37 ⌇ TO YOU.

━━━━━ 𝐍𝐄𝐈𝐆𝐇𝐁𝐎𝐑𝐒;
❛A TI.❜

𝐃𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐀
ilovearthl















     ANTONELLA ESTUVO EVADIENDO A ARTHUR UN DÍA ENTERO, había comenzado el semestre el cuál era el último para graduarse y eso le había servido de excusa para estar todo el día alejada del rubio, lo extrañaba, claro que lo hacía, pero también tenía miedo de afrontar el tema, no había ido a casa porque sabía que Arthur la buscaría ahí, y tampoco a casa de Sophie, porque Arthur fue hacia allá, y también a la casa de Less, se había quedado en el piso que Giovanni tenía con unos compañeros de la Universidad.

—Te traje el desayuno —Giovanni le tendió dos sandwiches con jugo de naranja, Nella sonrió agradecida.

—Gracias Gio —ella cerró su laptop después de que la clase acabó— pero no tenías qué.

—Claro que tenía qué, Nella —se sentó al lado de ella—. Sophie me preguntó si estabas conmigo porque Arthur había ido a buscarte a casa ayer.

—Ah ¿le dijiste que no verdad? —abrió los ojos, Giovanni frunció el ceño.

—Pues... le dije que estabas conmigo...

—¡Oh Gio! —se puso de pie, dejando sus cosas a un lado y recogiendo todo— me tengo que ir.

El castaño la miró sin entender.

—¿Qué? Nella ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—No, tengo que...

Se quedó en silencio, dándose cuenta de que estaba tomando actitudes muy inmaduras. ¡Pero es que no lo podía evitar! Arthur la estaba buscando, y sabía que cuando se viesen iban a abordar el tema, y a Nella le daba miedo. Le daba miedo preguntarle qué era lo que estaba pasando, por qué se comportaba así, si era porque se estaba escribiendo con otras chicas y que la respuesta fuese afirmativa...

¿Pero y si no era así, y ella estaba huyendo como una tonta?

Sabía que su mamá tenía razón cuando habían hablado, ella no tenía que huir de Arthur, tenía que afrontar el tema, pero tenía miedo. Miedo de que al final, ella tuviese razón y que Arthur si estuviese escribiéndose con otras.

Miedo a salir con el corazón roto.

No estaba preparada para escucharlo, y sus palpitaciones se incrementaron cuando el timbre sonó, palideció.

—Oh por Dios, me tengo que ir.

—Nella cálmate por favor —Giovanni se dirigió hacia la puerta— ¿Me puedes explicar qué está pasando?

—Me tengo que ir Gio —su mejor amigo abrió la puerta y Antonella agradeció a Dios que era la chica con la que él estaba saliendo.

—¡Buenos días! —saludó amable, Nella le sonrió y salió— ¿Ya te vas, Nella?

—Si, es que... tengo cosas que hacer, que tengan lindo día.

Salió del lugar, mientras que soltaba un resoplido y pulsaba el botón del elevador. ¿Debería enfrentar la situación...? No sabía que pensar, caminó por el parqueadero, su teléfono estaba sonando con constancia y estaba apunto de atender la llamada, de no ser porque alguien la tomó de la muñeca con delicadeza, su corazón se aceleró, se giró a ver a ese rubio que estaba evitando.

Arthur la estaba viendo fijamente, sus ojos estaban llorosos, el cabello despeinado, se notaba que no había dormido en lo absoluto, y Nella se sintió como una tonta.

—Amor...—y escuchar su voz era tan tranquilizante.

Nella quería correr.

Vamos Antonella, madura. Se regañó a sí misma, ella tragó grueso.

—¿Podemos hablar, por favor? —le repitió, su voz era calmada, en ese momento sonaba como si se hubiese dormido un rato y apenas había despertado, y eso alborotó las hormonas de Antonella.

Quería besarlo, pero se contuvo, ella se soltó de su agarre para asentir.

—Entonces vamos al auto —la volvió a tomar de la mano y Antonella no rechazó el gesto, siguió sus pasos hasta el auto del monegasco, que le abrió la puerta del mismo, Nella se subió, y él dio la vuelta para subirse al asiento del piloto, soltó un resoplido— amor no sé qué fue lo qué pasó ayer qué te fuiste corriendo de la casa, pero me tiene mal el hecho de que hice algo que te incómodo, o no sé y no me lo quieres decir. Sabes que no me gusta que me estés ocultando cosas, si Charles hizo algo que te hizo sentir incómoda o incluso yo—

—No es nada de eso, Arthur —empezó a tronar sus dedos y a mover su pierna con rapidez.

—¿Entonces qué pasó, princesa? —él la miró, Antonella cerró sus ojos dudando en sí decirlo o no, pero tenía qué.

—Arthur —suspiró— tenemos que hablar de un tema muy serio.

El ritmo cardíaco del monegasco empezó a incrementarse, aquellas ocho palabras le habían caído como un balde de agua fría, ay no... ¿Antonella iba a terminarle? ¿Y si estaba distante por qué ella ya no sentía lo mismo por él? Oh no, oh no...

—¿Q–qué? —titubeó, Antonella notó que se puso nervioso ya que empezó a pasar la mano por su cabello repetidas veces— te... escucho.

—A mi tampoco me gusta que me ocultes cosas —comenzó, ya había comenzado el tema y no había vuelto atrás, ya estaba preparada para escuchar una respuesta que rompiese su corazón— así que la razón por la que me fui de tu casa fue porque... me sentí incómoda con respecto a tus actitudes —Arthur la miraba atento— desde hace semanas que cada vez que te veo ocultas tu celular, tu laptop, o incluso la tablet, te pregunto qué haces, te pones nervioso y te vas siempre con una excusa, así que Arthur Leclerc quiero que me seas sincero —hizo una pausa para después verlo seriamente—. ¿Estás escribiéndote con alguien más? No quiero que me mientas, puedes decírmelo y bueno, yo lo entendería, porque después de todo hay un montón de chicas preciosas que te buscan—

Arthur ni siquiera la dejó continuar, se acercó a ella, poniendo una mano en su mejilla y uniendo sus labios en un beso que la tomó por sorpresa, pero es que el rubio no se había podido contener.

Después de unos segundos, se separaron, y él soltó una risita, por un momento había pensado que Antonella le diría que iba a terminarle o algo por el estilo, pero le reconfortaba saber que no era eso, sino que era con respecto a la actitud extraña que él estaba teniendo.

—Hay un montón de chicas, pero ninguna son tú —le acarició el mentón con delicadeza, los ojos de Antonella se cristalizaron— y ninguna serán tú, ninguna es más preciosa, inteligente, amable, carismática, divertida... y puedo seguir nombrando todo lo que me encanta de tí, pero no terminaría hoy mi amor —besó sus labios cortamente— a mi no me interesa ningún otra chica que no seas tú Antonella Ferrer, porque ninguna otra va a causar jamás lo que tú causas —tomó la mano de ella, poniéndola sobre su corazón para que notase lo rápido que el mismo palpitaba, una lágrima cayó por la mejilla de Antonella.

—Entonces... ¿esas actitudes sospechosas...?

Arthur soltó una risita.

—Dios, amor —pasó ambas manos por su cara— me conoces tan bien que ya veo que no será fácil guardarte un secreto, pero —tragó grueso— es que... no quiero que te sientas incómoda o algo por el estilo, si estaba ocultando algo, pero no con respecto a una chica, a mi no me interesa nadie más, tú eres el amor de mi vida, yo no tengo necesidad de buscar chicas cuando te tengo a ti y con eso ya lo tengo todo ¿vale? —Nella hizo un puchero, asintió, y fue inevitable darle un abrazo, lo amaba demasiado.

Demasiado era poco para lo que ambos sentían el uno por el otro.

—¿Entonces...?

—Es que...—Arthur se sonrojo, pasando ambas manos por su cara y soltando una risita nerviosa— se supone que era una sorpresa, pero ya que me haz descubierto yo...—sacó su celular— la razón por la que estuve todo raro es porque... estaba buscando departamentos.

Nella frunció el ceño.

—¿Departamentos?

Arthur asintió.

—No te lo quería decir porque no lo habíamos hablado, amor —bajó la mirada con una sonrisa— pero ya me haz descubierto así que sí, estaba buscando departamentos porque te amo Antonella, y quiero que los dos vivamos juntos.

Ella quedó estática.

—¡No lo digo para ya! Es decir, se supone que es algo que debemos hablar en conjunto para tomar la decisión, pero era una sorpresa y yo... no me pude contener de ir buscando apartamentos porque me encanta la idea de que tengamos nuestro espacio, pero si no quieres o es demasiado pronto yo—

Ella lo interrumpió, uniendo sus labios en un beso que lo hizo sonreír.

—Oh Arthur —se separó un par de segundos después, pasando ambas manos por su cara mientras se sonrojaba de la vergüenza.

¿Qué si le creía? Claro que lo hacía, Arthur siempre le había sido sincero al igual que ella y los dos odiaban las mentiras.

Continuó, añadiendo: —Y yo pensando que quizá estabas hablando con otras chicas, yo... soy una idiota.

—No lo eres, mi amor —él pasó su mano por su pierna derecha mientras que acariciaba la misma con delicadeza—. No sabes lo mal que me pone el hecho de que hayas tenido que pensar eso, y encima huyeras y no me dejaras explicarte.

—Lo siento, es que estaba tan cerrada a otras ideas que solo pensaba en que estabas hablandote con alguien más y me estabas engañando —soltó una risita, poniendo su mano sobre la de Arthur que la veía fijamente— de verdad pido disculpas, amor.

—No te tienes que disculpar de nada, princesa —con su otra mano le acarició la mejilla—. Yo me tengo que disculpar por haber hecho todo en secreto, quería que fuese una sorpresa y antes hablarlo pero ya me haz descubierto.

Nella soltó una carcajada.

—¡Pero es que tú no sabes disimular!

—Charles me dijo lo mismo —los dos rieron, Nella lo miró fijamente.

—¿Charles sabía? —Arthur negó.

—Se enteró cuando te fuiste de casa corriendo, me iba a formar un problema tremendo porque creyó que habíamos discutido o algo por el estilo...

—Pensé que te había dicho que yo le dije que creía que me engañabas...

—¿Eso le dijiste a Charles? —Nella asintió—. ¡No me dijo nada! Sólo me dijo que si habíamos discutido o por qué me comportaba raro, y le dije que era porque estaba buscando departamentos para ambos, quería que fuese una sorpresa, y me dijo que era muy malo disimulando y que si quería seguir buscando departamentos, tendría que disimular mejor.

Nella soltó una risita.

—Bueno, creo que ya no tendrá que disimular en lo absoluto...

Arthur se unió a su risa.

—Ya que estamos —sacó su celular mientras que se lo tendía y se arreglaba el cabello en el espejo del retrovisor— en la bandeja de entrada hay varias inmobiliarias, pero no sé por cual decidirme, espera —la miró— lo más importante amor... ¿Tú... quieres vivir conmigo? N–no ahora si no quieres, claro...

Nella le dio un beso cortito, mientras que acariciaba su cabello y asentía.

—Me encantaría vivir contigo, amor.

Y los ojos del monegasco se volvieron a iluminar de felicidad, la manera en la que tan solo una sonrisa de su chica lo hacía cambiar de estado de ánimo... la amaba.

—Te amo demasiado.

—Y yo a ti —los dos volvieron a unir sus labios en un beso tierno.

💌

     Arthur estacionó el auto en el garage de los Ferrer, mientras que los dos bajaban juntos del mismo y entrelazaban sus dedos para entrar a la casa, Nella sacó las llaves de su bolso con su mano libre para luego introducir la llave en la cerradura de la puerta y abrir la misma, era bastante temprano así que era muy obvio que sus papás estaban en el trabajo, entró junto con su novio, y apenas cerró la puerta Arthur la acercó a él y unió sus labios en un beso no tan calmado, más sin embargo, no se le dificultó en lo absoluto seguirle el ritmo.

El monegasco bajó hacia su cuello a dejar besitos tranquilos ahí, para provocar que Nella soltara una risita debido a las cosquillas causadas entre el hueco de su clavícula y su hombro, Arthur la miró.

—¿Qué?

—Cálmate campeón —se río, despeinando su cabello para verlo de vuelta fijamente.

Sus ojos brillaban, y sus pupilas estaban dilatadas, estaban al toque de parecer grises y a Nella le encantaba que sus ojos a veces parecían azules, otras veces el azul se unía en combinación con el gris, y era simplemente precioso.

Él era precioso.

—Es que te extrañaba —confesó en un susurro, volviendo a besar sus labios cortamente— no quiero que volvamos a ocultarnos nada entre nosotros, así sea algo que tú pienses y creas que "es tonto" quiero que me lo digas ¿Está bien, amor? —Antonella asintió— te amo.

—Te amo —ella se puso de puntitas para unir sus labios en un beso— pero en el caso de las sorpresas... ¿A caso también tenemos que ocultarnos las sorpresas?

—Si sabes disimular sí —Nella soltó una carcajada.

Lo tomó de la mano y los dos subieron juntos hasta la habitación de la castaña, Arthur se sentó en el sofá que estaba en la habitación para sentar a Antonella en su regazo de manera lateral, mientras que ella jugaba con los mechones de su rubio cabello.

—Ya se acerca tú cumpleaños amor —Nella le recordó— ¿Qué quieres de regalo?

—Honestamente nada. Lo que siempre deseaba tener en mis cumpleaños, ya lo tengo —le expresó con sinceridad.

—¿Sí? ¿Y qué deseabas tener?

—A ti.


























━━━━━ cuando creían que arthur leclerc no podía ser MÁS green flag de lo que ya es, aparezco yo y las hago cambiar de opinión 🙈

que risa ver que en serio Arthur es tan bonito que nadie creyó que la estaba engañando o algo así
JAJAJAAAKAJAJAAJAJA entonces lo estoy escribiendo bien

buenom, espero que les guste el cap, si quieren un cap dedicado no duden en pedirlo.

140 COMENTARIOS Y VOTOS PARA ACTUALIZAR

si quieren seguirme en Instagram o Tiktok mi user es el mismo que acá!

💌
—girlofmyidols.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top