prologue. lovers.
prologo. enamorados | 𝖔ne or 𝖙wo?
—NO VAS A CREER LO QUE ESCUCHÉ —dijo de repente Mitch, sobresaltando al moreno. La botella de agua que estaba tomando cayó al suelo con un estruendo. Chris lo fulminó con la mirada, pero Mitch, inmune al enojo, mantuvo su expresión emocionada y ansiosa.
Era un día caluroso, y ambos estaban fuera del dojo, descansando. O al menos eso intentaba hacer Chris antes de que su amigo lo interrumpiera. Seguramente para decir una estupidez, como siempre, pensó.
—Amigo, esa era mi última botella de agua. El entrenamiento con el sensei me dejó muerto —se quejó, sin ningún interés en lo que Mitch tuviera que decir.
El castaño chasqueó la lengua, negando con la cabeza como si estuviera decepcionado. A Chris no le importó.
Sin previo aviso, Mitch le pasó un brazo por los hombros y se inclinó hacia él como si fuera a contarle el secreto más importante del mundo. Chris suspiró, rodando los ojos, aunque no pudo evitar sentir un poco de curiosidad. Fingiendo desinterés, se inclinó ligeramente y dejó sin recoger la botella en el piso.
—Escucha, no creas que soy un acosador ni nada de eso... —empezó Mitch, cauteloso. Chris resopló, seguro de que había estado escuchando a escondidas otra vez, pero no dijo nada —, pero... —Mitch miró a ambos lados, como si estuviera por revelar información clasificada. La paciencia de Chris se agotaba a un ritmo alarmante.
—¿Lo dirás o no? Porque tengo que irme a mi casa y...
Mitch lo interrumpió antes de que pudiera terminar.
—A Díaz y Keene les gusta la misma chica.
Silencio. Un silencio sordo.
Chris miró sin expresión a su amigo, evaluándolo. Se preguntaba si Mitch era estúpido por naturaleza o si se había golpeado la cabeza de niño. Mitch, por su parte, lo miraba con ansiedad y satisfacción, esperando una reacción que nunca llegó.
—¿En serio, hermano? Noticia vieja —Chris negó con la cabeza, soltándose del agarre y empezando a marcharse. Mitch, al fin entendiendo la falta de emoción de su amigo, se echó a reír a carcajadas. Chris se giró, ceño fruncido —. ¿De qué te ríes? —preguntó con irritación.
—No me estás entendiendo —dijo Mitch, cruzándose de brazos con aire engreído—. Sí, a Miguel Díaz y Robby Keene les gusta la misma chica, eso es cierto —asintió, acercándose más, con ojos brillando de diversión—. Pero no es Sam LaRusso.
—¿Qué? —Chris reaccionó al instante, confundido.
Mitch, viendo que tenía toda su atención, sonrió ampliamente y asintió como si compartiera su desconcierto.
—¡Exacto! Esa fue mi reacción también. Es decir, desde que conocemos a esos dos, siempre están peleando por la chica LaRusso. Pero esta vez... —Mitch empezó a divagar, hasta que Chris, desesperado por la curiosidad, lo tomó por los hombros y lo sacudió.
—¡Basta! ¿Quién es la chica?
Mitch, finalmente enfocado, respondió con dramatismo:
—Esa es la mejor parte, viejo —se inclinó hacia Chris y susurró—: A Díaz y Keene están enamorados de Coraline Pierce.
Chris lo miró incrédulo, y Mitch asintió, como si entendiera su sorpresa.
El moreno abrió la boca para decir algo, pero Mitch se le adelantó, adivinando sus palabras.
—Oh, mierda.
Y al final, la botella de agua seguía ahí, olvidada en el suelo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top