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—Me alegra que llegarán solos— San alzo una ceja y volteó a ver a su hermano.
—¿Por qué?— Preguntó Chan.
—Nos vamos mudar de ciudad— Dió la noticia con emoción, ignorando la reacción de los mellizos.
—¿Tú y papá?— Volvió a preguntar el castaño. Sihyun negó.
—Los cuatro— El peliblanco frunció el ceño.
—¿Y quién dijo que nosostros queremos eso?— Fue turno de San para cuestionar.
—Bueno Sannie, creo que un cambio nos haría bien a todos
—¿Nos haría bien? Aquí tenemos todo— Chan asintio— A parte de que Chan y yo somos adultos y podemos decidir por nuestra cuenta.
—Si ustedes quieren mudarse, perfecto, pero nosotros nos quedamos aquí— Dijo firmé a su decisión.
—Y nuestro padre tiene que aceptar nuestra decisión.
—Chicos...
—Sihyun, te aceptamos como la esposa de nuestro padre pero tú no eres nuestra madre— La mujer frente a ellos asintio.
—Solo quería que ustedes tuvieran esa figura maternal— Murmuró dolida, el castaño volteo a ver a su hermano.
—Lo lamentamos— Murmuraron.
—Esta bien— Los mellizos subieron a la habitación del mayor de ellos.
—¿De dónde habrá sacado la idea de que mudarnos nos haría bien?— Cuestionó San mientras se lanzaba a la cama de su hermano.
—Posiblememte se enteró de lo de Jongho— Respondió su hermano.
—Lo dudo, no se los conté...
—¿Por qué?
—Es algo que a ellos no les debe importar— Chan asintio.
—¿No crees que Sihyun está algo diferente?— El peliblanco ladeo su cabeza.
—Bueno te recuerdo que por dos semanas no estuve mucho tiempo aquí, así que no he visto que Sihyun actúe diferente.
La puerta de la habitación fue abierta lentamente, los mellizos suspiraron sabiendo de quién se trataba.
—Sihyun sabemos que eres tú— Murmuró San.
—Sannie, siempre tan inteligente— Comento con una gran sonrisa.
—¿Que necesitas?
—Lo platique con sus padre y dijo que es obligatorio ir— San fruncio el ceño.
—¿Estás segura? Nuestro padre siempre acepta nuestras decisiones— Chan asintio— Más bien creo que eres tú quien no quiere llevar a quien sabe dónde.
—Niños...
—No somos niño— Bramó Chan irritado.
—Sannie, Channie, esto es por su bien, lo hago por su bien y su padre lo entiende...
—No nos conoces lo suficiente para saber que es lo que nos hace bien— Farfulló el castaño.
—Chicos los conozco desde que tienes diez, se que les hará bien— Los mellizos negaron— Al menos los conozco mejor que esa mujer que se hace llamar su madre, ella los abandonó y yo he estado para ustedes desde entonces...
—No metas a nuestra madre en esto, comprende que no podemos verte como una madre— Murmuró San.
—¡¿Por qué?!— Los mellizos dieron un pequeño brinco asustados— Les he dado todos, atención, cuidados, amor maternal ¿Y aún así prefieran a la cualquiera de su madre?— El peliblanco frunció el ceño.
—¡No le digas así a mi mamá! Nuestra mamá no nos abandonó, después del divorcio ella nos siguió cuidando, no es una cualquiera, de hecho es mucho mejor que usted— La mano de Sihyun se estampó con fuerza, más de la que esperaba, contra la mejilla de San.
—¡¿Que te ocurre?!— Gruñó Chan— No puedes actuar de esta forma solamente porque no te vemos cómo nuestra madre... ¿Estás bien?— El peliblanco asintio pero su acción de abrazarlo en busca de refugio le dijo lo contrario. Sihyun intento acercarse a enmendar su error—¡No!— Chan abrazo de forma protectora a su hermano quien por alguna razón estaba temblando— Por el poco respeto que te tengo te pido que te vayas de mi habitación.
—P-pero...
—¡Vete!— La mirada del castaño no reflejaba nada que no fuera ira y desprecio hacia la mujer frente a él, pero no era de esperarse, había golpeado a su hermano y eso no lo soportaría.
Desde que aquella mujer había ingresado a su casa como pareja de su padre, sabían que se debían proteger el uno al otro de ella. No había ni un solo momento en dónde uno de ellos conviviera solo y con ella, siempre eran los dos aunque tuvieran que cancelar sus planes para ellos era más importante estar juntos; y aunque fuera de la casa demostraban cierto fastidio entre ellos todo era para molestarse. A parte de sus parejas, sólo se tenían a ellos y eso era suficiente.
—Ya no está— Murmuró, dirigió al menor -por un par de minutos- hacia su cama— Todo está bien— Beso la mejilla que no estaba lastimada— Papá se va a enterar de esto, ésto no debe ser aceptable para él— San lo miro asustado— Y si no nos escucha pues nos vamos con mamá— San asintio— Está inflamada— Musitó— ¿Dónde quedó el San que es valiente?¿Eh?— Dijo en un intento de distraerlo.
—Tonto— Murmuró.
—Si no me equivoco, papá está apunto de llegar— El peliblanco asintio— Esperemos a que nos defienda a nosotros...
—Seria una verdadera decepción que ponga su matrimonio por encima de nosotros.
—Lo sé.
—¡Chan!¡San!— Fueron llamados por su padre.
—Nos tiene que creer a nosotros— Murmuró Chan.
Se levantaron y salieron de la habitación para bajar a la planta principal donde su padre los esperaba con un semblante nada feliz, observaron que Sihyun tenía rastros de lágrimas, Chan gruñó.
—Expliquen— Ya era ganancia para ellos que tuvieran que explicar.
—¿Nos vamos a mudar?— Cuestionó Chan, su padre frunció el ceño.
—Estan a nada de terminar el año ¿Por qué habría que mudarnos?
—Una mejor universidad, tal vez...
—Estan en una buena universidad— El castaño asintio.
—Sihyun nos dijo tú estabas de acuerdo y cuando le dijimos que no ella lo hablo contigo, no aceptaste nuestra decisión— Chan alzo la vista mirando fijamente a su padre— Después insulto a nuestra madre y San la defendió pero a tu esposa no le pareció y lo golpeó— San alzo la vista dejando ver si mejilla hinchada y rojiza.
—Seunghyun...
—¿Golpeaste a uno de mis hijos?— San volvió a abrazar a su hermano.
—Esa no era mi intención— Trato de excusarse.
—¿Entonces cuál era tu intención? No te quiero en esta casa— Los mellizos miraron a su padre.
—Solo fue una vez...
—Y una vez es suficiente para mí, no importa si ellos ya son unos adultos tú no puedes ponerle una mano encima, así que fuera de mi casa— Los mellizos se ocultaron tras de su padre como si fueran un par de niños asustados. Mientras Sihyun lo miraba dolida y salía de la casa sin llevarse nada.
—Papá— Hablo San.
—Vamos por un poco de hielo para tu mejilla— Murmuró y los tres se dirigieron a la cocina.
No sé cómo nació esto pero me gustó porque casi nunca pongo algo sobre San.
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