𝐅𝐈𝐅𝐓𝐘
𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 | 𝐬𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐞𝐧
❛𝐖𝐄 𝐖𝐎𝐍'𝐓 𝐁𝐄 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐍𝐄𝐑𝐒 𝐈𝐍 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 𝐀𝐍𝐘𝐌𝐎𝐑𝐄?❜
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—¿Vas a venir, entonces? —preguntó Lia con el teléfono en la oreja.
—No lo sé, Natalia.
—Te compré los billetes, el vestido y te he reservado un hotel de cinco estrellas, ¿qué más tengo que hacer para que vengas, Fi?
—No es por el dinero, lo sabes.
—También sé que no hay nada que le gustaría más a Ian que ver a su hermana mayor en su boda. Por favor, piénsatelo —le rogó mientras miraba a su alrededor, cerciorándose de que nadie la escuchaba.
Aquel tenía que ser el regalo de bodas de Ian, a parte del que ella ya había hablado con Mickey. El pelirrojo llevaba días comentando cómo Fiona se negaba a volver a Chicago, así que Lia estaba moviendo mar y tierra para tenerla allí el día de la boda.
—Lo pensaré —accedió por fin la mayor.
—Gracias —exclamó la latina antes de sentir unos brazos rodearla.
—¿Con quien hablas? —le susurró Carl antes de darle un beso en la mejilla.
—Hablamos luego, Tyler. Te quiero —se despidió Lia antes de colgar la llamada.
—¡Natalia Rivera! —gritó Ian desde el piso de arriba, provocando que la nombrada intentase salir corriendo, pero su novio la detuvo.
—¡Oye! —se quejó antes de ver al pelirrojo bajar las escaleras en calzoncillos.
Lia realmente creía que se había metido en un lío, pero en vez de echarle algo en cara, Ian la abrazó con fuerza.
—¿No quieres matarme? —le preguntó ella preocupada.
—Gracias por el regalo, alteza —le agradeció antes de darle un beso en la cabeza.
Al ver a Mickey bajar las escaleras sin camiseta, Lia no pudo evitar sonreír.
—Tenía que ser una sorpresa para vuestra noche de bodas —le recordó la latina, haciendo que el pelinegro encogiera los hombros—. Pensé que te gustaría estar representado de manera correcta en la piel de tu futuro marido.
—No sabes lo que le costó al tipo arreglar el maldito tatuaje —le aseguró Mickey.
Ahora en su pecho por fin decía “Ian Gallagher”.
—Gracias —volvió a agradecerle el pelirrojo antes de darle otro beso en la frente—. Y gracias por los trajes.
—Es lo mínimo que podía hacer por mi Gallagher favorito.
—¡Ey! Creí que dijiste que yo era tu nuevo favorito —se quejó Lip llegando al salón.
—¡Tía Lia! ¿Ayudas al vestido? —le preguntó Franny, haciéndola sonreír.
—Vamos a ponerte ese precioso vestido —comentó antes de agarrar su manita y tirar de ella hacia la cocina—. Recuérdame que te compre un helado más tarde —le susurró a la niña, agradecida de que la sacase de aquel pequeño apuro.
En cuanto el teléfono de la latina sonó, ella salió corriendo hacia la calle, confundiendo a todos.
—¿Natalia, qué pasa? —le preguntó Ian mientras la seguían.
Una vez fuera, todos se detuvieron para ver la humarrera que salía de la iglesia en la que Ian y Mickey debían casarse esa misma tarde.
—Mierda —masculló la latina.
—¿Qué coño es eso, Lia? —le preguntó su novio.
—El “Bamboo Lotus” —respondió Sandy a su lado, la prima de Mickey.
—¿Qué? —preguntó éste.
—¿El sitio de la boda? —preguntó Carl.
—Está en llamas —le dejó saber Lia a la pareja.
Todos caminaron hasta allí y se detuvieron frente al edificio, el cual se estaba reduciendo a cenizas cada minuto que pasaba.
—¿Terry? —preguntó Ian.
—¿Tú que crees? —le preguntó Sandy al ver un grafiti que había en la pared con una esvástica.
—Hijo de puta —masculló Mickey antes de salir corriendo.
Todos salieron corriendo detrás de él y después de un par de mordiscos y puñetazos, consiguieron esposar a Mickey a una silla y quitarle la escopeta que pretendía utilizar contra su padre.
—¿Terry ha quemado el “bamboo”? Está ser homófobo y luego está ser homófobo nivel Vladimir Putin —comentó Debs.
—Llamaremos a todos, les diremos que la boda se pospone —propuso Sandy mientras Carl cogía una botella de cerveza de la nevera, la cual Mickey le robó.
Todos empezaron a discutir sobre el lugar donde podrían celebrarlo y, mientras lo hacían, Ian y Sandy también le quitaron las botellas siguientes que Carl agarró de la nevera, así que, sin dejar de discutir, Lia se dirigió a la nevera y le llevó una cerveza que nadie se atrevió a quitarle de la mano.
—¿Cómo lo haces? —le preguntó su novio confuso, provocando que la latina encogiera los hombros antes de seguir discutiendo con Debbie sobre por qué era una idea terrible seguir con la boda sin un lugar donde celebrarla.
—Todos, empezad a llamar por ahí y encontrad algún sitio lo suficientemente grande que nos dejen hacerlo esta tarde —les ordenó Debbie.
—¿Con qué dinero? —le preguntó Ian.
—No os preocupéis por el dinero —les dejó saber Lia.
—No, ya has hecho suficiente por nosotros.
—Ian, creo que no entiendes lo que pasa aquí. Lip y Carl están saliendo con dos Rivera, lo que significa que ahora todos vosotros sois parte de nuestra familia, y nuestra familia puede gastarse dinero en una boda. Empezad a llamar ya.
Ian le sonrió a modo de agradecimiento antes de sacar el teléfono y empezar a llamar a los locales de alrededor.
Lip tuvo una idea, así que él y Debbie se marcharon para hablar con los dueños mientras Lia seguía intentando reorganizar todo y, a la vez, intentar convencer a Fiona de atender a la boda.
La latina salió de la casa para ir a hablar con unos amigos de sus padres para pedirles que llevasen los muebles al nuevo local, pero se detuvo en seco al ver a Sandy darle un puñetazo a una chica morena.
—Bienvenida al lado sur... Julia.
—¿Ella es Julia? —preguntó Lia saliendo del pequeño trance.
—¿Vas a darme una charla sobre no meterme en peleas? —le preguntó Sandy, ya que sabía que Lia era del lado Norte y que allí no eran muy fans de resolver las cosas con violencia.
—No, avísame si necesitas una ambulancia —respondió ella antes de seguir su camino hacia su coche, lo que hizo sonreír a la Milkovich.
En cuanto Lip le dio luz verde a su cuñada, ésta les dio la dirección a los amigos de sus padres y ellos se ocuparon de llevar los muebles al lugar.
Una vez terminado, Lia volvió a casa de los Gallagher para cambiarse y se puso un vestido largo beige metalizado que June le había comprado.
En cuanto llegó al lugar, Carl la arrastró por el local ayudándole a terminar con todos los detalles, sin siquiera haberse fijado en como iba vestida, así que cuando se tomaron un pequeño descanso, él la miró de arriba a abajo sorprendido.
—Estás preciosa —habló de repente, haciendo sonreír a su novia.
—Creí que no dirías nada en toda la noche —se quejó ella antes de que Carl se acercara a ella y juntase sus labios—. Deberíamos ir a sentarnos, la boda no tardará en comenzar.
Su novio agarró su mano y tiró de ella hasta llegar a sus respectivos lugares, pero Lia no podía dejar de mirar a su alrededor en busca de Fiona.
—¿Qué buscas?
—Nada, es solo que estoy preocupada, quiero que este día sea perfecto para Ian y Mickey, eso es todo —mintió ella.
—No te preocupes, todo saldrá genial —le aseguró Carl antes de darle un pequeño apretón en la mano.
La ceremonia estaba a punto de empezar cuando Lia notó a alguien sentarse a su lado y, cuando giró la mirada, no pudo evitar sonreír al ver a la mayor de los Gallagher junto a ella.
—Has venido —masculló sin creerlo.
—Mi cuñada de dieciocho años era demasiado insistente —comentó con burla, haciéndolas sonreír—. Gracias —le agradeció antes de darle medio abrazo.
Sus hermanos se acercaron a saludarla brevemente antes de volver a sus posiciones, pues la boda estaba a punto de comenzar.
La música comenzó a sonar antes de que Ian saliera y se colocase en el altar en espera de su prometido, quien salió no mucho después agarrado del brazo de Sandy.
No os voy a mentir, a Lia se le escaparon un par de lágrimas mientras Gallavich compartía sus votos y, en cuanto la pareja se besó, todos los invitados se levantaron para aplaudir.
˚ʚ♡ɞ˚
Cuando Carl se acercó a Fiona para saludarse en condiciones, Lia aprovechó para ir hacia Lip, quién bailaba junto a June y a Henry.
—Ey, ¿recuerdas el regalo que te mencioné? —le preguntó la menor, confundiendo a Lip.
—Sí, ¿qué pasa con eso?
—Toma —le extendió los papeles de la casa.
—¿Qué es esto? —le preguntó él confuso mientras June miraba a su hermana con una sonrisa agradecida.
—Los papeles de la casa de mis padres. Es vuestra —le explicó, pero él empezó a negar con la cabeza.
—No, no, no. No podemos aceptarla.
—Lip. El otro día dijiste que yo era una Gallagher, pero creo que no entiendes que tú también eres un Rivera ahora. No podéis seguir viviendo en una caravana, así que deja tu orgullo de lado de una vez y acepta mi ayuda —le pidió y, tras unos segundos, Lip agarró los papeles y abrazó a la menor.
—Gracias, Lia, por todo —le agradeció, lo que la hizo sonreír.
—No hay de que. Para eso está la familia —respondió antes de ver a Debbie con un vestido de novia puesto, lo que la hizo decidir ir a hablar con ella.
La latina se despidió de Lip y June para acercarse a ella, quien se sorprendió al verla caminando en su dirección, pues seguían en malos términos.
—Lo que has hecho por tu hermano es precioso —comentó la latina.
—Es lo mínimo que podía hacer —respondió Debbie antes de hacer una pequeña pausa—. ¿Podemos olvidar lo estúpida que fui y volver a ser amigas? Te echo de menos, Lia.
—Supongo que podemos dejarlo de lado —respondió ella antes de abrazarla, pero fueron interrumpidas por la pareja protagonista.
—Solo queríamos darte las gracias, Lia. No hubiera habido boda si no fuera por ti —le aseguró Ian y ella le dio un pequeño abrazo—. Y gracias por traer a mi hermana, significa mucho para mí.
—En un día tan importante, no debería faltar nadie —le restó ella importancia antes de recibir un beso en la cabeza.
Al ver que Carl había vuelto a su mesa, Lia se despidió de los hermanos Gallagher y se sentó frente a él.
—He estado pensando —comentó ella.
—Eso nunca es bueno —se burló Carl, ganándose un golpe en el brazo por parte de su novia.
—En unos meses te volverás policía... ¿Significa eso que ya no seremos compañeros del crimen? ¿Ya no te ayudaré a desenterrar dinero que ganaste vendiendo pistolas? ¿No nos amenazarán de muerte porque tú y tus hermanos le habéis robado droga al novio de vuestra madre? ¿No amenazarás a mis familiares asesinos? —le preguntó ella con una pizca de nostalgia.
—Seguiremos siendo compañeros, solo espero que a partir de ahora nuestra vida sea un poco más tranquila —comentó con diversión—. Pero ha sido un placer ser tu compañero del crimen, Natalia Rivera.
—Igualmente, Carl Gallagher —respondió antes de juntar sus labios una última vez.
No me puedo creer que ya haya terminado la historia de Carlia, pero ya era hora de decirles adiós.
Espero que hayáis disfrutado leyéndolos tanto como yo escribiéndolos. ¡Os adoro! Gracias por todo el apoyo que ha tenido la historia, vosotros también sois parte de esto 🫶🏻
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