CAPÍTULO TREINTA Y CINCO: LA NOCHE DE HA-RI Y MINHO
—Me hubieses avisado que harías eso. En ese momento, no supe cómo reaccionar frente a toda esa gente — comentó Ha-ri, observando a Lee Know, quien se acomodaba para dar en el tiro.
— Habría arruinado la sorpresa, cariño. Además, debía aprovechar y mostrarles lo más hermosa que estás hoy— sonrió un poco haciendo su jugada, ella hizo lo mismo bajando su mirada— Carajo, me vas a ganar.
El evento se terminó tarde, más o menos a las doce de la noche. Sin embargo, ni Ha-ri ni Minho estaban cansados como para irse a dormir directamente, así que decidieron jugar un poco de Billar para pasar el rato. Ella realmente no es muy buena en eso, aún así, es bastante fácil entender el juego a la primera si prestas atención.
— Mañana mi abuela tiene una cita de exámenes con el doctor. No quiere ir sola debido a que es la primera vez, así que la acompañaré por si acaso — avisa la pelinegra mirándolo desde el otro lado de la mesa.
— ¿Te acompaño?
— No, está bien. Quédate en la oficina mientras no estoy— empujó la bola, anotando otro punto. Minho se quedó pensativo, planeando su siguiente jugada — de verdad se siente muy agradecida contigo por todo, pero más apenada. Es una responsabilidad muy pesada, según ella.
— Mi amor... No digan eso, prometí cuidarlas a ambas sin importar nada. Además, la lista de favores crece cada día más, creo que debes empezar a pagarme en serio — Ha-ri rió leve. Mantuvo su mirada en el, dándole un vistazo de pies a cabeza, recordando un detalle de hace tiempo.
— Dijiste que querías que te devolviera el favor con mi boca ¿eso qué significa? — El castaño soltó una risita, tomando de su copa de vino y decidiendo no responderle. Dejarla con la intriga haría que quiera descubrirlo por sí misma— Lino... No seas así.
Hizo un ademán, simulando un cierre en sus labios. La omega hizo una mueca— Iré por más vino.
Caminó descalza a la cocina, quedándose en la zona de vinos, donde se dispuso a pensar seriamente en que debía saldar la deuda que tenía con Minho sea como sea. Le da mucha vergüenza y sobretodo incomodidad el hecho de que no tenga lo necesario para hacerle saber lo tan agradecida que está.
Dió un vistazo hacia su alfa, quien estaba entretenido planificando sus movimientos. Aún. Agarró su teléfono y buscó "¿Cómo agradecerle a una persona?" Las palabras no son suficientes, un regalo mucho menos. Tenía que ser algo que le gustara, tanto que estuviese en paz con él el resto de su vida, pero no tiene tanta experiencia con los hombres. A diferencia de alguien más.
— A ver, Ha-ri ¿la última conversación que tuvimos no te quedó claro lo que le gusta a los hombres y jamás se cansan de recibirlo? — cuestionó Ye-ji al otro lado del teléfono, regañando a su amiga — ¿por qué eres tan inocente? ¡es muy fácil! Es obvio que es el sexo.
La pelinegra alzó sus cejas — ¿En serio?
— Dios, debes empezar a leer libros eróticos y no esas cursilerías de besos bajo la lluvia. A ver, Lee Know es un alfa, los alfas aman eso más que cualquier cosa en su vida.
— Entonces, el regalo de agradecimiento... ¿Sería yo?
— ¡Cariño! ¿todo bien? ¡te toca! — escuchó a Minho llamándola.
— ¡Sí, ya voy! ¡urgencia femenina! — gritó asomándose por la puerta del baño y murmurando con la pelirroja — Ahora que lo pienso... Por el lanzamiento y eso, hemos estado bastante ocupados durante muchos días. También nos hicimos novios, así que supongo que quiere darme mi espacio antes de intentarlo oficialmente como pareja. Después de todo, antes lo hacíamos para mantener la marca y no por nuestros sentimientos.
— Ha-ri ¿Lee Know ha sido una buena pareja para tí?
— Claro que sí, la mejor.
— ¡Entonces ve y dale mejor noche de su vida para que lo sepa! ¡saca el caballo de la jaula y cabalga!
— Estás loca — intentó no reírse muy fuerte— gracias, tus consejos son groseros pero animadores.
— Lo sé, por eso me adoras. Nos vemos mañana en la oficina, si es que llegas con las piernas sanas—Ha-ri rodó sus ojos y colgó luego de despedirse de su amiga.
Antes de salir, se miró al espejo, acomodando un poco su cabello y su vestido rojo. Si se ve tan bien, según su novio, era el instante preciso para hacer lo que quería. Agarró una botella de vino y se sirvió una gran copa, tomándola de un sorbo para tener más ánimos. Suspiró profundo regresando a la sala.
— ¿Con quién hablabas a esta hora? — interrogó con curiosidad el alfa.
— Ye-ji, quería saber si Jeongin llegó bien a casa. Tomó mucho y vomitó en el auto de Christopher.
Ha-ri examinó la zona antes de cualquier cosa y, al notar que todo se veía bien, decidió mostrarse entusiasta. Caminó a paso lento hacia Minho y, una vez que estuvo a su lado, hizo su punto perfecto. Lee Know no le prestó atención y volvió a anotar.
— Si anoto este, gano. Me acomodaré bien — dice la omega poniéndose a su frente, haciéndolo dar un paso atrás.
Sin embargo, se inclinó hacia delante, pegándose al regazo de Minho sin pudor. Inmediatamente él se dió cuenta de lo que intentaba, principalmente porque sentía esa incomodidad en su omega que le decía que está necesitada por él. Para los alfas es muy fácil identificar cuando su pareja los desea.
— ¡Gané! — exclamó con una sonrisa al lograrlo.
— Lo hiciste bien, cariño — Lee Know pasó sus manos por su cintura, descansando su mentón en su hombro — te felicitaría más, pero es una lastima que me hayas mentido.
— ¿De qué hablas?
— No estabas hablando con Ye-ji sobre Jeongin ¿acaso se te olvida que mi oído lo escucha casi todo? Digo "casi" porque lo único que no puedo oír es que me digas que quieres que hagamos el amor. Eres tan traviesa y malvada— la omega rió, recibiendo besos su cuello. Le dió la vuelta, manteniéndola cerca de él — ¿Estás segura? Sería nuestra primera noche como Ha-ri y Minho ¿no necesitas más tiempo?
— Ya he esperado mucho, Lino — confesó. Tragó en seco lista para sincerarse — quiero que estemos juntos en todos los aspectos. Somos novios, las parejas hacen esto, nada tiene por qué cambiar en nuestra relación.
— La verdad no quería incomodarte, así que preferí no decirte nada sobre eso. Pensé...
— Shh, tranquilo — puso su dedo índice en su boca. Se aproximó más a su rostro, sin apartar la vista de sus ojos oscuros— soy tuya, Lee Minho. Siempre lo he sido y lo seré.
Se besaron sin pensarlo dos veces. Demostrando lo mucho que querían vivir ese momento por el resto de sus vidas. Porque saben que de ahora en adelante el destino de ambos se ha juntado hasta el infinito. No hay un final.
Minho la alzó en su cadera, llevándola a la habitación, donde se aseguró de cerrar la puerta corrediza para que ninguna de sus mascotas se dignara a interrumpirlos. Se sentaron en la cama, en medio de un beso fogoso, se quitaron la ropa el uno al otro. Sin querer separarse.
— Te amo, Minho — susurró desesperada por sus labios.
— Yo también te amo — correspondió, lanzando su camiseta al suelo y subiéndola a su regazo, donde se siguieron besando con intensidad— vamos, cariño, yo sé que quieres hacerlo. Adelante.
Ha-ri descendió por su cuello y torso, arrodillándose entre sus muslos. Después de deshacerse de sus pantalones y ropa interior, Minho la tomó del pelo con fuerza. Sus labios rojos succionaron su punta y, poco a poco, lo introdujo en su boca, estimulando con su mano donde no llegaba.
— Ha-ri... Joder — gimió el alfa cerrando sus ojos— así, mi amor, mierda.
Empujó su cabeza contra su miembro, moviéndola con rapidez y dureza. Las venas en sus brazos se marcaron y sus músculos se tensaron, la imagen viva de toda la excitación que sentía Minho allí. La omega arrugó sus cejas y apretó los párpados, con su garganta ardiendo y rodillas doliendo, pero encantándole la sensación de sentirse destruida.
— Tu boca es increíble, cariño... — susurró disminuyendo un poco la intensidad. Ella se empeñó en seguir un poco más. El alfa gimió de nuevo y echó su cabeza atrás — M-mierda. Si sigues así me voy a correr antes de entrar en tí.
Ha-ri decidió dejarlo en paz de una vez por todas y se puso de pie, quitándose la ropa que le estorbaba. Volvió con Minho, besándose nuevamente y dejando que cayeran en la cama, con el cuerpo de su pareja encima suyo, dándole calor y protección. Su mano bajó por su abdomen, acariciando su intimidad ardiente.
— ¿Esto se siente bien? — ella asintió gimiendo en voz baja. Minho aprovechó para complacerla y succionó sus pechos, aumentando su lívido. Usó sus dedos hábilmente, acariciando sus paredes y clitoris.
— M-minho... Justo ahí— indicó con las mejillas rojas y ojos llorosos.
— No me hables en voz baja, quiero escucharte bien ¿sí? — pidió dándole otro beso.
Esa noche no solo fue sexo. Se sintió diferente a las anteriores, quizás era porque esta vez se amaban de verdad. Pues ninguno había tenido antes un encuentro tan sincero y amoroso como lo había sido ese.
— M-minho — jadeó Ha-ri saltando en su regazo, su cuerpo moviéndose al compás del suyo, mientras las manos del alfa la recorrían hasta en el más mínimo centímetro de su cuerpo.
— Ha-ri, sigue, c-cariño... — gimió tomándola en sus brazos para darle mayor aguante. Unieron sus labios otra vez, jadeando en la boca del otro— lo haces muy bien, aguanta un poco más.
Se abrazó al cuello de su amado, moviendo sus caderas con rapidez, buscando su propia liberación. Minho decidió tomar el control de la situación, así que la recostó y dió estocadas contra ella, veloces, sacándole más gemidos.
— ¡A-ah! — gritó apretando las sábanas, al mismo tiempo que sus piernas fallaban y dejaba salir por fin toda esa incertidumbre de su abdomen bajo.
El alfa siguió unos cuantos movimientos más y, cerró sus ojos con fuerza, corriéndose en el interior de su omega cuando tocó el cielo. Recuperó aire unos segundos y de paso dejando pequeños besos en la boca de su pareja.
— ¿P-puedes quedarte un rato así? — preguntó Ha-ri respirando agitada. Él asintió— eso estuvo muy bien...
— Intenso, diría yo — rieron con dificultad, ella se detuvo quedándose viéndole — ¿sucede algo?
— El otro día me preguntaste cuál era mi fantasía sexual y... Era que alguien quisiera hacer el amor conmigo emocionalmente, no por deseo o conveniencia propia.
Minho apoyó los codos a cada lado de su cabeza, acariciando su cabello desordenado y observándola con atención — ¿Estás lista para renovar la marca?
Se sentaron en el colchón y, con el alfa a sus espaldas, recogió su cabello a un lado. Aguantando la respiración cuando sus colmillos se clavaron en su hombro con fuerza, no doliéndole demasiado, pues Minho dejó besos y lamidas en la zona. Calmándola.
— Dime que nunca me vas a abandonar. Eso me dolería más que la propia muerte— musitó mirándose entre sí, con la luz de la noche entrando por la ventana, siendo lo único que los iluminaba. Acurrucados en las cobijas.
— Seré tu omega hasta el fin de nuestros días, Minho. Nadie más podrá marcarme — juró dándole un beso corto.
Hay promesas que se cumplen.
Y otras que no.
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