02.-𝗦𝗜𝗥𝗜𝗨𝗦 𝗕𝗟𝗔𝗖𝗞
Tus gemidos eran la gloría para la audición del mayor de los hermanos Black, tu boca soltaba jadeos, tu cabello alborotado caía por tus hombros cubriendo tus pechos, sentías los dedos de Sirius entrar y salir por tu canal y tu mente no pensaba en nada más que solo ver a Sirius follarte. Estabas sentada entre sus piernas, su entrepiernas abultada se apretaba en tu espalda y sus besos cariñosos se colaban por tu cuello. El nudo en tu estómago se estaba formando y tu orgasmo llegaría pronto, tomaste el brazo que el de ojos grises tenía descansando en el colchón, apretaste su antebrazo cuando sus dedos llegaron más profundo.
—Amo como tu coño aprieta mis dedos —murmuró en tu oído—. Me encanta escuchar mi nombre salir de tus labios, oh...¿Justo ahí, bebé? —preguntó, tú chillido resonó por toda la habitación, tus caderas se movieron y sus dedos entraron y salieron con más rapidez.
—Papi, por favor.
—¿Quieres que te haga llegar? —asentiste, sus dedos te embistieron una ultima vez y luego los sacó dejándote respirar un momento. Se acostó a mitad del colchón dejando sus piernas flexionadas y sus pies descalzos tocando el suelo, te hizo una seña indicándote que te sentaras arriba de él—No, no. En mi cara.
Una sonrisa apareció en tu rostro, diste la vuelta y te sentaste frente a él en su rostro, tomó tu trasero con ambas manos, su lengua rápidamente hizo maravillas en tu feminidad. Tu cuerpo tembló y tus manos tomaron como soporte una de las almohadas que Sirius utilizaba para dormir. Su lengua lamía tu entrada y su nariz acariciaba tu clítoris, una de sus manos alcanzó uno de tus senos y tiró de tu pezón arrancándote un fuerte gemido, tus manos se hicieron puños y en menos de un segundo, Sirius Black te dio un glorioso orgasmo y dejaste salir el aire que habías estado reteniendo.
—En cuatro, ahora —te hiciste a un lado y Sirius se encaminó posicionándose frente tuyo—. Chupa —ordenó, rápidamente tomaste el elástico de su bóxer y lo bajaste liberando su prominente erección, de la punta goteaba liquido preseminal y estaba pintada de un hermosos color rosa salmón, tus labios empezaron a besar su glande, Sirius cerró los ojos y echó su cabeza para atrás, tu lengua delineó su grosos y tus dedos masajearon su punta, un momento más tarde tenías toda su polla dentro de tu boca, tus manos se sostenían de sus muslos y tu pequeña nariz chocaba constantemente con su hueso púbico, Canuto tomó un puñado de tu cabello y comenzó a empujar sus caderas fallándote la boca.
Sirius disfrutaba de tus sonidos asfixiantes, sintiéndose orgulloso del tamaño de su miembro, asombrado de lo cual profunda podía ser tu garganta, soltó tu cabello y tu aprovechaste a dejar salir su pene en tu cavidad bucal, unidos solo con un delgado hilo de saliva, tu mano subía y bajaba y tu boca pasó a chupar sus bolas que se sentían pesadas debido a la acumulación de su esperma, te empujó suavemente y te volvió a ordenar que dieras la vuelta aun en cuatro quedando esta vez ambos frente a la cama de James, sentiste una de sus manos pegarte una nalgada para después amasar tu mejilla abusada.
Escupió en su polla y pasó la punta de su miembro lubricándote para después entrar de una sola estocada y comenzar a embestirte. El sonido de sus caderas chocando abarcaba toda la habitación de los Merodeadores. Tus gemidos y sus jadeos se unían en armonía. Tomó las puntas de tu cabello haciendo una coleta despeinado y comenzó a jalar de ella entrando más profundo en ti.
—Joder, bebé...¡Amo tu coño! —tu calor lo envolvía y la sensación era increíble, su polla estirándote era lo mejor, la punta llegaba con facilidad a tu punto G y golpeaba repetidamente ahí, llevó una de sus manos a tus caderas y levanto una de sus piernas apoyando su pie en la cama y sus estocadas se volvieron más profundas y placenteras.
—Sirius, ah... —sollozaste, tu orgasmo te estaba alcanzando y el azabache se encargó de hacerte llegar, chocó ambas caderas y tu liberación hizo que temblaras. Sirius salió de ti y restregó su pene entre tus nalgas.
—Oh, quien te viera así, dejándome pasar mi polla por tu hermoso culo como una buena puta —bromeó, soltaba jadeos y enterraba sus uñas en tu piel que dejaban una débil marca en forma de media luna, se movía rápidamente, soltó un gruñido y gruesas cuerdas de semen cayeron en tu espalda y trasero—. Carajo...
Te había vencido el peso, tu pecho se presionaba contra el colchón y tu trasero levantado goteaba su espeso semen que se esparcía por el interior de tus muslos, sentías tu espalda pegajosa y tu cabello sudado cubría tu vista, ambos tenían una fina capa de sudor en la frente. Sirius tomó su varita y murmurando un hechizo limpió tu espalda, trasero y piernas, te tomó en brazos y te acostó arriba de él y comenzó a acariciar tu cabello. Sentías todo tu cuerpo temblar y tu sensibilidad estaba en su punto máximo, tus caderas te dolían y tu mente completamente en blanco.
Sirius Black de verdad te había jodido y eso te encantaba.
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31/10/2021
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