CAPÍTULO CUARENTA Y TRES: ESPERANZA

Las horas se volvieron días estando encerrada en un agujero sin poder ver la luz del sol. Ha-ri no sabe cuánto tiempo llevaba encerrada, pero podría estarlo por más tiempo, quizás meses e incluso años. Tenía que escapar pero no había manera. La puerta sellada con llave, la única ventana en la habitación con tablones de madera bien puestos y ni una sola rendija de su tamaño para usar los conductos de ventilación. Seung había preparado muy bien su estadía.

Luego de dar un décimo vistazo a todo el cuarto, con la esperanza de que pudiera hallar un milagro repentino, las ganas de vomitar le ganaron. Por suerte había un baño. Al acabar, se acercó al lavabo, enjuagando su boca y alzó la vista, viéndose al espejo.

Su cabello antes largo ahora daba por encima de sus hombros, su rostro levemente golpeado, cansado, con ojeras leves y cuerpo mucho más delgado le daban señales de desnutrición. Claro que la alimentaban, eran mínimo dos veces al día ¿Cómo va a comer así si tiene que mantener un bebé en pleno crecimiento en su vientre?

Sus ojos se llenaron de lágrimas leves, pero las secó, tomando una toalla y mojándola para limpiar sus heridas de la sangre. Se sentía sucia, desde que llegó no ha tomado un baño, le entra pánico el solo pensar que Seung podría aprovecharse del momento y obligarla a hacer algo que no quiere. Prefiere mantenerse al límite y no arrepentirse después.

El sonido de la puerta la alertó y se giró de inmediato, viendo a Changbin entrar y sentarse en una silla, tratando de no verla demasiado, porque sí, en parte, se sentía culpable de lo que le estaba pasando y ella tenía razón, pagarle a Lee Know así era inhumano.

— Ven, necesito ayudarte con eso— le llamó al darse cuenta de que intentaba limpiar sus heridas. Ha-ri se mantuvo en silencio desde el baño, sin intenciones de ir — sé que tienes miedo, no te preocupes, Seung salió.

— Estoy bien — se negó en voz baja.

— No quieres que tus golpes se pongan peores y se infecten ¿o sí? — preguntó. Ella estaba indecisa, hasta que caminó con lentitud a él, sentándose en la cama a su lado. Changbin, con algodón y alcohol, dió leves toques en su cara— ¿Cómo te has sentido con el bebé? He escuchado que vomitas varias veces al día.

Ha-ri no respondió. No confiaba en él. Trató de hacerlo entrar en razón pero se había dado cuenta que no iba a cooperar, así que decidió dejarlo a su criterio y que elija bien a quién va a ayudar. Changbin suspiró, no iba a hablar con él así como así.

— Seung habló con el señor Lee — le contó, vendando su brazo con moretones. La pelinegra lo miró con atención— harán un intercambio, los papeles de Kats por tí.

— ¿Qué? Minho no puede hacer eso, la empresa lo es todo para él.

— Cuando hagan el trato, Seung te llevará con él, quieras o no— dijo sin más, cortando la venda y dando por terminada su tarea. Se levantó, pero Ha-ri lo tomó del brazo, mirándolo suplicante.

— Por favor, ayúdame. No puedes dejar que le entregue Kats, mucho menos si es por mí... Si no, Seung habrá ganado y todo el esfuerzo de Minho por mantener estable su economía y vida personal se irán a la basura, puede llegar a vivir en la calle al no tener recursos. No me importa que yo muera, solo quiero que lo deje en paz.

Changbin soltó su agarre, dándole una mirada angustiada — lo lamento, Ha-ri, pero no puedo hacer nada por tí. Si te ayudo, moriría, deberías darte cuenta que estamos en la misma situación. Seung nos tiene acorralados.

— Si nos unimos tal vez podamos salir, ir por Minho y de inmediato nos pondrá a salvo de Seung. Si me ayudas a salir estoy segura de que te daremos tu merecida recompensa y dejaremos atrás todo esto. Por favor.

Él hizo silencio, pareciendo pensarlo, hasta que la puerta se abrió nuevamente, dejando ver a Seung.

— ¿Qué diablos está pasando aquí? ¡te dije que no entraras si no estoy! — le gritó al chico, empujándolo afuera y volteando a ver a la omega — y tú ¿Qué estabas intentando? Ni una palabra más si no quieres que te haga algo peor que lo de ayer ¿entendido?

Le dió una cachetada tan fuerte haciéndola caer en el colchón, llorando y asintiendo con la cabeza, totalmente temorosa.

Seung salió de la habitación, tirando la puerta y echándole los seguros como siempre. Ha-ri sollozó, acomodándose en la cama y abrazando una almohada, dispuesta a quedarse allí hasta que alguien fuera su salvación.

Pasó tiempo otra vez, de vez en cuando escuchaba los gritos de Seung, seguramente regañando a Changbin por haberle desobedecido. Ha-ri estaba en pánico, no sabía qué hacer para detener el encuentro que tendrán los hermanos, bajo ninguna circunstancia debe dejar que un maniático como él se quede con el mayor tesoro de la vida de su alfa. Le sería muy difícil seguir adelante y si no está a su lado, empeoraría.

La noche cayó, lo supo por el sonido de los grillos a lo lejos, no era muy claro pero se sabía que era así. El hambre la estaba matando con lentitud. Salió de sus pensamientos cuando alguien volvió a entrar y se sentó en el colchón, viendo a Seung cerrar y quedarse en el pie de la cama, mirándola con atención.

— Changbin ya te debió contar el acuerdo que haremos Minho y yo.

— Puedes llevarme contigo si quieres pero no le hagas nada a Minho ni te quedes con Kats, por favor.

Él rió con gracia — ¿Estás hablándome en serio? Sí que eres idiota ¿de qué me serviría una omega que ya está marcada? El olor de Minho me dan ganas de vomitar pero admito que mi deseo es mayor, es decir... Cualquier omega es irresistible ante los ojos de un alfa hambriento.

— Si te dejo hacer lo que quieras conmigo... ¿Dejarás en paz a Lee Know de una vez por todas? — preguntó con un nudo en la garganta, no quería decirlo pero debía. Por el bien de su alfa. 

— Esa es una oferta tentadora, Ha-ri, pero sabes cómo soy, no sé seguir las reglas justas de un trato — sonrió de lado— voy a ser sincero contigo, en unas horas será la reunión con Minho así que... Le prometí que no te haría nada pero en parte fue mentira. Tal vez al final sí vas a saber qué es estar con un alfa de verdad y, luego, quién sabe, vivirás recordando este hecho toda tu vida, sin querer que Minho tenga sexo contigo porque te sentirás muy mal, o morirás esta noche. De todas formas no puedo dejar que salgas de este cuarto sin haberte dejado un recordatorio de mi parte de lo tan amable que soy contigo.

— Por favor, no, por favor... — murmuró al verlo acercarse.

Ha-ri quiso salir de la cama, pero la jaló de los pies, dejándola inmóvil bajo su cuerpo. Seung se posicionó encima, aspirando en su cuello el aroma a fresa combinado con el cigarro de Minho.

— Huele horrible, pero estoy seguro de que se quitará o al menos se disimulará después de esto. No te preocupes, Ha-ri, no seré tan rudo como quiero ser.

— ¡Déjame, por favor, haré lo que quieras!— exclamó llorando, moviéndose, pero era tan fuerte que ni siquiera se movía un centímetro.

— Ya, tranquila, no pasa nada — susurró en su oído, tapando su boca para callar sus gritos— no te va a doler, lo prometo. Soy un alfa piadoso.

Pasó su mano por su cuerpo, alzando su blusa y acariciando su piel blanca con lentitud. Ha-ri solo lloraba en su lugar, esperando que esa escena pasara rápido, sin poder imaginar lo que estaba a punto de hacerle.

De pronto, oyó un fuerte golpe y segundos después, Seung tirado en el suelo. Dejó de sollozar, viendo a Changbin con un tubo de metal en la mano.

— ¡Ven, corre! — le jaló, llevándosela.  Pasaron por un pasillo hasta llegar a la sala de un loft, vacío, sin muebles, oscuro — Minho vendrá aquí, mientras tanto, debes esconderte en el bosque. Corre lo más rápido que puedas para que Seung no te encuentre.

— ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer? Tienes que venir conmigo, te va a asesinar por ayudarme.

— No te preocupes, yo lo distraeré. Ahora deb... — No terminó la frase, pues un disparo se escuchó y se cayó, viendo su pierna sangrar.

— Me sorprende lo insistentes que son con querer irse de aquí, en serio — Seung apareció, con sangre en su cien y apuntándole a Ha-ri con su arma — no quise llegar a esto, de verdad, pero no me dan más opciones si veo que no quieren colaborar. Les di oportunidades para hacerlo a las buenas y así me pagan.

— Seung, Minho te traerá los documentos, debes dejarla ir. Tú mismo lo dijiste, no te sirve para nada — le disparó a un lado, dándole susto.

El alfa caminó, aproximándose a la omega hasta quedarse a tan solo pocos metros de ella, quien lo miraba con molestia en sus ojos.

— Te odio por arruinar mi plan, Ha-ri, pero veo que ahora será más fácil para mí chantajear a Minho ahora que estás aquí. Te agradezco por eso.

— No voy a dejar que acceda a darte Kats.

— Mira, dejémonos de tonterías y ven acá, colabora — pidió, ella se mantuvo firme, sin indicios de hacerle caso— bien, entonces seré el villano.






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