ೃ✭ Capítulo 12 ೃ✭

Al llegar a la iglesia, Suran lo ayudó a bajar de la limusina y lo acompañó al porche, donde se fijó en su conjunto de perlas, le dijo que había sido un gesto muy romántico, y le acomodó una vez más el traje.

Unos minutos después, mientras avanzaba del brazo de su prima por el pasillo central de la iglesia medio vacío, YoonGi se obligó a pensar que aquello no era un cuento de hadas.

—Es tu sueño —le susurró su prima al oído en ese instante—. No tengas miedo… Disfruta del momento.

YoonGi se acordó de que Jin lo había dejado solo en Yorkshire, de que se sintió enfadado, frustrado, y respiró hondo. Pensó que el mayor no era en realidad tan sincero, que era complicado, reservado y arrogante, pero lo miró fijamente, tan guapo e imponente junto al altar, y no pudo evitar que se le encogiese el corazón.

Fue entonces cuando fue consciente de la realidad, una realidad que la vanidad le había llevado a negar. Amaba a Jin y, probablemente, siempre lo amaría, independientemente de lo que este hiciera en el futuro.

Reconocer la fuerza de sus sentimientos fue para YoonGi como romper una cadena que oprimía su pecho. Jamás se había olvidado de Jin y, en esos momentos, estaba a punto de casarse con él. Decidió intentar tener una actitud más positiva. Y justo en esos momentos cruzó su mirada con la de una mujer rubia de ojos azules que lo estudiaba desde la segunda fila de bancos. Se quedó inmóvil y Suran tuvo que tirar de él para que siguiese andando.

¿Cómo era posible que Hana estuviera invitada a la boda? ¿Qué significaba aquello? A YoonGi le tembló la mano mientras Seok Jin le ponía la alianza.

Estaba desconcertado y solo podía pensar en la otra mujer, en su cuerpo menudo, envuelto en un bonito vestido azul y una chaqueta de encaje negro, en su perfecta melena color platino, en su rostro de ángel.

En persona era todavía más guapa que en las fotografías y YoonGi supo que jamás podría alcanzar su nivel.

—¿Qué está haciendo aquí tu ex-mujer? —le preguntó a Seok Jin en un susurro, mientras posaba para los fotógrafos, de la mano con él.

Seok Jin le acarició la suave piel de la muñeca para tranquilizarlo.

—No tengo ni idea, pero no habría sido de buena educación pedirle que se marchara.

—Tal vez no —admitió—, pero ¿cómo se ha enterado de la boda?

Seok Jin lo miró con el ceño fruncido.

—Se lo he contado yo, naturalmente. No quería que se enterara por otra persona. Y seguro que ha pensado que iba a quedar mal si no venía. Y a Han siempre le gusta quedar bien.

La noticia de que Seok Jin y su ex-mujer se llevaban lo suficientemente bien como para que este le contase que iba a casarse desconcertó a YoonGi.

Que Seok Jin utilizase un diminutivo para hablar de ella, le molestó todavía más. Aunque existía la posibilidad de que Hana hubiese ido a la boda solo por curiosidad.

Era comprensible. Solo hacía un par de meses que se había divorciado de Seok Jin. YoonGi miró hacia donde estaba la mujer y la vio charlando con Namjoon y con otros dos amigos de su ahora esposo.

—Se lleva muy bien con todo el mundo —comentó muy a su pesar, dándose cuenta de que ella no se sentía en absoluto incómoda con la situación.

—Han es prima hermana de Namjoon —le contó—. Y hermanastra de uno de mis abogados. Supongo que conoce a casi todos los presentes.

Toda aquella información solo hizo que YoonGi se sintiese todavía más incómodo. Unos minutos después, la vio subiéndose a una limusina con los tres hombres. Tras la ceremonia, iban a ofrecer un desayuno en un exclusivo hotel de Londres.

YoonGi había tenido la esperanza de que Hana no asistiera, pero estaba seguro de que se iba a llevar una decepción. Nada más llegar al hotel, la primera persona a la que YoonGi vio en la recepción fue a ella, sonriendoles.

Besó a Seok Jin en la mejilla y le pidió que le presentara a su esposo.

—Ya he conocido a tu hijo… ¡es un cielo! Y tú has sido muy listo, trayendo a semejante ángel al mundo.

Seok Jin rió suavemente.

—Jeongguk es precioso, ¿verdad?

—Preciosísimo —dijo Hana, apoyando una mano en el brazo de YoonGi para evitar que este se marchara.

—Disculpenos un momento —los interrumpió Suran con tono mordaz—. YoonGi, te tengo que colocar bien la corona.

Aliviado, YoonGi siguió a su prima hasta la otra punta de la recepción, donde Suran le sujetó bien la corona mientras le preguntaba.

—¿Quién es esa rubia tonta?

YoonGi se lo contó y Suran abrió los ojos como platos.

—¡Cómo ha podido presentarse aquí! —comentó enfadada—. ¡Ningún novio quiere que su antecesora acuda a la boda!

YoonGi se ruborizó.

—No quiero montar un escándalo, más aún, teniendo en cuenta que a todo el mundo le parece bien.

—¿Con todo el mundo te refieres a Seok Jin? —le preguntó Suran—. Esa mujer te está estropeando el día y él, como casi todos los hombres, no está haciendo nada para impedirlo.

—Odia las peleas de gatos. Así que no voy a decir nada —le contestó YoonGi—. Si Hana puede soportar verme a mí, yo tengo que soportar verla a ella.

—Pues yo no lo aguantaría —admitió Suran.

YoonGi fue a saludar al resto de los invitados e hizo gala de mucho aplomo. Seok Jin había invitado a varios empresarios, a sus abogados y a un grupo de coreanos que residían en Londres.

Sorprendentemente, no había nadie de la familia Kim y a YoonGi le preocupó que se hubiesen negado a asistir a la boda porque no aprobaban que Seok Jin se hubiera casado con alguien que no pertenecía a su nivel social.

YoonGi había conocido a los abogados de su esposo cuando estos fueron al hotel con el acuerdo prenupcial. Le habían recomendado que se informara bien antes de firmarlo, pero YoonGi no había tenido tiempo de consultar con nadie, ya que estaba demasiado ocupado reorganizando su vida.

De todos modos, Seok Jin no era nada tacaño en lo relacionado con el dinero, y no necesitaba que le dijese por escrito que sería siempre justo. En una ocasión, Seok Jin le había contado que su padre había sido vergonzosamente mezquino a la hora de darle dinero a su madre después del divorcio, y YoonGi estaba convencido de que él jamás cometería el mismo pecado.

Cuando recibieron a todos los invitados, YoonGi vio que Seok Jin y Namjoon se acercaban a hablar con Hana, y decidió ir al baño a refrescarse. No podía negar que Hana le había oscurecido el día, pero no podía evitar que estuviese allí.

Estaba retocándose el brillo labial cuando oyó la puerta y unos tacones. Hana apareció a su lado en el espejo y le dijo:

—No te molestes en sentirte orgulloso por haber conseguido que Seok Jin me pida que me marche. Tuvo tiempo suficiente para arrepentirse de nuestro divorcio y, como es natural, le molesta tener que casarse contigo para poder tener a su hijo. Y todavía le molesta más vernos juntos porque… al fin y al cabo, no hay comparación, ¿no?

YoonGi se apartó del espejo, levantó la barbilla y preguntó:

—¿Fue Seok Jin el que se divorció de ti?

—Solo porque no pude darle un hijo —respondió Hana alegremente—, pero ahora que ya tiene uno… Muchas gracias por haberme resuelto ese problema. Ahora podrá tenerme a mí y a su precioso hijo y heredero.

—¿Se puede saber qué estás intentando decir? —preguntó YoonGi sorprendido.

—Que los triángulos amorosos nunca funcionan, y que Seok Jin no tardará en quitarte a tu hijo y volver conmigo —respondió Hana con satisfacción—. Tú eras su amante, y me temo que una persona como tú no puede ocupar otro lugar en su vida.

—¿Una persona como yo? —inquirió YoonGi con los ojos brillantes.

—Una perra de buen corazón —se explicó Hana, poniendo los ojos en blanco—. Una marioneta con cara bonita y el trasero grande. No estás destinado a ser un Kim y tu reinado será breve.

YoonGi sacudió la cabeza mientras iba hacia la puerta. ¿Cómo era posible que Seok Jin se hubiese casado con semejante víbora? Era evidente que el no era tan guapo como Hana, pero no iba a entrar en la discusión a pesar de que no era nada optimista con respecto a lo que esta le había dicho acerca de Jeongguk y de los motivos por los que Seok Jin le había pedido que se casara con él.

¿Era posible que lo hubiese hecho solo para tener los mismos derechos que él sobre su hijo? ¿Era cierto que se había divorciado de Hana porque esta no podía quedarse embarazada? YoonGi intentó tranquilizarse recordándose que Seok Jin le había pedido a su ex-mujer que se marchara de la boda.

Acalorado y nervioso, volvió al elegante salón y fue a buscar a su hijo, que estaba con la niñera, para darle un abrazo. Desde allí vio a Seok Jin y a Namjoon, separándose de Suran después de haber estado hablando con ella.

—Es agradable —admitió Seok Jin, una vez sentados a la mesa para tomar el desayuno—, pero eso no significa que piense que es la persona adecuada para ser tu amiga.

—Intenta no juzgarla. Si no hubieses leído ese informe, no te habrías enterado de su pasado —comentó YoonGi—. Y todos cometemos errores… Tú te casaste con Sana.

—Hana —corrigió él—. Se ha marchado…

—Me alegro —dijo, dándole un sorbo a su copa de champán.

—No me parecía apropiado que se quedara.

—¿Por qué te divorciaste de ella? —le preguntó sin mirarlo.

—Porque éramos incompatibles —respondió Seok Jin sin dudarlo.

—Eso no es una explicación… —empezó él enfadado.

Seok Jin levantó una mano y la enredó en sus rizos para obligarlo a mirarlo. La mirada de YoonGi chocó con sus ojos oscuros y sintió calor, se le cortó la respiración. Jin pasó la lengua por su labio inferior y el menor notó cómo se ponía duro en su entrepierna.

—Te quiero a ti —le dijo en un susurro.

El asintió y notó cómo se le encogía el corazón mientras Seok Jin le devoraba la boca.

Namjoon hizo una señal para anunciar que iba a dar un breve discurso y Seok Jin rompió el beso y miró a YoonGi, que, de repente, parecía divertido.

Era como un soplo de aire fresco en su vida. ¿Era eso lo que lo desconcertaba? YoonGi era especial. ¿Qué otra persona habría tolerado la aparición de Hana en su boda sin montar un espectáculo?

Lo vio levantarse para ir por Jeongguk, que lo estaba llamando desde una mesa cercana. El niño estaba cansado, lloró y se aferró a los brazos de su papá antes de apoyar la cabeza en su hombro. Seok Jin vio la escena y se sintió mal por el acuerdo prenupcial que había hecho firmar a YoonGi.

Que ingenuo fue. Él había imaginado que no se molestaría en leer todas las cláusulas ni la letra pequeña. Tenía la seguridad de que no le interesaba su dinero, y había sido despiadado con él, a pesar de saber lo mucho que quería a su hijo.

No obstante, YoonGi no debía enterarse de los términos del acuerdo. Si lo hacía, se llevaría una horrible decepción, ya que siempre había visto a Seok Jin con muy buenos ojos y había confiado en que era mucho mejor persona de lo que era en realidad. Seok Jin decidió que conseguiría la copia que YoonGi tenía del documento y la pondría a buen recaudo…


Disfruten el capítulo de hoy y tengan un bonito día.

Besos y cuídense mucho. 😚💕

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