extra.

Era una noche tranquila de Halloween, y el ambiente en mi casa estaba relajado, casi demasiado. La suave luz de las lámparas del salón iluminaba las calabazas decorativas y los pequeños adornos de fantasmas que habíamos colgado en las ventanas. No era la típica noche de terror, pero yo había preparado todo para disfrutarla a mi manera. Sin embargo, al parecer, Sunghoon tenía otros planes en mente.

ㅡDeberíamos ver una película de terror ㅡsugirió Sunghoon, reclinándose en el sofá y estirando las piernas mientras sostenía el control remoto en la mano.

Lo miré desde el otro extremo del sofá, arqueando una ceja. Estaba cómodamente acurrucada bajo una manta, con una taza de chocolate caliente entre las manos.

ㅡ¿Película de terror? ㅡrepetí, claramente en desacuerdoㅡ. ¿No podemos ver algo más suave? Es Halloween, pero no tengo ganas de estar asustada toda la noche.

Sunghoon giró la cabeza hacia mí, con esa sonrisa traviesa que siempre lograba ponerme nerviosa de la mejor manera.

ㅡVamos, ¿qué gracia tiene Halloween si no ves una película que te haga saltar de miedo? ㅡreplicó, encendiendo la televisión y empezando a buscar algo en las plataformas de streaming.

Suspiré, sabiendo hacia dónde se dirigía esto. Sunghoon adoraba molestarme, especialmente cuando sabía que tenía todas las de ganar. Y en esta ocasión, parecía muy decidido a elegir la película más aterradora de la lista.

ㅡNo me apetece ver algo de terror ㅡinsistí, poniéndome un poco más firme, y estiré la mano hacia el control remoto para intentar quitárselo.

ㅡYo ya tengo el control ㅡdijo, manteniéndolo lejos de mi alcance con una sonrisa burlonaㅡ. Si quieres elegir la película, tendrás que luchar por él.

ㅡ¿Luchar? -le pregunté, medio riendoㅡ. Esto es ridículo, Sunghoon.

Él simplemente se encogió de hombros, manteniendo su típica expresión despreocupada.

ㅡTú lo pediste ㅡrespondió, y antes de darme cuenta, estaba estirándose para poner la película de terror en la pantalla. Lo miré con ojos entrecerrados mientras él soltaba una pequeña risa al ver mi reacción.

ㅡNo, no, no ㅡdije rápidamente, lanzándome sobre él para intentar arrebatarle el control antes de que pudiera darle al play.

Sunghoon, por supuesto, no iba a dejarme ganar tan fácilmente. Con un movimiento rápido, se apartó, haciendo que cayera encima de él mientras el control remoto se nos escapaba de las manos y aterrizaba en el suelo, olvidado por completo en el calor del momento.

De alguna manera, entre risas y forcejeos, terminamos cayendo juntos en la cama, yo atrapada bajo su cuerpo mientras él me miraba con una expresión que mezclaba diversión y coquetería.

ㅡSunghoon, quítate de encima ㅡle dije, tratando de sonar molesta, aunque la verdad es que mi corazón latía más rápido de lo normal.

Él, como era de esperarse, no hizo el más mínimo esfuerzo por moverse. En cambio, apoyó su peso de manera más cómoda sobre mí, sus brazos a cada lado de mi cabeza, sus ojos oscuros fijos en los míos.

ㅡNo ㅡrespondió con una sonrisa pícaraㅡ. Estoy demasiado cómodo aquí.

ㅡ¡Sunghoon! ㅡprotesté, intentando empujarlo, pero él era más fuerte y simplemente se acomodó más, como si realmente estuviera en su lugar ideal.

ㅡDe verdad, esto es cómodo ㅡrepitió, inclinándose un poco más hacia mí. Su aliento cálido rozó mi piel, y sentí un cosquilleo recorrer mi cuerpo.

Justo cuando estaba a punto de decir algo más, él se inclinó y me besó. Fue un beso suave, pero lleno de esa chispa que siempre me hacía olvidarme del mundo alrededor. Mi protesta quedó en el aire, reemplazada por el ritmo tranquilo y familiar de sus labios moviéndose contra los míos. Era imposible resistirse, y por un momento, me rendí a la sensación de tenerlo tan cerca.

Pero entonces, un golpe en la puerta rompió el momento, haciéndome apartarme de él rápidamente.

ㅡDebe ser un truco o trato ㅡdije, recuperando el aliento mientras me deslizaba fuera de la cama.

Sunghoon me miró desde donde estaba aún tendido en la cama, sus ojos brillando con diversión.

ㅡLos niños pueden esperar ㅡdijo con su tono coqueto, extendiendo la mano hacia mí para intentar detenerme.

Pero yo ya estaba fuera de su alcance, dirigiéndome hacia la puerta con una sonrisa en el rostro.

ㅡNo, no pueden ㅡrespondí, mirando sobre mi hombroㅡ. Y tú deberías dejar de ser tan molesto.

Lo escuché reír mientras salía corriendo de la habitación para abrir la puerta. Cuando llegué al recibidor, ya podía oír las risitas y murmullos de los niños esperando del otro lado. Abrí la puerta y me encontré con un grupo de pequeños disfrazados, algunos como fantasmas, otros como superhéroes, y uno que parecía ser un pirata.

ㅡ¡Dulce o truco! ㅡgritaron todos al unísono, levantando sus pequeñas bolsas con la esperanza de llenarlas de golosinas.

Sonreí y les di una buena cantidad de dulces a cada uno, riendo ante su entusiasmo y los agradecimientos que me daban antes de correr hacia la siguiente casa.

ㅡ¡Gracias! ㅡgritaron mientras se alejaban, y yo cerré la puerta, volviendo a caminar hacia mi habitación.

Cuando regresé, Sunghoon seguía en la cama, mirándome con esa sonrisa encantadora que tanto me gustaba, aunque en este momento solo podía pensar en lo terriblemente molesto que podía ser.

ㅡ¿Qué? ㅡpregunté, arqueando una ceja al ver que aún tenía esa expresión en su rostro.

ㅡNada ㅡrespondió, todavía sonriendoㅡ. Solo que te ves increíblemente guapa cuando estás de buen humor.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír un poco.

ㅡSiempre estás coqueteando ㅡdije, sentándome a su lado.

ㅡSolo cuando es contigo ㅡreplicó, acercándose de nuevo para darme un beso en la mejilla.

Me quedé mirando la pantalla de la televisión, donde la película de terror aún estaba en pausa.

ㅡ¿De verdad tenemos que ver eso? ㅡle pregunté, sabiendo que probablemente ya había ganado la discusión.

Sunghoon suspiró, cediendo.

ㅡEstá bien, tú ganas ㅡdijo con fingida resignaciónㅡ. Pero solo porque ya tuve mi premio antes.

Me sonrojé, recordando el beso que habíamos compartido antes de que los niños llamaran a la puerta. Sunghoon siempre sabía cómo desarmarme con solo unas pocas palabras, y aunque a veces podía ser irritante, había algo en su coquetería que siempre me hacía sonreír.

ㅡEres imposible, Park Sunghoon ㅡle dije, lanzándole la manta mientras me recostaba en la cama a su lado.

Él solo rió, acomodándose a mi lado, y juntos empezamos a ver la película que yo había elegido. Aunque, conociendo a Sunghoon, probablemente no pasaría mucho tiempo antes de que encontrara otra manera de distraerme. Pero esa era nuestra dinámica, y en noches como esta, no lo cambiaría por nada del mundo.

La noche siguió su curso, con risas, bromas y pequeños gestos románticos que hacían de cada momento algo especial. Y aunque no era la típica celebración de Halloween con sustos y gritos, era nuestra manera de pasarla juntos, lo cual lo hacía perfecto.

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