𝖎. ¡¿𝖑𝖚𝖋𝖋𝖞?!
¡¿LUFFY?!
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—Será mejor que descansemos algo, estamos navegando desde hace semanas sin parar. No me vendría mal una cerveza.— propuso la de cabello blanco y rosa.— ¿Tú qué opinás, Jean?
La nombrada no dijo nada, solo estaba mirando hacia la nada, observando el mar azul y las aves que pasaban por ahí.
—¿Jeanette?— preguntó de nuevo. La morena salió del trance.
—Si, claro. Juraría que cerca está la isla Syrup. Podríamos hacerle una visita a Kaya.
—¡Sí! Hace meses que no la vemos. No estaría nada mal hacerle compañía.— sonrió la rubia vaquera.— Y podría prepararle algún estofado para su tos.
—Le vendría bien. Ya sabes que en las cartas que nos ha mandado ha dicho que está peor.
—Sí, le encanta comer lo que haces. Siempre cocinas lo que le corresponde y aún así tiene mejor sabor que el de sus sirvientes. Tía, haces arte con las manos.— la rubia se ruborizó por el halago. En eso tenía razón, siempre hacía lo que Buchi le cocinaba pero con mejor calidad y mejor sabor. Tanta era la diferencia que parecía un plato distinto.
—¿Pero no os parece raro?— la capitana llamó la atención de las dos navegantes.
—¿El qué?
—Me parece un poco raro que se haya enfermado justo después de la muerte de sus padres. Entiendo que le haya afectado mucho, y que todavía no lo haya superado, pero ni yo me puse así después de presenciar como mis padres morían frente a mí.— terminó frunciendo el ceño.
—Ahora que lo dices, si que lo es. Pero supongo que es casualidad.— respondió Hydra.
—Mmh, eso espero.— murmuró mirando al horizonte.
Durante el resto del viaje hasta llegar a Syrup estuvieron calladas. Cada una pensando en sus cosas, tanto personales como si no. Por otra parte, Jeanette no se pudo quitar de la cabeza el tema de Kaya. Seguía pensando en cómo pudo pasar. Se lo preguntaría y esperaba que le respondiera con el mínimo detalle de aquél fatídico día. En qué momento se sintió enferma y si había tomado algo antes de eso.
—¡Tierra a la vista!— gritó Hydra con el catalejo de oro.
Anclaron el barco y bajaron de ella.
Un montón de miradas se dirigieron a ellas y al barco con el nombre de 'La Perla Negra'.
La mayoría de aquella isla las conocían. No como piratas despiadadas, si no todo lo contrario. 'Las Damas Rojas', como el resto de East Blue la conocían, habían estado llevando el dinero y comida necesaria a todas las islas de dicha parte del mundo. Así que para ellos, eran como unos ángeles caídos del cielo. Excepto para los marines.
—Por fin, tierra firme.— dijo Anise comenzando a hacer estiramientos.
—Vayamos lo antes posible. Pronto se hará de noche y tendremos que buscar un sitio en el que quedarnos.— ordenó la capitana yendo hacia la mansión de Kaya.
No tardaron más que diez minutos en llegar.
Jeanette estuvo a punto de tocar el timbre de la casa, pero ésta se abrió inesperadamente. Mostrando a Klahadore, el mayordomo de la rubia.
—Oh, son ustedes de nuevo.— dijo éste subiéndose sus redondas gafas.
—Si, venimos a ver a Kaya.
—En estos momentos se encuentra en el aseo, bajará enseguida.—
—No importa, esperaremos arriba.— respondió la morena entrando a la casa y yendo para arriba.
Dejaron atrás al hombre y subieron al segundo piso, donde estaba la habitación de Kaya. Entraron y se sentaron en los cómodos sofás de color rosa.
Segundos después, la propietaria de la casa salió del baño, con una toalla envolviéndole el cuerpo. Levantó su mirada y dió un grito por la sorpresa.
—¡Chicas!— sonrió emocionada.
—¡Kaya!— habló de la misma manera Berrycloth. Las dos se fundieron en un cálido abrazo.
—Me alegro de volver a veros chicas. Os he echado mucho de menos. No es lo mismo estar sin vosotras.
—Por supuesto que no, tienes a Usopp.— exclamó la de piel bronceada a la rubia.
—¡P-pero no es lo mismo!— contestó ella.— Solo que me hacía falta un poco de compañía femenina.
—Excusas baratas querida. Todas sabemos que te mueres por él.— sonrió socarrona Hydra.
—Bueno, puede que me guste un poquito. ¡Pero solo es-....!— no terminó de hablar porque comenzó a toser. Más y más, había empeorado.— El té, e-el té...
Anise agarró la taza de te y le sirvió el contenido azul que tenía adentro. Jeanette frunció el ceño pensativa.
—Ha empeorado...— murmura la rubia cabizbaja.
—Si, empeoró días después de que se fueran ustedes. Pero no pasa nada.— sonrió ella restándole importancia.
—Si que pasa, Kaya. Si se pone peor, podrías morir.
—Pero vosotras os ocupareis de que no.
En eso, el mayordomo de Kaya, Klahadore, entró en la habitación después de tocar la puerta tres veces.
—Señorita Kaya, es hora de su paseo matutino.
—Claro. Pueden acompañarnos si queréis chicas.— sonrió dulcemente.
Nadie se podía negar a esa bonita e inocente sonrisa.
—Será todo un honor, señorita.— la morena hizo una reverencia y le incitó a salir primero junto al de gafas. Las dos mujeres de atrás rieron mientras negaban. Jeanette siempre era así de educada con las personas. Daba igual el sexo de la persona, los trataba a todos por igual.
—Y decidme ¿Cómo ha estado vuestro viaje en el mar?— preguntó Kaya agarrada del brazo de su sirviente.
—¡Ha sido estupendo! ¡Hemos visto un montón de animales deferentes y extraños y hemos conocido a gente nueva! ¡Y conocimos a una sirena!
—Vaya, es genial chicas. Me habría gustado ir con vosotras.
—Algún día Kaya, algún día.— murmuró la capitana de 'La Perla Negra'.
Las cuatro siguieron hablando de cosas distintas durante un buen corto de tiempo. Hasta que unos ruidos se escucharon de una parte del jardín.
—¡Usopp!— pronunció la rubia alegre.
El trío de amigas observaron más atrás como la fémina se acercaba al chico bronceado. Con el iba un pequeño grupo de tres acompañándolo.
Una chica pelirroja, un chico de pelo verde con tres katanas; bastante mono a decir verdad; y un moreno de pleo rizado con un sombrero de paja. Un sombrero de paja bastante conocido...
—¡¿Luffy?!— exclamó Jeanette con una sonrisa amplia.
Éste se giró y la miró.
—¡¿Jean?!— gritó él de la misma manera.
El chico comenzó a correr hacia la pirata. Abrazándola con fuerza y casi tirándola al suelo.
—También me alegro de verte, Luffy.
—¡No sabía que estabas por aquí! Creía que ya estarías lejos de East Blue.— frunció el ceño pero aún con una sonrisa.
—Si, bueno. Hemos ido a unos cuantos sitios por ahí. ¿Y tú qué, niño? ¿Que haces aquí?
—Oye, solo tienes cuatro años más que yo.— murmuró indignado.
—Para mí sigues siendo ese niño de siete años.— rió la capitana de 'La Perla Negra'.
—Espera, Luffy, ¿Podrías decirnos cómo conoces a ésta gente y quienes son?— preguntó la pelirroja. Aunque ya tenía una leve sospecha de sus identidades.
—Oh, claro. Ella la Capitana de 'La Perla Negra', Jeanette Draconis. Y las otras dos son Anise Berrycloth y Hydra Garlan. La chef y la sub-capitana.
El de las espadas y la de pelo corto se quedaron quietos, asimilando la información que acaban de recibir. Estaban en frente de las tres personas con la mas grande recompensa del East Blue, y casi del mundo entero.
—Sabía que me sonaban de algo...— dijo la fémina para ella misma.— Yo soy Nami.
—Encantada, Nami.— respondió educadamente.
—Y el es Zoro. Es un poco reservado, pero es buena gente.— habló Luffy por el peli-verde.
—Tu recompensa es de 75.000.000 Berries.
—Vaya, no te andas con rodeos, chico de las katanas.— se cruza de brazos ella.
—Pienso entregarte a la marina, pirata. Cuida tu espalda.
Draconis borró la sonrisa de su cara.
—Uy, que miedo.— se burló.— Eso te lo tendría que advertir yo. No es muy seguro que alguien como tú, cazador de piratas, éste con alguien de nosotros cerca. Y menos conmigo. Te aviso que no acabarás muy bien si intentas algo.
Los dos se estuvieron mirando a los ojos durante segundos. Pero para ellos parecieron minutos.
—Amm, bueno.— se metió Kaya rompiendo la tensión. Anise y Hydra no lo hicieron por respeto a su capitana.— ¿Y si os quedáis a cenar con nosotros?
—S-si, yo creo que sería una idea estupenda, Kaya.— intervino de igual manera Usopp.
—Bien, pues está decidido. Ésta noche cenareis en mi casa. Sois bienvenidos todos.— finalizó la propietaria del hogar
Nahia's note:
Gracias por las 100 estrellitas😭
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