𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐎𝐍𝐄
𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐞𝐧
❛𝐈'𝐋𝐋 𝐓𝐄𝐀𝐂𝐇 𝐘𝐎𝐔 𝐍𝐎𝐓 𝐓𝐎 𝐌𝐄𝐒𝐒 𝐔𝐏 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐀 𝐖𝐎𝐌𝐀𝐍❜
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No había nada más peligroso que enfadar a Natalia Rivera y cinco corporales de la escuela militar lo habían hecho, y mucho.
—La lista —le ordenó ella a su tío nada más entrar al comedor.
—Natalia, ¿estás segura de esto?
—Dame la puta lista, Logan —repitió con mucha menos paciencia, así que el nombrado no tuvo mucha más opción que darle la lista con los nombres—. Falta uno.
—Ninguno ha querido revelarlo —le informó su tío mientras Tyler miraba la escena de lo más divertido.
Esos chicos iban a morir.
Resulta que cinco chicos habían intentado asaltar a una chica trans en las duchas y Carl se peleó con ellos. Él fue castigado, pero el resto de chicos salieron impunes, y Lia no pensaba permitirlo.
—Charlie —la llamó ella, pero la chica negó con la cabeza—. Muy bien. Kyler Steel, Billy Crane, John Cameron y Aaron O'Connell. En pie —les ordenó y los cuatro se levantaron—. ¿Quién es el quinto corporal? —ninguno habló—. Carl Gallagher —lo llamó, ya que lo habían sacado del zulo en el que lo tenían metido para poder hablar con él también—. ¿Quién? —tampoco habló—. Perfecto. ¿Ninguno quiere hablar? —silencio—. Ninguno de vosotros va a graduarse. Podéis ir a recoger vuestras cosas, saldréis en el primer tren mañana.
—Natalia... —intentó quejarse Logan, aunque sabía que saldría perdiendo.
—¿Algo que objetar, Logan? —le preguntó y, al escuchar su tono, su tío dio un paso atrás—. Eso creía —masculló antes de girarse de nuevo hacia los chicos—. Última oportunidad. ¿Quién ha sido?
Ella ya lo sabía, pero no tenía pruebas, así que necesitaba que uno de ellos lo nombrase.
—Mike Stoll —habló uno de ellos, haciendo sonreír a la latina.
—En pie, Stoll —le ordenó y, con cara de querer asesinar a Aaron, se levantó—. Veo que no aprendiste tu lección la última vez. Voy a enseñaros a no meteros con ninguna mujer. No comeréis hasta que yo lo diga, no iréis al baño a no ser que yo os de permiso. No dormiréis, no decansareis, ni siquiera respirareis si yo no os he dado permiso para ello. Y cualquiera que se atreva a ayudarlos a incumplir estas normas estará automáticamente fuera del colegio. ¿He sido lo suficientemente clara?
—Sí, señora —respondieron todos los presentes al unísono.
—Muy bien, entonces, los cinco mosqueteros, fuera. Vamos a hacer un poquito de ejercicio —les ordenó antes de salir de allí con ellos, ignorando completamente a su novio.
En ese momento no era Lia, la novia de Carl, sino Natalia Rivera, la sobrina de Logan, quien quería venganza por lo que esos bastardos habían intentado hacer.
Ese “poquito” ejercicio, se convirtió en siete horas sin parar, espectáculo que Tyler disfrutó mientras hacía llamada con June.
—¿Queréis parar? Solo tenéis que disculparos con Charlie y Carl —les avisó Lia, pero los chicos tenían demasiado orgullo como para hacerlo—. Hora de la cena —anunció, así que los corporales se detuvieron intentando recuperar la respiración.
Al llegar al comedor, Lia vio a los chicos hambrientos intentando acercarse a la barra de comida, así que los detuvo.
—No, no, no. Vosotros no coméis. Ir a vuestros sitios —les ordenó y, tras asesinarla con la mirada, todos se marcharon a sus lugares.
—¿Cómo va la tortura? —le preguntó Logan al acercarse a ella.
—Genial. Kyle y Aaron están a punto de caer, no creo que aguanten un día más. Mike es el que más problemas va a darme, como siempre —se quejó ella, haciendo reír a su tío.
—En momentos como estos me recuerdas demasiado a Jack.
—De tal palo tal astilla, se nota que son tío y sobrina —le dejó saber Tyler sentándose junto a su prima para cenar—. Por cierto, June quiere hablar contigo.
—Seguro que quiere volver a quejarse de lo gorda que está. Está de ocho meses, por supuesto que está gorda —comentó frustrada, haciendo reír a los dos hombres a su lado.
—Oye, no quiero arruinarte el día, ¿pero sabes algo del instituto? —le preguntó Logan, haciendo que el ánimo de su sobrina decayera notoriamente.
—No, aún no me han dicho nada, pero no creo que me gradúe. He estado todo el año cuidando de June, Lip estaba demasiado ocupado trabajando para tener dinero para el niño, apenas pude estudiar para los exámenes.
Aquello la había estado atormentado las semanas previas. Se había esforzado tanto durante el último curso, que si no conseguía pasar el año se sentiría una fracasada.
—Oye, no te desanimes, seguro que lo hiciste mejor de lo que piensas —le intentó animar Tyler antes de escuchar la puerta del comedor abrirse.
—¡Zorra! —gritó Lori entrando a la habitación—. Has quemado mi casa —acusó a Lia.
—¿Y por qué haría eso? —le preguntó ella con tono inocente mientras se levantaba, lo que hizo que la rubia diese un paso atrás algo intimidada.
—Porque... —intentó explicar Lori, pero se detuvo a sí misma, haciendo que la latina soltase una carcajada.
—En el hipotético caso de que lo haya hecho, ¿no crees que sería porque estuviste dos meses acosando sexualmente a mi novio? Le tocabas el culo, le ofrecías mamadas y pajas, e incluso llegaste a invitarle a tu casa —la acusó la menor, haciendo que Lori palideciera al instante.
Tras leer la nota, Lia llamó al propietario del número de teléfono y le contestó el hombre con el que había chocado en el restaurante. Le contó todo lo que Lori había estado haciendo con Carl y la sangre de la menor hirvió, pero esperó para hacer algo, ya que no quería actuar en caliente.
—¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo, Lori? Que yo tengo pruebas y tú no. Así que la próxima vez que vayas a acusar a algún miembro de mi familia de algo, piénsalo dos veces —le advirtió mientras la adulta la miraba completamente aterrada—. Por último, vamos a dejar una cosa clara. Vuelve a tocarlo, y quemaré tu estúpido restaurante contigo dentro. ¿Está claro? —le preguntó ella, haciendo que la mayor asintiera con la cabeza.
—Deberías irte ya, Lori —le aconsejó Tyler y la rubia no tuvo más opción que salir de allí con cara de haber visto un fantasma.
—Recuérdame no volver a enfadarte —le pidió su tío, haciendo reír a los adolescentes.
—¿De verdad has quemado su casa? —le preguntó el rubio divertido.
—No responderé a esa pregunta sin mí abogado presente —le dejó saber ella, haciendo reír a su primo.
La cena transcurrió sin más percances y, cuando los cinco cadetes creían que su día había terminado, Lia los mandó de nuevo al patio a dar más vueltas al circuito.
No les dejó irse a dormir hasta las tres de la mañana y a las seis los tenía en pie de nuevo en el circuito.
—Natalia, si no comemos algo pronto acabaremos en la sala médica —se quejó uno de ellos.
—Que así sea —respondió ella sin ningún tipo de escrúpulo.
Los cinco suspiraron antes de volver a correr.
Hay que decir que los adolescentes sorprendieron a Lia, ya que aguantaron otro día completo.
La mañana siguiente, tras realizar el circuito, fueron al comedor, pero, en vez de irse a sus sitios, los cinco cadetes se quedaron en fila de pie frente a todos sus compañeros.
—Charlie, sentimos mucho lo que hicimos —se disculpó Aaron.
—Sí, jamás debimos intentar atacarte en las duchas —siguió Kyler.
—Fuimos unos cobardes —sentenció John y, honestamente, todos parecían realmente arrepentidos.
—Esperamos que puedas perdonarnos —deseó Billy y la latina no pudo evitar acercarse a Mike.
El último idiota había molestado alguna vez a Natalia, solo que ella no se tomó el tiempo de decirle nada, no merecía la pena. Era idiota y que ella se lo dijese no iba a cambiarlo.
—¿Algo que decir, Stoll? —le preguntó ella y él la asesinó con la mirada—. Última oportunidad.
—Lo siento, Charlie —acabó disculpándose Mike, haciendo sonreír a Natalia.
—¿Qué habéis aprendido de esto, chicos?
—Que no está bien meterse con nadie —se apresuró a responder Billy.
—Y mucho menos con las mujeres —añadió John.
—Podeis ir a comer —sentenció tras unos largos segundos, así que los cinco salieron corriendo antes de que la latina pudiera cambiar de opinión—. Trae a Gallagher —le ordenó a Tyler y él asintió con la cabeza.
Cinco minutos después, Carl estaba frente a los cadetes con su uniforme esperando para poder ir a sentarse con sus amigos.
—¿Chicos, algo que decir? —preguntó bastante alto, haciendo que los cinco cadetes se levantaran de sus asientos.
—Lo sentimos, cadete Gallagher —se disculparon al unísono antes de que la latina asintiera con la cabeza, dando a entender que podían volver a sentarse.
Carl no pudo evitar sonreír orgulloso al ver lo que Lia había conseguido. Los mayores abusones de la escuela domados por una adolescente. Increíble.
—Ve a comer —le pidió su novia antes de verlo alejarse hacia la encimera con comida.
—Buen trabajo —le susurró Tyler en cuanto Lia se sentó a su lado.
—Espero que al menos hayan aprendido a no molestar a ninguna mujer —masculló ella mirando su plato.
—Yo no me atrevería hacerlo después de lo que les has hecho pasar —comentó Tyler, haciendo sonreír a su prima.
Nota de la autora:
Para todos los impacientes, no os preocupéis, pronto introduciré a Marcus Rivera en la historia.
Espero que estéis preparados para el desastre absoluto que se viene.
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