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 Capítulo ocho

– ¿Y cómo está la mano de Bella?– pregunté a Edward de forma casual ignorando el hecho de que mi cara le había magullado la mano.

No me sentía en lo absoluto culpable, es decir, Bella me golpeó en la cara por decirle sus verdades pero aún así no me sentía muy feliz por eso. Jacob había escuchado de mi propia boca que seguía amándolo y eso no estaba muy bien que digamos, aunque realmente ya me importaba muy poco.

– Ella está bien, gracias. Se que Bella invitó a algunos lobos a la fiesta que está realizando mi hermana Alice por motivo de nuestra graduación, leí en la mente de Jacob que tú irías...

– ¿Y ahora vas a pedirme que no vaya? Te advierto que ya mandé a la tintorería mi vestido y si es por Bella dile que se meta su fiesta por donde le...

– Tranquila Denahi– me interrumpe Cullen de manera calmada– La invitación para ti sigue en pie.

– Oh gracias... Pero supongo que no me citaste aquí por eso, ¿Qué sucede?– pregunté sentándome en un tronco. Edward me había pedido encontrarme con él en la frontera y considerando que el patrullaje me tocaba a mi junto con Seth, decidí tomarme unos minutos para ver a mi nuevo amigo.

– Yo nunca he tenido muchos amigos, mi afecto realmente va dirigido en su totalidad a mi familia y a Bella, es por eso que me he de atrever a pedirte un consejo ya que eres mi primera amiga en mucho tiempo– murmuró Edward y yo sacudo mi cabeza, what?

– ¿Acerca de qué o qué? – preguntó ansiosa relamiéndome los bigotes.

– Le he hablado de Helena a Bella y esta ha cambiado radicalmente conmigo, ahora me exige la transformación aún cuando sabe que mis ideas son contrarias a nuestra naturaleza. Mis hermanos a excepción de Rosalie aceptan su decisión, no se que hacer.

Me sorprende lo abierto que se porta conmigo e imagino el pequeño ego de Bella desinflándose al saber que no ha sido el primer amor del vampiro y volviéndose una pequeña loca con la idea de la inmortalidad.

– Edward, conozco a Bella de nada y sé que una bolsa de tofu tiene más personalidad que ella. Tal vez soy la persona menos indicada para esto pero pediste mi opinión así que te la daré: pídele tiempo, pídele un par de años para convertirla y si no lo acepta, te demostrará que solo te quiere como ticket de entrada para planeta vampiro. Sé honesto, ¿Estarías dispuesto a ir en contra de tus principios para retener a Bella?– contestó con toda sinceridad y me hundo en hombros.

– Carlisle me ha comentado lo mismo, puede que tengan razón, Gracias.

Notó su tono melancólico y arrugo mi frente, trato de sonreír y me acercó a darle un corto abrazo.

– Oye, eres un tipo genial y si Bella realmente está enamorada de ti aceptará ser humana por más tiempo, hasta que tú estés listo.

Edward me había agradecido por el consejo y hasta se podría decir que me sentía halagada por el gesto, ser amiga de un vampiro no estaba en mi lista de cosas más deseadas en el mundo pero creo que lo estábamos llevando bien.

Esa noche se llevaría a cabo la fiesta de graduación en casa de los Cullen, no había visto a Jacob desde el día de la cachefractura y me sentía endemoniadamente nerviosa.

Mi vestido era de lino color crema ajustado del busto y suelto cayendo en un corte estilo griego; mi cabello lo ricé y sólo lo sujeté con un par de ganchos a los lados, me veía muy parecida a mamá esta noche y la llevaba conmigo siempre en mi lobo tallado que cuelga de mi cuello.

Papá apareció en la puerta y soltó un silbido para después dedicarme una sonrisa.

– Deni, luces preciosa. No cabe duda de que menos es más.

– Gracias Pa, vendrán por mi los tontos. Llegaré temprano.

– ¿Temprano a las 12 o temprano a las 4 a.m.?– pregunta alzando una ceja y yo giro los ojos.

– Temprano llegaré a dormir, tú relájate.

Ambos escuchamos el timbre y cuando me encamino a bajar las escaleras mi padre me detiene y niega.

– ¿A dónde crees que vas? Debes esperar a que Jacob entre y se recree la típica escena cliché adolescente en la cual bajas como princesa y él te mira como idiota, enciérrate en tu cuarto niña.

No puedo evitar reírme y asiento. Sonrío al espejo al ver mi reflejo, tenía la sensación de que algo importante pasaría esta noche.

Mi padre tarda unos minutos en hablarme, seguramente dándole la típica charla a los chicos sobre cuidarme y blah blah.

– ¡Deni, baja!– gritó papá y suelto un suspiro.

Bajo los escalones calmadamente y claro, mi padre tenía razón. Embry, Quil y Jacob están al pie de la escalera viéndome y me sonrojo un poco. Les sonrío a los tres pero notó la mirada de Jacob y se la desvió incomoda.

– Vamos a una fiesta inútiles, ¿Qué carajos llevan puesto? – les pregunto burlona al ver que los tres llevan playeras negras, jeans oscuros y tenis de colores parecidos.

– No es como si quisiéramos impresionar a las sanguijuelas, sólo vamos acompañando– contesta Quil entrando al auto negro de Jacob.

– Denahi, espera...– Jacob me tomó de la mano y me hace girar.

– Okey, les daremos privacidad– gritan en unísono Quil y Embry.

Jacob y yo caminamos unos cuantos metros en el bosque.

– ¿Qué pasa?

– Quería disculparme contigo, no debí irme con Bella esa vez, lo siento.

– Meh, la chica no sabe dar un golpe. Te necesitaba para llegar viva a la frontera, asunto olvidado– me encojo en hombros.

– Traje algo para ti, cierra los ojos– Jacob toma mi mano de la muñeca y yo cierro mis ojos. Jadeo al sentir algo frío en mi muñeca y abro los ojos.

Era un brazalete de plata sencillo del cual colgaba un lobo miniatura tallado en madera, encajaba perfecto con el collar que mamá me había heredado, era perfecto.

– ¿Por qué?– le preguntó mientras alcé mi muñeca jugando con el colgante.

– Porque te lo mereces y porque puedo– sonríe arrogante y giro mis ojos.

– Es genial, gracias– sonrío y me acerco a besar su mejilla.

La casa Cullen era espectacular, no tenía demasiadas expectativas pero esto no se parecía a nada que hubiera imaginado. Era cristal y ventanas por todas partes, estaba arreglado como un club nocturno muy elegante y estaba repleto de gente.

Jacob y yo entramos seguidos de Quil y Embry, me emocioné al ver a tanta gente que realmente estaba feliz y la música realmente estaba buena.

Jacob tomó mi mano y me arrastra entre la gente al interior de la casa, hasta el momento no encuentro rastro alguno de los Cullen.

– Luces muy bella hoy– Jacob habla cerca de mi oído y me estremezco.

– Oh, gracias. Lamento no decir lo mismo, luces fatal.– le grité por encima de la música y le sonreí burlona.

Observo todo a mi alrededor y todo luce como un sueño, quien quiera que haya decorado esta casa es un genio.

Jacob toma mi mano y deposita un beso en mi mejilla, yo volteó confundida por su gesto cariñoso, preparada para lanzar un comentario sarcástico y es ahí cuando me besa en los labios, no puedo evitar sobresaltarme un momento pero al otro me encuentro respondiendo al beso y acercándolo más a mi colocando mi mano en su nuca.

Este beso era completamente diferente a los besos de antaño, era exigente e intenso. Era un beso adulto en el cual estábamos expresando lo mucho que nos necesitábamos en ese mismo momento.

Nos separamos para tomar aire y no puedo evitar sonreírle y reímos al mismo tiempo. Tocó mis labios cuando Jacob va en busca de ponche.

Jacob tarda más de lo esperado así que voy a buscarlo, lo encuentro con Bella al pie de una escalera, también noto que una pequeña hada pálida se encuentra con el rostro perdido, debe ser la chica Cullen que veía el futuro.

– Jake, ¿Qué pasa?– pregunté y Bella gira su cabeza casi 360 grados estilo El Exorcista para lanzarme una mirada mortal.

– Voy a buscar a los chicos, tenemos que decidir.

– ¿Decidir? ¿Sobre qué?

– Tendremos que luchar.

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