! — saludó energética, siendo extremadamente amable, ya que esa es su actitud cuando está borracha.

— Qué bonito nombre tienes, Ha-ri.

—¡Gracias, mi abuela me lo puso! — rió tapando su boca. El olor fuerte llegó a su nariz, indicando que era un alfa, pero no le prestó atención.

— ¿Vienes acompañada?

— ¡Vine con mis amigos!

— ¡Genial! Luces cansada y, siendo sincero, algo destruida ¿te gustaría que te deje en tu casa? No creo que tus amigos se den cuenta que te fuiste.

— Mmm... No sé, no puedo dejar a Lino... — se quedó corta al sentir otro mareo.

Minho llegó justo a tiempo, agarrándola y apoyándola en su cuerpo cuando quería caerse, mirando con seriedad a su acompañante desconocido.

— También vino con su novio — aclaró, marcando territorio para intimidar al que invadía su espacio.

— ¡Lino! — Ha-ri sonrió enormemente al verlo, dándole un abrazo, como si no lo hubiese visto en más de cinco años. El alfa se retiró de una vez al saber que no lograría su misión— Minho... No me siento muy bien, creo que comí mucho ramen. Mal ramen. Ramen mal.

Él rió un poco — el ramen no es alcohol, cariño, además, ni siquiera has comido eso... Mejor vámonos ya.

Tomó sus hombros con firmeza y caminaron por la gente, recogiendo el bolso de Ha-ri, dándose cuenta que los demás también estaban demasiado tomados como para darse cuenta de que se irían, así que salieron del club sin más.

— ¡Lee Know! — una figura femenina los detuvo en la salida. Una chica de cabello claro, ojos oscuros y delgada apareció frente a ellos— teníamos muchísimo sin vernos ¿desde cuándo? Ah, hace un año en el cóctel de Londres.

— Hola, Hyo-ri — saludó un tanto incómodo.

— ¡Hola, soy Ha-ri! — la pelinegra sonrió, volviendo a recobrar la poca consciencia que le queda— Qué bonita eres... ¿Qué eres? ¿Un ángel?

— ¿Qué soy? Pues... Soy la ex novia de Lee Know ¿y tú eres? — contestó divertida al ver que no podía ni mantenerse de pie por más de dos segundos.

— Su novia— contestó orgullosa.

— Oh... Veo que tus estándares y etiquetas cambiaron demasiado, Lee Know, o más bien, bajaron— bromeó, él le dió una mirada enojada y Ha-ri se hizo como que no entendió, aunque si lo haya hecho— en fin, me voy. Nos vemos en otra ocasión.

Minho bufó estresado y se la llevó directo al auto. Buscando sus llaves, su omega se dedicó a saludar a las mariposas que volaban encima de las flores a su lado, con bastantes ánimos y gentileza, se puso hasta a hablar con ellas. El alfa la acomodó en el asiento de copiloto, y, una vez que abrochó su cinturón, subió a su puesto.

— Lino... — le llamó casi dormida. La miró con atención, esperando que hablase para arrancar — ¿ella quién era?

— Nadie importante, cariño. No le hagas caso— contestó sin más.

— En serio era tu novia antes de mí? Pensé que yo era la primera... — murmuró desanimada.

— No, solo fue una noche, pero veo que se le subió a la cabeza. No tienes por qué preocuparte, siempre vas a ser la primera y la única — tranquilizó, acariciando su cabello para hacerla sentir en calma.

— ¿Y tú siempre vas a ser mío?

Esa pregunta le tomó por sorpresa, aún así, sabía que en algún momento debía responderla, incluso si ella no la hacía nunca.

— Soy y seré todo tuyo.

Ha-ri sonrió ampliamente, se estiró en la silla, inclinándose a él y dejando un beso en sus labios. Para después tirarse de regreso y caer dormida con facilidad. Lee Know no pudo evitar sonreír un poco de lado, acomodó su flequillo que molestaba sus ojos y condució para ir a casa de una vez por todas.


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