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Capítulo diez

Al día siguiente a primera hora nos reuniríamos con los Cullen. Estaba nerviosa y ansiosa a la vez, quería iniciar el entrenamiento lo más pronto posible. Tenía miedo, no iba a negarlo; mi madre por situaciones como esta no quería que yo fuera un lobo pero no iba a renunciar, por mis hermanos y por mi.

Había ideado un plan maestro para sacar a mi padre de la ciudad, le entregaría mi portafolio para que lo llevara a la Academia de Arte de Seattle y le insinué que sería buena idea pasar un par de días en la ciudad con mi profesora de artes (incómodo), la señorita Collins; estaba segura que funcionaria y así tendría una cosa menos de que preocuparme.

Sam había ordenado que nos presentáramos como lobos ante los Cullen, desconfiado de ellos. Redujimos la velocidad unos metros antes de llegar y rápidamente me coloqué a un lado de Jake, quién me rozó la oreja con su hocico.

Los Cullen y Bella estaban en el campo de entrenamiento vestidos con ropa de deporte, cosa que me hizo algo de gracia. Escuchaba los pensamientos de recelo y temor de los chicos, inmediatamente les dije que se callaran.

– No tienen la confianza para mostrarse en forma humana, excepto Denahi por supuesto– dice Edward a su padre, me mira y me dedicó una breve sonrisa.

– Vinieron, es lo importante– asiente Carlisle. –¿Puedes traducir?– pregunta el doctor.

Edward asiente y se coloca junto a Bella, quien nos mira intermitentemente a Jacob y a mi. Saluda a Jake con voz baja pero Jacob no hace por contestarle el saludo. Bella pone mala cara y es reconfortada por Alice, la vampira vidente.

– Bienvenidos– inicia Carlisle– Jasper tiene experiencia con neófitos, nos dirá cómo vencerlos.

Escuché una serie de preguntas, pero la voz de Sam es la que se sobrepone a todas.

–¿Qué los hace diferente a ustedes?– pregunta el Alfa mentalmente.

Edward traduce para los Cullen la pregunta de Sam.

– Son mucho más fuertes que nosotros porque aún hay sangre humana en sus tejidos. Los nuestros siempre serán más poderosos en los primeros meses de vida– contesta el doctor Cullen.

Un murmullo se genera de nuevo, esto era escalofriante.

– Deni, calma– recibo el pensamiento de Jacob y asiento moviendo mi cabeza.

Después del aterrador discurso de Jasper, el Cullen con experiencia en neófitos, este propuso que algunos de nosotros practicáramos con ellos. Rápidamente me acerqué a practicar con Edward, no conocía muy bien a los otros Cullen por lo que practicar con él se me hacía lo mejor. Edward asintió y hasta se atrevió a acariciar mi lomo, cosa que enfureció a Isabella quien se mantenía alejada de todo.

Tuve que calmar mis ganas de vomitar al sentir el efluvio del vampiro en mi nariz; la situación era curiosa, que alguien te agrade mucho pero no soportes estar en su compañía. Algunos lobos habían elegido practicar con el enorme grandulón, Emmett, puesto que generaba un gran reto para ellos. Paul se la pasó de lo lindo al vencer al enorme Cullen. Sam practicó con Jasper, al ser el más experimentado.

Cuando fue el turno de practicar para los Cullen entre ellos quedé fascinada, era como un baile extremadamente rápido y exacto. Me divertí tanto mirándolos que mi humor y mi esperanza se vieron beneficiados. En mi cabeza ponía alguna canción de rap o de música indie y se hacía un video musical digno de un Grammy, dejé de hacerlo ante el regaño de Sam y la burla de los demás.

Cada uno sabíamos lo que hacíamos, era algo tan natural que me sorprendía la facilidad en la cual había aprendido las maniobras enseñadas por Jasper Cullen.

Isabella Swan nos miraba con atención a todos, casi deseando poder participar en esto aunque su presencia ahí estaba de sobra.

A veces me sorprendía a mi misma tratando de entender lo que pasaba por la cabeza de Bella: ella era una simple humana en un mundo en el cual nada era como parecía; una humana que se sentía tan poca cosa que ansiaba la inmortalidad más que a nada en el mundo, ignorando el hecho de que sus padres y amigos sufrieran por su falsa muerte e ignorando el dolor que le causaría a Edward Cullen al romper con sus creencias y valores por convertirla.

Mire a Jacob segura de que había escuchado mis pensamientos.

– Tienes razón– fue todo lo que dijo y me dió una especie de beso en la mejilla con su hocico de lobo.

Al terminar el entrenamiento y cuando casi todos mis hermanos desaparecieron en el bosque, volteé a mirar a los Cullen, específicamente a Edward.

–¿Crees qué ella estaría orgullosa de todo esto?– pregunté al lector de mentes.

– Completamente– contestó con esa voz aterciopelada suya.

– Hasta mañana, dale las gracias a tu hermano.

Al girarme para emprender mi ida a casa observo que Bella está a un lado de Jacob, frotando su coronilla con la mano. Los ojos de Jacob se encuentran con los míos y juntos vamos en camino a la reservación, en silencio.

–¡Muack!– beso mi portafolio y lo deposito en un sobre amarillo. Le escribo en la parte delantera hacia quien va dirigido y suspiro.

"Por favor mami, que me acepten en Seattle" pienso mientras lo dejo en el escritorio de mi habitación. Tocó el dije de lobo en mi pecho y miró a la réplica exacta hecha por Jake en mi mano derecha.

Bajo a la cocina y encuentro a papá lavando los trastes, aprovecho para abrazarlo por la espalda.

– Que cariñosa andas, estas rara– Papá se seca las manos y voltea a mirarme.

– Duh, solo que te quiero mucho– contesté, andaba más sensible de lo normal, todo por la estúpida pelea.

– Si es por lo de Seattle, es un hecho que estás dentro, solo iré por puro trámite, ya verás– me abraza y frota mi espalda.

– Gracias por creer en mí y en mi talento– contesté y él me aprieta más.

– Tú madre estaría tan orgullosa de ti Deni, a veces me cuesta mucho trabajo verte y recordar que ella ya no está, pero sé que en donde quiera que esté está feliz de ver en quién te has convertido– Mi padre besó mi coronilla y me frotó la espalda, consolandome.

– Cuídate en Seattle y por favor, no embaraces a mi maestra, no estoy lista para los hermanos– respondo con un comentario totalmente fuera de lugar para no llorar, como siempre.

Ese mismo día pero en la tarde, Jacob me pidió que lo acompañara a reunirse con los Cullen, ya que según él, conmigo a su lado podía controlarse mejor. Ingresamos caminando de la mano al claro donde nos habían citado; en él estaba Edward, Jasper y Bella. La cara de esta última sufre una transformación maligna al ver nuestras manos unidas, los otros se mantienen serios.

– ¿No vas a pelear? ¿Te lastimaste una uña?– pregunta Jacob a Edward y yo giro los ojos.

– ¿Qué pasa Edward?– mi mirada repasa a los tres.

– Lo está haciendo por mi Jake– Bella me ignora completamente y me escanea con la mirada. ¿Te gusto o qué?

– Bella y yo estaremos cerca pero no pelearé– Edward tiene la atención de responderme. Le hago una mueca, sé que él deseaba estar junto a su familia, mueve un hombro quitándole importancia pero se que he acertado.

– Necesitamos que alguno de los dos lleve a Bella a un campamento que instalaremos en las montañas; este campo nos dará ventaja, el olor de Bella los atraerá hasta aquí pero necesitamos el olor de lobo oculte su aroma para que no lleguen al campamento– Jasper nos mira y yo niego con la cabeza.

– Yo no voy a tocar a esa cosa, debe ser tóxica, ew– reniego con asco y me cruzo de brazos.

Bella se sobresalta para abalanzarse sobre mí y suelta un chillido al ser detenida por Edward.

– Iré yo– alza la voz Jacob y yo alzo mi ceja, Bella se calma y me dedicó una sonrisa de suficiencia malvada.

Edward, amigo date cuenta.

– ¡Ja! ¡Por supuesto que no!– volteó a mirar a Jacob y él se hunde en hombros como si se tratara de cualquier cosa.

– Nadie más querrá hacerlo– se excusa, siento como una rabia en mi crece, Jacob cree que soy estúpida.

– No me gusta la idea– decimos en unísono Edward y yo, él serio y yo furiosa.

– Edward, Denahi, no van a querer acercarse a su olor...– responde Jasper arrugando la nariz en dirección a Jacob.

– Vamos a probar– Bella se acerca a Jacob, la carga entre sus brazos y sale corriendo del campo.

La rabia, los celos y la tristeza se apoderan de mí, tengo que salir de ahí, entraré en fase pronto y no quiero desquitarme con mi amigo o con su hermano ni que me vean así.

¿Por qué mierda Bella no se quedaba en su maldita casa? Ella era totalmente inútil en todos los aspectos, no tenía caso su plan, Victoria sabía que Edward estaría con ella, lo rastreará y boom, premio doble.

Y a Jacob no le dicen dos veces cuando se trata de hacerle favores a la mosca muerta.

¿Será que siempre sería la segunda opción para Jacob Black?

– Maldita sea...– murmuré con los dientes apretados y salgo corriendo directo a casa de Leah.

– ¡Denahi!– alcanzó a escuchar el grito de Edward pero ya estaba corriendo en cuatro patas buscando el consuelo de mi mejor amiga.

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