O11.

—¡Sí, yo le diré que no vas a poder! ¡No te preocupes, Aoyama-chan! —contestó Ashido, sonriendo a su compañero de clase.

Aoyama sonreía de igual forma, aunque, de un momento a otro, su sonrisa desapareció, siendo cambiada a una mueca de terror puro.

—¿Eh? ¿Aoyama-chan? —preguntó, confundida —, ¿ocurre algo? ¿Llegó la oruga que no es mariposa gei?

—Así qué... ¿Mariposa gei? —habló una voz detrás suyo, asustando y dejando salir un grito de la fémina, quien, nerviosa, volteó lentamente hasta observar a su tutor.


—Sero, lleva a Ashido a la enfermería hasta que despierte, me avisas cuando pase. —Sus compañeros solo podían rezar por la de hebras rosas, esperando que no sea tan doloroso el castigo.

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