𝗩𝗜𝗜. 𝗬𝗮𝗺𝗮𝘁𝗼.

DÍA 7. MEIN HERZ BRENNT.

Yamato x Rammstein

SPOILER ALERT

Este capítulo contiene algunos spoilers de la serie a partir del arco de Marineford y del arco de Wano, después del Time Skip.

Muchos de los niños preferían no hablar de ello. Otros, lo utilizaban contra los más pequeños o los más sugestionables, para meterles miedo. A pesar de todo, la historia no era vista más allá de ser una leyenda urbana, algo así como un creepypasta que algún otro niño se habría inventado, tiempo atrás.

Y durante mucho tiempo, la cosa se mantuvo así, circulando sigilosamente por los dormitorios, las clases y los pasillos. Una historia silenciosa que todos conocían, en la que muchos creían y otros no tanto. Una historia terrible que giraba alrededor de la muerte de dos personas.

Eso fue hasta que Momo, uno de los niños más mayores, vio al fantasma de fuego del que tanto se hablaba en el orfanato.

Fue una noche en la que no podía conciliar el sueño, por una voz que le despertaba desde lo más hondo de sus sueños. Las maestras les tenían dicho que no deambularan por los pasillos de noche. Muchos de esos niños que usaban el relato para asustar, ponían como pretexto esa advertencia para reforzar lo que contaban. No obstante, Momo se dio cuenta de que no les faltaba razón.

Le agobiaba estar en la cama sin poder dormirse, por lo que se levantó y decidió salir, para despejarse.

Lo vio en un pasillo largo y oscuro. Era increíblemente alto. Su figura emanaba una luz anaranjada que oscilaba como si la moviese el viento, aunque ninguna ventana abierta estaba cerca del ente. Su cabello era largo y blanco. Sus ojos, de color miel. Dos cuernos le salían de la cabeza, como si se tratara de un verdadero demonio. Y pese a todo, a Momo no le dio el miedo que él había imaginado escuchando los rumores. No parecía, después de todo, una mala persona.

Sin embargo, esa noche el fantasma se esfumó sin darle al niño la ocasión de decir nada.

Momo se acostumbró a salir a los pasillos en mitad de la noche, para tratar de averiguar qué o quién era ese ente. Nunca le dijo a nadie que él era capaz de verle. Nunca le dijo a nadie que la leyenda era cierta.

Otra de esas noches, Momo se topó con el fantasma de fuego una vez más. Él, a esas alturas, se había empezado a acostumbrar a esa presencia flamígera al otro lado del pasillo. Pero esa noche, no creyó quesería en la que le oiría hablar.

Momo se giró. No entendió bien lo que le dijo y, casi sin pensarlo, se armó de valor para hablarle directamente.

—¿Qué...? —Preguntó, en voz baja—. ¿Quién eres...?

—Soy la voz de tu almohada —respondió el ente—. Estoy atrapado... estoy buscándole.

Momo se quedó sin palabras y tardó varios días en procesar lo que esa frase había querido decirle. El ente era esa voz que le despertaba algunas noches mientras dormía. Ningún otro niño parecía oírla. Y Momo no alcanzaba a comprender por qué precisamente él tenía que ser el único en poder escucharla.

Otra de las noches, Momo se atrevió a preguntarle sobre ese algo que estaba buscando. Le preguntó por qué solo él podía oírle ensueños.

El ente no tuvo ninguna respuesta para darle acerca de esa segunda pregunta.

No obstante, las respuestas que le dio, tampoco le despejaron ninguna duda al inicio.

—A mi amigo le gustaba jugar con fuego —le dijo el ente—. Me dijo que le esperara. Me dijo que cantara esa canción que me enseñó, hasta el amanecer. Pero él nunca volvió. Ahora mi corazón arde. Le busco pero no le encuentro. Temo que le haya pasado algo.

Momo se quedó callado. El fantasma parecía conmocionado y desorientado. No sabía qué decirle, ni cómo hacerlo.

Hasta que se le ocurrió preguntarle su nombre. Y su propio corazón se sobrecogió.

—Yamato —le contestó.

Momo se puso en pie de un salto. No solo la leyenda de que el orfanato estaba encantado y que un fantasma vagaba por los pasillos era cierta.

También lo era la peor parte.

Yamato.

En alguna ocasión había oído ese nombre. Una de las dos personas que fallecieron en un incendio en ese mismo lugar, mucho antes de convertirse en orfanato tras la reconstrucción.

Esa leyenda oscura, esa misma que muchos no se creían.

Momo se quedó mirando a Yamato por largo tiempo, sin salir de su asombro. El fantasma le miró, lleno de duda.

—¿Ace...? —Alcanzó Momo a decir por fin—. ¿Es ese el nombre de la persona que buscas...?

Yamato asintió.

—¿Durante cuánto tiempo llevas haciéndolo...?

—He perdido la cuenta... —confesó el fantasma—. Sé que desde el día... en el que empecé a ver un destello en el firmamento. ¿Tú...sabes dónde está?

Momo, con tristeza, asintió.

No estaba seguro de cómo decírselo, por miedo a cuál sería su reacción. Y pese a todo, no fue capaz de mantener la incertidumbre por mucho.

—Me temo... que Ace es ese destello en el firmamento —dijo Momo.

El rostro de Yamato cambió drásticamente. Sus pupilas titilaron sin poder dejar de mirarle ni por un segundo.

Momo alzó la vista para mirar al fantasma directamente a los ojos.

—Ace y tú... Moristeis hace cincuenta años —sentenció.

El rostro de Yamato fue pasando por diferentes etapas. Primero, incredulidad. Después, asombro. Tristeza, rabia... y acabó volviéndose sombrío e indescifrable.

El fantasma se fue sin dar explicaciones y para cuando una de las maestras llegó, se encontró a Momo solo en medio de la oscuridad del pasillo, mirando a la nada.

La escena aterrorizó a la mujer, quien se llevó a Momo inmediatamente de allí, viéndole en completo estado de shock.

Durante esa noche, Momo no escuchó la voz en su almohada. Y de hecho, a partir de entonces, ya no volvió a oírla nunca más.

A la mañana siguiente, tuvieron que desalojar el orfanato por una emergencia. La noticia protagonizó incluso las portadas de muchos periódicos durante días.

Para todo el mundo, se quedó como una anécdota más, de la que salieron ilesos por fortuna. Para Momo, fue algo que jamás olvidaría.

El orfanato había ardido hasta los cimientos en poco tiempo. El lugar en el que habían vivido durante años, quedó calcinado hasta el punto de ser irreconocible. El parte policíaco afirmó que fue un cortocircuito originado en la cocina, por un escape de agua. Las maestras y los niños lo tomaron así sin cuestionar nada.

 Solo un niño de entre todos ellos, sabía de dónde provenía el fuego, y por qué desde entonces, había dos destellos juntos en el firmamento.

¡Y séptimo y último relato!

Para terminar, un personaje diferente y con una canción en un idioma distinto a las demás XD. 

¡Estoy muy contenta de haber participado en este reto en este 2023! Espero poder hacerlo también en 2024, con alguna otra temática así divertida ^^. Llevaba con ganas de participar desde hace como dos años, pero nunca encontraba las ganas de ponerme a escribir los siete relatos del reto.

Espero que os hayan gustado los relatos, ¡y espero veros en futuras actualizaciones de mis fanfics! ¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

¿Cuál o cuáles han sido vuestros relatos favoritos? ¡Dejádmelo en los comentarios!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top