CAPITULO CUARENTA Y DOS: SENTENCIA DE MUERTE
Aquella noche Minho no pudo dormir. Esas fotos que vió y el pelo de su novia que todavía tenía impregnado su olor a fresa, fueron suficientes para hacer que su alfa no estuviera satisfecho y la quisiera a su lado. Pero él no podía hacer nada para calmarse a sí mismo ¿Dónde encontraría a Ha-ri? Unos pedazos de papel no le darían las respuestas que necesita.
Quiso deshacerse de esas horribles cosas que le enviaron para no tener que verlas más, dándoselas a la policía para que lo tomaran como evidencia y siguieran con su trabajo. El cual sigue en lo mismo: sin resultados. Parece como si Seung hubiese desaparecido del mapa. No tenía ninguna señal de su paradero. Así que lo único que había que hacer era esperar o que una esperanza apareciera.
— Buenos días, señor Lee. Feliz navidad — Ye-ji se acercó a Lee Know una vez lo vió entrar por el looby — Llamaron del asilo donde se hospeda la abuela de Ha-ri, pidió verle urgentemente, así que dejé su mañana libre para que vaya a verla cuando guste.
— Sí, gracias — agradeció sin más, siguiendo su camino. La pelirroja hizo un puchero, notando su aura desanimada y ojeras profundas. Solo esperaba que su amiga estuviese bien y apareciera pronto por el bien de todos.
Lee Know había decidido pausar su trabajo en Kats, pero eso no iba a durar para siempre, así que era momento de volver a retomar su puesto. Ye-ji se encargó de hacer el trabajo que Ha-ri hacía y lo ha ayudado bastante, sin embargo no es lo mismo que con su omega.
Abrió la puerta de su oficina, viendo el escritorio de su novia intacto a como lo dejó el día que fue por última vez. Sus papeles organizados, calendario marcado con todos sus eventos o citas y más. Ella era una increíble asistente. El alfa suspiró, pasando a la suya y quitándose la chaqueta, al mismo tiempo que se sentaba en su silla. Sin saber cómo empezar a trabajar.
— Buenos días — Oh Yoon-seo apareció en la puerta, dejando una pequeña caja en su mesa — te traje algo de comer, necesitas fuerzas.
— Gracias.
— Me enteré de lo de Ha-ri. Ella no se merece que Seung la tenga así — habló desanimada, tomando asiento en la silla al frente del alfa — Sabes que para lo que sea que necesites, mi grupo y yo siempre estaremos dispuestos a ayudarte.
Él asintió dándole una sonrisa leve, agradecido de que todos estén dispuestos a estar con él en ese momento tan difícil, uno de los tantos que ha atravesado en toda su vida y tal vez el peor. Su celular sonó, un número desconocido, contestó pensando que sería algún agente de la policía pero para su sorpresa, no fue así.
— Hermanito, tanto tiempo sin hablar contigo — escuchó la voz de Seung. De inmediato se puso de pie, cambiando su expresión a una enojada.
— Seung, devuelve a Ha-ri o te juro que...— Yoon-seo escuchó con atención al oír el nombre del chico.
— Cállate. Antes de que me amenaces con tirarme por la ventana otra vez, será mejor que me escuches muy bien antes de que te cuelgue. Te conviene.— le interrumpió con voz demandante. Minho suspiró, accediendo a escucharle — primero que todo, tu bebé está bien y tu amor también. Te envié un par de regalitos anoche, espero que no te haya molestado que le hiciera un cambio de look a Ha-ri, soy un muy buen peluquero ¿Sabías?
— Déjala en paz, no tiene por qué ser víctima de nuestro conflicto. Me quieres a mí y lo sabes.
— No, no, estás muy equivocado. No te quiero a tí, hermanito. Quiero lo que es mío y me lo vas a dar a la fuerza.
— ¿Qué?
— Entrégame las escrituras de Kats y el testamento de papá totalmente renovadas, quiero que tu nombre desaparezca de esos documentos y sea yo su único dueño. Tienes dos días, te enviaré la dirección después.
— ¿Y Ha-ri? ¿Me la vas a devolver?
— Si haces lo que te digo en el tiempo que te doy, tal vez no la mate aún, pero si no... Puedo tocarla, obligarla a que me complazca o hacerla sentir mujer mientras tú te decides en si entregarme la empresa o no. Quién sabe, quizás le guste y ruegue por más.
Minho apretó los puños, totalmente molesto por sus palabras, sin embargo le daba miedo decir algo que pudiera hacer enojar a Seung, porque sabe que se las desquitaría con su omega.
— Está bien, conseguiré los papeles, pero no le sigas haciendo daño a Ha-ri.
— Bien, hermanito, me gusta que estés cooperando y no te preocupes, Ha-ri estará a salvo— Seung colgó, rompiendo el celular para evitar ser rastreado — pero no de mí.
— ¿Qué pasó? ¿Ha-ri está bien? — preguntó Yoon-seo acercándose a Minho una vez dejó la llamada.
— Estará bien si consigo lo que Seung quiere, debo entregarle Kats.
— ¿Qué? No puedes hacer eso, Lee Know, sin la empresa ¿Qué será de tí? Es tu vida — cuestionó preocupada.
— Ha-ri también lo es ¿Qué será de mí sin ella? — exclamó seguro, tomando su maletín dispuesto a irse — voy a hacer lo posible para que esté conmigo, así sea que no tenga nada, solo la quiero a ella.
(—🍓—)
La abuela Jung no podía creer lo que estaba pasando, su nieta estaba desaparecida y no había señales de su paradero, se sentía en una pesadilla. Está tan preocupada que no ha tenido ganas de comer y mucho menos de hacer las terapias para su cáncer.
— ¿Cómo ha estado? — preguntó Minho a Seungmin, viendo a la señora Jung desde el cristal de la puerta.
— Lo mismo, le damos comida pero no la disfruta. Se la pasa rezando y pidiéndole a Dios que le devuelva a Ha-ri sana y salva. Todas las noches lo hace. — le explica, suspirando con melancolía — iré a preparar su cena, tómate el tiempo que quieras para charlar con ella. Lo necesita.
Minho asintió, viéndolo irse para darle su privacidad. Pasó al cuarto, con la señora Jung viéndole angustiada.
— Señor Lee— él se acercó, agarrando su mano con fuerza cuando se sentó a su lado — por favor ¿la policía ha sabido algo de mi nieta?
— No, aún no... pero le prometo, señora Jung, que la vamos a encontrar. Lo juro por mi vida. Haré lo posible, es mi culpa.
— Ha-ri es una buena persona y una increíble mujer, que le esté pasando esto no es su culpa, señor Lee. Es de quien es el responsable— él bajó la mirada, muy desanimado — ¿quiere que recemos juntos?
Le dió una pequeña sonrisa, de acuerdo con su idea. La abuela Jung tomó sus manos y comenzó a rezar, esperando que un milagro sucediera.
Al salir del asilo, Minho se sentía desolado, no quería ir a casa ¿para qué ir si no hay nadie quien lo esté esperando? se quedaría horas dando vueltas en la cama, así que, en vez de aburrirse en su departamento, decidió llegar a un "bar amistoso" que quedaba en el centro de la ciudad. Necesitaba distraerse, hacerle olvidar a su mente por lo menos un momento que estaba sufriendo tanto.
Bebió de su quinto vaso de vodka, sentado en una mesa solo, viendo a lo lejos una bailarina semidesnuda bailando. Realmente no le causa placer alguno, la mira y eso es todo, una diversión invisible. El resto de hombres en el lugar se babean. Bufó estresado bebiendo otra vez. Necesita tanto a Ha-ri que ver a otras mujeres no le hace sentir nada a su alfa y le alegra que sea así, pues engañarla sería el mayor pecado en su vida.
— Hola lindo— saludó una chica delgada, con ropa que enseñaba sus atributos y maquillaje exagerado — tenía muchísimo sin verte por aquí.
Antes de conocer a Ha-ri, Minho iba a ese lugar, ya sea en busca de una aventura de una noche u olvidar su vida tan ocupada. Hana era esa chica que siempre lo complacía, pues era la que más le gustaba de todas y siempre le pedía sus servicios privados.
— No estoy de humor, Hana — se negó.
— Ay, siempre me dices eso pero sé que estás de ánimos. Eres un gruñón— rió leve— ¿por qué estabas tan perdido, eh? Pensé que no volverías. Hasta el jefe estaba asustado de que su mejor cliente se esfumara.
Lee Know la ignoró por completo. Ella puso los ojos en blanco, él siempre ha sido de esa forma y prefiere no prestarle atención y solo ocuparse de él para que su paga sea buena. Se sentó en sus piernas, pero antes de que pudiera hacer algo más, Minho se puso de pie, tirándola a un lado.
— Te dije que no ¿Acaso no escuchas? — escupió molesto.
— Idiota ¿Qué te pasa? — reclamó igual de extrañada.
Él rodó los ojos, dejando su vaso y caminando con rapidez a la salida para no soportarla más.
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