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Dog Man no podía dejar de pensar en la noche anterior.

Desde el momento en que Petey se había ido, su cabeza no había parado de dar vueltas.

¿Qué significaba todo esto?

La cena, la risa, el momento en que accidentalmente le tomó la mano…

¿Era normal sentirse así por un villano?

¿Era normal que su cola se moviera sin control cada vez que veía a Petey sonreír?

—¡DOG MAN!

La voz fuerte y grave de Chief lo sacó de sus pensamientos.

Dog Man, que había estado sentado en su escritorio de la comisaría, mirando fijamente un café frío, parpadeó y miró a su jefe con cara de culpa.

—¡Llevas diez minutos con esa misma expresión de tonto en la cara! ¿Qué te pasa?

Dog Man intentó actuar normal, pero sus orejas lo delataron bajándose ligeramente.

— ¡WOF!.

—"¡Nada!", dices… Sí, claro. He sido policía por años, y te conozco, Dog Man. ¡Algo te tiene distraído!

Dog Man movió la cabeza frenéticamente, tratando de negar todo.

Chief lo miró con sospecha, cruzándose de brazos.

—No será que estás… enamorado, ¿verdad?

Dog Man entró en pánico absoluto.

Se puso tan tenso que su cola se erizó como la de un gato asustado.

—¡JAJA! ¡SABÍA QUE HABÍA ALGO RARO!

Chief lo señaló con emoción y empezó a caminar en círculos.

—¡Vaya, vaya, Dog Man! ¿Quién es la afortunada? ¿Es una perrita? ¿Es una gata? ¿ES UNA HUMANA?

Dog Man se puso rojo y sacudió la cabeza con desesperación.

—¡WOF WOF!

—¿No me lo quieres decir? ¡Eso solo lo hace más sospechoso!

Justo cuando Chief estaba a punto de seguir interrogándolo, la puerta de la comisaría se abrió de golpe.

Un policía entró corriendo, completamente sin aliento.

—¡Jefe! ¡Noticias urgentes! ¡Petey ha sido visto causando problemas otra vez!

Dog Man se puso de pie de inmediato.

¿Petey?

—¡¿Ese gato loco otra vez?! —gritó Chief—. ¡Dog Man, ve tras él!

Dog Man asintió y salió disparado por la puerta.

[ ... ]

¿Qué Rayos Estás Haciendo, Petey?

Cuando Dog Man llegó al centro de la ciudad, esperaba ver caos, destrucción… lo típico cuando Petey estaba involucrado.

Lo que no esperaba era ver a Petey en medio de la plaza pública…

…vendiendo limonada.

Sí.

Petey estaba ahí, con un pequeño puesto de limonada, usando gafas de sol y una sonrisa de lo más cínica.

Dog Man se quedó completamente confundido.

Petey lo vio y sonrió ampliamente.

—¡Oh, vaya! ¡Pero si es mi querido amigo, el oficial Dog Man!

Dog Man entrecerró los ojos.

Algo no estaba bien.

Petey nunca hacía nada sin una razón.

Se acercó con cautela, observando la mesa con un cartel hecho a mano que decía:

"LIMONADA GRATIS" (NO ES VENENO LO JURO)

Dog Man miró a Petey con incredulidad.

—¿GUAU?

—¿Que qué estoy haciendo? —Petey se encogió de hombros—. Solo vendiendo un poco de limonada. ¿Es un crimen ahora?

Dog Man olfateó la limonada. No parecía peligrosa.

Pero su instinto le decía que algo estaba mal.

—Mira, Dog Man —continuó Petey, apoyando un codo en la mesa—, sé que quieres arrestarme, pero técnicamente no estoy haciendo nada ilegal.

Dog Man lo miró con sospecha.

—Si fueras realmente bueno en tu trabajo, ya te habrías dado cuenta de mi verdadero plan.

Dog Man frunció el ceño y observó la limonada otra vez.

…Y entonces se dio cuenta.

Justo al lado del puesto, había una caja llena de pólvora explosiva.

Petey estaba usando la limonada como distracción para un robo.

Dog Man reaccionó de inmediato, saltando sobre la mesa y tratando de agarrar a Petey.

Pero Petey lo esperaba.

En un movimiento rápido, tiró un vaso de limonada en la cara de Dog Man.

—¡Toma un poco de refresco, amigo!

Dog Man se tambaleó, el líquido cubriendo su cara.

Aprovechando la distracción, Petey tomó la caja de pólvora y salió corriendo.

—¡Nos vemos, Dog Man! ¡Gracias por la visita!

Dog Man se secó rápidamente y salió tras él.

La persecución terminó en un viejo edificio abandonado.

Dog Man subió al techo y encontró a Petey sentado en el borde, sosteniendo la caja de pólvora con una mano.

No parecía apurado.

De hecho… parecía que lo había estado esperando.

Dog Man se acercó lentamente, listo para pelear si era necesario.

Pero en lugar de atacar, Petey simplemente sonrió.

—Sabes, Dog Man… Anoche fue divertido.

Dog Man se detuvo, sorprendido.

—No esperaba que realmente lo disfrutaras, pero debo admitirlo… Eres entretenido.

Dog Man sintió que su corazón latía más rápido.

—Aunque… —Petey inclinó la cabeza—. Aún eres un policía y yo sigo siendo un villano.

Dog Man bajó las orejas.

—Entonces dime… ¿qué harás ahora?

Petey se levantó, sosteniendo la caja de pólvora con una sonrisa traviesa.

—¿Me arrestarás? ¿Me dejarás ir? ¿O acaso… quieres otra cita?

Dog Man se quedó helado.

¿QUÉ?

Petey se rió ante su expresión.

—Solo bromeo… o tal vez no.

Dog Man tragó saliva, completamente confundido.

—Bueno, oficial —dijo Petey, dándole una última mirada—. Nos vemos la próxima vez.

Antes de que Dog Man pudiera reaccionar, Petey lanzó una bomba de humo al suelo y desapareció.

Cuando el humo se disipó, no había ni rastro de él.

Dog Man suspiró, sintiendo una mezcla extraña de frustración… y emoción.

Petey lo estaba volviendo loco.

Pero por alguna razón…

No podía esperar a verlo otra vez.

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