03.-𝗝𝗔𝗠𝗘𝗦 𝗣𝗢𝗧𝗧𝗘𝗥


—¿Ya viste a la chica de Revenclaw? Yo sí le re doy —dijo Sirius mirando a la chica quien hablaba alegremente con sus amigas.

—Sí, ¿Y qué tal esa de Hufflepuff? Tiene un lindo trasero —respondió James mientras saludaba a la antes mencionada.

—¿Podrían, por favor, dejar de hablar así de las chicas? Es realmente molesto y denigrante que hablaran de ellas como si fueran un objeto —les reprendió Remus poniendo los ojos en blanco.

—Oh vamos, Lunático, deja de ser amargado un momento y dinos a quien te cogerías y porqué aún no lo has hecho —se burló Canuto siendo apoyado por Cornamenta.

—En primera: no voy a caer tan bajo como ustedes y tampoco las voy a comparar, cada una es hermosa tal y como es y, en segunda: no es de tú incumbencia, Canuto —ahora fue Sirius quien puso los ojos en blanco.

—Bueno, ya que Remus no nos quiere decir —James pasó su brazo por los hombros del pequeño y tierno Peter —. Dinos, Colagusano ¿A cuál de todas las chicas llevarías a la cama?

Mhmm...es mucha presión social —jadeó—. Opino lo mismo que Remus, chicos, además, no creo que alguna chica se interese en salir conmigo, mírenme. Soy literalmente una rata —se señaló.

—Ay, Peter, nunca te hagas menos, ven, te daré uno de mis chocolates y dejaré que elijas el que quieras, vamos a dentro —dijo Remus y lo guio al salón de clases. James y Sirius negaron.

—Seh, como sea ¿Qué me dices de la nueva profesora de defensa contra las artes oscuras? Rushman está más buena que una hija de puta —habló el mayor de los hermanos Black palmeando el hombro de Potter.

—Oh, quitaría el polvo de ese coño —contestó Cornamenta mientras sonreía pícaramente, un momento después, pasaste caminando al lado de ellos, llevabas en las manos lo que parecía ser un café expreso.

—Hola, señorita Rushman —saludaron los dos a coro cuando estabas por entrar al aula.

—Hola, chicos —devolviste el saludo sonriendo y agradeciéndoles porque te abrieron la puerta.

—¿Cuándo me dejará volver a follarla, señorita Rushman? —murmuró James recibiendo un golpe juguetón por parte de Sirius, te detuviste sonriendo falsamente, muy en el fondo sabías que James querría repetir lo de la otra vez.

—¿Qué dijo, Señor Potter? —te hiciste la incrédula, James te sonrió cómplice.

—¿Uhh? Nada.

—Okey, acomódense todos en sus lugares, la clase de hoy será muy interesante —fuiste hacía tu escritorio y dejaste tú café en él.

—Lo siento, Cornamenta, pero yo seré quien se la folle primero, te lo aseguro —juró Sirius.

—Si tú lo dices, pero creo que yo lo haré antes —sonrió James mientras se sentaba en su lugar y sacaba su libro de su mochila.

• • •

—De acuerdo, clase, abran sus libros en la página ciento cincuenta —dijiste mientras te paseabas por los lugares moviendo suavemente tus caderas, tus alumnos masculinos se mordían el labio cada que veían tu linda falda hondear—. ¿Quién me puede decir lo que es una maldición ¿Nadie? Remus, por favor, dinos su definición. 

—Claro, profesora —asintió, dejó de anotar algo en su pergamino y alzó la mirada—. Una maldición se clasifica como un hechizo oscuro, el cual se define principalmente como cualquier hechizo que afecte al objetivo de forma negativa , asociado normalmente a varios niveles de malestar —terminó de decir lo que significa y tomó aire, sus mejillas se tiñeron de rojo al ver que todos le prestaban atención.

—Es correcto, señor Lupin —te giraste quedando al frente de toda la clase—. Una maldición es el peor tipo de magia oscura, destinada a afectar a la victima de forma sumamente agresiva. Un claro ejemplo son las maldiciones imperdonables, clasificadas así por primera vez en mil setecientos diecisiete. ¿Alguien podría decirme cuáles son? Señorita Evans —cediste la palabra.

—Son tres, está la maldición Asesina, la maldición Cruciatus y la maldición Imperius —contestó bajando la mano.

—Así es, debido a que no nos dará tiempo para explorar más sobre éste tema, de tarea quiero que hagan una tabla clasificando las maldiciones desde la más terrible hasta la más inofensiva, coloquen cuál es el conjuro y cual es su efecto, tienen todo el fin de semana para hacerlo y si lo quieren hacer en equipos, háganlo, no hay ningún problema. Pueden salir —rápidamente, todos comenzaron a salir del aula, algunos se despidieron de ti, otros se alegraron ya no tener otra clase más, negaste con diversión.

Te sentaste en tu escritorio y comenzaste a calificar los trabajos que te habían entregado, estabas tan concentrada que no te habías dado cuenta de que un alumno aún no salía, sino hasta que levantaste la mirada.

—Por Merlín, James ¿Por qué no te has ido todavía? —preguntaste, sabías perfectamente que el chico es de esos que cuando se acaban las clases lo primero que hace es salir corriendo.

—¿Sabe? Hoy se ve muy bien, profesora Rushman —comentó el cabello azabache—. Absolutamente hermosa.

—Oh gracias, James. Ahora sé que los demás días me veía horrenda —contestaste sarcástica. 

—Oh, no me refería a eso, quiero decir, todos los días se veía hermosa, pero hoy ¡Oh, wow! ¿Nuevo corte? —señaló haciendo una sonrisa, negaste divertida.

—¿Qué es lo quieres, James? —recargaste tus brazos en la mesa y entrelazaste tus manos acercándote más a él haciendo que el escote en tus pechos se abriera un poco más, James no pudo evitar bajar su mirada a tus senos.

—La quiero a usted...

—James, ya hablamos de esto —suspiraste—. Lo que sucedió aquella vez solo fue la calentura del momento y además, soy tu maestra y...

—La maestra más sexy que existe, por favor, déjeme hacerla mía otra vez —te miró a los ojos, se mordió el labio cuando tus dedos se deslizaron hacia tu camisa y comenzaran a desabrochar los botones dejando ver tu sostén de encaje blanco.

—Bien, pero pon hechizos silenciadores y traba la puerta —rápidamente sacó su varita del bolsillo de su pantalón y murmuró algunos hechizos insonoros señalando la puerta mientras que tú comenzabas a quitarte la camisa, James rodeó tu escritorio y te tomó de la cintura, sentándote en la mesa y poniéndose entre tus piernas besándote.

Sus besos bajaron hacia tu cuello y comenzó a dejar pequeñas marcas que a su vista se ven realmente bonitos, sus manos subieron acariciando tu espalda hasta llegar al broche de tu sostén para desabrocharlos y liberar tus hermosos senos, inclinándote hacia hacia atrás, acercó su rostro a los lindos montículos de carne y empezó a juguetear con tus pezones, tu mano izquierda se encontraba en su cabeza enredando tus dedos en su cabello ruloso acercándolo más a ti mientras que tu mano derecha se metió entre ustedes y comenzó a acariciar su enorme erección sobre la tela de su pantalón. Escuchaste un gruñido siendo amortiguado por tus senos.

Con dificultad, le quitaste el cinturón y desabrochaste su pantalón introduciendo tu mano, sentiste como su polla se contrajo y no dudaste en seguir acariciándolo, se separó de ti haciendo que sacaras tu mano, provocándolo, llevaste tus dedos a tu boca y los lamiste saboreando el líquido preseminal, mirándote amenazante, se agachó quedando a la altura de tus caderas y alzó tu falda dejando a la vista tus pequeñas bragas—ya mojadas—hacían juego con tu sujetador, te acarició por encima de la tela haciéndote temblar y jadear débilmente, encontró tu clítoris  y comenzó a masajear aliviando tu creciente ardor.

—Jaimie, por favor —gemiste, el azabache subió su mirada, sonrió al verte tan desesperada por él.

—¿Por favor qué, profesora Rushman? —se burló de ti comenzando a tomar el elástico de tus bragas, deslizándolas por tus piernas y quitándotelas por completo, besó el interior de tus muslos mientras metí agilmente tus bragas en el bolsillo de su pantalón.

—Por favor, James. Quiero que me comas —rogaste rindiéndote ante él, sonrió satisfecho y no dudó un segundo en atacar tú coño comenzando a chupar tu clítoris. Su lengua se abría camino entre tus pliegues y sus dedos no paraban de atender tu botón de nervios.

Sentiste como introdujo un dedo en tu canal, estirándote deliciosamente, una de sus manos subió hasta tus senos apretujándolos mientras que introducía otro dedo en ti encontrando tu punto g y concentrándose en golpear ahí. Tus gemidos se hacían cada vez más fuerte, sintió como tus manos se hicieron puños en su cabello jalando de sus risos, tu orgasmo te estaba alcanzando y eso hizo que James aumentara un dedo más, haciendo más rápidos sus movimientos logrando que alcanzaras tu orgasmo.

Volvió a su postura de antes, respirando aceleradamente y con el sabor de tu corrida aún en sus labios, te acercaste a él uniendo sus labios, probándote a ti misma, con tus manos tomaste la cintura de su pantalón y los bajaste junto con sus bóxers  liberando su gran erección que goteaba líquido preseminal, acariciaste su punta pintada de un lindo color rosa mientras que sus lenguas iniciaban una batalla. James tomó tus caderas volteándote rápidamente haciendo que tu trasero chocara con su polla sacándoles gemidos a ambos, tomó la punta de su pene haciendo presión en tu entrada ya lubricada, se introdujo en ti lentamente torturándolos a ambos, sus embestidas comenzaron a ser lentas pero placenteras, haciendo una coleta desordenada y la otra se apoyó en tu cadera comenzando a empujar dentro de ti con más rapidez y fuerza.

Joder —jadeó maravillado al ver como su polla entraba y salía de tu coño, su mano chocó contra una de tus nalgas repetidas veces dejando la huella de su mano en una bonita marca rojiza, sentías como polla te estiraba perfectamente y como sus bolas golpeteaban constantemente tu clítoris, el chocar de sus pieles se oía por toda el aula opacado, tal vez, por los gemidos y jadeos que ambos soltaban.

James —jadeaste—. Voy a correrme, ah...

—Oh, entonces córrete para mi, vamos —aumentó el ritmo de sus embestidas y bajó una de sus manos hacia tu clítoris comenzando a masajearlo, sus risos alborotados caían por su frente limpiando levemente sus lentes empañados por el calor del ambiente, fueron necesarias un par de embestidas más para que james Potter, un alumno tuyo de ultimo año, te diera uno de los mejores orgasmos que has tenido, sentiste como todavía seguía empujando dentro tuyo para segundos más tarde su semen pintara tu interior, depositó un beso en tu espalda y salió de ti, deleitándose mientras veía como la mezcla de su semen y el tuyo escurrían por tus piernas, sonrió como si hubiera ganado una copa de Quidditch.

Tomó su varita y apuntó hacia tus piernas murmurando un hechizo de limpieza, bajó tu falda acomodándola para después subir sus pantalones y abrocharse el cinturón, tus bragas aún seguían en su bolsillo guardadas.

—¿Qué calificación me pondría, profesora, tomando en cuenta que la hice llegar dos veces? —preguntó girándote haciendo que quedaras frente a él, pasas tus manos por su cuello acariciando su nuca.

—Creo que serías el único que aprobaría, James —ronroneaste, juntaron sus labios una vez más.

• • •

Después de decir la contraseña con la que se abre la entrada a la sala común de Gryffindor, soltó el aire que había estado reteniendo todo el camino, una sonrisa boba se asomó por sus labios.

—¡James! —el grito de Sirius lo sacó de su ensoñación—. Te estuvimos esperando para comer pero nunca llegaste.

Piensa rápido, Cornamenta.

—Ah sí...es que la profesora Hooch me detuvo para decirme que el campo de Quidditch estaría dos horas libres el miércoles en la tarde por si quería sacar a entrenar al equipo de Gryffindor y le dije que sí —pasó su mano por su cabello acomodando, pero este siguió desordenado.

—Está bien ¿Pero porqué tardaste tanto? —esta vez fue Remus quien preguntó.

—Eh...b-bueno yo...¿Ese es Quejicus? —señaló a una ventana detrás de ellos y salió corriendo directo a su habitación.

—¿Qué? ¡¿Dónde?! ¿James?

Oh pobre, Canuto. Nunca te vas a enterar que James se folló la profesora Rushman antes que tú y a ella le gustó.

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03/12/2021

















Este One Shot fue basado en un Pov que vi en Tik Tok y me dieron ganas de leer un fanfic con esa temática pero no hay ninguno así que me dije "¿Por qué no hacer un One Shot así?".







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