CAPÍTULO DOCE: EL MISTERIO DEL ARMARIO

El reloj marcó las diez de la mañana, Ha-ri se había preparado para estar en casa haciendo un maratón de películas por quinta vez en dos días. Su estado mejoraba, ya no se sentía tan enferma y se veía más animada. No podía esperar para regresar a Tecnologías Kats y continuar con su trabajo, al menos allá se distraía y salía de vez en cuando. Estar encerrada todo el día no le es que le guste demasiado.

Escuchó el timbre de la casa y bajó con rapidez abriendo la puerta, encontrando a Lee Know. Sigue muy molesta con él, principalmente por el hecho de que le oculta muchas cosas, en realidad no tiene obligación de contarle nada, apenas se conocen hace pocas semanas, pero si es su omega y tienen que convivir mucho más de ahora en adelante, ella tiene derecho a saber cuáles son sus verdaderas intenciones. Aún así no sean buenas.

—Buenos días...Le he traído desayuno— alza un poco la bolsa en su mano, ella se mantiene callada mirándolo con sus ojos entrecerrados —¿me perdona si le digo que traje boba de manzana verde y frutos rojos?

—Acepto la comida pero no soy fácil de convencer — le quita la bolsa regresando al interior de la casa. Él la sigue cerrando la puerta y viendo cómo abre la caja con rapidez — no pensé que fuera en serio eso de que vendría.

— Nunca le miento, señorita Jung —La pelinegra alza una ceja observándolo de reojo y abre el empaque hallando huevos, salchichas y waffles con miel.

Ha-ri tiene una seria debilidad por comer. Si está molesta contigo y le das comida, te besa la cara de la felicidad. Si le das un plato de corn dogs de papa (su chuchería favorita) se casaría contigo de inmediato. Adora comer. Aunque eso no aplica para Lee Know.

— No hay manera de que pueda convencerme —se niega tomando fruta de la mesa y llevándola a la cocina. El alfa gruñe frustrado al no lograr un avance en su perdón. Ni él mismo se entiende. No quiere tener nada con ella y anda detrás suya como un cachorro con su dueño. En cierta parte, es mentira eso de que no le parece una posible candidata aceptable para tener una relación amorosa.

Se quitó la chaqueta dejándola en el perchero y la siguió hasta donde estaba, encontrándola cortando la fruta en su mesón, concentrada en ello. La miró desde su sitio. Nunca se había dado cuenta de lo bonita que era o al menos de que era su tipo de mujer. Su cabello color negro era muy largo que combinaba a la perfección su piel blanca. Y a pesar de su baja estatura, que por cierto la hacía ver adorable, era perfecta para inclinarse y besarla. Esa idea lo dejó muy pensativo.

— ¿Qué tanto me mira? — cuestiona Ha-ri sacándolo de sus pensamientos, incómoda por tener sus ojos que la examinan cuidadosamente por todas partes.

— Nada—Ella frunció su ceño y siguió con su trabajo, ignorándolo. Lee Know es muy directo, por lo que cuando ve una oportunidad, la aprovecha sin pensarlo dos veces, así que no dudó en ponerse detrás de ella y tomarla de la cintura— Sólo pensaba en que combinaría muy bien con las sábanas de mi cama.

— ¿Disculpe? — Intentó apartarse, no obstante, Lee Know la pegó a él otra vez y puso el cabello de la chica en su otro hombro, exponiendo parte de su piel — señor Lee, ya basta.

— Ha-ri... Mi Ha-ri —susurra en su oído, lo cual la hizo sonrojarse excesivamente y sentirse muy nerviosa— por favor, perdóname ¿Eso es lo que quieres? ¿Que te ruegue por mi perdón? Bien. No puedo vivir sin ti, Ha-ri, por favor, ten piedad de tu alfa. Ni de chiste.

—Esto no me está causando gracia.

— A mí tampoco ¿por qué crees que sí? Ya te marqué, ahora eres mía.

— Por favor, señor Lee.

— Dime Lee Know. Puedes hacerlo si estamos fuera del trabajo— su nariz se pega a su cuello aspirando el montón de aromas que percibe de su omega — ¿Cómo es posible que huelas tan... mía, si sólo hemos estado juntos una noche?

— Lee Know, no, no puedo hacerlo - se gira, poniendo sus manos en su pecho, tratando de alejarlo — perdón, pero es mi jefe y no puedo aprovecharme así de usted, no es justo...

— No, no, eso no importa ¿de acuerdo? Tienes razón. Soy un tipo que no le importa nadie pero, en estos momentos, lo único que quiero es estar contigo - la mira a los ojos, con la poca cercanía que hay entre ellos — soy tu alfa. Puedes confiar en mí.

Ha-ri hizo una mueca y miró al suelo indecisa, sin saber qué hacer.

— No estoy lista aún — murmura desanimada — siento que lo estoy obligando a que esté conmigo y no quiero que sea así. Quiero saber de su vida y conocernos más, no unirnos por una simple marca, no es lo mismo. Perdóneme.

— Entiendo... Al menos lo intenté—tocan la puerta. La pelinegra se asoma por la cortina del mesón y se asusta al ver a sus amigos en la puerta.

— ¡Un momento! Son los chicos de la oficina — exclama alarmada, tomando la mano de su jefe y entregándole su chaqueta en la entrada —no quiero que se enteren de lo que pasa entre nosotros, al menos no aún... Lo voy a esconder.

— ¿Qué? — lo jala hacia su cuarto, donde lo mete en el armario — Ha-ri, debe ser una maldita broma.

— Por favor, quédese ahí, por favor. Sólo será esta vez. Hágalo por mí — ruega juntando sus manos.

Él rueda sus ojos sintiéndose como un novio adolescente que se esconde del padre de su novia — Bien.

Ha-ri sonrió más calmada y miró su rostro un tanto incómodo por el poco espacio que tenía. Cerró la puerta del closet yendo a abrir la puerta principal donde halló a sus compañeros de trabajo.

— ¡Hey! ¿Qué hacen aquí tan temprano? ¿No deberían estar en el trabajo? — cuestiona apoyándose en el marco, tratando de parecer casual para no levantar sospecha alguna.

— El señor Lee nos avisó que llegaría al medio día, por lo tanto, decidimos hacer una colaboración entre todos para entregarte un par de regalos para que te sientas mejor — contesta Felix sonriente, pasando con los demás al interior de la casa.

— Así es. Nos preocupaste mucho desde ese día, no es normal que te desmayes así de repente y se nos ocurrió una idea brillante. Sabemos que tienes muchas obligaciones por tu abuela y decidimos traerte comida, ya que pensamos que era porque te estabas alimentando indebidamente por no tener el suficiente dinero para comprar — Christopher deja los detalles en la mesa.

— ¿Y la fiebre? ¿Ha bajado? — Ye-ji toca su frente examinando su temperatura. Hace una mueca tapando su nariz — Dios, hueles al señor Lee. Pasar tanto tiempo con él en la oficina te ha pegado su olor.

—Oh, sí... — sonríe inquieta rascando su nuca — mmm... muchas gracias por esto, de verdad, no sé cómo agradecerles.

— Diablos, dejé mi maquillaje en la oficina ¿me puedes prestar un poco? Tengo cara de zombi —la pelinegra asiente y va escaleras arriba a su cuarto a buscar lo que le pide, de paso a revisar cómo está el alfa. Cuando iba a salir, halló a sus amigos en la habitación con ella. La pelirroja tomó la bolsa de maquillaje sentándose en su tocador— ¡Gracias, Ha-ri!

— Deberías ver el reemplazo que consiguió el señor Lee para tí. Es muy fastidiosa y tiene complejo de Barbie- cuenta Jeongin viendo los cuadros que tiene colgados — ¿son tu familia? Qué bonitos ¿en dónde están?

— Murieron hace varios años.

— Lo lamento muchísimo. No era mi intención —el beta hace una expresión de tristeza por su pregunta tan tonta— Bueno, como te decía, la nueva secretaria temporal se llama Sasha. Creo que se cree estadounidense.

— Habla "inglés" y los únicos que le entienden su idioma inventado somos Chris y yo. Ayer dijo que Lee Know se le hacía atractivo y mejor no te digo el resto para no traumarte.

— Dios, es horrible ¿te imaginas? Qué descarada es al referirse así de una persona. Lo peor es que piensa que tiene una mínima oportunidad con él ¿Lee Know metiéndose con una secretaria? Sería el fin del mundo.

— Cada día lleva faldas más cortas, seguramente lo hace para provocarlo...— piensa el australiano mayor—ah, y es una omega.

Ha-ri mira de forma disimulada al armario—¿Ah, sí?

— ¡Sí! ¿Soy yo o el señor Lee está comenzando a tener un fetiche con las omegas? Apenas ve la oportunidad, contrata a una. Qué raro. Jamás había pasado eso antes.

—Bien, debemos irnos. Son casi las once y nos tardamos una hora en llegar a Kats por la zona. Mejórate Ha-ri— los chicos se despiden, excepto Ye-ji, quien espera que ellos se retiren y mira a su amiga con complicidad

— Dime ¿Qué ha pasado con ese chico llamado Chung-ho? Desde el día que lo conocí en la empresa, no he podido sacármelo de la cabeza. Es demasiado guapo y harían una pareja increíble — Lee Know, al oír eso, alzó sus orejas para escuchar a la perfección su conversación.

— es mi mejor amigo. Nos conocemos desde la universidad. No es lo que crees.

— Ha-ri, un "amigo" que se toma 1 hora de viaje para llevarte un insignificante papel a tu trabajo, no te considera solo una mejor amiga — la omega hace una mueca asustada por su jefe — pero si algún día necesitas un empujón con eso, no dudes en avisarme. Somos amigas y nos apoyamos en este tipo de cosas que impliquen chicos.

—Claro, no hay problema. Gracias.

—¡Nos vemos! —al cabo de los minutos escucha que se van de una vez por todas.

Lee Know abre la puerta del closet con una cara muy poco amigable y se cruza de brazos viéndola. Ha-ri sabe muy bien por qué se comporta así: celos. Aunque ella también tiene sus razones para estarlo después de que una omega coqueta ande por el trabajo incentivando a su jefe a acostarse.

— Iré a trabajar... Ve mañana a la oficina a las ocho en punto — es lo único que dice, yéndose directamente sin más.







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