𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐅𝐎𝐔𝐑

𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐧𝐢𝐧𝐞

❛𝐖𝐀𝐈𝐓. ¿𝐈'𝐌 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐎𝐘𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃?❜

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AVISO: si eres sensible a asesinatos, muertes o detalles explícitos de éstos, te recomiendo saltarte la parte final del capítulo.

—¿De verdad estás diciendo que no quieres hacer nada hoy? —le preguntó Lip por quinta vez a su hermano mientras desayunaban.

—Estoy bien —le volvió a asegurar Ian antes de que June entrase en casa.

—Hola —les saludó ella con una sonrisa antes acercarse a Lip y darle un corto beso.

—Buenos días —le saludó Carl.

—¿Está mi hermana arriba? —le preguntó ella.

—Sí, sigue dormida —le informó Carl antes de que que la latina subiera las escaleras en busca de su hermana.

—Al menos uno de nosotros está mojando —mencionó Lip.

—¿June te tiene el grifo cerrado? —le preguntó Ian divertido.

—Está demasiado ocupada preparando la fiesta de cumpleaños sorpresa para su hermana. Dice que ahora que nos tiene a nosotros en su vida, podremos convencerla de que es una idea genial hacer una fiesta —le explicó el mayor.

—¿Convencerla? —preguntó Debbie confusa.

—Lia odia celebrar su cumpleaños —le informó su hermano pequeño mientras se servía café.

—¿Pero habéis tenido tiempo de hablar? —le preguntó Ian de manera burlona.

—No hemos tenido sexo aún —le respondió Carl, haciendo reír a todos sus hermanos—. No es broma.

—¿Hablas en serio? —le preguntó Ian de lo más confuso.

—¿Por qué? Quiero decir, sois dos adolescentes más salidos que cualquier otra persona. Ninguno de los ha tenido sexo en casi un año —le preguntó Lip.

—A Lia no le gusta hacer nada cuando está con la regla —se defendió Carl antes de sentarse en el taburete.

—Nunca creí que vería el día en el Carl tuviera tanto autocontrol. ¿Estás diciendo que habéis dormido en la misma cama los últimos dos días y que no habéis hecho absolutamente nada sexual? ¿Nada de sexo oral, toqueteos, nada?

—Nada, ni siquiera me acerco —le aseguró su hermano pequeño, haciendo reír a sus hermanos.

—Jamás creí ver a Carl tan enamorado —empezó a burlarse Fiona antes de escuchar a las hermanas Rivera bajando las escaleras.

—¿De verdad me estás diciendo que no saliste de fiesta ayer conmigo por quedarte hablando con los hermanos de tu novio otra vez? —le preguntó su hermana sin creerlo.

—Fue una buena charla —le respondió Lia mientras encogía los hombros.

Pero en la cabeza de Carl, una de las palabras empezó a resonar una y otra vez. “Novio”.

Lia no lo había negado, no había negado que Carl fuese su novio. Y, como no habían hablado de ello, él no quería volver a hacerse ilusiones, así que, mientras Lia se servía una taza de café, Carl preguntó por ello.

—Espera. ¿Soy tu novio? —le preguntó y Lia lo miró con el ceño fruncido.

—Sí —respondió ella—. Por supuesto que eres mi novio.

Ella caminó hacia él mientras Carl sonreía ampliamente, acción que todos sus hermanos imitaron. Ese momento, fue el verdadero “war is over” de los Gallagher.

—Deja de mirarme así —le ordenó ella mientras dejaba la taza en la encimera, justo antes de besarlo.

June y Lip se miraron de manera cómplice antes de sonreír.

—Demasiada ternura —anunciaron ellos al unísono fingiendo asco, haciendo referencia al comentario que Lia había hecho semanas atrás en la escuela militar sobre ellos.

La menor les sacó el dedo corazón sin separarse de su novio, haciendo reír a los Gallagher.

No tardaron mucho en ir cada uno por su lado, así que Carl y Lia decidieron hacer un pequeño combate en la sala de estar para ayudar al primero a mejorar sus ataques.

Lia lanzó una patada que Carl esquivó fácilmente y él lanzó un par de puñetazos que la latina podría haber esquivado hasta con los ojos cerrados.

—¿Es lo mejor que tienes? —le preguntó antes de lanzar otra patada, la cual golpeó la pierna de Carl, haciendo que éste terminase de rodillas en el suelo—. Así es como deberías estar siempre frente a mí.

Sin responder, Carl se levantó y golpeó a Lia en el costillar, pero, en vez de encogerse, ella agarró el brazo de Carl y lo retorció antes de tirarlo al suelo, dejándolo inmóvil.

—¿Qué estáis haciendo? —preguntó Ian confuso sentándose en el sofá.

—Entrenamiento de supervivencia. Lia fue la mejor luchadora que su tío ha tenido, por eso todos la temen en el colegio —le explicó su hermano con dificultad, ya que tenía la mejilla contra el suelo—. Me está enseñando algunos movimientos.

—Además, me encanta humillarlo —añadió Lia, haciendo sonreír a Ian, pero, mientras ella imitaba su mueca, Carl la empujó.

La latina cayó hacia el sofá, quedando sobre Ian, quién la miró algo intrigado.

—¿Sabéis qué? ¿Podríais enseñarme algunos movimientos? —les preguntó, dejando saber a Lia lo asustado que estaba el pelinegro por ir a prisión.

—Por supuesto —accedió ella sin pensarlo antes de levantarse.

Ambos adolescentes ayudaron a Ian durante un par de horas, enseñándole varios movimientos antes de ponerlo a prueba.

—Tú, zorra. Mi celda, ahora —exclamó Lia fingiendo ser un prisionero mientras colocaba un cuchillo de plástico en el cuello de Ian.

—No puede ser, Larry —respondió Ian sarcásticamente antes de agarrar su brazo, así que ella lo detuvo.

—Movimiento equivocado. Acabas de cortarte la garganta —le explicó antes de que Ian tirase de su brazo, haciéndole dar una vuelta sobre él. La latina acabó de rodillas frente a él, así que aprovechó la posición y colocó el falso cuchillo frente su entrepierna—. Y ahora estás muerto.

—¿Qué coño te hemos enseñado? —preguntó Carl decepcionado de su hermano—. Tú culo va a ser follado en prisión. Ve otra vez —le ordenó, así que la latina se levantó y se colocó en la posición inicial—. No te giras hacia el filo. Usa tu mano izquierda para agarrar su muñeca con el cuchillo —le explicó Carl e Ian lo hizo—. Agarra su codo y después tira.

Lia acabó en el sofá con los pies en el suelo y el falso cuchillo frente a su garganta.

—¿Estás bien? —le preguntaron ambos Gallagher.

—Sí —respondió ella antes de que Carl la ayudase a levantarse.

Alguien tocó a la puerta, así que los adolescentes tomaron esa como su señal para marcharse. Ambos subieron a la habitación de Carl y se tumbaron en su cama mirando al techo.

—¿Puedo preguntarte algo? —le preguntó él, llamando la atención de su novia.

—Sí, claro.

—¿Qué significan tus tatuajes?

Al ver que Lia no contestaba, Carl frunció el ceño.

—¿Pasa algo?

—Nunca habías mostrado interés en mis tatuajes —le explicó ella algo confusa.

—Nunca creí que fueras a responderme si te lo preguntaba —se excusó y, tras unos segundos de silencio, Lia habló.

—El del hombro, el que tiene varias mariposas junto a estrellas, simboliza el cambio que di en mi vida. Cuando decidí salir de ese cascarón en el que estaba encerrada y ver el mundo exterior, poco antes de conocer a tu hermana. Y las estrellas simbolizan a mis tíos y a Tyler. Ellos fueron la luz que me sacó de aquel agujero en el que estuve durante tantos años. El del brazo creo que no tengo que explicarlo. Es un pequeño homenaje a mí hermano Henry.

»El del costillar está relacionado con él. “I'm alive”. Cuando él murió, sentí que yo morí también, así que a los catorce me lo tatué para recordarme que no lo hice, que seguía viva. Qué yo no morí aquel día, aunque una parte de mí lo hubiese hecho —le explicó con la atenta mirada de Carl encima—. El del pecho, la pequeña medusa de Bob esponja, es un tatuaje que tengo con June. Somos bonitas y llamativas, pero, si te acercas demasiado, sales lastimado, te hacemos daño, aunque no sea nuestra intención, es solo un mecanismo de defensa.

»Por último, el de la cadera derecha, la serpiente, simboliza el cambio, el crecimiento. Al cambiar de piel, cambian de aspecto, significa que están creciendo, madurando, así me sentí cuando volví a hablar, a salir, a vivir.

—¿Por qué ese dice “medusa” debajo? —le preguntó con curiosidad, pero con cautela, no sabía hasta donde quería llegar Lia y no pensaba obligarle a contarle nada que no quisiera.

—Simboliza la fuerza que una mujer es obligada a construir después de haber vivido un evento traumático o violento —citó Lia, sintiendo un nudo en la garganta.

—Estoy muy orgulloso de la persona en la que te has convertido —susurró él antes de juntar sus labios con los de Lia durante unos segundos.

Lia asintió con la cabeza antes de inclinarse hacia delante y abrazar a Carl con fuerza.

Jamás había hablado tan abiertamente de sus tatuajes o de sus significados, pero, por alguna razón, con Carl hablar de todas aquellas cosas parecía tan sencillo.

˚ʚ♡ɞ˚

—Tengo una mejor. Vale, Carl tenía como cinco o seis años —empezó a explicar Ian antes de sentarse en la mesa, donde estaban las Rivera, Lip, Ian, Carl y una amiga de Lip cenando.

—Suficiente con las historias de Carl —se quejó el nombrado, haciendo reír a los restantes.

—Ni de coña, quiero saber más —le pidió Lia, quien estaba sentada sobre su regazo, ya que sino no habría sillas suficientes para cuando Debbie llegase.

Él se limitó a sonreír e hizo un gesto para que siguiera.

—Dios, que tiernos —comentó June con voz aguda, completamente enternecida con la pareja.

—Wow, parece que tú eres la que va a prisión —dijo Ian a la amiga de Lip, quién, por alguna razón, se le hacía muy conocida a la familia.

Ésta estaba comiendo con prisa, como si fuese a ser su última comida.

—Esto está buenísimo.

—No puedo creer que nunca hayas probado White Castle —comentó Lip.

—Solo como zanahorias y después las vomito —le respondió ella, haciendo reír al resto de personas.

NO HAGÁIS ESTO, NO ES DIVERTIDO.

—Ian, cuenta la historia —le pidió Lia.

—Vale, tiene cinco o seis años...

—Espera. ¿Es esta la historia del gato o del pene? —le interrumpió su hermano.

—Pene —le respondió él, haciendo que Carl maldijese por lo bajo con diversión—. Él creía que el pis estaba acumulado en el escroto.

—No —exclamó Jen, la amiga de Lip sin poder creer lo que escuchaba.

—Lo llamaba su... —empezó a explicar Lip.

—Chicle —terminaron de explicar ambos hermanos mayores.

—Porque parecía chicle —se excusó el menor.

—Cogió un destornillador —siguió Ian.

—No —exclamaron todas las mujeres empezando a entender qué iban a explicar.

—Sí —les respondió Ian mientras Lip hacia el gesto de clavarse algo.

—¿De eso es la cicatriz? —le preguntó Lia sorprendida y Carl asintió con la cabeza avergonzado.

—¿Por qué coño hiciste eso? —le preguntó June.

—Pensé que me ahorraría algo de tiempo saltándome el pene —explicó él, haciendo reír a las Rivera.

—Creativo —aseguró Jen.

—¿Veis? Soy un genio —les restregó Carl a sus hermanos.

—Sí, un genio —repitió Lip de manera sarcástica.

—¿Salió pis? —le preguntó ella intrigada.

—Olía a pis —le respondió él, haciendo reír de nuevo a la familia.

—Que genio —comentó Ian de manera sarcástica.

—Ey, chicos. Siento llegar tarde —se disculpó Debbie entrando a la cocina

Ella agarró su bolsa de comida antes de sentarse en la única silla libre, la cual quedaba frente a Jen.

—¿Por qué está esa chica de los anuncios de maquillaje cenando con nosotros? —preguntó ella de lo más confusa.

—Eso era —dijeron June y Lia.

—Oh, mierda, eres tú —añadió Ian al mirarla detenidamente.

—Ey, también ha hecho 17 películas y 4 series de televisión —les informó Lip.

—Y nominada para tres globos dorados y un people's choice award —añadió ella y todos hicieron una exclamación de sorpresa.

—Cariño, ¿no se parece también a esa actriz de Scream? —le preguntó Lia.

—Es verdad. ¿Cómo se llamaba? —se preguntó Carl a sí mismo mientras intentaba recordarlo.

—¿Gale? Sí, me lo dicen mucho. Pero yo soy mucho más guapa —respondió Jen, haciendo reír a los presentes.

—¿Puedes decir la frase? —le pidió Debbie, refiriéndose al anuncio de maquillaje.

—No —respondió ella.

—Venga —le pidieron todos, así que, tras unos segundos, Jen apartó la mirada antes de volver a enfocarla al frente con cara seria.

—Asúmelo, eres preciosa —citó con voz suave, haciendo reír a todos mientras la aplaudían divertidos.

No mucho más tarde, todos se movieron a la sala de estar, donde Lia se sentó de nuevo sobre el regazo de su novio.

Mientras todos reían y bromeaban, Lia miró su teléfono, ya que habían empezado a llegarme muchos mensajes. Con algo de miedo, abrió el artículo que Tyler le había mandado y, al ver el título, se congeló en su lugar.

“«I'm alive», la nueva película de Kira Rivera”

No podía ser. No podía estar leyéndolo correctamente. Con las manos temblorosas y pálida como un fantasma, la latina leyó brevemente el artículo.

“La película trata de un caso real cercano a la directora. De cómo se puede salir de un trauma relacionado con una experiencia cercana a la muerte. Aún no se saben muchos detalles, pero la película ya es el tema más hablado en redes sociales”.

En ese momento, las palabras de June vinieron a su mente.

“Y dar gracias a qué Lia todavía no se ha enterado de la verdadera razón por la que estáis aquí, porque, cuando lo haga, no volverá a hablaros.”

¿Ella lo sabía? ¿De eso hablaba?

Su propia madre había hecho una película sobre ella, sobre el tiroteo, sobre la muerte de su hijo.

El diario...

Lia había estado los últimos meses buscando su diario, creyó haberlo perdido, pero ahora era más que obvio qué había sucedido.

Cuando sus padres volvieron a Chicago durante la enfermedad de Jack, debieron encontrar el diario y leerlo.

Cegada de ira, Lia se levantó del sofá y salió de la casa dando un fuerte portazo.

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Ian confuso mirando en la dirección en la que Lia acababa de marcharse.

—Mierda —masculló June antes de acercarse a la mesita y encender la televisión, donde aparecieron sus padres—. Lo sabe, y está a punto de hacer algo de lo que va a arrepentirse —les avisó.

—¿No vas a hacer nada? —le preguntó Lip confuso.

—¿A caso no conoces a mi hermana? No hay nada que pueda detenerla cuando se enfada —le recordó June.

Los Gallagher no tardaron demasiado en ver a Lia irrumpir en la sala en la que sus padres estaban siendo entrevistados en directo.

—¡Tenéis que estar de puta coña! —les gritó furiosa.

—Natalia... —intentó tranquilizarla su madre.

—Ni se te ocurra. ¿Cómo tienes la cara de hacerme esto? ¿Tienes alguna idea de lo que sería que esa película existiera? ¡Vi a mi hermano morir, a mis amigos! ¿Y tú quieres hacer una película sobre ello?

—Natalia, deberíamos hablar de esto en casa —le aconsejó su padre.

—¿Por qué? ¿No queréis que todo el mundo sepa qué no somos la puta familia perfecta que creen que somos? Muy tarde —le aseguró Lia antes de acercarse a ellos—. A partir de ahora, estoy muerta para vosotros. No existo. Aunque no debería ser demasiado problema, ¿no? Lleváis fingiendo no tener hijo más de trece años —les dijo con asco antes de salir de allí.

Con un fuerte dolor en el pecho, Lia se dirigió al único lugar en el que creyó que nadie la molestaría.

Al llegar, miró el pequeño monumento y se acercó a él con las mejillas empapadas en lágrimas.

Todo estaba lleno de flores, fotos y cartas. Todo dirigido hacia todos los niños que murieron en aquel tiroteo. La última vez que había estado allí fue el día que su hermano murió.

Sin poder soportarlo más, Lia se dejó caer de rodillas en el suelo y empezó a llorar como no lo había hecho en mucho tiempo.

La latina escuchó pasos acercándose a ella y, al levantar la mirada, se encontró a Ian a su lado.

—¿Quieres hablar de ello, de cómo te sientes? —le preguntó el mayor y, tras unos segundos, la menor habló.

—Estoy enfadada porque... —empezó a explicar y, por primera vez en años, se sentía correcto hablar de ello, no una carga o una obligación—. No tenía ni idea de que un tipo con una pistola podía arruinarme la vida tanto en seis minutos. Arruinar tantas vidas —le explicó con los ojos llenos de lágrimas mientras los Gallagher veían todo desde la televisión, ya que uno de los cámaras había a Lia seguido hasta allí—. No sé, a lo mejor hay una jodida extraña razón por la que yo sobreviví y otra gente no lo hizo —siguió mientras su voz se quebraba—, pero, cuando te sientas a pensarlo, te das cuenta de que... no. No la hay. No hay una puta razón —masculló entre lágrimas, y Carl no pudo evitar apartar la mirada dolido desde casa.

No podía verla así. Se sentía horrible por no poder ayudarla, por no poder estar ahí para ella, por mucho que supiera que Ian era la persona que ella necesitaba allí en ese momento.

—¿Estuviste en el tiroteo, Lia? ¿Tú estuviste en ese autobús? —le preguntó Ian de lo más confuso.

—No iba a ser la única en hacerlo. También sobrevivieron dos personas —le explicó Lia, completamente destrozada—. Cuando él se marchó, Katelyn y James empezaron a gritar aterrados. Tenían siete y ocho años. Le escuché volver, Ian. Le escuché dispararles, les escuché morir y le escuché disfrutarlo —susurró como si no pudiese creerlo, por muchas pesadillas que hubiese tenido con aquel momento—. Yo también tenía que morir. Él nos disparó, pero Henry me protegió, se colocó sobre mí. Él detuvo la mayoría de las balas con su cuerpo. Le escuché ahogarse con su propia sangre sobre mí, Ian —le explicó sin mirarlo.

—¿La mayoría de las balas? —le preguntó y, por primera vez desde que había empezado la explicación, Lia lo miró.

—¿Por qué crees que tengo los tatuajes? No era capaz de ver las cicatrices en mi piel, así que las tapé. El hombro, el pecho y la cadera. Estuve a punto de morir desangrada.

—Escúchame —le susurró acercándose a ella—. Te quiero, Lia y sabes que te escucharía toda la noche, pero hay un tipo grabando todo y sé lo poco que te gusta que tus problemas personales acaben en internet. Vamos, te llevaré a casa y podremos hablar con calma —le explicó mientras la levantaba del suelo.

—No quiero ir a casa de mi padres —masculló ella deteniéndose de golpe.

—¿Quién ha dicho que vaya a llevarte a la zona norte? —le preguntó él, haciendo que el cuerpo de Lia dejase de tensarse.

Con calma, Ian la llevó hasta su coche y lo condujo hasta la casa de los Gallagher, donde Lia se quedó hablando con Ian durante horas antes de subir a la habitación de Carl, dónde él la estaba esperando.

Sin decir una sola palabra, él abrió sus brazos y la latina se tumbó a su lado antes de enterrar su cara en el cuello de su novio, donde estuvo llorando hasta quedarse dormida.

Carl sintió su corazón encogerse, pero no dijo nada, sabía que Lia necesitaba aquello. Estar en silencio, abrazados, dejando salir aquel dolor. Ya tendrían tiempo de hablar.

A la mañana siguiente, Lia no estaba cuando Carl se despertó, lo que le decepcionó, ya que Ian iba a irse a prisión y pensó que al menos se despediría de él.

Los Gallagher lo hicieron. Abrazaron a su hermano con fuerza y, antes de que éste pudiese siquiera intentar decir unas palabras, Lia apareció en su campo de visión corriendo hacia él.

La abrazó con fuerza cuando ésta llegó a su lado y se quedaron así durante unos segundos antes de que el mayor la soltase.

—¿Dónde has estado? Creí que no llegabas.

—Tenía que hacer unas llamadas. Espero que aprecies la cantidad de personas a las que he amenazado por ti —le explicó ella, haciendo que Ian frunciera el ceño.

—¿Unas llamadas para qué? ¿A quién has amenazado?

—¿A quién no he amenazado? Es la pregunta —le aseguró ella antes de agarrar las manos de Ian—. Ayer me llevaste a casa para que pudiera estar con mi novio y poder sentirme segura entre sus brazos, así que quise hacer lo mismo por ti —le explicó Lia, haciendo que el mayor se quedase aún mas confuso.

—¿De qué estás hablando, Lia?

—Mickey ya no está en México —le dejó saber, haciendo sonreír a su hermano.

—¿Estás diciendo...?

—Tú también tendrás a tu novio para que te abrace cada vez que tengas miedo, Ian —le respondió, así que Ian volvió a abrazarla con fuerza.

—Gracias —sususrró contra su pelo.

—No, gracias a ti, Ian.

Nota de la autora:

Este es probablemente el capítulo más duro que he tenido que escribir en mucho tiempo, pero era necesario para que entendieseis mejor a Lia y por qué es como es, así que espero que os haya gustado, supongo :)

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