Capítulo catorce
"¿Qué me pasó? Se me olvidaron las cosas que en casa me enseñaron. ¿Qué me pasó? Yo no soy esa persona " ropa cara, Camilo.
-¿La estás pasando bien, amor?-preguntó la mujer, mirando a su esposo que caminaba junto a ella.
-Claro-asintió-, todo aquí es muy bonito.
Era sábado, había pasado una semana desde la visita de aquella omega, y aunque YoonGi se sentía agotado mentalmente, no podía faltar a la primer fiesta empresarial como celebración por unos contratos firmados. El omega nunca había entrado a el edificio donde la mujer se pasaba casi todo el día, no era algo que le llamara tanto la atención conocer, pero tampoco imaginaba lo lujoso del lugar. Todo brillaba, era dorado, y tenía un uso estúpido, pero YoonGi estaba fascinado con cada cosa que aparecía frente a sus ojos. Y por si fuera poco, estaba vestido de etiqueta al igual que todos los demás, su piel estaba cubierta con prendas que valían el quíntuple de veces más que algo que pudiera adquirir por su propia cuenta.
Jisoo nunca le había hecho tantos regalos, principalmente por que no le gustaba sentir que gastaba dinero wn él, pero ella había prometido que le compraría un armario nuevo repleto de ropas como el propio, y además, liberarle una tarjeta de crédito para que pudiera gastar en lo que quisiera. Ella estaba feliz por alguna razón aquél día, pero siempre cumplía sus promesas.
-¡Por supuesto! Es un día de festejo, Yoon. Mi casa no tiene tantos lujos por qué a Jimin no le agrada, ya sabes cómo es él, pero si a ti te gusta podemos incorporar algunas cosas.
-Estaria bien, supongo.
La alfa besó su mejilla, y tiró de él hacia un grupo de personas que le sonrieron al instante. Jisoo lo había estado llevando de un lado a otro, presumiendolo con todos los presentes por qué nadie del ámbito laboral lo conocía en persona.
-Yoon, te presento a los hermanos Kim. Taehyung-señaló a un muchacho de estatura similar, de cabellos rubios y porte muy elegante. El omega le estrechó la mano, y educadamente aquél muchacho besó el dorso suave del peli-negro-, ella es Jennie.
-Un gusto-hizo una reverencia, mostrando respeto.
-¡Mucho gusto!-sonrió, copiando la acción del otro omega-, te ves precioso, YoonGi-ssi.
-Discúlpala, querido-el primer Kim que le había sido presentado, suspiró-, mí hermana es algo... Precipitada.
Mirándola a los ojos, Min supo por su alma pura y transparente que no había maldad en su ser.
-No pasa nada-les sonrió.
-Mi nombre es Seokjin-se presentó a sí mismo, un tanto impaciente por que Jisoo estaba callada-, es bueno conocerte al fin. Sinceramente creí que eras más feo, pero podrías salir en la tapa de cualquier revista de moda.
Jisoo puso los ojos en blanco, no tenía tiempo para molestarse con el beta, y tampoco es que hubiera notado a su esposo incómodo. De hecho, se había reído con aquella confesión.
-Gracias, SeokJin-ssi.
-¿Quieres quedarte un rato con nosotros?-Jennie le preguntó, sabía que la alfa tenía que seguir saludando personas y ella también había estado alguna vez en el lugar agobiante del peli-negro-, supongo que no conoces a más nadie aquí, y nosotros tenemos casi la misma edad.
-¿Puedo?-le preguntó a su alfa mediante un susurró, y ésta asintió sin más-. Gracias.
Jisoo se marchó sin más hacia la entrada, había revuelo y quería ver qué estaba sucediendo. Mientras tanto, los hermanos Kim y YoonGi mantenían una charla amena.
Taehyung era menor por cuatro años, al igual que Jimin, mientras que Jennie y SeokJin eran mayores por solo un año de edad. Jennie era diseñadora gráfica y los otros dos modelaban para diferentes marcas.
-¿Y tú?-preguntó el mayor de los cuatro-, ¿a qué te dedicas?
Esa era la pregunta a la cual le tenía tanto miedo. De hecho, el le tenía miedo a estar en ese lugar por qué lo único que sabía hacer era mirar con asombro todo a su alrededor, pero nadie le había explicado qué responder y como hacer las cosas. Él era simplemente un omega cualquiera que una alfa adinerada había rescatado de la calle, en palabras grotescas. No tenía una carrera, no tenía un trabajo, y no conocía el mundo al que se estaba metiendo esa noche.
-Yo...
-¡TaeTae, mira, el príncipe de los cuentos de hadas!-la voz de la chica distrajo al peli-negro, que se volteó a ver hacia donde ella señalaba, notando el escándalo que había por la llegada de cierta persona.
Park Jimin. ¿Quien más iba a ser?
Sin embargo, se sorprendió por lo tanto que había cambiado desde hace día y medio. Tenía el cabello corto a los ladose, el peinado hacia atrás dejaba a la vista su frente y hacía lucir los lentes que llevaba. El traje gris le sentaba muy bien.
Se veía como un puto ángel, a pesar de su porte característico de alfa líder.
-Ha traído a la gata con él, ojalá no se me acerquen.
-Esa estúpida... No puedo creer que sea su novia.
-Esa rata asquerosa no es su novia-soltó con rapidez, otra vez, desde el fondo de su alma. No había sido su intención decir aquello, pero su pequeño error ya estaba ahí. Tras las miradas agraciadas de tres pares de ojos, el sonrojo en sus mejillas se hizo presente-. Yo no quise... Y-yo... No f-fue mí...
Jennie le tomó las manos con dulzura, negando con la cabeza.
-Nosotros tampoco la queremos, descuida.
Por alguna razón YoonGi miró a Taehyung. Su expresión ahora era sería, y hace solo unos minutos, podía ver su aura envolvente de felicidad.
¿Acaso, él...?
-¿Quieres algo para beber, YoonGi-ssi?-la voz de SeokJin lo sacó de sus pensamientos.
-Oh... ¿Agua saborizada?
-Por supuesto-le sonrió, y miró a su hermano-. Taehyung, ve a buscarla.
-Pero...
-Vamos juntos, TaeTae-jennie abrazó a su hermano por los hombros, y lo obligó a moverse entre la gente hasta la cocina.
Antes de que el omega pudiera pedirle una explicación al beta, Jimin apareció con Dahyun. El vestido verde con lentejuelas le quedaba horrible, y ni siquiera combinaba con el traje del peli-rubio. Tal vez, el omega la odiaba exageradamente, pues le molestaba hasta que respira el mismo oxigeno que él, sin embargo, le daba rotundamente igual.
-Seokjin, amigo mío-sonrió el alfa, estrechandole la mano.
-Tanto tiempo sin vernos.
-Si, lo sé. Supongo que ya conoces a...
El rostro del beta se endureció, y se adelantó a hablar.
-Sí, por supuesto. Las personas que dañan a mis hermanos son difíciles de olvidar.
-Lo sé, disculpa.
YoonGi no sabía qué hacer, se sentía excluido y un tanto incómodo por la tensión en el aire. Estaba más que obvio que Jimin no pensaba saludarle ¿No?, y Dahyun no soltaba su celular. Miró sus pies, como única escapatoria rápida a sentirse el mal tercio.
-YoonGi-ssi-sin embargo, llamó a su nombre. Cuando el omega lo miró, el rubio le estaba sonriendo-, mamá quiere que vayas al piso de arriba conmigo así traemos unas cosas que dejó olvidadas.
-¿No podemos ir nosotros dos, oppa?-ella lo miró con súplica, dejando de lado su celular repentinamente.
-No-suspiró-. Jisoo nos ha pedido a mí y a él, Dahyun.
Ofendida, o tal vez molesta, la chica se dió media vuelta y se perdió entre la gente. YoonGi quería reírse de ella, pero se contuvo para mantener su desencia, y se volteó hacia su... ¿Nuevo amigo, podría decirse?
-Seokjin-ssi, regreso en un momento.
El beta sonrió, revolviendole el cabello, y tomó asiento en un sofá a la espera de sus hermanos.
Jimin junto al omega subieron al ascensor, ubicado junto a las escaleras, y en cuanto las hojas de metal se cerraron el peli-rubio estampó a YoonGi contra el frío metal, precionando el botón de "stop" para tener un par de minutos más.
-Hueles a perfume de Dolce Gbabana. Me encanta-ronroneó en su oído.
YoonGi recibió con gusto los pomposos labios del chico, saboreandolo con la humedad de su lengua.
-Dime que de verdad Jisoo pidió que buscaramos algo-murmuró en cuanto se se separó unos milímetros en busca de oxígeno.
-Por supuesto que sí, tontito-se rió, volviendo a unir sus bocas mientras presionaba nuevamente el botón de "stop" para que el ascensor volviera a funcionar.
Para cuando las hojas de metal se abrieron dejando ver un pasillo, ellos ya se habían separado del otro a una distancia considerable. Caminaron unos metros hasta una puerta entreabierta, donde únicamente había dos cajas de cartón repleta de cosas.
-¿Y qué se supone que sean esas cosas de ahí dentro?-preguntó curioso, intentando mirar qué era lo que estaban llevando, pero solo había bolsas negras.
-No tengo la menor idea-se encogió de hombros, tomando una de las cajas para dársela al mayor.
No tenían de qué más hablar, por lo que en silencio regresaron con el demás gentío. De camino a la cocina se encontraron con uno de los hermanos Kim, quién le regaló una sonrisa al peli-rubio después de mostrarle con una seña al omega que ya tenía su agua saborizada. Ya dentro de la cocina, estuvieron solos otra vez.
YoonGi puso la caja sobre la enorme mesada de mármol y Jimin directamente en el suelo. Soltando un suspiro, sus miradas se encontraron por unos segundos.
-Te veré en un rato-susrró el alfa pasando por su lado solo para apretarle el trasero, ya que tranquilamente podía irse por la otra orilla sin más.
El omega le sonrió, asintiendo con la cabeza y se quedó apoyado en la mesada observando más a detalle el lugar donde se encontraba. La cocina de la casa donde vivía era similar, pero mucho más pequeña, la mesada tenía casi cinco metros de largo, la heladera era del tamaño de un placard, y así con cada cosa.
-Hola de nuevo, YoonGi-saludó entrando, junto a uno de sus hermanos. El omega les sonrió-, ¿que hacís aquí solo?
-Nada interesante-soltó una risita, mientras la chica omega sacaba un refresco de la heladera. Ella salió sin decir nada, pero el beta se acercó al peli-negro con una expresión que Min no podía descifrar-, ¿Seokjin hyung?
-YoonGi-ssi...-puso las manos en los hombros del omega, que se sorprendió un poco-, sabes que está muy mal, ¿verdad?
Él también lo sabía. YoonGi tragó saliva, preso de los nervios. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, y que en cualquier momento lloraría.
-¿Qué estás queriendo...?
-¡¿Lo sabes?!-lo sacudió con fuerza, hasta que el omega asintió con dos lágrimas rodando por sus mejillas.
Seokjin lo envolvió en un abrazo, acariciándole los cabellos negros.
-Por f-favor-sollozó sobre su hombro, intentando secarse el rostro con una mano en la posición en que estaban-, no le digas a nadie.
-No es mí asunto, solo procura tener cuidado, omega-murmuró-. Pero quisiera saber algo...
-Di-dime.
-¿Te enamoraste de él?
No le respondió, por que no lo sabía. Nunca se lo había planteado, pero quizás, solo quizás la respuesta era un "sí". Entre que el mundo supiera que se había enredado con su hijastro y haberse enamorado de ese alfa idiota, le aterraba más lo segundo.
Después de que el beta se asegurara de que YoonGi y su maquillaje estaban deslumbrantes -con todo lo que llevaba en su bolso, había puesto guapísimo al menor-, regresaron con los otros dos chicos. No faltaba mucho para la cena, por lo que los cuatro chicos tomaron asiento alrededor de una mesa cercana a las escaleras, en frente del lugar donde especialmente se encontraban los más destacados empresarios y/o socios en respecto al nuevo contrato firmado.
En las pocas horas que el omega llevaba con los tres hermanos, se había dado cuenta de que: SeokJin era un completo engreído con un corazón gigante, un beta con un instinto maternal fuerte, Jennie estaba loca como una cabra y parecía estar viviendo en un cumpleaños todo el tiempo, mientras que Taehyung se comportaba con más seriedad, era elegante, coqueto y muy... "omega" para ser alfa. Cada uno tenía algo en su personalidad que les hacía únicos, y YoonGi se había entendido por igual con los tres.
-¡Al fin, viene la comida!-chilló la chica con entusiasmo al ver a un mesero acercándose, recibiendo una mala mirada por parte de su hermano menor. Con indignación se cruzó de brazos-, ¿y ahora qué, TaeTae?
-Jenn, solo no grites. No hace falta que los presentes se enteren de algo, que obviamente, todos estamos mirando.
El mesero llegó un segundo después, saludando cortésmente mientras dejaba en medio de la mesa la bandeja. YoonGi notó que el muchacho se quedó mirando unos segundos de más al mayor en la mesa antes de hacer una reverencia y marcharse. El omega miró a Seokjin, y a pesar de su maquillaje, notó en sus mejillas un sutíl sonrojo.
-YoonGi-ssi, ¿no te gusta el Kimbap?-Taehyung le preguntó en un bajo susurro al notar que era el único que no se había servido lo que los meseros habían repartido como entrada.
Sus sentidos estaban puestos en dos lugares diferentes: mientras veía unos metros adelante la manera en que su alfa estaba apegada en un abrazo a otra mujer por la cintura, sus oídos estaban oyendo la conversación de ciertas dos personas en la mesa a sus espaldas y su olfato distinguía también los dos aromas que tenía más reconocidos en todo el lugar, mezclado con sus emociones
Jimin estaba abrumado, un poco estresado, y de malhumor; Jisoo desprendía miedo y amor, felicidad. Sin embargo, lo que más le sorprendía era que Dahyun y otra persona estaban opinando de él, como si al menos lo conocieran un diez por ciento.
» -¿YoonGi hyung?
Pestañeando un par de veces, el omega volteó el rostro hacia el menor. Volvió a mirar su plato vacío y los incontables cubiertos al lado, y se mordio el labio inferior. Había allado una excusa perfecta y verdadera para no tener que quedarse más tiempo en blanco.
-N-no tengo idea con qué cubierto comer, Taehyung-no podía sentirse más avergonzado que en ese momento.
El alfa le sonrió con dulzura y procedió a explicarle que debía usar, tanto los tenedores como los cuchillos y cucharas, en un orden de afuera hacia adentro por cada platillo.
-Siempre he comido Kimbap con palillos-soltó una risita por lo bajo-, pero supongo que me tendré que acostumbrar a esto.
Taehyung sonrió, uniéndose a la conversación con sus dos hermanos donde YoonGi también era partícipe.
Jennie tuvo una duda, pero la dejó ahí en su cabeza por no ser grosera o arruinar el momento tan lindo que estaban pasando los cuatro juntos.
¿Porqué Jisoo no había regresado por su omega para llevarlo a su propia mesa especial y presumirlo frente a todos como lo estaba haciendo al principio?
YoonGi estaba aburrido, y tenía mucho sueño. El reloj en su celular marcaba las tres de la mañana, casi no quedaba gente en el lugar más que el personal de cátering, Jisoo, su presunta amiga, Dahyun, Jimin y él. Lo único que le mantenía distraído era la suave música que él estaba reproduciendo en uno de los parlantes y la copa de champagne en su mano.
-¿Puedo sentarme contigo?-su voz llamó la atención del peli-negro, que asintió sin muchas ganas. La mujer se acomodó con delicadeza en el sofá de terciopelo y suspiró-. Ha sido una larga noche, ¿no crees?
-Si, estoy muriendo de sueño-hizo una mueca, cerrando los ojos por un segundo-, ¿porqué no se ha ido a casa a descansar, noona?
-No soy de por aquí, de hecho no venía desde hace casi un año, pero Jisoonie me invitó a venir y quedarme unos días en su casa.
-Oh, ya veo-bisbiseó. ¿Porqué razón la alfa no le había contado sobre su visita?
-Deduzco que ella no te había contado-hizo una mueca con los labios-. Siento mucho llegar sin que tú lo supieras.
-No se preocupe, seguro se le pasó por alto con tantas cosas que hacer.
La conversación finalizó en ese momento, debido a que el sentimiento de incomodidad que abordaba al menor era evidente. Dahyun salía de la cocina enfurecida en ese mismo momento, y en cuanto sus ojos claros se toparon con los oscuros iris negros de Min -o al menos el chico creyó que le miraba a él- se acercó al sofá.
-¿Qué se siente tener un amor no correspondido?-quiso saber, preguntando de manera atropellada. Estaba algo ebria, pero por sobre todo, enojada.
YoonGi frunció el ceño, mirándola sin comprender.
-¿Qué demonios te pasa, Dahyun?
-¡No estaba hablándote a tí, le pregunto a ella!-bramó.
Oh...
Se sumaron los hermanos Kim Jijiji yo los amo 🤭
No hubo mucha interacción entre los protas, peeeeero equis (no tengo excusa JAJAJA)
Estamos por cerrar el primer "arco" de esta historia en uno o dos capítulos más. Los problemas se resuelven y volvemos al punto de inicio para arrancar con "la segunda parte" por llamarle de alguna forma.
Espero les guste. Cuídense 🧡💙
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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