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❛ 𓄼 CAPÍTULO SIETE 𓄹 ៹

°𖥸°

—¿Por qué las hamburguesas se llaman hamburgers en inglés si no están hechas de jamón? —preguntó Avery en la cena.

—Aunque la hamburguesa es prácticamente americana, es originalmente de Hamburg, Alemania. Aunque, la pizza es definitivamente italiana —informó el padre de Zach, haciendo reír a su mujer.

—Esto es solo una excusa para explicarnos como se conocieron —me dejó saber Zach en un susurro.

—Estábamos los dos en el extranjero como mochileros —empezó a explicar su madre.

—Italia —continuó su marido—. El olor de Chianti, pizza y boloñesa en el aire.

—Lo sabemos, papá, nos lo has contado antes —se quejó Avery en un suspiro.

—Bueno, las chicas no lo saben —se defendió su madre.

—Yo quiero saberlo —anunció Livy emocionada.

—Acabábamos de salir de la universidad —empezó a explicar Matt, el padre de Zach.

—Estábamos tomándonos nuestro tiempo, intentando descifrar nuestro futuro —continuó Connie, su mujer.

—Dos almas perdidas.

—Bueno, yo estaba, literalmente, perdida y mi italiano me estaba fallando y nadie hablaba inglés y estaba intentando encontrar la estación de tren.

—Y nos chocamos con el otro. Ambos con nuestras cabezas enterradas en nuestro libro “Vamos a Europa”.

—Sí, ese fue nuestro encuentro de película —anunció Connie con una sonrisa antes de agarrar la mano de su marido.

—Me encanta —respondió Livy con una sonrisa de oreja a oreja.

Ella nunca pudo escuchar historias así de nuestros padres, ya que ella apenas tenía unos meses cuando murieron, así que supuse que escuchar historias así le haría mucha ilusión.

—Los dos os enamorasteis por la pizza. Supongo que esa es la razón por la que me gusta tanto —dedujo Avery divertida.

—A mí también, me gusta tanto —informó antes de mirarme—. Demasiado, probablemente. Espera, ¿lo hago? —preguntó repentinamente confuso.

—Sí, cariño. Pepperoni —le respondió su madre.

—¿Recuerdas deberme doscientos dólares? —le preguntó su hermana.

—No, no, no. Creo que realmente era que tú me debes a mí doscientos dólares —le respondió su hermano.

—Ni siquiera lo pienses —le advirtió Avery, haciendo reír a Livy.

Después de la cena, fui al sofá para revisar los mensajes de Evelyn, quien estaba cuidando nuestra casa mientras no estábamos.

—¿Quieres ver una película? —me preguntó Zach antes de tumbarse a mi lado.

—Estoy muy cansada —le respondí apartando la mirada.

—Sum. ¿Qué ha pasado? —me preguntó confuso.

—Nada, no ha pasado nada —le aseguré antes de que agarrase mi mano y tirase de mí hacia él.

—Te conozco, ha pasado algo. ¿Estás enfadada? —me preguntó mientras sentía mi corazón acelerarse en mi pecho por la cercanía.

—No, no estoy enfadada, Zach —le respondí intentando recordar que solo estaba allí por Livy, pero, antes de que pudiese siquiera volver a la realidad, sentí sus labios pegarse a los míos.

Colocó una de sus manos en mi mejilla antes de intensificar el beso ligeramente, todo mientras yo seguía en shock.

¿Estaba pasando de verdad? ¿Zach Maclaren me estaba besando?

Espera un momento.

ZACH MACLAREN ME ESTABA BESANDO.

Me aparté de golpe del gesto antes de balbucear algo sobre estar cansada y subir a mi habitación, donde me encerré.

Me coloqué los auriculares y me tumbé en la cama mirando al techo, donde me quedé durante horas.

Pensando en todo. 

Mentira.

Pensando en Zach y lo bien que se sintió tener sus labios sobre los míos.

Dios, me estaba volviendo loca. No podía gustarme. Él tenía novia.

Tras unas largas horas, decidí bajar a la cocina a beber agua, así que, tras asegurarme de que todos estaban en sus habitaciones, bajé a la cocina con los auriculares aún puestos.

Me bebí un par de vasos de agua antes de intentar volver a la habitación, pero me detuve al ver a Avery durmiendo en el sofá.

Fruncí el ceño antes de quitarme los auriculares y arrodillarme a su lado.

—Avery —la llamé mientras la sacudía ligeramente—. ¿Qué haces aquí abajo, corazón? —le pregunté de lo más confusa.

—Livy no me dejaba dormir —me explicó adormilada, así que, sintiéndome horrible por ella, la ayudé a levantarse y la acompañé hasta mi habitación.

Acosté a la pequeña en mi cama y la arropé antes de que se quedase dormida entre las sábanas.

Pobre criatura.

Una vez allí, pude escuchar musica saliendo de la habitación de las niñas, así que, con el ceño fruncido, caminé hacia allí.

Al llegar, abrí la puerta, encontrándome con el ultimo escenario posible en mi cabeza.

Livy y Zach estaban bailando en la habitación mientras reían.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunté, llamando su atención.

—No podía dormir —se excusó Livy.

—A la cama, ya —le ordené y con la cabeza agachada, apagó la música y se metió en la cama—. A tu habitación —le ordené a Zach y, antes de salir, me dio un corto beso en los labios.

—Buenas noches, bebé —se despidió de mí antes de girarse hacia Livy—. Duerme bien, monstruito.

—Adiós, Zach —se despidió ella con una amplia sonrisa.

Genial, lo que me faltaba. Que Livy y Zach se hiciesen amigos.

—¿Puedes dormir conmigo? —me preguntó mi hermana con ojos de cachorro.

Sabía que le costaba dormirse porque era un sitio nuevo, así que, tras suspirar, me acerqué a la cama y me tumbé a su lado antes de abrazarla.

Le di un leve beso en la cabeza antes de sentir como su cuerpo se relajaba entre mis brazos.

No tardé demasiado en quedarme dormida y me desperté por los rayos de sol entrando por la ventana, los cuáles apuntaban directamente a mi cara.

Gruñí por lo bajo antes de sentir un peso sobre mi estómago y ver a Livy prácticamente tumbada encima de mí. La moví con cuidado antes de levantarme e ir al baño.

No tardé más de unos minutos en salir y, una vez algo más arreglada, bajé a la cocina.

La noche anterior, mientras miraba el techo, asumí que estaba perdida. Me gustaba Zach y no había nada que pudiese hacer para cambiarlo.

Al bajar, vi a mi falso novio y a su madre en la cocina, quienes hablaban animadamente.

—Hola, bebé —me saludó él con una sonrisa al verme.

—Eres tan cursi —respondí, haciéndole sonreír aún más.

¿Por qué me gustaba ese chico?

—¿Vienes hoy a esquiar, Summer? —me preguntó Connie, pero negué con la cabeza.

—No, los deportes no son lo mío, prefiero quedarme —le respondí.

—¿Está bien si nos llevamos a Olivia?

—Por supuesto, me comentó que lo pasó genial ayer con Avery en la nieve —le respondí.

—Sí, han creado una amistad preciosa —murmuró ella con una sonrisa enternecida.

—Hola —saludó Livy entrando en la cocina.

—Ey, monstruito. ¿Cómo has dormido? —le preguntó Zach antes de chocar su mano con la de mi hermana.

—Bien, aunque Summer habla mientras duerme —se quejó ella.

—Al menos no me tumbo encima tuyo —le respondí haciéndole cosquillas en el estómago, lo que la hizo reír descontroladamente.

Pude divisar a los Maclaren mirarnos con una sonrisa de adoración, lo que me hizo sentir orgullosa de la relación que había creado con mi hermana.

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