𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓
𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐞𝐧
❛𝐘𝐎𝐔'𝐑𝐄 𝐈𝐍𝐂𝐑𝐄𝐃𝐈𝐁𝐋𝐄❜
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Después de despedirse de Carl y desearle buena suerte en su nuevo trabajo, Lia se preparó para salir con sus amigas, a las cuales no veía desde su cumpleaños del año anterior.
Ni siquiera se había percatado de que había pasado tanto tiempo. Su hermana la tuvo tan ocupada con el embarazo que ni siquiera se dio cuenta de que poco a poco dejó de contestar a sus mensajes.
Ian la había animado a quedar con ellas e intentar desconectar, así que es lo que hizo. Las llamó y quedó con ellas para ir a tomar un café y dar una vuelta, lo que les hizo mucha ilusión.
—¡Natalia! —la llamó Chloe antes de abrazarla con fuerza.
—Hola —la saludó ella antes de sentir a mínimo tres personas más unirse al abrazo, haciendo un sándwich de Lia.
—Te hemos echado mucho de menos —le aseguró Trina, la prima de Dom.
—Y tranquila, no volveremos a llamarte Natty —le dejó saber Izzy, la hermana menor de Trina.
—Os lo agradezco, pero estaría mejor si pudiera respirar —se quejó, provocando que todas se apartasen de ella.
—Lo siento, la emoción del momento —se disculpó Chloe, haciendo sonreír a la latina.
—Yo también os he echado de menos, lo siento por no haber estado ahí mucho este ultimo año.
—No te preocupes, sabemos que ha sido complicado para ti —le aseguró Bianca, la hermana pequeña de Kassidi.
Gracias a dios ella no era para nada como su hermana.
—¿Qué os apetece hacer? —les preguntó Trina.
—Sabéis que yo no soy persona hasta tomar un café —les recordó Lia, haciéndolas reír.
—A por cafés para todas, entonces —sentenció Chloe antes de enganchar su brazo con el de la latina y empezar a caminar hacia su cafetería favorita entre risas, recordando viejos momentos.
Aprovecharon para ir también al centro comercial entre todas y hacer pases de modelos con sus outfits, cosa que solían hacer cuando eran mas jóvenes.
—¿Y qué tal con Carl? ¿Seguís juntos? —le preguntó Bianca divertida.
—Sí, prácticamente vivimos juntos.
—¡Lo sabía! Sois la pareja perfecta —exclamó Chloe con voz chillona de lo más emocionada, lo que hizo reír al resto del grupo.
—Oye, sé que no hablamos de mi hermana y de cómo se casó con él porque era una loca, pero estamos bien, ¿verdad? —le preguntó Bianca preocupada.
—Siempre he tenido claro que tú no eres para nada como Kassidi, Bi. Estamos bien.
—Bien, porque si os casáis pienso emborracharme y hacerte pasar la mayor vergüenza de tu vida —le aseguró divertida, haciéndolas reír.
—No me cabe duda —comentó la latina antes de darle un trago a su café casi terminado.
—Oye, guapas. ¿Necesitáis que alguien os lleve? —les preguntó un hombre cerca de un camión de la basura.
Las cinco chicas miraron al chico con el ceño fruncido antes de ignorarlo y seguir su camino como si nada. Aquello no era nada nuevo para las amigas, pues pasaba más seguido que lo que les gustaría admitir.
El camión siguió a las chicas hasta llegar a la casa de Bianca, ya que la morena tenía que marcharse antes que el resto y la acompañaron.
Lia miró a su amiga y ella asintió con la cabeza antes de acercarse a ella.
Solo había una cosa que las ayudaba a librarse de pesados como aquel, hacerles creer que eran lesbianas.
Bianca agarró las mejillas de Lia y juntó sus labios mientras las tres amigas restantes se alejaban un poco de ellas para fingir que les daban intimidad.
Lia y Bianca eran las dos únicas del grupo que se sentían atraídas por chicas, esa era la razón por la que siempre eran ellas las que acababan besándose.
Carl, desde la parte trasera del camión, miró aquello dolido, pero no por el beso. En ese mismo instante entendió aquella frase que Lia le dijo años atrás borracha.
“Todos quieren follarse a Natalia Rivera”
Ella no se quejaba porque los hombres estuvieran interesados en ella, sino porque no la dejaban en paz, porque eran insistentes hasta la saciedad.
Pensar en aquello hizo a Carl sentirse terrible, pues él fue igual cuando la conoció. No la dejaba en paz y jamás dejó de insistir.
Con un nudo en el pecho, el moreno apartó la mirada apenado antes de que las amigas dejasen de besarse.
—Nos vemos mañana —susurró Lia, haciendo sonreír a Bianca.
—Hasta mañana, guapa.
La latina volvió con sus amigas antes de enganchar su brazo con el de Chloe y borrar la sonrisa que había fingido los últimos segundos.
—Creí que no tendríais que hacerlo más —masculló ella.
—Yo también —le aseguró Lia en un susurro, pues esa vez era distinto.
Ella tenía novio, no podía estar besando a otras personas para librarse de idiotas pesados.
El resto de la tarde concluyó sin más percances y, cuando estaba anocheciendo, las chicas acompañaron a Lia a casa de los Gallagher, pues no querían que anduviera sola de noche por el lado sur.
Nada más llegar, vieron un camino de rosas hacia el patio trasero, lo que hizo que la latina frunciera el ceño, ya que había un papel que tenía su nombre junto a los pétalos.
Sus amigas sonrieron antes de darle un abrazo.
—Pásalo bien —canturreó Chloe con una sonrisa pícara.
—Usa protección —le advirtió Trina antes de que las tres se alejasen de allí entre risas.
Lia, aún confusa, caminó hacia el patio trasero antes de encontrarse varias luces decorando el lugar y una mesa con dos sillas en mitad del jardín rodeado de velas y pétalos.
—Buenas noches —masculló Carl vestido con una camisa y un pantalón vaquero.
—¿Qué es todo esto? —le preguntó con una sonrisa tonta en la cara.
—Mi manera de disculparme por todas las cagadas que he cometido antes y durante nuestra relación —le explicó mientras la abrazaba por la espalda.
—Esto es increíble, Carl. Tú eres increíble —se corrigió antes de darse la vuelta y besarlo—. Te quiero.
—Y yo a ti, muñeca.
—Carl...
—Ya lo sé. Lo he visto, no pasa nada. Entiendo por qué lo hiciste —le aseguró, haciendo sonreír a su novia.
—¿Cómo he tenido tanta suerte contigo?
—Te aseguro que tú no eres la suertuda —susurró Carl antes de besarla.
Nota de la autora:
Edito el capítulo al llegar a casa, amores <3
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