15
Capítulo quince
¿Qué es tener el corazón roto? La pregunta del millón.
En mi no muy humilde opinión, un corazón roto es perder la fe en algo o en alguien en quien confiabas plenamente. A lo largo de toda mi vida, mi corazón había sido roto por dos personas, por la muerte de mamá y por Jacob, pero lo curioso era que yo nunca le había roto el corazón a nadie, hasta ahora.
Cuando Edward salió de entre las sombras, con cara de la más profunda y dura decepción, quise arrancarme la lengua a mi misma. En el poco tiempo que llevábamos tratándonos se había convertido en un gran amigo, y ser yo la causante indirecta de su desgracia me hacía sentir más miserable de lo que me sentía en ese momento.
– ¿Edward? ¿Qué haces aquí? El tratado...– dice Isabella Swan con voz quebrada, ella sabe que la ha escuchado y mentiría al decir que no disfruto aunque sea un poco de que ella esté expuesta, se habían caído todas las caretas de una buena vez.
– ¿Por qué no dejas de fingir Bella? He escuchado todo lo que has dicho. Tanto mi hermana Rosalie como Deni han tenido razón desde el principio– la voz de Edward suena vacía y dura, lo cual me hace sentir mal.
– No, yo... Lo dije sólo para que se callará y te dejará en paz. ¿No has visto cómo te ve? Está tratando de enamorarte como lo ha hecho con Jacob.
– ¿Puedes dejar de querer verme la cara de estúpido? No puedo leerte la mente pero te conozco mejor de lo que crees – contestó Edward y yo estoy empezando a sentirme incómoda por estar en medio de su discusión.
– Lo que pasa es que tú no me crees, ¿Me vas a dejar otra vez? Si lo haces te prometo que en esta ocasión no fallaré – las palabras de Bella son claramente una amenaza que hace que se me enfríe la sangre, medicate loca.
– ¿Así que en eso te has convertido Bella? ¿En una chica chantajista? No soy tan crédulo e idiota como piensas, yo mismo hice mis pruebas y caíste en todas ellas. Accedí a muchas cosas por ti – Cullen hace énfasis en la palabra "accedí"–. Solo quería ver hasta donde eras capaz y al fin he visto tu límite.
Me cubro la boca de la impresión, vaya vaya. Me estaba sintiendo un poco culpable de disfrutar aunque sea un poquito de que Bella sea atrapada, pero me sentía totalmente fuera de lugar.
– Edward...– La voz de Bella tiembla de nuevo y las lágrimas empiezan a salir de sus ojos.
– Yo no estoy en deuda contigo por nada, si me alejé de ti fue por el más puro y sincero amor, me equivoqué y ese error casi nos mata pero yo fuí siempre honesto. La culpa me estaba cegando y no podía ver que ya no eras la misma, traté de compensarte por el pasado y aprovechaste eso para exigir la inmortalidad.
Bella no puede evitar colapsar al ver que su plan de villano de Disney ha fracasado.
Su mirada vidriosa se dirige hacia mi.
– ¡Es todo tu culpa! Desde que apareciste Jacob se ha alejado de mí poco a poco, y Edward solo habla de ti, y de la increíble, bondadosa y valiente de tu madre– Bella escupe las palabras como si fueran veneno.
– Bella, ya basta. De verdad verte así es patético y me causa pena. Ve a casa... La única persona que te ama incondicionalmente te espera en ella– respondo haciendo alusión a su padre, el jefe Swan, pobre señor.
– Mis hermanos y mis padres sabrán lo que sucedió, Alice ya lo sabe así que no intentes acercarte a mi familia– la voz de Edward es firme, no habría lugar para arrepentimientos.
– No me quites a tu familia de nuevo, no podré soportarlo, Alice es mi única amiga– y no me sorprende, no es que Bella sea una persona muy carismática que digamos.
Edward niega tajantemente y Bella pierde su autocontrol pero en contra de mi.
– Yo te juro que esto no se va a quedar así. Puede que la perra de tu madre esté muerta pero me cobraré en ti...– me grita Bella y ni siquiera logra terminar su amenaza porque mi puño va directo a su nariz.
– ¡Te lo advertí! ¡Ahora lárgate de la reserva y no vuelvas, si te veo o me entero que estás por aquí te irá peor!– la amenazo, traté de hacerlo por la buenas pero Bella ha hecho que pierda todos los estribos.
No soy muy partidaria de la violencia (ay ajá) y menos entre mujeres pero Isabella había tocado a mi madre y por eso merecía una golpiza estilo telenovela mexicana.
–¡No eres nadie para prohibirme la entrada!– gritó tapándose la nariz.
– Este... cómo te explico... Mi mamá se transformó antes que los ancestros de Sam y de Jacob, lo que me convierte automáticamente en...– miro mis nudillos enrojecidos.
– Alfa...– completa Edward.
Bella mira a Edward, quién se ha interpuesto entre ella y yo (más por la seguridad de Swan, por supuesto); lo mira con tristeza y rabia. Quisiera dejar de sentirme aunque sea un poco de lo satisfecha que estoy pero... nah, por fin se hizo justicia.
Bella va hasta su coche y cierra la puerta de un portazo, enciende su camioneta y nos voltea a mirar en un estado colérico, le levanto el dedo de en medio mientras se va.
– ¡Puff! Que intenso– exhalo aire que no sabía que estaba reteniendo y giro los ojos.
Edward no dice nada, se agacha para tomar los pedazos de la fotografía de mamá.
– Oye, lo siento... La pegaré con cinta transparente y estará como nueva, o puedo darte una que yo tengo– le ofrezco al verlo un poco abatido.
– No es necesario, puede que Bella haya roto la fotografía pero mi aprecio por tu madre sigue intacto. Pero en algo tiene razón, es momento de que la deje ir– dice Edward entregándome la fotografía rota.
– Gracias. Yo... lo siento. No era forma de solucionar las cosas. Ahora ella hará algo estupido y será culpa mía.
– No te preocupes, mi familia y yo nos haremos cargo de ella. Mi hermana Alice tuvo una visión y me envió a verte, aunque no puede ver muy claro por tu presencia, ella sabía que esto ocurriría.
– No es que no me agrade tu visita pero si alguien a quien no le agrades como a mi te ve, habrá problemas– me encojo en hombros.
– Me alegra que estés bien. Quería cerciorarme de que lo estuvieras, Además quiero darte un consejo: trata de solucionar las cosas con Jacob, él te quiere, pude escucharlo en su mente. No cometas errores de los que puedes arrepentirte por toda tu vida– dice Edward con sinceridad.
Por mucho que Jacob me quiera, la verdad es que la cagó. Hace un par de noches me declaraba su amor eterno y al día siguiente se besuquea con Bella, hay de errores a errores. Solo el tiempo puede curar ese tipo de cosas.
– Gracias por el consejo, supongo.
– Gracias a ti por quitarme la venda de los ojos de manera definitiva, a veces el amor hace que no veamos las cosas de la manera correcta.
Los días pasaron como el agua de las olas rotas entre mis pies. Debo decir que mi grito de felicidad se escuchó de La Push hasta México y es muy probable que alarmas de autos se activarán hasta China.
Redobles por favor, ¡Me aceptaron!
La parte emocionante es que podría empezar antes ya que había cursos de inducción para quienes eran de nuevo ingreso y por supuesto que yo estaría ahí. Había convencido a Leah de vivir juntas en Seattle, cosa que no fue fácil, pero eso le ayudaría a poner distancia entre ella y Sam.
El resentimiento que sentía por éste y por Emily se fue, era absurdo odiarlos cuando ellos no habían tenido otra elección cuando se enamoraron. Me estaba comportando de una manera muy infantil.
En cuanto a Jacob, todo seguía igual. Se había recuperado por completo y la única vez que me habló por celular lo hizo para felicitarme por haber obtenido la beca. En parte, me tranquilizaba que él no insistiera en buscarme, pero mi corazón aún lo extrañaba, no quería irme sin verlo aunque sea un momento por más que doliera.
También quería hacer algo que nunca me había atrevido, saltar del acantilado, algo como para cargar energías positivas y alejar las negativas. Estaba a un nivel considerable (no hasta arriba como Sam y su séquito) vestida con un short y una playera y claro, el collar con mi lobo, miraba hacia abajo con pavor, no me gustaban las alturas pero el agua furiosa era lo que me aterraba. Leah me miraba con fastidio y advertencia, creía que era estúpida por hacer esto tan peligroso pero meh, solo se vive una vez.
– Anda a aventarte de una buena vez– me dice Leah después de como diez intentos míos por aventarme.
– Ya me voy a aventar, ahora si, a la una, a las dos, a las...– mi cuenta se interrumpe al ver a alguien caer de un nivel más alto de donde yo estaba, ladeo mi cabeza y arrugo mi frente.
–¡Diablos! ¿Estará bien?– pregunté a Leah tratando de ver si alguien salía a la superficie.
– Deni, no se si vi bien pero creo que quien cayó fue la sosa de Bella– responde como si me hablara del clima.
– ¡¿Qué?!– grito y sin pensarlo me arrojo rogándole a dios que la última neurona de Bella pueda ayudarla a contener la respiración y que el golpe que le propiné hace días no le impida hacerlo.
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