𝐯𝐢𝐢𝐢. 𝖽𝖾𝗌𝗅𝗂𝖼𝖾

❛ 𓄼 CAPÍTULO OCHO 𓄹 ៹

°𖥸°

—Ten cuidado —le pedí a mi hermana antes de que ésta me abrazase con fuerza—. Pásalo muy bien.

—¿Por qué no vienes con nosotros, Summer?

—Sabes que yo y los deportes no nos llevamos bien —le recordé separándome de ella—. Pero los señores Maclaren cuidarán muy bien de ti. ¿No te lo pasaste bien ayer?

—¡Hicimos una guerra de nieve! —me contó emocionada.

—Pues hoy será tan divertido como ayer o más —le aseguré con una sonrisa—. Ni siquiera recordarás que no estoy allí.

—Te lo contaré todo en cuanto llegue —me advirtió señalándome con su pequeñito dedo.

—Hecho.

—Cuidaremos bien de ella —me aseguró Connie.

—No tengo duda de ello.

—Y yo cuidaré bien de tu hermana —le avisó Zach a Livy, quién sonrió al ver cómo Zach rodeaba mis hombros con su brazo.

Esto no era una buena idea, no debía olvidar que Zach tenía una novia, y no era yo.

En cuanto salieron de la casa, Zach me dio la vuelta para quedar frente a mí.

—¿Qué hacemos hoy?

—Ayer hicimos lo que yo quise, te toca elegir. No soy muy buena al fútbol, pero puedo defenderme —propuse y vi como él apartaba la mirada.

—Sabes... Sabes que he tenido el fútbol toda mi vida, quiero decir, es lo único en lo que soy bueno, pero... seamos honestos, no es mi pasión. No voy a hacerme profesional —me dijo casi... ¿avergonzado?

—¿No es a lo que quieres dedicarte? —le pregunté de lo más confusa, ya que eso era lo que siempre había creído.

—No tengo ni idea de lo que voy a hacer con mi vida una vez me gradue. Y... estoy bastante asustado por ello —confesó, haciendo que un nudo se formase en mi pecho.

—Zach, te conozco, sé que serías genial en lo que sea —le aseguré.

—¿Eso crees? —me preguntó repentinamente nervioso, ruborizándose.

—Por supuesto —respondí, lo que hizo que me mirase con una sonrisa que me derritió por dentro, así que aparté la mirada—. Así que, a parte del fútbol, ¿qué más te gusta hacer?

Antes de que pudiese darme cuenta, estaba en la cocina viendo a Zach mezclar ingredientes varios en un bol.

—¿No quieres acercarte? —me preguntó divertido.

—Estoy segura de que si lo hago acabaré con harina por toda mi ropa.

—No necesitas acercarte para eso —me aseguró antes de agarrar un puñado de harina y lanzarlo hacia mí.

No me dio tiempo a apartarme, así que mi camiseta quedó manchada de blanco. Levanté la cabeza con la boca abierta, con diversión, antes de acercarme a él y empezar una pequeña guerra entre nosotros.

Zach intentó detenerme hasta que tuvo mis manos agarradas y a mí a escasos centímetros de él. Sin previo aviso, se acercó a mí y me dio un corto beso en los labios.

No debería gustarme tanto esto.

Seguimos cocinando, o bueno, mejor dicho, Zach siguió cocinando mientras yo le intentaba ayudar, cosa que no resultó demasiado bien, ya que acabé con toda la ropa manchada de todo tipo de ingredientes.

Después de lo que pareció una eternidad, Zach por fin sacó una pizza con muy buena pinta del horno.

—Wow —exclamé.

—Pizza de desayuno —anunció dejándola frente a mí.

Me cortó un trozo antes de extendérmelo.

—Voy a admitirlo, tengo un poco de miedo.

—Confía en mí, te va a encantar —me aseguró, así que, tras sonreír, le di un bocado a la pizza.

Tras unos segundos, sonreír con la boca llena, intentando no morir de la delicia.

—Esto es increíble —intenté decir, ya que tenía la boca llena.

—¿Has dicho que soy increíble? Vaya, gracias —bromeó Zach, sabiendo perfectamente lo que había dicho.

—¿Dónde aprendiste a cocinar, Zach?

—Tomé clases de cocina —me respondió antes de darle un bocado a mi trozo de pizza.

—¿En serio?

—¿Por qué estás tan sorprendida? Estoy seguro de que te lo dije en algún momento —comentó bastante confuso.

—Pues estoy muy muy sorprendida —le aseguré antes de darle otro bocado a la pizza.

—Eso es lo mejor que me has dicho este fin de semana.

—No es verdad —me quejé dejando la pizza en el plato.

—Sí, lo es —me reafirmó acercándose a mí, ya que estaba sentada en la encimera de la cocina.

—Yo... —y me di cuenta de que era cierto, haciéndome sentir fatal por ello—. Lo siento.

—No, me está encantando conocerte... otra vez.

Un nudo se formó en mi pecho al escuchar eso.

Ojalá pudiese decirle quién era realmente, que yo no era su novia, sino si antigua mejor amiga, con la que llevaba años sin hablar.

De repente, sentí sus labios sobre los míos, haciéndome olvidar de todo lo demás.

Coloqué mis manos en su cuello antes de intensificar el beso y sentir su cuerpo pegarse al mío.

Sentí mi corazón bombear sangre con fuerza mientras sentía sus labios moverse sobre los míos con intensidad, casi con necesidad.

Y, en ese mismo instante, recordé que yo no era a quien quería besar Zach.

No podía dejar que nada más pasase entre nosotros mientras él no supiera exactamente quién era.

Así que, con todo el dolor de mi alma, lo aparté de mí. Él me miró confuso y con la respiración agitada mientras mantenía mis manos en su pecho para detenerlo de volver a acercarse a mí.

—Sé que esto no va a tener ningún tipo de sentido para ti, pero, si cuando volvamos a casa sigues queriendo esto, no nos pararé, pero no puedo hacer esto ahora, no así, Zach —mascullé antes de bajarme de la encimera.

—¿De qué estás hablando, Sum?

—Tendrá sentido pronto, créeme —le aseguré antes de tragarme las grandes ganas que tenía de darme la vuelta y volver a besarlo, y subir a mi habitación.

—¿Summer? —me preguntó Katie preocupada desde el otro lado de la llamada cuando respondió.

—La he cagado —mascullé con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Qué ha pasado?

Le conté todo, con detalle, intentando no dejarme nada fuera de la historia. Sabía que si alguien podía darme un buen consejo sobre qué hacer, esa era Katie, la reina de las historias de romance.

—Lo primero, tienes que relajarte. Lo segundo, lo estás haciendo por él, seguro que lo entiende una vez lo descubra. Y tercero, deja de comerte la cabeza, sigue con ello hasta que volváis y, una vez en casa, ya le explicarás las cosas a Zach y a Livy.

—Va a matarme —susurré limpiándome las lágrimas de las mejillas.

—No va a matarte —me aseguró.

—Lo peor es que ha pasado lo que estaba intentando a toda costa que no pasase. Tenía que odiarlo, Katie —maldije con un gran nudo en el pecho.

—Uno no decide lo que siente, así que no te culpes por ello. Y cuando estés preparada para decirme qué fue lo que te hizo Zach para que lo odiases tanto, estaré aquí para escucharte, Summer.

—Gracias —susurré realmente agradecida.

Katie y yo no hablábamos mucho. Ella tenía sus problemas y yo los míos, pero si alguna necesitaba a la otra, no dudábamos en hablarnos.

Katie fue la única que estuvo para mí tras la muerte de mis padres, así que era la única persona en la que confiaba al cien por cien, daba igual qué hubiese pasado.

Por eso también era la única amiga a la que le había presentado a Livy.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top