𝐈

Había salido de viaje hace 4 días de Mondstadt, finalmente después de un largo viaje había llegado a Sumeru, Nación de la Sabiduría, la verdad es que el no es que detestara a los eruditos o los estudiantes de la Akademiya, solo que no era alguien que le interesará estudiar tanto para saber sobre un mismo tema toda su vida, le parecía aburrido dedicarse a lo mismo toda su vida, puede que ser Bartender y Dueño de un Viñedo no sea el mejor ejemplo, pero al menos variaba de actividades, no siempre veía lo mismo todos los días, no solo veía borrachos o al borracho de su medio hermano, aunque el dijera que no eran hermanos el lo seguía viendo como uno y eso Kaeya lo sabía, aunque pensándolo bien un erudito y un bartender no eran tan diferentes, pero aún así Diluc no veía nada bonito estudiar para impartir una profesión toda su vida, sonaba algo hipócrita para ser exactos.

Había llegado al centro de la Ciudad y estaba por llegar al Gran Bazar cuando comenzó a llover y para su mala suerte no encontraba la entrada del Gran Bazar, se había perdido, normal si jamás había viajado a Sumeru, a veces odiaba ser el dueño de un Viñedo y tener que viajar a las demás Naciones, apenas si se podía su propia Nación ya que aún siendo un Jusiticero de la Noche, a veces se perdía en los callejones, ¿Por que?, Ni el lo sabía para ser exactos.

Llegó a una zona con techo para preguntarle a alguien dónde estaba el Gran Bazar y comenzó a llover de la nada, genial su día iba de mal en peor, de por si ya iba mal el día porque había llegado a Sumeru y se había perdido, no conocía a nada ni a nadie y ahora estaba lloviendo, menos mal había encontrado un lugar con techo aunque le daba igual mojarse para ser honestos, pero la ropa que traía era costosa y no valía la pena mojar esa ropa en la lluvia.

Diluc tenía una rosa en el bolsillo de su chaqueta, pues quería verse algo presentable para el vendedor, quedaron de verse en el Gran Bazar y si quería ganarse un cliente debía verse lo mejor posible, nisiquiera en el trabajo se veía tan elegante.

La lluvia comenzó a empeorar, en vez de pequeñas gotas, pues el cielo comenzaba a caerse y de forma literal, menos mal traía una sombrilla pero esperaría a que se calmara un poco, posiblemente pasarían horas o minutos, solo esperaba poder encontrarse con el cliente en el Gran Bazar y era irónico porque estaba cerca de una entrada del Gran Bazar, pero Diluc no lo sabía.

—¿Eh?, ¿Cuando empezó a llover?... Oh no... Olvide traer una sombrilla...

Una voz para nada conocida hablo cerca de Diluc, así que el pelirrojo miro en esa dirección encontrándose un chico de hermoso ver, debía admitir que ese chico era lindo, un hermoso cabello rubio, la ropa que llevaba era bonita, sus ojos eran aún más hermosos y su rostro era perfecto, simplemente era ver a un hermoso dios o angel frente a el, ¿La vida comenzaba a sonreírle?

Diluc noto que el chico estaba bastante deprimido o molesto o ambos porque había comenzado a llover, al parecer quería irse a casa y la lluvia no le dejaba y al parecer ese chico no quería mojarse la ropa al igual que el y tampoco quería mojar unos planos que llevaba entre sus manos junto a un maletín, así que el chico aprovecho y extendió su sombrilla para así acercarse a ese hermoso chico.

—No necesito una sombrilla, así que puedes tomar la mía.

Agrego el pelirrojo con total calma extendiendo su sombrilla de color negro que tenía un mango con detalles dorados, una sombrilla elegante para alguien elegante después de todo.

—Oh puedo ayudarte a llegar a casa, no me molesta, de todas formas no tengo nada interesante que hacer.

Si tenía cosas que hacer, pero estaba perdido así que daba igual si se perdía aún más o no.

El chico de cabellos rubios se quedó en silencio mirando al pelirrojo bastante sorprendido, era la primera vez que alguien le ofrecía una sombrilla, ninguna de sus ex-parejas o ex-enamorados le habían ofrecido una sombrilla, aún cuando llovía.

—... ¡Oh!, Si, uhh, gracias, ¿Seguro que no te molesta?, No quiero hacerte perder tu tiempo.

—Tranquilo, realmente no tengo nada que hacer, ven, déjame ponerte mi chaqueta para que no pases frío.

Diluc con su mano libre se quitó su chaqueta y se la puso encima de los hombros a aquel hermoso chico rubio, por unos segundos la mirada de ambos se conecto, ambos tenían ojos rojos pero de tonos distintos pero ambos ojos eran hermosos ante los ojos del contrario.

—Gracias, aprecio el hermoso detalle.

El chico rubio se acercó a Diluc y como pudo rodeo el brazo del pelirrojo y se aferró a la chaqueta que le había puesto en los hombros y así comenzaron a caminar.

Diluc con una mano llevaba la sombrilla y otra el maletín que traía el chico rubio, ayudándole para que no se sintiera tan aturdido y tan cargado de cosas.

—Por cierto, me llamo Kaveh, un placer conocerle.

—Diluc, un placer, no necesitas ser tan formal, tranquilo.

Kaveh miraba a Diluc de vez en cuando, miraditas disimuladas pues Kaveh estaba que se derretía ahí mismo, era el primer chico en tanto tiempo que lo trataba así de bonito, ese chico simplemente era un caballero con el, ¿Acaso la vida le había sonreído?

Caballeroso, educado y de paso atractivo, era el chico perfecto ante los ojos de Kaveh, aunque eso sí, a Kaveh también le gustaba su compañero de casa, el Escriba, Alhaitham, pero comenzaba a pensar que Diluc era mejor opción para el que Alhaitham, había pasado meses intentando llamar la atención del Escriba, había intentado de todo, hasta regalos disimulados, evitar discusiones, ayudar más en la casa y en no molestarlo, pero nada funcionaba, el Escriba parecía no querer prestarle atención y siempre que regresaba temprano a casa encontraba a Alhaitham hablando mal de el o quejándose de el, quiso hacerse el ciego pero su corazón le dolía cada vez que escuchaba aquello, pero su enamoramiento le ganaba.

Diluc, Diluc era diferente y se veía, Kaveh debía admitir que se enamoraba de la mínima atención y muestra de afecto a su persona, era poco decir que Diluc tenía a sus pies a Kaveh, Kaveh sentía como estaba en las nubes, Diluc era perfecto para el, era mucho mejor que cualquier hombre que había conocido y fue así, como Kaveh decidió algo, conquistaría a Diluc fuera como fuera.

Finalmente ambos llegaron a casa de Kaveh, con indicaciones de Kaveh llegaron rápido al lugar, Diluc agradeció que Kaveh le diera la dirección, por primera vez desde que llegó a Sumeru el pelirrojo no se sentía tan malditamente perdido.

—Gracias por acompañarme a mi casa, de verdad te debo una.

—No te preocupes, fue un honor tener una charla contigo, además no se te mojaron los planos... Oh, toma, tu maletín.

—Gracias, de verdad gracias.

Kaveh saco sus llaves de su bolsillo, era un milagro que trajera sus llaves consigo, así que abrió la puerta de la casa, guardo las llaves y tomo su maletín, agradeciendo de nuevo, pero Kaveh no pudo evitar preguntar.

—¿Te... Te volveré a ver?

—Posiblemente si, fue un placer hablar contigo Kaveh.

Diluc como el caballero que era, tomo la mano de Kaveh y le dió un beso a esta misma, no sin antes quitar la rosa que tenía en su ropa y dársela a Kaveh, para finalmente irse del lugar con la sombrilla en sus manos.

Kaveh estaba que echaba humo, sentía como las mariposas en su estómago se movían sin parar, se sentía como un estúpido estudiante enamorado, enamorado a primera vista, por Kusanali, se sentía tan bonito estar enamorado de alguien que le daba atención.

Kaveh entro a la casa cerrando la puerta, dejando su maletín y planos en la mesa de la casa y cuando se dió cuenta tenía la chaqueta que Diluc le había dado, cualquiera se hubiera sentido avergonzado, pero Kaveh por otro lado tomo esa chaqueta y la abrazo, mientras se sonrojaba de forma notable, significaba que tenía que devolverle el saco a Diluc y eso significaba que lo volvería a ver y que volvería a hablar con el, se sentía tan tonto, pero se sentía bien; dejo la rosa en el florero para tenerla de centro de mesa, se sentó en una silla y mientras seguía abrazando esa prenda de Diluc miraba la rosa como todo un enamorado, además de sentir el aroma de Diluc, era romero con un toque de tabaco y menta, dios, olía demasiado delicioso, ¿Cómo terminó tan enamorado solo por una mínima muestra de afecto?

Diluc se había perdido de nuevo, pero el comprador lo encontro y lo llevo al Gran Bazar, finalmente la compra se haría y la venta también.

Al principio Diluc quería irse lo más pronto de Sumeru, pero tal vez por ese hermoso chico llamado Kaveh, se quedaría un poco más, a propósito el pelirrojo le había dejado su chaqueta al rubio porque eso significaba que se volverían a ver, Diluc admitía que le gustaba Kaveh, un poco pues apenas lo conocía y no sabía cómo era, pero el chico admitía que el rubio tenía un hermoso cuerpo, un hermoso rostro, unos hermosos ojos, un hermoso cabello, una hermosa voz y también un bonito trasero, si, Diluc había visto el trasero de Kaveh, no estaba orgulloso de ello pero no sé arrepentía de nada, pero no era un depravado, solo miro el trasero de Kaveh por unos segundos, no quería incomodar al chico y darle una mala impresión.

Quien diría que un poco de lluvia haría maravillas.

Termine, perdón por las faltas de ortografía y por el capítulo tan corto pero es que no quiero escribir algo aburrido y largo 😥

Espero les guste el capítulo, nos vemos en la próxima actualización 😻☝️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top