16.- 𝗘𝗡𝗩𝗬



Habían terminado su jornada de clases, el señor Philips les permitió irse antes de lo debido porque tenía algunas cosas que hacer para acabar los escenarios de la pantomima navideña. En todo el día, Gilbert y tu estuvieron más juntos de lo normal, dándose miradas coquetas, susurros al oído mientras uno se sonrojaba y el otro se burlaba, besos fogosos cuando fue la hora del receso, en un lugar en donde nadie los viera, oh bueno, en donde casi nadie los viera.

A pesar de que todos saben que son pareja, una muy bonita y tierna, había algunos a los cuales les aborrecía su relación, un ejemplo es Ruby Gillis, quién terminó la amistad que tenía contigo cuando descubrió que tu admirador secreto era Gilbert. Otro es Billy Andrews, el cual ha estado enamorado de ti desde que lo golpeaste accidentalmente con una pelota hace más de cuatro años y ha intentado conquistarte con regalos (como chocolates) y con comentarios aduladores (y lo sigue haciendo aún sabiendo que estás saliendo con Blythe). Él piensa que sus regalos los tienes guardados en un cofre porque así le dijiste un día hace seis meses, pero la realidad es que los peluches que te regala se los das a tu perro que los termina destruyendo una hora después y los chocolates se los das a tu primo cuando viene a visitarte.

Ibas saliendo de la escuela con tu brazo entrelazado con el de Gilbert, él susurrándote las cosas inapropiadas que te haría cuando llegaran a tu casa, aprovechando que tus padres están visitando a unos amigos en Charlottetown, pasaron a un lado de Billy que estaba acompañado de sus dos hermanas y sus amigos incompetentes que nunca supiste sus nombres, sonrió maliciosamente.

—Pero miren quienes son —habló con burla en su tono, ustedes detuvieron el paso—. Son Gilbert y su pequeña puta que lo único que sabe es abrirse de piernas y dejar que se la follen —sus amigos rieron, Jane y Prissy empezaron a pedirle que se callara.

—Cállate, Andrews —respondió Gilbert con enojo, puede soportar las miles de burlas que el rubio le dice y hace, pero que meta contigo, con su chica y todavía atreverse a insultarte, es pasarse de los limites.

—Uh, uh, uh... —canturreó cruzándose de brazos con una sonrisa burlona en su rostro, Gilbert se acercó decidido a darle una golpiza.

—Alto, Gilbert, no vale la pena —tomaste su brazo deteniéndolo, le dedicó una mirada fulminante antes de darle la espalda y volver a su camino contigo.

—Eso, Blythe. Escucha a tu zorra —sus amigos volvieron a reírse y eso hizo que te salieras de tus casillas.

—¡Tú eres una despreciable y maldita cucaracha! —gritaste empujándolo a la pared más cercana presionando tu antebrazo en su cuello.

—¡_____ no! Tu lo dijiste, él no vale la pena —tu novio gritó deteniéndote, parpadeaste sin desconectar tu mirada de los ojos de Billy quién ya se encontraba sollozando y pidiendo piedad, patético. Te alejaste de él y diste media vuelta, no pasó ni un segundo cuando Billy comenzó a burlarse de nuevo, giraste cerrando tu puño y golpeando al rubio en la nariz estrellando su cabeza en la pared, él y sus amigos salieron corriendo, Jane y Prissy los siguieron.

—¿Estuvo bien? —le preguntaste con las mejillas sonrojadas.

—No bien, brillante —te alagó, bajaste tu mirada avergonzada—. Ven, hay que irnos —pasó su brazo por tus hombros acercándote a su pecho y comenzaron a caminar hacía tu casa.

(...)

Rato después llegaron a tu casa, subieron rápidamente a tu habitación, sin perder tiempo, Gilbert te empujó a tu cama para luego ponerse encima de ti y comenzar a besarte, sus manos se paseaban por tu cuerpo, acariciando tus brazos descubiertos, algunas veces descansaba sus manos en tu cintura y te acercaba más a él, se separaron por un momento por la falta de aire, miró por detrás de ti, dirigiendo su vista al cierre de tu vestido, lo bajó y desprendió el pequeño botón que sostenía todo el peso del vestido.

Deslizó las mangas de tu vestido por tu brazos quedando maravillado por la falta de tu sujetador, bajó sus besos hacía tu cuello, lamió y mordió tus clavículas para finalizar con tus pechos, le encantaba jugar con ellos, amasarlos para luego lamer tu pezón delineando la aureola, atraparlo entre sus dientes y soltarlo deleitándose al ver como cerrabas los ojos y te retorcías bajo su toque, se arrodilló enfrente de ti terminando de quitarte el vestido.

Se bajó de la cama comenzando a despojarse de ropa, desabotonando botón por botón de su camisa blanca de manga larga, con una sonrisa al verte tratando de quitarte tu ropa interior inferior con desesperación, quedando así ambos desnudos. Gateó hacía ti envolviendo sus manos en tu cintura y juntando sus labios, sus lenguas jugueteando y acariciándose el uno al otro; volvió a bajar sus besos haciendo un camino por todo tu cuerpo, haciendo marcas y dejando lamidas, llegó a tu feminidad depositando pequeños besitos en el interior de tus muslos, tu cuerpo tembló cuando sentiste su lengua comenzar a lamerte, su nariz rozando tu clítoris, mirándote retorcer, con una sonrisa de grandeza, se separó de tu coño y lamió sus dedos ingresando cuidadosamente en ti.

Su vista volvió a subir encontrándote con el cabello revuelto y tus manos amasando tus pechos, regresó a lamerte atrapando tu clítoris entre sus dientes, gemiste y bajaste una de tus manos enredando tus dedos en los rulos pelinegros del ojiverde cada vez que llegaba a un punto de placer en ti, sacó sus dedos de ti dando una ultima lamida a tu coño palpitante, llevó sus dedos índice y medio a tus labios, separaste tus labios dejando que él metiera sus dedos a tu cavidad bucal y con tu lengua limpiaste tus fluidos probándote.

Se puso de cuclillas frente a ti, tomó la punta de su pene que chorreaba liquido preseminal, dándose placer a si mismo, acercó un poco tu cuerpo separando tus piernas y alineándose en tu entrada bromeando contigo, sabía que estabas desesperada por los múltiples jadeos y suspiros que emitías, sonrió sin mostrar los dientes y escupió sobre tu vagina esparciendo su saliva por tus pliegues, ingresó en ti lentamente provocando un temblor en tu cuerpo, siseaste.

Tomó tus caderas hundiéndose más en ti, clavaste tus pies en el colchón suave de tu cama, el agarre de Gilbert en tus caderas era fuerte, el sonido de sus pieles chocando era maravilloso y la vista de tus pechos rebotando debido a sus embestidas era la gloria, tus gemidos y sus jadeos llenaban la habitación. Bastaron un par de embestidas más para que alcanzaras tu orgasmo, temblando debajo de él mientras gritabas su nombre, regulando tu respiración.

Blythe siguió empujando dentro tuyo, sujetó la base de su miembro saliendo de tu coño y comenzando a bombear alrededor de su longitud, hasta que sintió su liberación, las gruesas cuerdas de semen cayeron en tu estomago, Gilbert cayó a un lado de ti acercándote a su pecho mientras se cubrían con las sabanas de tu cama, depositó un beso sonoro en tu frente.

—Oh, fue tan excitante verte golpear a Billy —dijo con la respiración agitada—. Sabía que si no lo hacía yo, lo hacías tu —soltó una carcajada.

—Tenía ganas de hacerlo desde hace años —suspiraste subiendo tu mirada hasta sus ojos verdes.

—Lo que dijo sobre ti, no es verdad —pegó su frente con la tuya—. No eres ninguna puta o zorra, solo disfrutas de tu sexualidad y eso está bien. Y si vuelve a llamarte de esa u otra forma no tengo duda de que lo golpearías otra vez.

«Ninguna mujer que disfrute de su sexualidad debería ser llamada con esos sobrenombres» pensó mientras te veía intentar calmar tu respiración.

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01/02/2024













Pd. Literalmente la parte con Billy es un copia y pega de Hermione Granger golpeando a Draco Malfoy en Harry Potter y el prisionero de Azkaban.













Este one shot fue anteriormente publicado en 2021.

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