❛ 𓄼 CAPÍTULO CUATRO 𓄹 ៹

°𖥸°

Tras dudarlo mucho, terminé tocando el timbre de la casa de Zach, la cual quedaba bastante lejos de la mía, no voy a mentir.

—Summer —me saludó la señora Maclaren con una sonrisa—. Pasar.

Livy agarró mi mano antes de que ambas entrásemos en la casa, donde nos esperaban el resto de integrantes de la familia Maclaren.

—Que alegría que hayáis podido venir —me dijo el señor Maclaren con una sonrisa—. ¿Sabes, Olivia? He preparado un postre delicioso. ¿Quieres venir a probarlo conmigo? —le preguntó a mi hermana, y ella me miró pidiendo aprobación.

—Solo un poco o no cenarás —le advertí, haciéndola sonreír antes de que soltase mi mano y saliera prácticamente corriendo a la cocina.

—Puedes sentarte en el sofá con Zach mientras preparamos la cena, cielo —me aseguró la señora Maclaren, por lo que le dediqué una pequeña sonrisa antes de ir a sentarme con él más tensa de lo que debería.

—Hola, bebé —me saludó.

—Hola —le devolví el saludo incómoda.

¿Por qué narices creía que éramos novios?

—¿Estás bien? Te noto rara —me preguntó con el ceño fruncido.

—Estoy bien —le aseguré antes de apartar la mirada.

—Sum —me llamó, así que le dirigí mi atención—. ¿Estás segura de que no pasa nada? —me preguntó preocupado.

—Zach, todo está bien —le respondí con un nudo en el pecho.

Aquello, como me trataba, como se preocupaba por mí... todo, me recordaba demasiado a la época en la que éramos amigos, lo que me estaba partiendo el corazón.

—¿Sabes lo que es la vida social, Zach? —le pregunté, intentando que recordase la conversación que habíamos tenido antes de su accidente.

—No me sé la definición exacta —me respondió algo confuso—. ¿Por qué?

—Por nada, supongo —murmuré antes de mirar hacia la cocina y ver a Livy sonriendo mientras el padre de Zach y ella comían galletas.

—Se parece mucho a ti —anunció Zach, llamando mi atención de nuevo.

—Gracias —le respondí con una sonrisa forzada.

Odiaba aquello. Me gustaba mucho más meterme con él, honestamente.

—Quería agradecerte por salvarme la vida hoy, Sum —me agradeció acercándose a mí y, cuando me di cuenta de que intentaba besarme, me aparté.

—Estoy segura de que ha sido culpa mía —le respondí y, de la nada, una niña salió de detrás del sofá pegando un pequeño grito, haciendo que me sobresaltara.

—Joder —mascullé algo asustada.

—Uy, uy, has dicho una palabrota —anunció la pequeña.

—Es lo que pasa cuando asustas a la gente —le explicó Zach—. Esta es mi hermana pequeña, Avery.

—Mi nombre no es Avery. Es Amanda —le aseguró la menor.

Zach fingió reírse antes de mirar a su hermana, pero, al ver que mantenía la expresión seria, él frunció el ceño.

—Amand... ¿De qué estás hablando? ¿Amanda? —le preguntó él confuso.

—Está jugando contigo. Creo que tus padres pueden haberle dicho que tienes problemas de memoria —le informé.

—¿Quieres jugar a la Xbox? —le preguntó Avery.

—Sí.

—No, no tiene permitido utilizar pantallas —le corregí.

—No —se corrigió entonces Zach.

—Una mierda ser tú.

—Que mala eres —se quejó su hermano.

—¿Crees que Olivia querría jugar? —me preguntó la pequeña ignorando a Zach.

—Seguro que sí —le respondí antes de que saliese corriendo hacia mi hermana.

—¡Los videojuegos son la causa principal de los divorcios, y no tengo ni idea de por qué sé eso! —le gritó a su hermana mientras iba junto a la mía a la habitación.

—¿Te acuerdas de eso? —le pregunté, llamando su atención.

—¿Me lo dijiste tú?

—¿Hay algo más que puedas estar recordando? —le pregunté algo frustrada.

—Sobre todo lo guapa que eres —me dijo intentando agarrar mi mano, así que me levanté del mueble.

—Voy a ir a ayudar en la cocina —le informé antes de alejarme de él.

Tenía que hablar con los padres de Zach, ellos debían saber la verdad. Además, no podía seguir fingiendo ser la novia de Zach.

—Zach me dijo que eras escritora —anunció la señora Maclaren.

—Sí, al menos lo intento —le aseguré—. Oye, quiero hablar con vosotros.

Estaba convencida de que tenía que decírselo, pero, al girar la cabeza y ver a mi hermana riendo junto a Avery, sentí un nudo en la garganta.

¿Y si mi hermana pudiese sentirse parte de una familia aunque solo fuese una noche?

—¿Qué pasa, Summer? —me preguntó el señor Maclaren, trayéndome de vuelta a la realidad.

Una noche no haría daño a nadie, ¿verdad?

—Os quería agradecer que fuerais tan cercanos con Livy. No pasa mucho tiempo con otra gente a parte de mí y de nuestra vecina Evelyn —les agradecí.

—¿Qué hay de tus padres? —me preguntó la señora Maclaren—. ¿Trabajan mucho?

—No... Es que... —balbuceé intentando tragarme el nudo que se había formado en mi garganta.

Odiaba hablar de mis padres.

—Ellos murieron en un accidente de coche hace tres años, así que hemos sido solo Livy yo desde entonces —les informé.

—Oh, no. Eso es terrible. Lo sentimos mucho —me dijo el señor Maclaren apenado.

—¿Tus padres murieron? —me preguntó Zach confuso llegando a mi lado—. No me lo dijiste.

—Es complicado —respondí apartando la mirada.

Si tan solo supiera la verdadera razón por la que no se lo dije.

—Summer —me llamó la señora Maclaren—. Vamos a ir a esquiar este fin de semana. ¿Querríais venir Olivia y tú con nosotros? —me preguntó, supongo que intentando cambiar de tema.

—Sí, deberíais —me aseguró Zach rodeando mis hombros con su brazo.

—Es una idea genial —añadió el señor Maclaren.

—No sé si es una buena idea. Livy puede llegar a ser... demasiado a veces. Además, su asma...

—Summer —me llamó mi hermana llegando a la cocina.

—¿Qué pasa, monito? —le pregunté mientras me agachaba a su altura.

—¿Podemos venir a ver a los Maclaren otro fin de semana? —me preguntó con una amplia sonrisa.

—Cariño... —intenté explicarle, pero me detuve pensando detenidamente la propuesta de la familia—. Tengo una propuesta mejor —dije antes de que pudiese siquiera pensarlo.

—¿El qué?

—¿Qué te parece si vamos a esquiar con ellos este fin de semana? —le pregunté y su pequeña carita se iluminó.

—¿En serio?

—Al cien por cien —le aseguré.

—Gracias, Summer —me agradeció antes de saltar a mis brazos y darme un abrazo—. Te quiero.

—Y yo a ti, mi vida —susurré mientras le acariciaba la espalda