𝐢𝐢𝐢. 𝗅𝗈𝗌 𝖺𝖼𝖼𝗂𝖽𝖾𝗇𝗍𝖾𝗌 𝗌𝗎𝖼𝖾𝖽𝖾𝗇

❛ 𓄼 CAPÍTULO TRES 𓄹 ៹

°𖥸°

—¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? —escuché preguntar a la que supuse que era la madre de Zach a través de la cortina del hospital.

—Estoy... Estoy bien —le respondió su hijo.

—Yo no diría que bien. Zach tiene una conmoción cerebral —le explicó el médico—. Estaba en la bicicleta, chocó con un coche y rodó por el capó. No recuerda el accidente ni nada inmediatamente anterior. Pueden estar borrosos los recuerdos de hasta hace unos meses, puede que incluso años. Se ha dado un fuerte golpe en la cabeza.

—Así que tiene amnesia —dedujo la madre de Zach.

—Es normal —le aseguró el doctor.

—¿Qué es normal sobre la amnesia? —le preguntó la mujer.

—Pero es solo temporal, ¿verdad, doctor? —le preguntó el padre.

—Es lo más probable, sí —le respondió él.

—¿Lo más probable? —repitió la madre.

—¿Estabas chateando? —le preguntó el padre de manera acusatoria.

—No, pero sí que rompió su teléfono —les informé entrando al pequeño cubículo mientras les extendía el aparato.

—¿Quién eres tú? —me preguntó el padre de Zach.

—Summer.

—¿Summer? ¿La Summer? —me preguntó la madre, haciéndome fruncir el ceño.

—¿Supongo? —respondí de lo más confusa.

—Zach lleva años hablando de ti, es un placer conocerte por fin —me aseguró ella, haciéndome fruncir el ceño aún más.

—¿Perdona?

—Mamá —le reclamó Zach.

—¿Qué? Es verdad —le respondió ella antes de girase hacia mí—. ¿Cuánto tiempo lleváis saliendo? ¿Tres o cuatro semanas? —me preguntó, haciendo que me quedase paralizada.

—¿Saliendo?

—Mamá. ¿Puedes parar, por favor? —le pidió su hijo antes de mirarme—. Lo siento, Sum.

—¿Tú estabas con Zach cuando ocurrió el accidente? —me preguntó el señor Maclaren—. ¿Tú llamaste a emergencias?

—Sí, pero eso...

—Vale, voy a darle el alta a Zach —me interrumpió el doctor—. Nada de pantallas en 72 horas, las luces azules pueden hacer los síntomas peores. Aseguraros de que se mantenga hidratado y descanse.

—Va a recuperar la memoria, ¿verdad? —le pregunté.

—Simplemente hacerle seguir una rutina libre de estrés —me respondió antes de que alguien me agarrase del brazo.

—Señorita Hart —me llamó alguien, así que me giré hacia la chica—. Llevo intentando llamarla durante veinte minutos. Es Olivia, está en el cubículo 7 —me informó la mujer que reconocí como a la profesora de Livy.

—¿Perdona? —pregunté antes de salir de allí y dirigirme hacia el lugar que me había indicado.

Tenía la respiración acelerada y el corazón latiendo más rápido de lo que debería.

Si algo le pasaba a Livy no me lo perdonaría jamás.

Al llegar al lugar indicado, agarré la mano de Livy con fuerza, quién tenía una máscara de oxígeno puesta.

—¿Es usted Summer Hart? —me preguntó una doctora.

—Sí, soy yo. ¿Qué ha pasado? —le pregunté preocupada mientras sentía a mi hermana apretar su agarre en mi mano.

—No te preocupes. Ha sufrido un ataque de asma y perdió su inhalador. Ya está estable, podréis marcharos en unos minutos —me informó, haciéndome suspirar aliviada.

Al verla alejarse de nosotras, me senté en una silla que había junto a la camilla de Livy y le di un beso en el dorso de la mano.

—Lo siento —se disculpó ella con los ojos llenos de lágrima.

—Ey, no. No pasa nada. No es culpa tuya —le aseguré apenada.

—Yo perdí el inhalador —me explicó, haciéndome negar ligeramente con la cabeza.

—Los accidentes ocurren, mi vida. No pasa nada.

—¿No estás enfadada? —me preguntó preocupada.

—¿Cómo podría estar enfadada con un monito como tú? —le pregunté, haciéndola sonreír—. No te preocupes, ¿vale? Todo está bien —le aseguré en un susurro antes escuchar pasos acercarse a nosotras.

Al levantar la mirada, vi a los señores Maclaren mirándonos con una sonrisa enternecida.

—¿Está bien la pequeña? —me preguntó la madre de Zach.

—Sí, solo ha sido un susto —le dejé saber.

—Verás, queríamos invitaros a ambas a venir a cenar a casa esta noche —me informó el padre.

—No creo que... —intenté decir, pero mi hermana me interrumpió.

—Por favor, Summer. Me portaré bien, te lo prometo —me juró mi hermana agarrando mi mano mientras Zach se colocaba junto a sus padres.

—Ha debido ser un día duro para ti, queríamos que pudieras relajarte durante unas horas. Estoy segura de que a tus padres no les importará que traigas a la pequeña —me explicó la madre de Zach, generando un pequeño malestar en mi estómago y un nudo en mi garganta.

—Por favor, Summer —me rogó Livy, así que, tras unos segundos suspiré.

—Sí, vale —accedí, haciendo sonreír a los adultos.

—Genial, tenemos pensado hacer lasaña —me informó ella, pero, antes de que pudiera hablar, Zach lo hizo.

—Summer es intolerante a la lactosa, mamá —le informó, haciéndome fruncir el ceño.

—¿Te acuerdas de eso? —le pregunté confusa.

—Sí. El día que fuimos a comer, pediste una tarta que supuestamente no llevaba leche y acabaste tendiendo que irte a casa por el dolor de estómago —me aseguró él, haciendo que lo mirase confusa.

Eso había sido hacía más de tres años, cuando aún eramos amigos. ¿Por qué se acordaba?

—Te haré un guisado de verduras que te va a encantar —me informó el padre de Zach, ganándose mi atención.

—Gracias —le agradecí con una sonrisa antes de que la misma doctora de antes se acercase a nosotros.

—Bueno, Olivia, ya puedes marcharte a casa. Ten más cuidado la próxima vez, ¿vale? —le pidió ella y Livy asintió con la cabeza antes de levantarse de la camilla.

—Nos vemos esta noche —me dijo Zach antes de darme un beso en la cabeza.

—¿Eres el novio de mi hermana? —le preguntó ella confusa.

—Sí. ¿Te parece bien? —le preguntó él agachándose junto a ella, para estar a su altura.

—Si le haces daño, te patearé el trasero —le advirtió Livy, haciéndome reír, al igual que a los padres de Zach.

—Mensaje recibido, pequeña —le aseguró él mientras se levantaba.

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