CAPÍTULO TREINTA Y OCHO: S.O.S

— Pueden dejarlas aquí, gracias — indicó Ha-ri a los repartidores, quienes traían las botellas de agua y demás suministros para casa.

Minho había insistido en tener todo preparado para su viaje, eso implica dejar a Ha-ri bien equipada para los días en los cuales no va a estar, con comida, dinero y otras cosas indispensables. Se había ido temprano, dejándola sola de una vez por todas. Lo que quería. 

Cerró la puerta principal una vez que terminaron y se apresuró en ir a la habitación, tomar la prueba de embarazo que había escondido bajo el colchón (por si acaso) y corrió al baño inmediatamente. Ella nunca ha tenido ese tipo de inconvenientes, ya que con todos los chicos con los que ha estado es muy cuidadosa, siempre con protección, pero supongamos que Minho es un caso aparte.

Se quedó sentada en la tapa del inodoro, moviendo su pie impaciente. Esperando el tiempo requerido para ver la respuesta definitiva a todas las preguntas que la atormentan. Ye-ji le había recomendado ir al doctor y confirmar con un examen de sangre en vez de una prueba, porque es más confiable, sin embargo su temor por las agujas la detiene.

Pasaron los 15 minutos correspondientes y suspiró profundo, preparándose mentalmente. Agarró la prueba y contó hasta 3 para ver el resultado.

Positivo.

2 semanas.

No es tan grave. Ha-ri es muy buena con los niños y tiene su alfa destinado, además de que ya era tiempo de que pensara en su vida familiar, o sino iba a llegar a los 30 sin al menos haber tenido un novio adecuado. Y ¿para qué mentir? Sí quiere un hijo, se imagina una vida al lado de Lee Know y eso la haría más que feliz. Sí, fue imprevisto, pero no por eso no ha de estar emocionada.

— ¿Lo ves Blue? Vas a tener a alguien más quien cuidar — le habló sonriente, esta le lame la cara con cariño— ¿Cómo le diré a Minho? Lo mejor es esperar cuando regrese.

Tampoco hay que mentir que siente miedo por cómo vaya a reaccionar su pareja. Un bebé es una responsabilidad, él es bastante comprometido pero es diferente en ese ámbito. Aún así Minho estaba convencido de que algún día tendrían uno, quizás el golpe no sea tan duro si tiene esa mentalidad.

— ¡Ha-ri! — el grito de Ye-ji detuvo a Ha-ri justo cuando iba entrando a Kats — ¿Y? ¿Cómo te fue con eso?

La omega la jaló del brazo, llevándola a la oficina y cerró la puerta con seguro. Más vale prevenir. Le entregó la prueba y su amiga hizo una expresión de asombro, tapándose la boca impactada.

— ¡No puede ser! ¡felicidades! — gritó contenta, dándole un abrazo fuerte— siendo sincera me sorprende que haya sido tan rápido, pero qué va, Minho y tú son almas gemelas ¿para qué esperar si van a estar unidos durante toda su vida? Pido ser la madrina.

La pelinegra rió leve, tomando asiento en su escritorio — planeo decirle a Minho cuando regrese de Estados Unidos, así que, por favor ¿Puedes mantenerlo en secreto por ahora? No quiero que los chicos lo sepan todavía. Lo mejor es esperar.

— Sí, claro, no te preocupes— tranquilizó sentándose a su frente. Ha-ri hizo una mueca — ¿Te sientes bien? ¿Quieres algo? ¿Comida? ¿Jugo?

— Descuida, es solo malestar. Supongo que por el embarazo y la lejanía de Minho, mi omega se siente estresada.

— Te traeré una bebida de manzanilla, eso ayudará—Ye-ji se apresuró en irse a preparar su té.

Ha-ri decidió continuar con su trabajo, ocupándose de algunos asuntos ya que el jefe no se encuentra. Probablemente salga más temprano, para relajarse y no sobrepasarse, tiene que cuidarse más que nunca en su estado.

Salió de sus pensamientos al ver a Changbin entrar. No han hablado demasiado, solo una o dos veces como mucho. Desde que lo vió hablando con Lee Seung aquél día que lo conoció por primera vez, ha decidido tomar distancia, especialmente por las advertencias de su pareja.

— ¿Te puedo ayudar? — preguntó.

— El señor Lee me pidió el informe mensual de las máquinas— le extendió una carpeta, ella la recibió, guardándola después de darle un vistazo rápido — también me preguntaba qué harías hoy, sé que Lee Know no está, así que has de sentirte algo sola ¿te gustaría ir a cenar?

— Oh... Me tomó por sorpresa, si te soy sincera. Después de todo, casi no te conozco.

— Entiendo, tranquila, es solo una comida. Si te sientes incómoda no hay problema.

— Te agradezco la invitación, de verdad, pero tendré que rechazarla. Quiero volver temprano a casa y no me gusta mucho estar por ahí de noche, en especial si estoy sin Minho— responde, dándole una pequeña sonrisa para transmitirle confianza.

— Está bien, descuida, nos vemos luego— calmó, yéndose de una vez.

Él nunca ha sido muy sociable con otros empleados de la empresa. Se dedica a supervisar que el trabajo de la maquinaria funcione en buen estado, los resultados sean comprometedores y eso es todo. Es muy enfocado en su empleo y realmente no tiene amigos, ni siquiera se sabe qué tipo de rango social o género le interesan.

— Ví salir a Changbin ¿todo bien? — preguntó la pelirroja, volviendo y dejando la taza en la mesa de su amiga, quien asintió lento, un tanto extrañada— estaré en mi puesto. No dudes en llamarme si me necesitas ¿okey? Más tarde vendré para el almuerzo.

— De acuerdo, gracias.

(—🍓—)

El taxi dejó a Ha-ri cerca del apartamento y tuvo que caminar a través del parque para llegar al edificio. Había estado trabajando bastante, sin embargo, por la insistencia de Ye-ji en que tiene que mantener reposo en su estado, salió antes de su hora habitual. Ella la acompañó a comer y se aseguró de que fuera a casa sana y salva. Definitivamente Ye-ji es una grandiosa persona.

Hizo una mueca al sentir sus tobillos doliendo. Seguramente ya están apareciendo esos dolores en las articulaciones los cuales las embarazadas odian a muerte. Se sentó un rato en una banca y revisó su pie, sobando un poco para calmar la molestia del tacón en su piel.

— Oh— se sobresaltó al ver el gato blanco que apareció por el camino. Pensó unos segundos y buscó en su bolso una barrita de avena— Ven, mira, aquí tienes.

Se acercó a ella, olfateando y tomando el bocado. Ha-ri sonrió y la acarició, viéndola comer con tranquilidad.

— ¿Ha-ri? — alzó la vista, encontrando a su mejor amigo ¿o se le debería añadir el "ex"? Después de todo, no se han hablado desde aquella vez en Kats.

— Chung-ho, hola — saludó poniéndose de pie, un tanto asombrada — ¿Qué haces por aquí?

— La oficina donde trabajo queda a unas cuadras y de vez en cuando vengo a comer en ese restaurante
¿y tú? — señala una esquina, donde se veía un pequeño puesto de comida callejera, algo simple pero muy famoso por la zona por su excelente sabor.

— Me mudé, en realidad. Vivo allá— también señaló el edificio lujoso que estaba al otro lado de la calle.

— Supongo que sigues con Lee Know — asintió un poco incómoda y se mantuvieron en silencio unos segundos. El gato blanco terminó su comida y se alejó, no sin antes pasar entre las piernas de la omega, agradeciendole por la ayuda — ¿Te gustaría acompañarme a comer?

— No, gracias. Acabo de cenar.

— Mira, sé que ahora nos vemos muy poco debido al problema con... Ya sabes, pero quiero que sepas que me siento muy apenado contigo con lo que pasó ese día. Nunca quise incomodar a nadie.

— Tranquilo, ya es pasado — le sonrió leve— supongo que, en parte, yo también tengo culpa. Debí darme cuentas antes de tus sentimientos y aclararte las cosas, pero estaba tan ciega con Minho que no tuve tiempo de asimilar lo que pasaba al frente mío.

— ¿Crees que podamos empezar de nuevo? ¿Volver a nuestra amistad? — extendió su mano, Ha-ri lo pensó unos segundos. Chung-ho no es una mala persona, simplemente lo que sentía lo cegó y eso a cualquier persona le puede pasar. Lo conoce de hace mucho y sería muy cobarde de su parte perder a su mejor amigo.

Recibió el apretón de manos, con una sonrisa tranquila — seguro... ¿Te gustaría algún día comer pasta en casa? Debes conocer el lugar, es increíble, y ahora tengo 2 gatos y 1 perra que me cuida bastante. No te preocupes por Lino, él lo entenderá.

— Sí, seguro. Puedes decirme cuándo — imitó su gesto más animado. Se despidieron con un movimiento de mano.

Ha-ri llegó al apartamento, dejando su chaqueta y llaves en la entrada, con sus mascotas saludando por su llegada y se dirigió a la cocina, tomando una botella con agua. Hasta que su teléfono sonó y se apresuró en contestar. Minho dijo que la llamaría en las noches para asegurarse de que está bien, no es que vaya a durar más de una semana, pero igualmente el bienestar de su omega es lo más importante incluso en la distancia.

— Cariño, no sabes cuánto te extraño. Dormir sin tí es peor de lo que pensaba, ya quiero volver — murmuró el alfa un tanto adormilado.

— Ay, Lino, qué exagerado eres — escuchó su risa a través de la llamada — ¿y qué hiciste hoy?

— Arreglé un par de cuentas y terminé de organizar algunas cajas que van para Canadá. Hablando de eso, estaba pensando que deberíamos pasar unas vacaciones allá, escuché que es hermoso en estas épocas de navidad ¿Qué te parece?

— Sí, sería estupendo — sonrió, acostándose en la cama una vez que estuvo lista para dormir— ¿sabes? Yo... Te tengo una sorpresa.

— ¿En serio? ¿Cuál?

— Lo sabrás cuando regreses, por ahora, mis labios están sellados.

— Mi amor~ — se quejó tapando sus ojos con su brazo— está bien, tendré que aguantarme hasta poder estar a tu lado nuevamente, pero esta tortura merece una recompensa ¿Qué me tendrás preparado, mmm?

— Una cena deliciosa, un baño de burbujas de lavanda y un masaje relajante ¿Qué te parece eso?

— Dios, extraño estar en casa— bufó estresado— te amo, cariño.

— Yo también.

— ¿Me esperarás con todo lo que dijiste?

— Aquí estaré, no iré a ningún otro lugar— sonrió enternecida.

Colgó la llamada y suspiró profundo, satisfecha de haber podido charlar con su pareja después de todo el día ajetreado que habían tenido ambos.

— Ay, Blue, perdóname, se me olvidó darte tu comida — cayó en cuenta de su perra y se levantó, yendo a la cocina para servir en su plato la cantidad necesaria de croquetas. Sonrió acariciando su pelaje, viéndola disfrutar — come bien, te esperaré en el cuarto para dormir.

Dejó un beso en su cabeza y se puso de pie, ante eso, un mareo la atacó. Supuso que debía ser el embarazo y no le prestó nada de atención, así que siguió hasta la habitación, donde se sentó en la cama con su cabeza dando vueltas como loca.

— Diablos... ¿Qué pasa? — susurró sintiendo su cuerpo dormido.

Agarró el teléfono, intentando marcar el número de emergencia, sin embargo sus dedos se dormían y se le era imposible ver claramente la pantalla. Se asustó al escuchar a Blue ladrando y gruñendo, al mismo tiempo que algunas pertenencias caían al suelo.

— ¿Blue? ¿Frida? ¿Seulgi?— Cayó en el colchón, con sus ojos a punto de cerrarse y cuerpo sin responder.

Lo último que pudo ver fue una figura emcapotada entrar al cuarto, y justo cuando se iba a acercar, ella ya había caído dormida.





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