CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO: PERFECTA

El dolor de cuerpo y fuertes golpes de cabeza debido a la migraña que sentía Ha-ri al recobrar su consciencia, definitivamente no merecían la pena. No es de embriagarse muy seguido, lo hace muy pocas veces, sin embargo, creyó que era momento de celebrar y se dejó llevar por unos instantes.

Escuchó sonidos provenientes de lejos y un delicioso aroma a lo que más le gustaba. Tenía mucha hambre. Puede que otras personas no quieran saber nada de alimentos cuando se emborrachan, pero ella no es así. Al contrario. Su apetito es infinito. Se levantó, caminando con dificultad fuera de la habitación y llegó a la cocina, descalza, con la ropa desordenada al igual que su cabello y sin maquillaje.

— Buenos días, pensé que tardarías más en despertar — Minho se dió cuenta de su presencia y dejó los huevos revueltos que hacía, acercándose y dándole un beso en la mejilla como saludo — ¿Cómo te sientes, cariño?

— Muy mal, mi mente da vueltas— responde con una mueca desagradable. Él peinó su pelo entendiéndola. Dió un vistazo al pie de isla — pensé que no cocinabas, nunca te había visto hacerlo.

— No lo hago frecuentemente, pero soy muy bueno— presume. Regresa a su labor sirviendo en un plato su preparación— Te he cocinado un desayuno inglés: huevos, salchichas, hash browns, tostadas... Prueba lo que quieras.

— Se me olvida que sólo comes comida fina — bromea notando de inmediato la calidad y el sabor tan increíble que tenía cada ingrediente. Minho ama alimentarse de la mejor manera, que es la más costosa posible. Si tiene el dinero ¿por qué no hacerlo? — gracias, está muy rico.

— Recuerda que hoy es el lanzamiento de la nueva línea.

— ¡Oh! ¿Tan rápido? — se mostró asombrada, recordando que tiene algo importante qué hacer. O más bien, que tienen— debemos ir a la plaza que queda cerca del parque principal ¿Podemos?

— ¿Qué hay ahí, cariño? — frunció su ceño bebiendo su café.

— Ya lo verás.

(—🍓—)

Para no tirar a la basura o deshacerse fácilmente de las pertenencias que ya no va a usar, Ha-ri decidió hacer una "venta de garaje gratis". Ahí, personas que necesitan podrían llevarse los artículos que deseen sin ningún costo. Y, ya que se acerca navidad y le sobró dinero de Minho, regalar unos cuantos juguetes a lo niños del orfanato que quedaba cerca.

— ¿Te gustan estos? Puedes tomarlos, son tuyos — le preguntó a una niña pequeña que pasaba con su mamá, enseñándole unos peluches. Se mostró emocionada recibiéndolos y agradeció yéndose. Ha-ri siempre ha sido buena con los niños, en especial con los más pequeños.

— ¿Quieres hijos? — interrogó repentinamente el alfa, haciendo que su omega le diera una mirada de reojo— tengo 28 años y es la primera vez  que me cuestiono si quiero tener hijos con alguien. Debes sentirte afortunada.

Puso los ojos en blanco, divertida, organizando la mesa— ¿Acaso nunca dejas de presumir? Pero respondiendo tu pregunta... Sería divertido intentar.

— ¿Qué? ¿Hablas en serio? — se puso recto enseguida apenas la escuchó, alzando sus cejas sorprendido. La pelinegra rió, decidiendo ignorarlo y dejarlo con la intriga mientras atendía a otras personas— vamos a tenerlos, vas a ver.

Minho la ayudó entregando algunos muebles pesados. Se pasaron la tarde allí, repartiendo cosas que otros necesitaban. Él nunca había hecho algo así, no que fuese sin dinero, pero se sentía bien saber que ayudas a otros con lo que tienes.

— ¡Ay, mira, está nevando ya! Se ha adelantado — exclama Ha-ri contenta al ver los copos caer del cielo. Su teléfono sonó, interrumpiendo su emoción — ya vuelvo.

Lee Know hizo un movimiento de cabeza en afirmación y Ha-ri se alejó un poco para hablar.

— Hola abuela ¿Estás bien?

— Hola mi niña, sí, no te preocupes. Solo llamaba para asegurarme de que estés bien. Y también, a pedirte un favor.

— Claro, abuela, lo que quieras.

— Me preguntaba si podrías acompañarme mañana. Verás, es mi primera cita médica con el doctor personal que me asignó el señor Lee y no me gustaría ir sola. Tengo meses sin hacerme exámenes y sabes que me dan terror las agujas, son espantosas.

Su nieta rió un poco — Tranquila ¿sí? Estaremos ahí.

— Muchas gracias, espero no haberte interrumpiendo... ¿Y el señor Lee? ¿Cómo ha estado?

— Bien, esta noche es el lanzamiento de una nueva línea. Está un poco nervioso pero nada que no pueda controlar, sabes cómo es— respondió dándole un vistazo, viéndolo entregar un par de juguetes.

— Será mejor que te deje, te debo estar molestando. Sigue trabajando, cariño.

— Okey, abuela, te amo. Adiós— sonrió al oír su "yo también" y colgó la llamada, regresando con su pareja.

(—🍓—)

Lee Know siguió estrictamente las órdenes de Ha-ri. Fue a arreglarse para su evento de esa noche, revisar que todo estuviese en orden y también recibir a los invitados. Ella se demoraría un poco más, tiene que arreglarse y él sabe muy bien que las mujeres son muy cuidadosas con su aspecto. Además de que es la primera vez que va a presentarla al público como su asistente. Necesita verse bien. Así que aceptó ayudarla y darle tiempo de sobra.

Bebió de su copa de champán, mientras varias personas le saludaban de paso. Minho es fan de llamar la atención, por eso ama hacer ese tipo de encuentros donde todos lo halagan ya sea por lo increíble que maneja su empresa o su apariencia tan estupenda, pero esto último lo ignora.

En ese entonces, cuando estaba dándole órdenes a los meseros de tratar gentilmente a sus invitados o si no los despediría, vió entrar a Ha-ri, con un vestido color rojo sencillo que se volvía espectacular con las perlas que usaba de accesorios. Y sí, el rojo seguía siendo su color, y se había convertido en el favorito de Minho.

— Señorita Jung — llegó a su lado, quedándose a una distancia apropiada, lo suficiente como para hablar y no mostrarse inapropiados — luce muy bien.

— Gracias, señor Lee. Usted también.— agradeció, intentando ser discreta ante la gente que había alrededor.

— La langosta está muy hermosa — alagó, aprovechando que tenía una gigante pecera donde estaba el animal. Claramente no refiriéndose a eso. La omega rodó sus ojos divertida y rió captando su indirecta— ¿bailaría conmigo?

Ha-ri tomó su mano cuando la extendió, aceptando su idea. Una vez en el centro, Minho tomó su cintura, pegándola a él sin importarle mucho los demás. Entrelazaron sus dedos y bailaron con lentitud, viendo los ojos del otro, sintiendo que eran los únicos en ese momento tan hermoso.

— En definitiva eres un ángel, mi amor — La pelinegra bajó su mirada con pena, sin embargo, él volvió a subirla con su dedo — ¿Está bien? ¿puedo llamarte así?

— No está mal, pero no lo hagas muy a menudo en público, por favor— respondió tímida— Puedes dejar de mirarme tanto, también.

— Lo siento. Ante mis ojos eres la mujer más hermosa que he visto y, obviamente, la omega más adorable — sonrió un poco cuando ella relamió sus labios, nerviosa, sabe descifrar cada acción de Ha-ri. Ya la conoce demasiado— ¿Qué? ¿Te apena que diga la verdad?

— Minho, gracias, pero... Para, no es el lugar apropiado — murmuró apurada, él rió, dejando su cabeza a un lado de la suya, aspirando el olor de su perfume delicado y fresa cerca de su cuello — ha decir verdad... Te ves muy guapo.

— Lo sé, mi vida.

— ¿Cuándo dejarás de ser tan presumido, Lee Know?— Minho volvió a reír. No era propio de él hacerlo a menudo, por lo que tomó por sorpresa a sus empleados, quienes los miraban desde la mesa de dulces y, al darse cuenta que su jefe los miraba, se hicieron los distraídos.

— A tus amigos les emociona nuestra relación — avisó.

— Disculpalos, sabes que siempre han querido este tipo de interacciones para mí.

— Se van a sorprender de todas las interacciones que te voy a dar — Ha-ri frunció su ceño con gracia, pensando si realmente es lo que quiso decir o no, al mismo tiempo que Minho le daba una vuelta en su mismo eje y volvía a acercarla— en casa, podemos tomar algo de vino, relajarnos en nuestra cama y...

— Me siento rara cuando me incluyes en tus planes personales. No lo sé, aún tengo esa visión de darte tu propio espacio por el trabajo... — se sincera.

— Lo mío ahora es tuyo, cariño. Así como yo lo soy.

Salieron de su burbuja al oír una señal por el micrófono, indicándole que era momento de que Lee Know diera su discurso. Ha-ri se apresuró en llegar para supervisar que todo estuviese correcto para la presentación.

— Buenas noches. Gracias a todos por venir al lanzamiento número 100 de Tecnologías Kats — empezó a hablar por el micrófono el presidente— mi asistente, la señorita Jung, estará al tanto de todas las inversiones y compras que deseen hacer.

La omega saludó un poco desde la primera fila donde estaba de pie.

— Esta es una edición especial. Mi equipo y yo trabajamos muy duro estos últimos meses para traerles estos modelos, los cuales saldrán a la venta el día de mañana en todos los locales tecnológicos autorizados del país bajo el sello oficial de la empresa — la gente aplaudió — como saben, surgió un problema laboral con mi antigua secretaria hace un tiempo, por ello atrasamos la producción y pido disculpas a todos por eso. Sin embargo... Quiero darle las gracias a la señorita Jung.

Ye-ji jaló el brazo de su amiga con emoción.

— Ha sido la mejor persona que he podido conocer, trabaja para mí sin cesar, incluso aguantó mis malos tratos pero no quiso renunciar por el simple hecho de que quería ayudarme. Nada de esto fuese posible sin ella. Por ello, la nombré oficialmente mi asistente, dándole el reconocimiento que se merece— Minho la miró con cariño, ella sonreía ampliamente. Estaba feliz de verla ahí, acompañándolo siempre. Tanto que no podía ocultar más sus sentimientos— la señorita Jung... No es simplemente una secretaria. Ella es más que eso.

— ¿Qué hace? — murmuró entre dientes intentando no dejar de sonreír.

— No lo sé, pero actuemos normal — Ye-ji hizo lo mismo.

— Ha-ri es mi omega y mi pareja — el público soltó un "oh" sorprendido. Sus amigos abrieron la boca en shock, incluso ella, que no podía creer lo que estaba pasando.

— Sube, sube ¡corre! — Chris y Hyunjin la empujaron. Ella subió al escenario, sonriendo tratando de parecer tranquila, pues nunca le ha gustado ser el centro de atención. Los reporteros comenzaron a tomar fotos sin parar, haciéndola marear ante tantos flash.

— Minho, estás loco — exclamó al alfa.

— Siempre he estado loco, pero más por tí— sonrió.

Se inclinó a ella dándole un beso corto en los labios, aumentando el número de fotos, segura de que mañana estarían en la primera plana de todos los artículos en Internet.




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