𔘓 🧸 ˚ 𖧧. 𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟬𝟰。❜
La rosadita salía con una toalla tapando sus cabellos mojados y su pequeño cuerpito, ya que recién se había bañado con agua calientita antes de irse a dormir junto a la azabache que estaba ya acostada en la cama.
La rosadita fue hacía la azabache aún tapando con la toalla en su pequeño cuerpito, toco un poco el hombro izquierdo de ésta, haciendo que esta desviara la vista del libro que estaba leyendo y mirara a la rosadita.
―¿Qué pasa cielito? ―dijo la azabache sonriendo leve y dejando el libro arriba de sus piernas para prestarle atención a la rosadita.
―P-puedo... ¿Puedo usar u- una remera... tuya Unnie? ―pregunto la rosadita tartamudeando un poco y con las mejillas rojas, la azabache sólto una pequeña risita y asintio con la cabeza.
―Claro cielito, pero no te van a ir muy... ¿grandecita? ―pregunto la azabache acariciando suavemente la mejilla derecha de la rosadita, haciendo que ésta hiciera un puchero entre sus labios rosaditos y esponjosos y negará con la cabeza.
―No, no Unnie, grandecita, soy grandecita ya, ya puedo usar remeras grandecitas~
―Esta bien cielito, ve, usa una remera de Unnie―dijo la azabache soltando una pequeña risita, no era la primera vez ni la segunda vez que la rosadita quería usar una remera de ésta.
―¡Gracias Unnie!―dijo la rosadita sonriendo y yendo al armario de la azabache, donde tenía remeras, camisas, pijamas, pero no, la rosadita quería una remera de la azabache.
La rosadita busco entre toda la ropa, una remera blanca y solecitos, sonrió y asintio con la cabeza un poco con las mejillas rojas se quitó la toalla de la cabeza hasta la cintura, para luego ponerse la remera y su ropa interior que tenía abajo de uno de los cajones.
―Me va grandecita la remera de Unnie―dijo la rosadita haciendo un puchero entre sus labios rosaditos y esponjosos, poniéndose encima de la azabache y acurrandose en su pecho.
―No importa si te va grandecita cielito... te queda hermosa así... ahora... vamos a dormir cielito... ¿si? ―dijo la azabache levantando mandíbula de la rosadita y dejarle un beso en sus labios rosaditos y esponjosos.
―Sí, si unnie... dormir... que sueñe con los angelitos cielito ―dijo la azabache dejándole un beso en la cabecita a la rosadita y tapando el pequeño cuerpito de la contraria.
―Buenas noches Unnie... sueñe con los angelitos, animalitos y... cielito...
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