𝟭𝟰.
Amelia se encontraba caminando hacia el auto de su novio mientras que este se encontraba a su lado pero la castaña simplemente no le prestaba atención a ya que no podía dejar de pensar en lo que había pasado con aquel rubio.
— ¿Estás emocionada de que pronto será tu cumpleaños? —Amelia asintió para luego volver a sumergirse en sus pensamiento, pensando específicamente en un peculiar y sensual rubio de rizos hermosos—. ¿Amor?, ¿Me estás escuchando?
— No lo siento, es que estaba pensando algo sin importancia, no te preocupes. —Ares asintió para luego besar la mejilla de su chica y pasar su brazo por el hombro de Amelia.
— Te decía que ya tengo tu regalo de Cumpleaños, pero es sorpresa. —Amelia sonrió para luego asentir—. Siento que te gustará.
— Sabes que no me importa que me regales o no Ares, estoy muy bien así. —Ares negó mientras acariciaba el cabello de la chica.
— No dejare de regalarte cosas, me gusta hacerlo y además, te amo.. —Amelia empezó a toser fuertemente lo que preocupó a Ares—. ¿Estás bien?
— Si, no te preocupes, ya estoy bien, mejor vámonos, papá quiere nuevamente una cena. —Ares asintió mientras abría la puerta del copiloto para cerrarle.
Amelia se encontraba en la comida familiar en la que su mamá siempre la obliga a participar, ya que según ella eso hacía que la familia estuviera más "unida".
— ¿Como les fue? —Amelia solo movía la comida que estaba en su plato mientras sonreía—. ¿Y tú por qué tienes esa sonrisa de estúpida?
— Por nada, solo son cosas sin importancia. —Edward frunció el ceño para luego limpiarse con la servilleta—. No creo que te tengan por que importar.
— Repítelo. —Edward agarró la muñeca de su hija para luego empezar a apretarla lo que provocó que Amelia se quejara—. Te estoy ordenando que lo repitas.
— No creo que te tengan por que importar. —Edward se levanta de su silla para luego darle una estruendosa cachetada a la castaña lo que provocó que todos dejaran de comer.
— Espero esto te enseñe que me tienes que respetar. —Amelia se levantó de su asiento para luego tocar su mejilla mientras lágrimas de ira salían de sus ojos, la chica corrió hacia su habitación—. ¡Amelia! ¡Vuelve aquí!
La chica cerró la puerta con seguro para luego dejarse caer, segundos después sintió como golpeaban fuertemente la puerta, la chica sollozaba mientras agarraba con ansiedad su cabello, el miedo que sentía de que su padre pudiera abrir la puerta era notorio, escuchó como los golpes de la puerta cesaron y alguien bajaba las escaleras con un claro enojo.
Amelia escuchó como la puerta de la entrada se abrió, la castaña se levantó y abrió la puerta levemente pudiendo observar como Madison Harrington, su madre se despedía de Ares, cerró la puerta para luego suspirar, la chica escuchó nuevamente como alguien subía las escaleras y hacia un golpe que Amelia reconocía pasara lo que pasara, abrió la puerta y observó como Steve se encontraba hay, la chica lo jalo para luego volver a cerrar la puerta con seguro.
— ¿Estas bien? —Amelia lo abrazó con fuerza—. Todo estará bien, te lo prometo.
— Tengo mucho miedo Steve, tengo mucho miedo. —Steve besó la cabeza de la chica.
— Pase lo que pase yo siempre te protegeré. —Steve observó cómo se empezaba a hacer notoria la mano en el cachete de la chica—. Ese animal, mira como te dejo.
— Estoy bien...
Aunque muchos pensaran que los hermanos Harrington solo se quieren por haber compartido el mismo útero, pero están equivocados, los dos siempre pasaban todo juntos, desde las peleas de sus padres hasta las agresiones que su padre le hacía a ellos, todavía recuerdan cuando los dos se escondían en el armario y Steve le tapaba los oídos a Amelia para que no escuchara como su padre le pegaba a su madre, la cual al día siguiente estaba como si nada, pero si, los mellizos Harrington han tenido que pasar por muchas cosas, pero siempre juntos....
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