ᴀᴄᴛᴏ ᴅᴏs.

                       
                                FINNEY ESCUCHABA atento el relato del fantasma, sintiendo su corazón hecho un puño ante las duras palabras del ruso, no entendía ¿Por que ese hombre les estaba haciendo tanto daño?

—Esa fue la última vez que hablé con Vance, al menos estando ambos con vida. —La voz del pelinegro se desvanecía con cada palabra, y se quedaron en un silencio nostálgico. —El día que Vance desapareció...—Comentó él. —Mi vida también lo hizo.

Una rabia creció dentro de Finn, ese maldito no solo se llevó a su mejor amigo, destruyó la felicidad de dos jóvenes enamorados.

—Por eso quiero que salgas de aquí Finney Blake. —El mencionado apretó el teléfono. —Hazlo por nosotros y mata a ese hijo de puta.

Finn asintió, colgando el teléfono, sus ojos estaban llenos de rencor, odio y tristeza mezclados, otra duda creció en él, ¿Como había terminado aquel Ruso en este frío sótano?

Negó levantándose, era demasiado tarde para preguntar, apretó sus manos y miró la puerta, la cual estaba abierta, camino hacia ella, cuando iba a abrirla el teléfono sonó nuevamente. Corrió a contestarlo.

—Tranquilízate niño, no cometas una tontería. —Taylor volvía a estar en la línea. —Debes esperar un poco, o terminaras igual a todos nosotros.

Asintió sentándose otra vez, mordió su labio con temor y se atrevió a preguntar.

—Oye Taylor...tal vez esté abusando de la confianza, pero, ¿Como acabaste así? —Pregunto. —Quiero decir...

—¿Muerto? —Finney asintió despacio.

En la otra línea no hubo respuesta, solo una respiración pausada, temiendo que el fantasma se hubiese ido, iba a hablar, pero lo interrumpió.

—Bueno, parece que eres un chico muy curioso. —La voz del muchacho ahora sonaba bastante muerta. —Verás Finney, luego de que Vance desapareciera...