Durante el trayecto de la escuela a la casa de Teppei, conversamos un montón sobre diversos temas. Fue una caminata linda, y el atardecer le dio un encanto al momento. 

Supongo que ahora tendré que vivir en su casa. Él dijo que sus padres nunca están en casa, así que no seré una molestia.

Justo me está hablando de sus padres. Había recibido un mensaje que decía que ellos estarán fuera de la ciudad por su trabajo por un mes y medio. Así que por un mes y medio no tendremos de qué preocuparnos.

─¿No te molesta estar solo en tu casa?

─Nah, tengo más libertad, y nadie me obliga a hacer mis tareas.

Me río. Veo que por ser un jugador de fútbol, no le presta atención a las tareas.

─Eso debe ser hermoso. En mi mundo solamente estaba sola cuando ellos se iban a trabajar. Podía escuchar mi música de anime a todo volumen, y mirar animes sin recibir protestas.

─Wow, tu vida en el otro mundo era de lo peor.

─Espero que no descubran a Makoto...

─Por cierto, con respecto a las tareas, te iba a decir que yo nunca hago nada en todo el año, y cuando los profesores me advierten que corro peligro de ir a examen, me dan oportunidades de hacerles un trabajo para entregar o un oral, y yo les armo tremendos trabajos bien completitos y ¡pum! Apruebo el año sin hacer nada.

─Eres un capo─ rodeo sus hombros con mi brazo.

─¡Enserio! Los profesores tienen que pasarme sí o sí porque no les queda opción. Mis trabajos son perfectos.

─Al igual que tú─ lo miro fijamente a esos ojos llenos de pestañas que siempre me hacen suspirar de amor.

─Nah, no soy tan hermoso. Tú lo eres mucho más─ me toma de los cachetes y me mira a los ojos.

─Ki-kisugi...─ inmediatamente siento mi rostro arder.

─Prometo hacerte feliz, darte la felicidad que te mereces desde hace tiempo, esa felicidad que nunca tuviste en ese mundo de mierda en el que vivías─ ahora me toma de la cintura y me pega a él.

─Teppei-kun─ recuesto mi cabeza en su pecho. Mi corazón late a veinte mil por hora, lo juro.

─¿Te hago feliz?

─Obvio. Tú eres todo lo que tengo en el mundo oficialmente. 

─¿Y los otros?

─Ellos también son importantes, pero tú te ganaste mi corazón desde siempre─ le sonrío.

─¿Sabes? Jamás creí en la existencia de mundos paralelos, pero ya tengo una prueba de que sí existen─ se acerca a mi boca de a poco, para depositar un beso en ella.

Este es el momento más feliz de mi vida, en el que de veras puedo sonreír con ganas, no como en las fotos de mis recientes cumpleaños donde fingía sonreír cuando en realidad quería mandar a la mierda a todo aquel que estaba ahí.

Nos separamos y permanecimos abrazados, mirando el fin del atardecer.

FIN