Concentrado en mirar el suelo, Beomgyu intentaba pasar por los pasillos, tratando de ser más fuerte que los empujones y codazos.

Apenas llevaba seis meses en el colegio, y ya comenzaba a odiarlo.

En Daegu iba a una escuela con chicos como él, quizás no eran todos mudos, quizás alguno incluso hablaban de más, pero con ellos se sentía cómodo, ellos estaban mal como él.

No entendía cuando su médico le dijo que ir a una escuela para chicos normales iba a ser bueno para él.

Esos chicos eran crueles, malos, que lo golpeaban en el baño de hombres, robaban su dinero o su almuerzo, eran los que dejaban pegamento en su silla, los que habían volcado una botella de coca-cola en su mochila, y los que han metido su ropa en el inodoro luego de una clase de gimnasia.

No hablaban con él más que para decirle cosas feas, lo apartaban de todos lados y sólo lo hacían sentir como una miseria.

Ya no le decía al director lo que hacían, descubrió que sólo empeoraba las cosas.

No tuvo tiempo para esquivar el pie que trabó su paso, cayendo al suelo, las manos en sus bolsillos no lo dejaron frenar, asi que su mejilla se estampó contra las lustrosas baldosas.

Escuchó risas y quiso llorar.

─ ¿Pero que mierda te pasa?

La confusión de Beomgyu aumentó, abriendo los ojos un poco más.

¿Alguien lo estaba defendiendo?

editado [13.06.21]