Capítulo cuatro
"Pronto , pronto cenicienta lava y plancha, trae la ropa, barre y limpia la terraza" - Canción del trabajo de cenicienta, Los ratoncitos.
YoonGi se despertó al oír risas y voces. Asustado miró hacia ambos lados, se había quedado dormido en sofá del living viendo una película en la televisión en vez de estar haciendo la limpieza general.
—¿Ese era tu Omega?—Min no reconoció la quién era, y por la distancia con la que se oía su voz dedujo que estaba en la cocina.
¿Sería acaso algún amigo de Jimin? Fuera quién fuere, se sintió un poco incómodo al no verle.
—Jooheon, sí, ya te lo dije—oh, la alfa había llegado temprano a casa, siempre volvía pasada la medianoche—, vamos al patio trasero, necesito tomar aire.
—Parece tu hijo: un vago bueno para nada que solo duerme dónde y como quiere. ¿No debería estar limpiando y sirviendonos algo a nosotros?
¿Él... debía hacer eso? Oh.
—Creo que...—la duda en su voz le dolió un poco al onega, su lobo bajó las orejas—, ¡y-ya cállate mejor! Qué molesto eres, solo camina en silencio.
Cuando escuchó la puerta del patio trasero cerrarse, se puso finalmente de pie. Qué tonto había sido al posponer sus quehaceres por ver una película.
¿Estaba siendo un mal Omega? Esperaba que no, pero... ¿Porqué ella no había negado las palabras de aquella otra persona? ¿Realmente tenía que estar preparando algun aperitivo para ellos? Si era lo que ella deseaba que hiciera con todos sus invitados...
¡YoonGi claro que podía hacerlo!
Es más, con entusiasmo corrió en busca de la escoba para comenzar a barrer lo más rápido que pudo; de todas formas casi no había polvo. Cuando el piso estuvo lo suficientemente limpio, se metió en la cocina a preparar dos batidos de fresa; buscó las copas largas de vidrio con textura áspera para que no se resbalaran con las manos y sirvió la preparación, les colocó una pajilla de plástico y en un plato colocó galletas, finalmente puso todo en una bandeja grande y salió afuera.
Ambas personas se sorprendieron, no esperaban ver al omega ni mucho menos lo que llevaba en las manos.
—¡Hola!—sonrió, en verdad se sentía genial por consentir a ambos—, un gusto, soy YoonGi, el Omega de Jisoonie. Les traje algo, por si tenían hambre.
Joheon sonrió, un poco avergonzado por el silencio, y tomó una copa de la bandeja. Se veía delicioso, tenía que admitir.
—Amor—susurró con suavidad—, yo no te pedí que hicieras esto—sonrió, un tanto forzado, quitándole de las manos la copa que su amigo había tomado y dejándola de nuevo sobre la bandeja. La alfa ni siquiera tocó una de las galletas, quizá no las había visto-. Vuelve a dentro, YoonGi.
—Pe-pero yo...—no terminó de hablar, sintiéndose patético de repente.
Ella negó con la cabeza y fue suficiente humillación para el Omega que regresó sobre sus propios pasos echo una furia.
Escuchó cuando Jimin llegó a la casa poco después, mientras las palabras de el tal Jooheon, su alfa y sus expresiones de desagrado se reproducían una y otra vez en su mente.
Por otra parte, el alfa entró a la cocina. Estaba hambriento. Le dolía el cuerpo en general y tenía telarañas en el estómago, más o menos, por la falta de ingesta. Pero se encontró con el Omega de su madre fregando la mesada con un trapo como si su vida dependiera de ello.
—¿Estás bien?—intentó tocar su brazo, pero de un manotazo lo alejó.
El rubio había desaparecido desde la tarde anterior, cuando le había hecho un oral en la lavandería, y YoonGi lo había odiado tanto por dejarle así de confundido que ni siquiera había podido dormir pensando en semejante infidelidad a su esposa. No quería tenerlo cerca, mientras más lejos mejor para él. El omega habia recordado que también estaba muy enojado con Jimin.
—¡Déjame, idiota!
—Oye...—lo sujetó por las muñecas, inmovilizándolo a pesar de que forcejeaba—, ya basta, deja de fregar. Dime qué demonios te ocurrió.
¿Le importaba? No, claro que no. Pero parecía que YoonGi tenía a satanás dentro de su cuerpo y simplemente sentía curiosidad de por qué.
—Jooheon dijo que soy un vago como tú—murmuró de mala gana—, que debería ser un buen omega y servir a mi alfa—gradualmente el tono de su voz iba subiendo—; ¡y eso hice! Les preparé batidos, pero ella no estaba a gusto con eso y me dijo que volviera dentro. ¡Me molesta mucho! Me siento humillado por ella, y ta-también por ti.
Jimin asintió con la cabeza. ¿Jooheon había osado decir que él era un vago? Ese maldito se las iba a pagar en cuanto lo encontrara lejos de su madre, no era la primera vez que ese tipo de comentarios salían de su boca. Lo detestaba tanto.
—Oh, tranquilo que no se nota mucho tu molestia-le guiñó un ojo, burlón-. Escúchame, no le hagas caso a Jooheon por que es un idiota y mamá se pone igual cuando están juntos.
-Tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno para ella. Soy un Omega, yo debería... Yo tengo que complacer a mí alfa.
—Hey—iluso, el muchacho le miró con atención—, gimiendo eres bastante bueno.
—¡Baja la voz!—intentó golpearlo, pero el agarre del alfa en sus manos no se lo permitió—. Pedazo de idiota. Hablo en serio, Jimin.
—No lo estás negando, eh—se burló. Soltó las muñecas del chico, dejándolo libre; pero al contrario de lo que el rubio pensaba, YoonGi no huyó lejos tan lejos—. Y por si no sabes, cuando alguien no me niega algo, es por qué me está dando la razón.
—Ni sé porqué estoy hablando contigo en primer lugar—puso los ojos en blanco y rodeó la barra para salir al living y subir a su habitación.
Ese era el plan en su cabeza antes de que Jimin se interpusiera en su camino para tomarlo bruscamente de la cintura. Entre el susto y el querer huir, YoonGi terminó con las manos en el pecho del rubio, intentaba alejarlo pero el alfa tenía más fuerza.
—¿Qué crees que...?
—YoonGi—sus ojos conectaron, fijos en el otro—, ¿por qué siento que esto no te molesta?
La nuez de adán del omega se movió, en clara señal de que había tragado saliva.
—¡P-por supuesto que me molesta!
El alfa no aguantó más, las ganas de besarlo lo carcomian por dentro desde el momento en que salio la noche antes de la casa. Quería sentirlo, morderlo. Y aunque estaba malditamente mal y lo sabía, joder, Jimin en serio tenía que hacerlo.
El rubio se acercó a sus labios, Min lo sentía respirar ahí, y cuando menos se lo esperaba, el alfa lo besó. En un primer lugar el peli-negro quiso apartarlo, pero no le funcionó tanto como pretendía, Jimin chupó su labio inferior para que abriera la boca y con su lengua tocó la del omega. Exploró cada espacio la cavidad bucal del chico que temblaba ligeramente bajo su tacto.
YoonGi no estaba acostumbrado a la sensación, era vergonzoso el hecho de que nunca le habían besado de aquella forma y que le estaba gustando más de lo normal. Jadeó bajito cuando el alfa mordió su labio inferior, inclinándose hacia un lado.
Un ruido en el patio trasero lo hizo reaccionar, su corazón latió rápido por el miedo.
» —¡¿Qué crees que haces?!—le dió un empujón que lo alejó unos cuantos centímetros.
El rubio se relamió los labios, retrocediendo para dejarle su espacio personal.
—Admite que te gustó—sonrió altanero, viendo como el omega estaba rojo de la furia.
¿Pero en realidad era enojo?
El pálido rostro del muchacho peli-negro se transformó en una mueca deforme, similar al asco. No es como si besar a su hijastro, y disfrutar internamente de su toque, era algo que le diera orgullo. Es más, quería lavarse la boca con detergente y vomitar. Si, por supuesto
—¡Obvio que no, imbécil!
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5 🐛
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top