3O ⌇ THE COLD.
━━━━━ 𝐍𝐄𝐈𝐆𝐇𝐁𝐎𝐑𝐒;
❛EL RESFRIADO.❜
𝐃𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐀
lylisandy
ERA BASTANTE TARDE Y LA LLUVIA SEGUÍA; después de haber bailado bajo la lluvia y saltar por todo el patio como unos niños, Arthur y Nella estaban sentados en una de las sillas de la casa dándose besitos y riéndose de las anécdotas que los dos se estaban contando, cuando empezó a llover más fuerte y a hacer más frío los dos decidieron meterse a la casa para no resfriarse, haciendo un completo desastre en la misma por entrar mojados, así que no sólo tuvieron que bañarse ellos, sino, limpiar la casa también.
Nella volvió a cambiarse la ropa, poniéndose una de las sudaderas de su novio —de tantas que tenía en su armario— para después buscar el secador y arreglarse el cabello. Estaba en el baño del pasillo ya que Arthur como siempre había escogido el suyo, y el rubio no tardó mucho en aparecerse en el baño donde estaba ella, recargándose de la puerta mientras que ladeaba su cabeza ligeramente y la veía con una sonrisa.
Estaba enamorado, la manera en la que verla con su ropa causaba en él ganas de besarla y de decirle lo mucho que la amaba, eran increíbles. Le encantaba estar con su novia todo el tiempo, es decir, sí, los dos sabían dividirse sus espacios, pero Arthur amaba cada vez que los dos estaban juntos.
De hecho, se había visualizado muchas veces viviendo con ella, no lo iba a negar, y estaba más que claro que era algo que los dos querían.
Nella lo miró: —¿Tengo algo? ¿Por qué me estás viendo así?
Soltó una risita nerviosa, Arthur sacudió su cabello mojado para acercarse a ella y dejar un besito en su mejilla, sentándose en la barra del baño y viéndola fijamente.
—Nada, que eres el amor de mi vida, eso tienes mi amor —le lanzó un beso que la hizo sonrojar, Antonella sonrió como una niña chiquita, dejando su secadora de lado y abrazándole, aunque claramente Arthur sentado en la barra era más alto que siempre.
Ella subió la mirada para verlo.
—Y tú eres el amor de la mía, amor.
El monegasco sonrió, uniendo sus labios en un beso para después ambos separarse luego de un rato, Nella pasó su secadora por el cabello del rubio para que ninguno de los dos se resfriara y después de eso, los dos bajaron juntos a prepararse un té.
Nella se encargó de todo, mientras que Arthur le mostraba las fotos y los vídeos que había sacado de los dos tonteando en la lluvia, y ella lo veía con una ceja alzada pero riéndose a la vez.
Después de tomarse el té los dos se quedaron el uno al lado del otro viendo vídeos, hasta que los párpados de Nella empezaron a hacerse pesados debido al sueño, bostezó ligeramente, Arthur la miró.
—¿Quieres que nos volvamos a mojar para que se te quite el sueño, amor? —soltó una carcajada al ver como Nella se había despertado con rapidez para verlo con molestia.
—Sí, corriendo nos vamos a mojar otra vez.
—Anda, di que sí —la jaló de la mano, mientras que Nella le daba un golpe y los dos reían.
—¡Deja, amor! Sí vuelves a llevarme hasta el patio vas a ver —se quejó— y si nos resfriamos también vas a ver.
—Te amo —la acercó a él.
—Y yo a ti, pero tengo sueño. Vámonos a dormir ya ¿sí? —Arthur la miró, asintiendo.
—Vale, lavo las tazas y me esperas en nuestra habitación.
Nella quedó estática, aunque Arthur parecía no notar que había dicho "nuestra" habitación, ella sí lo había hecho y eso había provocado que las palpitaciones de su corazón empezaran a incrementar, no pudo evitar sonreír, pero tampoco iba a decirle nada, así que sólo asintió.
—Te espero entonces, apaga la luz de la cocina al salir.
Arthur emitió un "mmj" mientras que ella sonreía, subiendo las escaleras de aquella manera, que lindo sonaba que los dos tuviesen una habitación, y Nella tampoco se iba a engañar, ella también muchas veces se había visualizado viviendo junto a Arthur.
Abrió la puerta para acto seguido lanzarse en la cama y comenzaba a acomodar la temperatura del aire acondicionado para que no hiciese tanto frío, todavía seguía lloviendo y seguían escuchándose truenos, Arthur no tardó mucho en subir, mientras que Nella pensaba ¿cómo es que no le daba frío si sólo tenía su pantalón de pijama?
El monegasco se acostó al lado de ella, mientras que besaba sus labios y apagaba la lámpara, pasando su mano por la cintura de ella y apegándola más a él.
—Buenas noches mi amor, te amo.
—Te amo —Nella le respondió, Arthur volvió a unir sus labios en un beso que alargó, Nella le dio un ligero golpe en la pierna cuando el rubio quiso agregarle movimiento, él soltó una risita sobre sus labios— ¡Es a dormir!
—Ay, aburrida.
Los dos soltaron una carcajada.
Durmieron juntos plácidamente.
Cuando amaneció, los rayos de sol entraron por la habitación indicando que ya era de día, Nella abrió sus ojos con lentitud, adaptando sus ojos a la luz, notando que el espacio del lado de su cama estaba vacío, Arthur no estaba ahí. Tomó su celular notando la hora, eran las diez de la mañana y tenía varios mensajes en su bandeja de entrada, y aunque iba a responder, apenas tragó, el fuerte dolor de garganta se hizo presente, su nariz estaba congestionada, apretó sus ojos sabiendo lo que estaba pasando: tenía un resfriado.
—Buenos días mi amor —Arthur entró a la habitación mientras que le daba un mordisco a una manzana, Nella se giró a mirarlo sin poder hablarle, el rubio se acercó a ella— ¿Qué pasa, princesa?
—Duele...—ella le dijo en un susurro, volviendo a cerrar sus ojos al sentir el dolor de garganta, suspiró, las facciones del rubio cambiaron de felicidad a preocupación, se acercó a ella.
—¿Estás bien, amor? ¿Qué te duele?
—Todo —ella respondió, sintiendo el dolor de cabeza aparecer.
Y sí, esos eran todos los síntomas de un resfriado. La lluvia anoche había sido demasiado fuerte, y los dos se habían mojado a plena madrugada para luego irse a acostar con aire frío, Arthur puso su mano sobre la frente de su chica, abriendo los ojos.
—Amor, tienes fiebre, oh por Dios, esto es mi culpa —se quejó, Nella frunció el ceño, negando.
—No es culpa de nadie, amor —habló de vuelta en un susurro, Arthur asintió.
—Sí, es mi culpa por habernos mojado en la lluvia anoche —se quejó, poniéndose de pie y acercándose por una camisa al armario—. ¿Te duele algo más? ¿Tienes algún otro síntoma? Iré por el termómetro y algunas pastillas ¿sí?
Nella asintió, Arthur salió de su habitación con rapidez, se notaba que estaba preocupado y era obvio. El rubio bajó las escaleras en busca de un termómetro y pastillas para el resfriado, no era experto pero sabía lo básico, así que no dudo en mandarle un mensaje a su madre que rápidamente le respondió que debía tomar.
Subió las escaleras con un vaso de agua, mientras que se sentaba al lado de su chica y le tendía el termómetro.
—Primero vamos a ver si tienes fiebre. ¿Sientes algún otro malestar, mi amor? —le acarició la mejilla, apegándola a él para darle un abrazo, Nella negó a su pregunta— ¿Segura?
Ella asintió.
—De verdad discúlpame por hacer que nos mojaramos anoche...
Ella hizo un ademán de que no pasaba nada y estaba todo bien, Arthur despeinó su cabello.
—Lo que menos quería es que tomaras un resfriado —Nella rodó sus ojos ante lo necio que era— no me mires así, amor —se quejó, ella se quería reír pero el dolor que tenía no la dejaba, Arthur tomó el termómetro pasados los cinco minutos— tienes algo de fiebre, tómate esto —agarró una de las pastillas y se la tendió, junto al vaso de agua—. Mamá me dijo que es muy efectiva para los resfriados.
Nella tomó la pastilla, lanzándose en la cama otra vez, Arthur se acercó a ella, mirándola fijamente.
—¿Sientes algún otro malestar?
—Nop —remarcó la «p» y Arthur asintió ante su respuesta.
—¿Tienes ganas de desayunar? —ella negó, haciendo una mueca—. Tienes que comer algo mi amor.
—No quiero.
—Amor, tienes que comer algo —le regañó, alzando ambas cejas al ver como Nella fruncía el ceño y negaba ante lo que el rubio estaba diciéndole.
—No tengo hambre —dijo con desganas, Arthur soltó un suspiro.
—Y entiendo que no tengas ganas, pero al menos tienes que comerte una sopita o algo ¿si? —se acercó a besar su frente, Nella negó.
—Sabes que no me gusta la sopa, Arthur...
El rubio soltó una risita.
—Amor... ya sé que no te gusta, pero tienes qué —besó el puente de su nariz—. No es que sea experto haciéndola pero ya mismo busco un tutorial en YouTube o le preguntaré a mamá para que me diga y hacerte una, quiero que te mejores ya mismo.
Ella hizo un puchero, asintió.
—Por cierto, no me diste mi besito de buenos días —se quejó, ella se rió pero al instante se quejó del dolor, le dio un golpe en el hombro.
—Estoy enferma, idiota.
—¿Y qué con eso, mi amor?
—Te voy a contagiar —le respondió con obviedad, Arthur soltó una risita.
—¿Y qué? —volvió a repetir su pregunta, ya que la respuesta de Nella no le había convencido— quiero mi besito de buenos días.
Ella corrió la cara cuando Arthur intento besarla, y el rubio soltó una risita pero al mismo tiempo se puso serio y se quejó.
—¡Amor! Uno chiquito ¿sí? —unió su dedo índice con el pulgar haciendo un ademán, Nella negó.
—Te vas a contagiar te estoy diciendo.
—Ay ya, que no voy a contagiarme, mira —se subió la manga de la camisa y mostró su brazo ejerciendo fuerza para que se vieran sus músculos— soy un hombre fuerte.
Le guiño un ojo, se acercó a ella que tenía una sonrisa en sus labios y negó divertida.
—Un beso chiquito, ¿sí?
—Es que amor, estoy resfriada...
—No me importa, sólo quiero que me des mi besito.
Y la convenció acercándose a ella, poniendo una mano en su mejilla y uniendo sus labios en un beso que, efectivamente, no fue un beso cortito ya que el rubio lo alargó hasta que Nella se separó, golpeándolo de vuelta en el hombro y haciéndolo carcajear.
—Ahora sí, iré a preparar tu sopita. Sí necesitas algo mándame mensaje, o baja, estaré en la cocina.
Antonella asintió, lo vio irse y sonrió enamorada.
Lo amaba.
💌
Los padres de Nella llegaron justo cuando Arthur estaba preparando la sopa para su chica, y después de preguntarle al rubio por qué había tomado un resfriado —y reírse por la respuesta de él— le ayudaron con la sopa. Arthur había pasado todo el día junto a Nella, dándole abrazos, besos —aunque la castaña se negaba para que él no se fuese a contagiar y el rubio le decía que no pasaba nada— y haciéndola reír como siempre. Chloe estaba en la cocina, Arthur se asomó por la misma.
—Chloe iré por algunas cosas para traerle a Nella y vengo ¿sí?
—Está bien Arthur, no hay cuidado —el rubio asintió, aunque antes de salir de la cocina la voz de su suegra le detuvo— Arthur.
—¿Sí?
—Gracias por cuidar de Antonella.
Él sonrió.
—No tiene qué agradecerme, yo la amo muchísimo y quiero que esté mejor de ese resfriado ya, ahí vengo.
Salió de la cocina, mientras que Chloe lo miraba irse con una sonrisa, Andre entró segundos después dándole un mordisco a una rebanada de pan que tenía entre las manos, miró a Chloe viendo fijamente hacia donde Arthur había salido, él se giró a ver, para después ver a su esposa con el ceño fruncido.
—¿Te gusta Arthur también y no sabía?
Chloe reaccionó, dándole un golpe en el hombro cuando él se acercó a ella.
—¡Andre! —se quejó, su esposo soltó una carcajada.
—¡Es que como te haz quedado viendolo fijamente!
—Porque me parece un increíble muchacho —le respondió con una sonrisa—. La manera de expresar su amor hacia Antonella, siempre lo demuestra, y así es que deben ser todos, la verdad.
—Tienes razón —Andre le abrazo, besando su frente—. Siempre me pareció buen muchacho desde que es un niñito, parece que era cosa de tiempo para que él y Nella estuvieran juntos —Chloe asintió— hablando de Nella, ya se quedó dormida, no tiene fiebre ni nada, y me había dicho que ya se le estaba pasando el dolor de cabeza y el de garganta, y yo —sacó las llaves del bolsillo de su pantalón— iré a ver a mi nieto, nos vemos en un rato.
—¡Pero si hace rato venimos de la casa de Less!
—¿Y qué?
—Tienes que dejarla que pase tiempo con su familia —alzó una ceja.
—Pues yo soy el abuelo, así que no sé a qué te refieres. ¿Vas a venir?
—No, estaré con Nella.
—Nella estará bien, tiene al novio que es multitalentos; piloto de fórmula tres, cocina, le hace regalos y encima también es doctor, muy genial ese muchacho —Chloe soltó una risita divertida.
—Igual, estaré con ella.
—Bueno, nos quedamos entonces —Andre mencionó, acercándose a la cocina y metiendo el dedo en una de las salsas que Chloe tenía ahí— ¿Qué cocinas?
—¡No le metas la mano, Andre!
Él sonrió inocentemente.
Arthur se fue al supermercado más cercano por galletas y chocolate para preparar chocolate caliente a su chica, de pasada también le compro unos aretes que hacía unos días a ella le habían encantado, hizo mercado para la casa ya que su mamá le había dicho que comprase algunas cosas, y después de dejar todo en casa, se fue de nuevo hasta la casa de su novia.
Tocó el timbre, Andre le abrió la puerta y se hizo a un lado dejándole pasar.
—Traje esto para ustedes —le entregó un bote de helado a Andre que lo miró con una sonrisa.
—Así es que me gusta muchacho —los dos soltaron una risita—. Ahorita fui a ver y Nella está dormida pero si quieres subir, no hay problema.
El celular del rubio empezó a sonar, en la pantalla se veía claramente que Nella estaba marcando la llamada, se la mostró a Andre que abrió los ojos con sorpresa.
—Dios mío, ¿te puso un gps o como sabe que ya estás aquí? Mujeres —los dos rieron.
Arthur subió las escaleras yéndose hasta la habitación de su novia que estaba con su celular en mano, los ojos de ella brillaron al ver a su novio allí, estiró sus brazos mientras que con sus manos le hacía una seña para que se acercara, y Arthur entendió a la perfección que ella quería un abrazo.
—¿Qué pasó mi amor? ¿Te sientes bien? ¿Quieres algo? —puso su mano sobre su frente calculando su temperatura, para después darle un abrazo y besar su cabello, Nella emitió un "mmj" a su pregunta.
—Ya me siento muchísimo mejor, amor. Sólo que quería que vinieras para agradecerte todo lo que haz hecho por mí hoy —los dos se separaron para mirarse— la sopa, y todo. Te amo muchísimo de verdad.
—No tienes que agradecerme nada mi niña hermosa —le acarició la mejilla con delicadeza, inclinándose hacia ella para darle un beso del que Nella rehuyó— ¡Déjame darte un besito! No me voy a contagiar —le robó un beso y Nella soltó un quejido que lo hizo reír— como te decía, no tienes que agradecerme nada, te amo.
Ella sonrió.
—Sí, si tengo qué, y yo te amo más.
—No, yo te amo más —la volvió a besar antes de que ella respondiera, siendo inevitable subirle la intensidad al beso, al cuál Nella no dudó en seguirle el movimiento ya que si se separaba, Arthur se quejaría.
Sólo esperaba que no se contagiara del resfriado ¡Pero es que Arthur era un necio! Aunque en realidad amaba lo mucho que al rubio le encantaba el contacto físico. La puerta sonó repetidas veces y los dos se separaron, Arthur se puso de pie para abrir la misma, Chloe estaba ahí mirándoles con una sonrisa.
—¿Interrumpía algo?
—No, mamá. ¿Qué pasa?
—Sólo vine a traerte este té, Arthur ¿tú quieres cariño? —el rubio negó.
—No Chloe, muchísimas gracias.
—Bueno, los dejo.
Salió de la habitación, Arthur hizo lo mismo buscando las cosas que había traído para su chica ya que las había dejado en el pasillo, para luego entrar de vuelta y sentarse al lado de Antonella.
—Traje esto para ti mi amor —le mostró lo que había comprado mientras que Nella veía todo como una niña chiquita— ¿Recuerdas que me habías dicho que te habían gustado muchísimo unos aretes que vimos hace unos días en la tienda cerca del supermercado? —Nella asintió, Arthur sacó los mismos de la cajita, provocando que Nella sonriera con emoción— los compré, princesa.
Ella dejó de tomar el té para darle un abrazo y besar sonoramente su mejilla, mientras que lo miraba fijamente, completamente enamorada.
—Oh amor, no era necesario...
—Sí lo era, a ti te gustaron, yo te los compro —los ojos de ella se cristalizaron— te amo mucho.
—Te amo —se quitó de vuelta cuando Arthur iba a besarla— ¡Ya! Que te vas a contagiar de verdad, no estoy bromeando rubio. Estoy llena de gérmenes y lo que menos quiero es que tú te contagies por andar dándonos besos.
Se puso de pie, Arthur hizo lo mismo, tomándola de la mano y acercándola a él.
—Ya te dije que eso no me importa, amor. Si besarme contigo me va a transmitir los gérmenes y me voy a contagiar de tú resfriado, créeme, valdría completamente la pena.
Se acercó a rozar sus labios para susurrar un "me encantas" y Nella no pudo evitar no besarle, pero a la vez riendose en medio del beso, era un necio de verdad.
Pero lo amaba, y demasiado.
Y él, también a ella.
━━━━━ los cursis cuando
JAJAAAKAJAJAAJAJAJAJAJAJA, bueno ganó madridista en Instagram pero tenía días sin actualizar neighbors, así que espero que les guste el cap, voten y comenten no les de pena, y si quieren un cap dedicado no duden en pedirlo!
+125 comentarios y cap nuevo (en la historia obvio)
Btw si quieren seguirme en Instagram mi user es el mismo que acá (girlofmyidols) subo spoilers, y hago encuestas para que escojan que quieren que actualice JAJAJAJAJAJAJA
AHHH y si les gusta Pedri acabo de sacar un fic nuevo sobre él, está en mi perfil 😜😜
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—girlofmyidols.
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