Capitulo veinticinco
“Escucho las palabras, pero todo lo que puedo pensar es: deberíamos estar juntos” -- Jump then fall, TS.
Las cosas se habían salido verdaderamente de control en cuanto abrió los ojos. Desde JungJae pidiéndole de manera muy poco amable que se marchara y no volviera a pisar la casa si no quería recordar lo que pasaba en medio del bosque montañoso cuando era niño y desobedecia alguna de sus peticiones, hasta incontables llamadas por parte de todos, incluida Dahyun.
Antes de que llegara el taxi que había llamado, revisó el chat de aquella omega que no le caía para nada bien.
No comprendió nada, sin embargo en verdad parecía ser algo urgente. Sornuendo su nariz y limpiando algunas lágrimas de si rostro, marcó a la chica. Le atendió al primer tono.
—¿Hola, Dahyun? ¿Qué necesitas?
—No puedo explicártelo por aquí, pero necesito que vengas a la dirección que te acabo de enviar.
—Dime que pasa o no iré, ¿crees que soy tan idiota como para...
—¡Se trata de Jimin!—gritó con desesperación, obligando al peli-negro a alejar un poco el celular de su oído—. Por favor, YoonGi, sé que eres el único que puede ayudarme.
—Bien, pronto estaré ahí.
YoonGi se despidió del conductor del taxi con un movimiento de mano, y observó el edificio que se alzaba frente a sus ojos. El chico contó con rapidez al rededor de ocho pisos. Lo alto que era le hizo marearse, por lo que prefirió entrar de una vez por todas. Dahyun había dicho que su habitación era la número 315 y estaba en el tercer piso, y aunque pudo haber tomado el ascensor, prefirió usar las escaleras. Los ascensores siempre le habían dado terror y justo ese día no quería morir.
Cuando finalmente llegó hasta la puerta que le habían dicho y presionó el timbre, Dahyun abrió. Le hizo pasar de un tirón y volvió a cerrar la puerta.
—Cuando anoche llegué, estaba borracho y de malhumor—comenzó a explicar, sin esperar que Min dijera nada—. Murmuraba cosas que no entendí hasta bastante tiempo después. Quería ir con su mamá, incluso intentó llamar un taxi, y cuando pensé que se había calmado, comenzó a llorar pidiendo por ir contigo—suspiró con pesar, desviando la mirada a cualquier otro lugar que no fueran los ojos de ese omega—. Me gritó muchas cosas, y se encerró en la habitación. Se oían golpes, no pude dormir en toda la noche.
—Está bien, yo...—la sola precencia de la chica no le dejaba pensar con claridad—, ¿q-que tengo que hacer?
—¿Qué tienes que hacer, YoonGi?—repitió, mirándole ésta vez, colocando sus manos sobre sus caderas como las asas de una taza.
El omega no comprendió si estaba siendo ironica, si se estaba burlando o qué, pero pasó por su lado y se acercó a la puerta de la habitación.
» —Espera, dime algo—pidió. El omega asintió, aunque le daba la espalda—. ¿Porqué no te sorprende verme?
—¿Q-Qué?
—Se supone que estábamos en Alemania. ¿Porqué actúas como si ya supieras que nunca nos fuimos?
YoonGi se quedó en silencio, observando la puerta marrón a su lado. Y algo en la cabeza de la chica hizo click.
» —¡Oh, grandísimos hijos de...! Ahora todo tiene más sentido, qué idiota soy.
Dahyun salió al balcón en busca de aire para tranquilizar su lado animal tras patear un mueble de madera, no podía permitirse dejar salir la rabia de su lobo. Después de darse cuenta del mounstro que había creado, no podia ser así de egoísta. La culpa de que Jimin terminara en el estado en el que se encontraba caía mayormente en ella, debido a su codicia de algo que nunca fue para ella.
YoonGi tomó una bocanada de aire y exhaló con fuerza.
—Ji-Jimin, ¿me escuchas?—habló alto y claro—. Soy YoonGi. Ábreme la puerta.
El alfa no tardó mucho en responder.
—V-vete. Quiero estar solo.
—Alfa, vamos. Déjame entrar, ¿podemos hablar? Quiero verte.
—¿Porqué simplemente no sigues con tu vida? Ya tienes una alfa, ella puede darte todo lo que quieras, ¿qué quieres de mí? ¡No tengo dinero, no puedo darte lo que necesitas!
YoonGi se arrepentía tanto de haber insinuado aquello. De haber pensado de esa manera.
—No se trata del dinero. Viviría debajo de un puente, pero solo si es contigo. Estoy harto de ella y de esa casa.
—¿Y puedo tener un pez y un hurón?
El omega se rió, apoyando la frente en la puerta.
—Claro que sí.
El característico sonido del pasador siendo quitado se oyó, y segundos luego un alfa desprolijo recibió en brazos a YoonGi. Lo apretó fuerte, pero no tanto como para que fuera doloroso. Sin soltarlo cerró la puerta con traba, y simplemente Jimin se quedó ahí, abrazando al mayor y disfrutando de su delicioso aroma.
El omega observó rápidamente la habitación, notando que estaba en perfectas condiciones, a excepción de la cama y el placar que parecían revueltos, todo estaba normal. ¿Porqué Dahyun había insinuado que encontraría un desastre? Dudaba mucho que Jimin se hubiera puesto a limpiar, sin embargo, dejó de prestarle atención cuando recordó quién lo abrazaba.
—Yoonie—susurró, apartando al mayor para apreciar su rostro. Colocó sus manos en la quijada del omega, de manera que sus dedos pulgares acariciaban las mejillas blanquecinas del chico—, ¿vas a quedarte hoy conmigo?
YoonGi observó directamente los ojos del menor, perdiéndose por unos segundos en ellos. ¿Cómo decirle que no a esos luceros que parecían suplicarle que no se marchara?
Por toda respuesta que le pudo dar, el el peli-negro lo besó, saboreando el dulzor de los labios contrarios que tan adictivos eran. Las manos de Jimin bajaron por el pecho del omega, pasando por su cintura, y situandose finalmente en sus nalgas. El alfa lo apretó contra sus caderas, sacándole al mayor un pequeño jadeo que fue rápidamente acallado por la intromisión de su húmeda lengua en la cavidad bucal ajena.
Dejando un hilo de saliva entre medio, se separaron unos centímetros. YoonGi sentía las mejillas calientes, y se rió nervioso al recordar que Dahyun podía haberles oído, o percibido sus aromas mezclándose.
El omega enterró los dedos de ambas manos entre las hebras rubias de Park, y suspiró con devoción. Jimin podía comportarse a veces como un verdadero imbécil, pero en el fondo, YoonGi veía un alma rota que solo necesitaba amor.
Dahyun no estaba en el departamento, y aunque a YoonGi le había parecido extraño, el alfa sabía que ella hizo lo mismo que la noche anterior: irse. Ella le había mentido al omega, puesto que lo dejó solo en cuanto se encerró en la habitación, y de todos modos, no la juzgaba. ¿Quién podía soportar sus ataques de ansiedad? Dahyun demostró nuevamente, que nadie era capaz de aguantar a su lobo herido. Nadie era capaz de ayudarle a sanar.
Los ojos de Park cayeron en el omega, por algún motivo, que el chico creyó una simple coincidencia. YoonGi estaba cocinando para él debido a que sentía una inmensa flojera siquiera para respirar, mientras le comentaba algo a lo que Jimin le había dejado de prestar atención, mientras se reía y cantaba de vez en cuando.
El lobo del rubio, aunque se encontraba echado, movía la cola con las orejas levantadas. No lo demostraba, pero su medidor de felicidad estaba a tope. Jimin sospechaba que el ánimo forzado que estaba manteniendo su parte animal y las suaves punzadas en su abdomen tenían bastante que ver entre sí, sin embargo, prefirió ignorarlo.
Jimin volvió a concentrarse en el peli-negro, en la tranquilidad que le transmitía con su sola precencia. «El amor es magnífico, déjalo entrar y apoderarse de tí», su lobo repitió aquellas palabras que él le había dicho entre sueños.
¿En verdad aceptar sus sentimientos era así de bueno?
—¿Te encuentras bien?—preguntó, tocando a penas su hombro para no asustarlo. Los ojos del menor lo observaron, más no soltó palabra alguna—, pareces perdido.
—Claro, estoy bien—sonrió leve, tomándolo de la cintura. Separó las piernas para colocar al mayor ahí, y apoyó la cabeza sobre su pecho.
YoonGi sonrió, pasando una mano por el cabello de Park. Últimamente Jimin estaba muy mimoso, y si el omega era sincero, aquello era bueno para su cuerpo.
Luego de algunos besos dados, los chicos almorzaron carne con verduras al horno sentados en el suelo sobre la alfombra, junto a la mesa baja. Quizá no era el mejor plato, o uno que con frecuencia comieran, pero su sabor era delicioso.
—Hace días que no comía algo tan sabroso—murmuró el alfa. Aunque, teniendo a Min sentado en su regazo, no estaba hablando precisamente del almuerzo.
YoonGi pudo notar que el olor del alfa se volvía más intenso con cada minuto que pasaba, enloqueciendo a su animal interior. Y claro, su parte humana era consciente de lo que estaba pasando, sin embargo, no encontraba problema con ello.
—¿Estás muy seguro de que ella no volverá hoy?—preguntó mientras se dejaba quitar el abrigo por el menor. Lo menos que quería era pasar una situación vergonzosa igual a la de unos meses.
Jimin asintió, metiendo sus manos por debajo de la ropa del omega. Subió directamente a sus pezones sensibles para jugar con ellos unos segundos, como si les diera el aviso de que pronto serían atendidos de verdad. Dispuso de la boca de Min como si le perteneciera, chupando su labio inferior mientras bajaba las manos por el abdomen del chico.
YoonGi se tensó al sentir las yemas de los dedos del alfa acariciar la notoria ondulación de su vientre, y Jimin se dió cuenta de aquello, por lo que se separó de sus labios, dejando un pequeño pico.
—¿Estás bien?
—Solo se siente un poco extraño—sonrió, juntando su coronilla con la del menor—, y me dió cosquillas también.
Ambos se rieron, antes de retomar eso que estaban haciendo. YoonGi lo besó primero en los labios, bajando por su mandíbula hasta llegar a su cuello. Lamió, mordió y chupó la piel clara haciendo jadear a Park, quién preso de la excitación apretó el trasero de YoonGi, aún cubierto por sus pantalones.
Con ayuda de sus pies, Jimin empujó lo más que pudo la mesa donde habían almorzado para inclinarse hacia delante, obligando al omega a recostarse en la alfombra después de quitarle la remera. Maltrató un poco más sus belfos ya hinchados por la acción, y fue dejando besos húmedos por todo su torso, deteniéndose un momento en sus pezones duros para hacerle arquear la espalda y jadear. Continúo el camino, con los dedos del mayor enterrados en sus rubios cabellos, y con agilidad le quitó las prendas restantes.
—Alfa, co-continúa—rogó, sintiéndose tímido ante esos ojos que le miraban con lujuria desde arriba.
A Jimin le gustaba apreciar la bella desnudez del omega, lo sumiso que se mostraba. Lo suyo que era. Pero por esa vez, no lo haría esperar más por aquello que ambos querían.
El alfa volvió a bajar, quedando a escasos centímetros del miembro erecto del peli-negro, rozando con dos dedos su entrada rosada.
—Hmm, estás muy mojado—sonrió de lado, utilizando un tono burlón al hablar. YoonGi prácticamente tenía un charco de lubricante entre las piernas, iban a tener que meter la pobre alfombra a la lavadora después.
Sin previo aviso el rubio introdujo uno de sus dedos en el interior del mayor, sacándole un suave suspiro por la acción repentina, sin embargo, la dilatación debido a la excitación le permitió a Park introducir otros dos dedos más sin problema. Al cuarto, el omega se quejó por la incomodidad, pero era tan malditamente placentero el ritmo que empleaba Jimin que lo único que podía hacer era gemir con cada estocada.
» —Aún no vas a correrte—afirmó de repente, sacando de una sola vez sus dedos del interior del peli-negro.
—¡¿Pero p-por qué?!—se quejó, sin comprender. Le había dejado con la eyaculación a medio camino, y consideraba que aquello era injusto.
Jimin ignoró las quejas que murmuraba y se quitó el cinturón de los pantalones para sujetar las manos del omega a una pata de la mesa, el mayor le miró sorprendido mientras se dejaba hacer. De todos modos, no parecía tener otra opción y sinceramente no es como si le disgustara la idea de ser amarrado.
—Qué bonito te ves así—murmuró a centímetros de sus labios, YoonGi intentó atrapar sus labios con los suyos pero el rubio se alejó solo para disfrutar de su creciente necesidad—, mmh, ¿quieres besarme?
—Po-por favor.
—Es una lástima po-...
—Jiminie, por favor—suplicó, haciendo resaltar su labio inferior en un puchero, adrede. YoonGi sabía lo que provocaba aquél apodo y claro que lo estaba usando a su favor
Jimin no pudo evitar cumplirle el capricho, a sabiendas de que él solo lo hizo para conseguir lo que quería. Pero es que, cuando le llamaba de aquella manera mientras se encontraban casi sin ropa, hacia que algo en su interior se disparara.
El rubio volvió a enderezarse tras dejar satisfecho —en parte— al mayor, para quitarse con rapidez sus propios pantalones, liberando su hombría hinchada que goteaba líquido preseminal. El omega elevó un poco la cabeza para observar qué hacía el menor, encontrándose con Jimin tirando de la piel de su pene hacia atrás, listo para entrar finalmente en su interior. Por instinto, Min contrajo las piernas de manera leve hacia su pecho sintiendo como el lubricante salía aún más. Jimin se mordió el labio inferior con fuerza cuando la entrada rosada, pintada de ese espeso líquido segregado, hizo desaparecer la cabeza de su miembro.
Con cada centímetro dentro YoonGi jadeaba cada vez más, mientras que Jimin disfrutaba de ver cómo su pene desaparecía poco a poco. Para el momento que el alfa estuvo dentro del mayor por completo, se recostó sobre el cuerpo del peli-negro a la espera del permiso para comenzar a moverse. La cual, no tardó demasiado.
—Estás tan apretado, Yoon—jadeó, empujandose hacia dentro con una lentitud adrede y tortuosa para ambos—, aunque pudiste tragar cuatro de mis dedos, sigues estrecho.
Y es que cuatro dedos no tenían comparación con esa hombría venosa.
—Jiminie, ¡mgh!, d-dios, más r-rápido—pidió desesperado entre gemidos ahogados por la boca del alfa. Jimin le obedeció, aumentando la velocidad de sus caderas, haciendo que sus testículos golpearan las nalgas del mayor provocando sonidos similares a aplausos.
Eso era simplemente música excitante para oídos de ambos, que con cada estocada se volvía más fuerte. Tan fuerte como los gemidos del omega que ya no podían ser completamente silenciados por la boca o manos del rubio, debido a que los propios de Park tampoco los callaba nadie.
YoonGi se corrió primero, manchando el abdomen del alfa, y éste último, salió del omega para venirse en todo su trasero. Jimin liberó las manos del mayor mientras le mordía el cuello con los colmillos pequeños*, dejando una marca visible pero que no formaba un lazo verdadero.
Se quedaron un rato ahí junto al otro, calmando sus respiraciones y todas las agitaciones de sus cuerpos, hasta que en silencio el alfa se sentó sobre sus piernas observando el desastre que eran.
—Voy a poner el agua en la ducha—anunció Jimin, tocando con delicadeza los cabellos oscuros. Se agachó para dejar un casto beso en la labios del mayor y este asintió, sin soltar palabra alguna—, ahora regreso por ti, omega.
YoonGi cerró los ojos preso del cansancio, tocando la herida en su cuello. No dolía ni mucho menos molestaba, pero estaba ahí. No quería imaginarse cuántas marcas más había en su cuerpo, sin embargo, su único consuelo era el saber que el cuello de Jimin estaría peor que el suyo dentro de unas horas, y todo gracias a él.
Este cap tiene 2.7k de palabras así que les tiene que gustar si o sí 🤠
Jakdjaks bromita, pero me llevó tres horas seguidas escribirlo así que espero estén satisfech#s con lo que ha pasado. Prometo actualizar el sábado 🥺
**Colmillos: Cuando un alfa anuda a un omega, su instinto de reproducción hace que tenga la necesidad de crear un lazo con el otro lobo, sus dientes pican y salen –pues si, son más grandes que de costumbre–. Sin embargo, Jimin esta vez no anudó a YoonGi, y simplemente lo mordió dejando una marca que luego cicatriza y desaparece. Sus colmillos siempre están ahí, obvio, pero sin el nudo siguen relativamente pequeños y aunque el alfa siente cierto picor (por eso es que Jm muerde a Yg, de todos modos) esto no genera ningún tipo de unión. También, quería poner como ejemplo: los colmillos para crear lazos son como los de un vampiro, más grandes y notorios; mientras que en su estado "normal", imaginen que son del tamaño de los nuestros, solo que con punta mucho más filosa. Ojalá me hayan entendido jakdkakdk :3
Cuídense mucho, gracias por los 3k de lecturas, soy el más feliiiz💗✨
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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