CAPÍTULO SIETE: EL AMIGO NO MUY AMIGO
Al día siguiente, Ha-ri no trabajó con la misma emoción que tenía los primeros días. Las palabras del señor Lee fueron suficientes para hacerla sentir mal. No era su culpa haber nacido omega y tampoco lo era no tener una vida como la suya: perfecta y con lujos. Nunca pensó que todo lo que hacía era porque le atraía, ni que estuviera loca, solamente llegó al punto de que tal vez él le tenía cariño como una amiga. Lo cual fue un completo error.
Sin embargo, por más triste que se sintiera consigo misma, a él no parecía importarle ni un poco. Continuó con sus tareas, mandándola como si la noche anterior no le hubiese dicho sus verdades hirientes y hecho sentir un ser humano terrible solo por ser una omega y él un alfa. El peor que ha conocido, por cierto.
— ¿Cómo te fue anoche en el museo con el señor Lee? — le pregunta Hyunjin cuando ve a la chica en la fotocopiadora frente a él, aprovechando que el señor Lee salió un momento para así hablar.
— Bien — fue lo único que respondió en un tono desanimado. El rubio percibió su olor amargo desde su mesa y supo que estaba triste.
— ¿Te dió la charla de "motivación"? — Ha-ri frunce su ceño viéndolo — Te preguntarás cómo lo sabemos... A todos nos la ha dado cuando entramos a la empresa. Otro de sus lemas es "si te sientes inferior, querrás sentirte superior" Quizás pienses que lo hace para que renuncies y te vayas, pero es todo lo contrario: si te la dió, significa que piensa que haces bien tu trabajo y quiere probar si eres persistente para soportar sus mandatos.
— ¿De verdad? — asiente y la pelinegra se cruza de brazos un tanto molesta — ¿me está tomando el pelo? ¿Cree que es gracioso? Anoche no pude dormir por su culpa.
— Descuida, Ha-ri. Así es su estrategia. Analiza tu forma de trabajar y si le gusta, encontrará el momento preciso y te dará la charla como prueba. Algunas personas ya han salido corriendo de aquí por eso— explica Felix a su lado.
— Yo no lo haré. Podré ser una omega y él un alfa pero seré más fuerte que él y trabajaré para que se arrepienta de todo lo que me dijo — dice con decisión. Pasa su mirada por la gran oficina — ¿Dónde están Christopher y Jeongin?
— Deben estar en la bodega de archivos besándose. Siempre se escapan cuando Lee Know sale.
— Son muy lindos ¿Desde cuándo están juntos? — sonríe animada.
— Hace dos años... Chris lo trata como un bebé— ríen.
— ¡Ha-ri! — oye una voz conocida cerca por lo que se da la vuelta, encontrando a su amigo Tae Chung-ho, el único alfa que la ha tratado bien. Estudiaron juntos en la universidad y desde entonces son mejores amigos— has dejado estos papeles en casa, la señora Jung me pidió que te los trajera.
— Oh, gracias, Chung-ho. Tuviste que venir hasta aquí sólo para eso.
— En realidad, no, también vine a invitarte a almorzar. Ya casi es hora de tu descanso — sonríe amable.
— Ven, te presentaré a mis compañeros de trabajo.
Las puertas del ascensor del pasillo se abrieron y Lee Know salió de ahí. Paró en seco cuando un olor particular llegó a su nariz. Un alfa. Apretó su mandíbula caminando a paso rápido hacia la oficina del piso, pasando por alto el "Buenas tardes" que le dió Yeji, quien lo miró desconcertada por su actitud más fuerte de lo normal. Observó de pies a cabeza aquel chico castaño al lado de Ha-ri. Lo que más odia es que otro alfa venga a irrumpir en su territorio, llenando sus pertenencias de su fragancia tan molesta.
— Buenas tardes — habló llamando la atención de sus empleados— ¿Qué hace ese chico aquí?
— Perdón, señor Lee, es mi amigo Chung-ho. He olvidado unas cosas en casa y vino a traerlas, eso es todo — responde Ha-ri tomando el brazo de su amigo con una sonrisa. El jefe ladea su cabeza con ironía— ya nos vamos a comer, nos vamos más tar...
— No se puede ir — el presidente se niega a dejarla ir y da un paso al frente interrumpiendo el camino — tiene mucho trabajo que hacer y se va a quedar en la oficina.
— Pero, señor Lee...
— Se va a quedar.
— Sólo serán diez minutos, le prometo que la traeré tempra...
— se va a quedar porque yo lo digo ¡a mi oficina! — repite molestándose.
— ¿Por qué le grita?
— Chung-ho, calma, él es así — la pelinegra se pone al frente de su amigo, ignorando al otro alfa — cenamos esta noche ¿de acuerdo? Espérame. No te preocupes.
Ha-ri le da una sonrisa tranquila y se retira de vuelta a su puesto. Lee Know le alza una ceja presumiendo y hace lo mismo, cerrando la puerta con fuerza. Chung-ho se fue sin más.
La omega observó de reojo a su jefe, el cual caminó a su cuarto dejando la puerta abierta, probablemente para vigilar que no se escape. Se sentó en su escritorio y se dispuso a trabajar de una vez por todas. Obviamente está como si nada, ya almorzó y ella aún no. Su cuerpo le pide alimento desesperadamente y no podrá levantarse ni siquiera para ir al baño.
Al cabo de una hora, no podía concentrarse, no paraba de quejarse silenciosamente y los sonidos que emitía su estómago no eran muy agradables. Tocaron la puerta y por esta apareció Ye-ji, quien sonrió al ver a su amiga pero paró en seco al notar la mirada penetrante de su jefe.
— Buenas tardes, señor Lee. Con permiso. — saluda tratando de que dejara de verla, lo cual hizo después de unos segundos y suspiró profundamente acercándose a Ha-ri — mira, te he traído esto, espero te guste.
La omega abre el recipiente hallando Rabokki— Muchas gracias, Ye-ji, de verdad.
— ¡No es nada! Mi mamá tiene un restaurante en el centro de comida callejera, te va a encantar. Debería llevarte algún día.
— Se ve delicioso — abre el recipiente viendo la comida encantada con el rico olor que desprende. Revisa en su bolso tratando de buscar su billetera y saca dinero de allí — no se cuánto cuesta pero toma esto como agradecimiento.
— Ay, Ha-ri ¿Cómo crees que te voy a recibir? ¡estás loca! — pausa pensando — además, me contaste que hoy, después de trabajar, debes llevar a tu abuela de regreso al asilo ¿no? Necesitarás dinero para el taxi.
— Mmmm.. Sí. Ya se le acabaron las vacaciones. Debo seguir pagando su mensualidad a partir del próximo mes.
— Hablando de eso ¿ese asilo no es muy caro? Sé que quieres que tu abuela esté en el mejor de Seúl y tenga sus comodidades, pero... ¿Estás bien de dinero?
— Sí, no te preocupes. Me alcanza para lo necesario.
— Si necesitas ayuda no dudes en pedirla— La recepcionista se retira para que disfrute su almuerzo.
Ha-ri dejó a su abuela viviendo en el asilo cuando estaba en la universidad, durante las vacaciones la trajo a su apartamento, pero ahora que se terminaron y ha conseguido un trabajo pesado, es hora de que regrese a su casa de cuidados. No puede cuidarla correctamente y prefiere pagarle a un lugar especializado para ella a correr el riesgo de que algún día le suceda algo sin estar ella presente. Así está más tranquila aunque le duela hacer eso.
— Señorita Jung — su jefe le llama la atención y ella se pone de pie esperando su mandato— ¿la propuesta de su abuela para ir a cenar sigue en pie?
Alzó sus cejas —Supongo que sí, no lo sé... Puedo llamarla y preguntarle si puede esta noche.
Agarró su celular marcando el número fijo de su apartamento y a los pocos tonos su abuela contestó. — Hola mi niña, estoy bien ¿necesitas algo?
— No, abuela, no te preocupes. Te quería avisar, de hecho, el señor Lee quiere ir esta noche a casa y probar tu comida ¿Crees que estés en condiciones?
— Oh, claro que sí, con mucho gusto... Pero ¿no ibas a salir con Chung-ho? Se la ha pasado toda la tarde esperando para ir a recogerte. Faltan diez minutos para las ocho.
— Dile que me espere, ya voy para allá.
Cuelga y observa al hombre— mi abuela dice que sí puede recibirlo.
— Bien, andando.
Ha-ri se mostró confundida ante la actitud apresurada de Lee Know. Sin embargo, le preocupaba más el hecho de tener a dos alfas en el lugar donde vive.
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