𝐒𝐈𝐗
𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐬𝐢𝐱
❛𝐈'𝐕𝐄 𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐇𝐀𝐃 𝐀 𝐆𝐈𝐑𝐋 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃❜
˚ʚ♡ɞ˚
—¿Cómo has dormido, Natty? —le preguntó su padre mientras terminaba de hacer el desayuno.
—Os he dicho mil veces que me llaméis Lia —le dijo ella de mal genio.
Los padres de Lia sabían que ella estaría un tanto molesta los próximos días por el cumpleaños de Henry, así que decidieron que no se tomarían nada de lo que dijese como algo personal. Sabían que Lia simplemente necesitaba sacar todo ese dolor de alguna forma.
—Lo siento. ¿Cómo has dormido, Lia? —le preguntó de nuevo.
—Mal, como siempre —anunció antes de pasar por su lado y servirse un café que se tomó casi de trago.
—¿Podéis explicarme de una vez qué es lo que pasa contigo y con June? —le preguntó Paul.
—Hemos discutido. A veces pasa, los hermanos discuten. Tú deberías saberlo, llevas años sin hablarle al tuyo —le dijo Lia mientras caminaba hacia las escaleras para volver a encerrarse en su habitación.
Una vez arriba, Lia no pudo evitar mirar el tatuaje que tenía en el antebrazo y acariciarlo mientras un par de lágrimas se acumulaban en sus ojos al pensar en su hermano.
Cuando empezó a sentir la culpa crecer en su pecho y esas ganas de hacer algo de lo que iba a arrepentirse, Lia se quitó la camiseta y se colocó frente al espejo antes de mirar el pequeño tatuaje que tenía en el costillar.
“I'm alive”
Aquel tatuaje era probablemente el que más significado tenía para Lia, ya que se lo hizo para recordarse a sí misma que estaba viva tras haber vivido más de siete años sintiendo que no lo estaba. Por eso, cada vez que sentía de nuevo que no tenía razones para vivir, miraba el tatuaje y recordaba la razón por la que se lo había hecho.
Lia se tumbó en la cama y escuchó que le llegaban un par de mensajes, pero no miró el teléfono.
Seguramente era Debbie quejándose de nuevo de Fiona y, honestamente, Lia no tenía la fuerza para lidiar con ello en ese momento.
Tampoco bajó para comer cuando su madre fue a decirle que la comida estaba hecha. Simplemente se pasó el día intentando asimilar que el día siguiente sería el cumpleaños de su hermano mayor, pero que él no estaría allí.
Años atrás, Lia iba al cementerio con su familia, pero no se dejaba sentir nada al respecto. Cómo ha sido mencionado anteriormente, ella se sentía prácticamente muerta, por lo que nada le afectaba, era como si hubiera habido una pared frente a ella durante años que no permitía que nada le afectase. Ni lo bueno, ni lo malo.
Antes de que Lia pudiera darse cuenta, ya era de noche, así que miró el teléfono y vio que Carl le acababa de mandar un mensaje.
El virgen (Gallagher)
Nick quiere saber si quieres venir a dar una vuelta en nuestro nuevo coche
Tenemos bebida y estamos frente a tu casa
–
Tras pensarlo unos segundos, Lia se cambió de ropa y bajó las escaleras antes de salir de la casa sin avisar a nadie. No quería lidiar con su familia en ese momento, la verdad.
Lia se subió a la parte trasera del coche y, sin decir nada, Nick condujo hasta llegar a un aparcamiento, dónde salieron y se sentaron sobre el capó del coche antes de que Carl le diera una botella de alcohol a Lia.
Ella le dio un largo trago, haciendo que Carl la mirara sorprendida.
—¿Mal día, muñeca? —le preguntó él.
—Mala semana —aclaró ella de manera cortante antes de darle otro trago a la botella.
Después de eso, Lia se tumbó cerrando los ojos para que los chicos pudieran hablar sin tener que lidiar con el mal humor de Lia.
—Cuando tengamos un buen millón, creo que voy a comprarme una jodida cueva —le dijo Carl a Nick con una sonrisa en la cara—. Una buena alfombra, sala de juegos, estudio se grabación, jacuzzi... Matón para siempre, hermano —dijo antes de darle un trago a su botella.
—Yo no —anunció Nick, haciendo que Carl lo mirase con el ceño fruncido.
—¿Tú no, qué? —le preguntó confuso.
—Un par de trabajos más y estoy fuera —le informó Nick.
—Joder. ¿Tienes un plan? —le preguntó Carl.
—Granjero —respondió, haciendo reír a Carl, cosa que hizo que Lia le diese una pequeña patada para que se diera cuenta de que Nick no estaba bromeando.
—¿Como, en una granja con maíz y esas mierdas? —le preguntó Carl de lo más confuso.
—No, cabras y vacas y gallinas y cerdos. Sin gente —le informó Nick con una sonrisa—. No soy bueno con la gente.
—No pareces tener problema conmigo y con Lia —le dijo Carl con el ceño fruncido.
—Vosotros sois diferentes, sois directos. La mayoría de la gente seria enrevesada —informó Nick, haciendo que Lia se volviera a sentar.
—A mí me parece un plan cojonudo —le informó ella, haciendo sonreír a Nick.
—¿Estás bien? —le preguntó él algo preocupado al ver a Lia dándole otro largo trago a la botella.
—No creo que haya estado bien desde que tengo seis años —informó Lia antes de ver la hora—. Mierda —masculló—. Tengo que irme a casa.
—¿Te llevamos? —preguntó Nick.
—Por favor —respondió ella y, cuando se bajó del capó, Nick tuvo que ayudarla, ya que estuvo a punto de caer al suelo por la cantidad de alcohol que había bebido.
Carl agarró la botella y frunció el ceño al sentir que estaba vacía.
—Esa va a ser una resaca de lo más jodida —anunció Carl mientras Nick ayudaba a Lia a subir al coche.
˚ʚ♡ɞ˚
—¿De verdad vas a perderte mi babyshower? —le preguntó Debbie a la mañana siguiente, haciendo cabrear a Lia.
—El mundo no gira entorno a ti, Deborah. Los demás tenemos cosas más importantes que hacer que asistir a tu estúpida fiesta —le dijo antes de cerrar la puerta de su casa.
Kira se acercó a ella con cautela y le dio un pequeño toquecito en el brazo para llamar su atención, haciendo que Lia se girase para mirarla.
—Nos vamos enseguida —le informó ella y Lia simplemente asintió con la cabeza antes de subir a su habitación para ponerse los zapatos.
Por mucho que odiase admitirlo, los botines que Carl le había regalado eran preciosos y le encantaron, así que esos fueron los elegidos para la ocasión.
Lia bajó las escaleras y se encontró a su familia esperándola. Los padres de las hermanas fueron hacia su coche mientras ellas iban hacia el de June.
El coche fue inundado por un silencio sepulcral en cuanto entraron en él, por lo que el viaje fue de lo más incómodo y tenso.
Una vez llegaron al cementerio, varios camarógrafos estaban esperando en la entrada, ya que era costumbre que la familia asistiera al cementerio en esa fecha.
Los cuatro los ignoraron y se dirigieron a la tumba de Henry, donde Paul y Kira dejaron un ramo de flores.
El corazón de Lia empezó a encogerse mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al recordar a su hermano.
June se giró hacia ella y, al verla rompiéndose, sin importar su enfado, se acercó a ella y la rodeó con sus brazos.
—Hoy habría complido dieciocho —dijo Lia antes de romperse por completo y empezar a llorar en los brazos de su hermana.
Era la primera vez en años que los padres de Lia la veían mostrar algún sentimiento que no fuera enfado o indiferencia, por lo que ninguno sabía muy bien qué hacer.
—Fue culpa mía —sollozó Lia mientras June le acariciaba la espalda para intentar tranquilizarla.
—No lo fue, Lia —le aseguró su hermana en voz baja—. Henry decidió protegerte, pero su muerte no fue culpa tuya.
Lia se limitó a llorar entre los brazos de su hermana. Necesitaba sacar todo aquel dolor que había estado acumulando durante los años.
—Lo siento —se disculpó en un susurro.
—No importa —le aseguró June.
—No debería haber dicho aquello. Lo siento, June —se disculpó de nuevo, y June le dio un beso en la cabeza.
—No pasa nada —susurró ella mientras sentía el cuerpo de su hermana temblar entre sus brazos—. Podéis marcharos, yo me quedo con Lia —les dijo a sus padres y, tras unos segundos, ambos empezaron a caminar hacia la salida.
Aún habiendo sufrido mucho tras la muerte de Henry, ninguno de los dos le veía el sentido a seguir celebrando su cumpleaños, ya que él no estaba ahí para celebrarlo, pero lo hacían por sus hijas. Ambos sabían que era importante para ellas, así que intentaban hacer el esfuerzo.
Las hermanas se quedaron allí durante un par de horas sentadas junto a la tumba de su hermano antes de decidir que era hora de volver a casa.
—Feliz cumpleaños, Henry —felicitó Lia antes de empezar a caminar hacia la salida con el corazón encogido.
June rodeó los hombros de Lia con un brazo y le dio un beso en la cabeza mientras caminaban hacia su coche, el cual no estaba muy lejos de allí.
Cuando llegaron a casa, los padres de Lia ya se habían marchado, por lo que Sasha estaba allí y, en cuanto vio a las hermanas, las abrazó con fuerza.
—¿Cómo ha ido? —les preguntó Sasha preocupada por las hermanas y ambas se miraron de manera cómplice antes de que June contestara.
—Bien.
—Me alegro —les dijo con una sonrisa antes de mirar a Lia—. Carl está esperándote en tu habitación, ha dicho que necesitaba hablar contigo —le informó, haciendo que Lia mirase a June.
—Iré a ayudar a Sasha a preparar la cena, puede quedarse si quiere —le dijo ella, haciendo que Lia sonriera levemente, agradecida.
La menor se limpió las lágrimas de la cara antes de empezar a subir las escaleras. En cuanto llegó a su habitación, vio a Carl sentado en su cama, quién levantó la mirada al escuchar la puerta.
—Hola —le saludó ella mientras Carl se levantaba de la cama.
—Hola —respondió él y, por su tono de voz, Lia supo que algo no estaba bien.
—¿Ha pasado algo? —le preguntó ella algo confusa.
—Han arrestado a Nick —respondió él tras unos segundos, dejando a Lia algo sorprendida.
—¿Por qué? —preguntó, no sabiendo muy bien si quería saber la respuesta de esa pregunta.
—Ha matado a alguien —dijo antes de mirar a Lia de la manera más vulnerable posible, porque, a través de sus ojos, Lia pudo ver el dolor y la tristeza que sentía—. No puedo parar de ver ese cadáver en mi cabeza —le informó y Lia no pudo evitar sentirse mal por él—. No quiero ver eso —admitió Carl mientras su voz se quebraba.
Lia le miró unos segundos antes de abrir los brazos para ofrecerle un abrazo. Carl asintió con la cabeza levemente antes de acercarse a ella y abrazarla con fuerza.
Lia sabía a lo que Carl se refería. Ella había visto morir a su hermano, y sabía perfectamente lo jodido que era tener que ver algo así. Sabía cómo era tener esa imagen en la mente cada vez que cerraba los ojos.
Lia escuchó como Carl suspiraba mientras apretaba ligeramente su agarre, abrazando a Lia con más fuerza. Ella acarició su espalda mientras sentía el cuerpo de Carl dejar de tensarse.
—Puedes pasar aquí la noche si quieres, Carl —le susurró ella y él se limitó a asentir con la cabeza.
Ambos bajaron a cenar tras unos minutos y, al terminar, Lia vio la preocupación de Carl, por lo que agarró su mano y subieron a su habitación.
—Puedes dormir aquí si quieres —le dijo ella.
—¿Contigo? —le preguntó Carl con el ceño fruncido.
—No te hagas ilusiones, Gallagher. Solo vamos a dormir —le dijo, haciéndole sonreír.
—Bonitos botines —le dijo Carl, haciendo que Lia mirase sus pies antes de intentar ocultar su sonrisa al ver que llevaba los botines que él le había regalado.
—Cállate —le dijo Lia divertida mientras le lanzaba una almohada.
Por primera vez, ambos fueron capaces de hablar como personas normales y, tras un par de horas hablando, ambos se quedaron dormidos en la cómoda cama de la latina.
Lia se quedó hablando con él para intentar distraerlo de lo ocurrido con Nick, cosa que funcionó.
Carl se despertó pronto por la mañana y, cuando miró a su alrededor, vio a Lia dándole la espalda, profundamente dormida. Éste se quedó mirando su hombro descubierto, en el cual había un tatuaje.
Carl pudo ver un par de mariposas rodeadas de estrellas que cubrían gran parte de su omóplato.
Carl había visto el tatuaje en su brazo alguna vez y había visto el borde de un tatuaje en su pecho, pero jamás había llegado a verlo completo.
No sabía por qué Lia tenía tatuajes a los catorce años, pero era demasiado pronto en su... ¿amistad? como para poder preguntarlo, así que simplemente se quedó observando el tatuaje en su espalda durante unos minutos antes de coger su teléfono y ver un mensaje de Fiona.
Fiona
Gus no ha firmado los papeles. Tenemos que buscar otro sitio en el que vivir
–
Carl suspiró antes de volver a dejar el teléfono de lado y quedarse mirando el techo.
Escuchó a Lia empezar a hacer pequeños ruidos mientras veía sus puños apretarse contra las sábanas antes de ver cómo su respiración se agitaba.
Carl supo que algo no iba bien, pero tampoco sabía muy bien qué hacer para ayudarla, por lo que intentó despertarla.
—Lia —la llamó en voz baja—. Natalia —la volvió a llamar mientras la sacudía ligeramente por el hombro, provocando que la latina se despertara agitada, con la respiración acelerada.
En cuanto vio a Carl, Lia se tranquilizó y éste la atrajo a sus brazos, abrazándola.
Lo que sucedía normalmente, era que Lia se despertaba gritando o llorando, recordando la muerte de su hermano en sueños, por lo que agradecía que Carl estuviera allí.
Lia se apartó de él tras unos segundos y se quedó tumbada boca arriba, mirando al techo, gesto que Carl imitó.
—¿Por qué dejaste que me quedara? Me odias —preguntó Carl tras unos segundos.
—No te odio, Carl. Odio a “el chico blanco Carl”, esa persona que finges ser —le explicó Lia, haciendo que Carl la mirase, pero ella siguió mirando el techo—. El verdadero Carl no está mal —admitió encogiendo los hombros, cosa que hizo sonreír a Carl.
—¿Y cómo sabes que no voy a volver a ser “el chico blanco Carl” contigo? —le preguntó, haciendo que Lia se girase hacia él.
—Porque ayer, cuando decidiste venir a hablar conmigo y contarme lo que había pasado, diste un paso más en nuestra relación. Ahora ya no soy solo la amiga de tu hermana, ahora también soy tu amiga —le dijo Lia, haciendo que Carl la mirase unos segundos en silencio.
—Nunca había tenido una amiga —confesó Carl, haciendo sonreír a Lia.
—¿Por qué no me sorprende? —preguntó Lia de manera retórica, muy divertida ante la situación—. Pues felicidades, ahora ya la tienes.
—¿Eso significa que me ayudarías si te pido un favor? —le preguntó Carl.
—Supongo, sí —respondió Lia algo desconfiada, sin saber a dónde iría a parar esa conversación—. Eso sí, si piensas pedirme ayuda para esconder un cadáver o algo, paso —dijo Lia, haciendo sonreír a Carl.
—¿Tienes un par de palas? —le preguntó y ella asintió con la cabeza.
Resulta que Carl llevó a Lia hasta una zona algo alejada del lado sur, cerca de las vías del tren, y le pidió ayuda para cavar un agujero allí, ya que tenía dinero escondido en esa zona.
Una vez consiguieron encontrar el dinero, Carl llevó la bolsa a Patsy's, el lugar en el que Fiona trabajaba, para que ella pudiera comprar la casa.
—¿Ves? El verdadero Carl no está tan mal —le dijo Lia, haciendo reír a ambos adolescentes.
Nota de la autora:
Quiero avisar que se va a tardar un tiempo en descubrir el significado de todos los tatuajes de Lia.
Además, la relación de Carl y Lia va a ser lenta, me refiero, no va a suceder en dos capítulos, van a tardar en estar juntos.
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