𝗜𝗩. 𝗨𝘀𝗼𝗽𝗽.
DÍA 4. SLEEPING SUN
Usopp x Nightwish
Los días se hacían una eternidad, y las noches, pasaban en un parpadeo. La chica caminó con dificultad hasta la ventana. Con fuerza, tiró de ambas hojas y el viento del exterior la golpeó en la cara con una brisa fría, pero reconfortante. Vio el atardecer con ansias. Esperaba con ganas a que el sol terminase de ocultarse por fin.
Y, una vez el sol dejó de verse, apareció.
Siempre venía a visitarla, pero solo con la caída del sol. Nunca fallaba a su cita con ella, aunque en ningún momento habían acordado verse todos los días. Fue como un acuerdo silencioso al que llegaron, cuando Kaya siempre se asomaba al ocaso a la ventana, y él la recibía sentado sobre la rama del árbol más cercano.
El chico siempre tenía una nueva historia que contarle. Todas ellas eran increíbles. En todas se ponía él como protagonista, como un valiente guerrero del mar viviendo una vida llena de aventuras de ensueño. Kaya siempre pensó que eran historias falsas, cosas que él se inventaba, pero jamás se lo dijo. Se limitaba a disfrutar todas y cada una de ellas, dejándose embelesar por la imaginación del chico.
Esa noche la recibió con una sonrisa, como cualquier otro ocaso. Esa misma noche, ella se atrevió a preguntarle su nombre. Pese a su personalidad y su humor, era misterioso.
Usopp. Aquella noche, Kaya al fin le puso nombre.
Sin embargo, en días posteriores, mencionó aquel nombre ante la gente y se sorprendió viendo como, aunque supiera su nombre, el halo de misterio que le rodeaba no desaparecía. A nadie le sonaba haber oído jamás ese nombre. A nadie le sonaba haber visto jamás a un chico de piel negra y cabello rizado por el pueblo.
Nadie, en resumen, conocía a Usopp.
Kaya terminó preguntándole ésto a él. Usopp, no obstante, no le contestó. Sus ojos se sumergieron sutilmente en una sombra y procedió a cambiar de tema, quitándole importancia. Ella, después de haber visto su incomodidad, decidió no sacar el tema de nuevo. No quiso estropear aquella relación que vivían cada noche, de la que solo ellos dos sabían.
Pero las noches pasaban demasiado deprisa. Y con el primer rayo de sol de la mañana, Usopp desaparecía. Kaya se había quedado mirando por la ventana, intentando averiguar adónde se habría ido, y por dónde habría bajado del árbol. Aunque jamás lograba averiguarlo.
En ese tiempo, llegó a cambiar su horario de sueño solo para poder verle. Los médicos le habían advertido seriamente acerca de ésto, ya que para su enfermedad no era buena esa inestabilidad. Y tampoco era bueno para ella pasar las noches a la intemperie, asomada a la ventana sin más.
Eso le confirmó a la chica, que a Usopp solo lo podía ver ella, por algún motivo.
Cuando se asomó esa noche, él ya la estaba esperando. Kaya se sentó junto a la ventana, con una manta enrollada alrededor de su cuerpo. Se sentía débil, pero no quería dejar de asomarse cada noche.
Usopp hacía siempre sus mejores esfuerzos para animarla, y aquella noche no sería menos. Tenía una historia nueva preparada. Una nueva historia de piratas, en la que sorprendentemente, él no era el protagonista esa vez. Era un tripulante más, muy querido por su capitán.
La imaginación de Usopp crecía cada día. En esa historia, fue más sorprendente que nunca. El nivel de detalle de las descripciones, tanto de su capitán y tripulación, como del barco en el que navegaban y las islas que visitaban. Le contó los sueños que cada uno tenía. Las dificultades por las que pasaron. El recorrido que hicieron hasta llegar a la última isla, en la que encontraron un magnífico tesoro que Usopp no detalló.
Tampoco le contó qué pasó después con la tripulación. Eso dejó a Kaya intrigada, queriendo saber más. Usopp negó con la cabeza y sonrió ampliamente, diciéndole que la historia era mucho mejor si se omitían las partes aburridas. Por algún motivo, su voz sonó triste al decir eso último, aunque él quisiera ocultarlo como fuera.
Al final, ella, aún impresionada por la historia, intervino por primera vez en mucho rato.
—¿Por qué solo puedo verte por las noches? ¿Por qué no durarán las noches mucho más tiempo...?
Usopp se rió un poco.
—Porque para ti, debe haber aún noche y día —le contestó él.
Usopp subió a la misma rama de siempre y esperó a que la ventana se abriera. El tiempo fue pasando, la noche siguiendo su curso. Y Kaya no apareció.
Era la tercera noche que ella no se asomaba. Él había seguido acudiendo, con la esperanza de que ella volviese a salir.
Sin embargo, esa noche fue diferente a todas las demás. Usopp se levantó de golpe, en plena madrugada. Allí de pie sobre la rama, se quedó mirando a la ventana fijamente. Ella no saldría.
Creyó estar preparado para ese momento. Creyó que sus propias historias, las que él le contaba para hacerle llevar ese tramo del recorrido más llevadero, le servirían a él también. Pero nadie se siente preparado para ello. Ni siquiera para los que ya han recorrido el camino.
Kaya entreabrió los ojos, acostada en la cama. Allí, junto a ella, vio a Usopp mirándola con esa sonrisa suya que tanto le alegraba las noches.
—Lo... Lo siento... Usopp... —alcanzó a decirle, difícilmente—. No pude...
Usopp negó con la cabeza.
—Hoy no podrás... contarme ninguna historia... —le dijo—. Estará... a punto de salir el sol...
Usopp volvió a negar con la cabeza, esta vez, tratando con más ahínco que nunca, de disimular su amargura.
—Te equivocas... —le dijo, casi en un susurro—. Una vez me dijiste que ojalá las noches fueran más largas. Y hoy podré contarte todas las historias que quieras.
Usopp le tendió su mano a Kaya. La chica la tomó, despacio. Él la ayudó a levantarse, y ella se sintió de golpe liviana como una pluma, con más vitalidad que nunca.
—Esta noche durará toda una vida... —le dijo Usopp, mientras se dirigían hacia la ventana, para abrirla.
Los dos abandonaron la habitación y se marcharon lejos. Para ellos dos, el sol jamás volvió a salir en el horizonte.
Y cuando los mayordomos de la casa y los médicos fueron a ver a Kaya, la encontraron durmiendo, pero en un sueño del que ya no podían despertarla. Y al fondo, la cortina ondeaba con la primera luz del amanecer, desde una ventana que la noche anterior juraron, habían dejado bien cerrada.
¡Cuarto relato! Y en lo particular, uno de mis favoritos de la One Piece Week ^^. Espero que disfrutéis de leerlo tanto como lo hice yo escribiéndolo :)
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